viernes, 30 de septiembre de 2016

John Phillips / Pay Pack & Follow (2001)

Entre 1973 y 1979, el legendario líder de The Mamas and the Papas grabó una serie de canciones producidas nada menos que por Mick Jagger y Keith Richards, quienes junto con Mick Taylor y Ron Wood también intervinieron como instrumentistas. Las cintas se perdieron por más de diez años, pero fueron encontradas y parte del material apareció en este disco de maravilloso sonido stoniano setentero. Una joya imperdible.

Mejor tema: “She’s Just 14”


jueves, 29 de septiembre de 2016

12 X 5

12 X 5 (1964) es el segundo disco de los Rolling Stones aparecido en los Estados Unidos y por ende, el segundo que se conoció en México (en el Reino Unido apareció The Rolling Stones Vol. 2 y ambos varían en algunos de los temas incluidos).
  El álbum que aquí nos ocupa significó un cambio gradual en la evolución del grupo de la música negra al rock. Ciertamente hay aquí temas blueseros (“Confessin’ the Blues”) y souleros (“If You Need Me”, “It's All Over Now”, “Time Is on My Side”), pero la tendencia hacia el rock and roll es más notoria, no sólo por la sensacional versión de “Around and Around” de Chuck Berry sino incluso por los temas propios. La voz y la armónica de Jagger sonaban de manera estupenda y el juego de guitarras de Brian Jones y Keith Richards formaba una dupla perfectamente acoplada, mientras que la sección rítmica, con la precisión de Bill Wyman en el bajo y de Charlie Watts en la batería, daba la concisión necesaria para que el sonido del conjunto fuera tan compacto como excitante (para no hablar de la siempre magnífica contribución de quien podríamos considerar como la sexta piedra rodante, el pianista Ian Stewart).
  Las joyas de 12 X 5 son la ya mencionada “Around and Around” (aún entusiasmante), el blues de Little Walter “Confessin’ the Blues”, esa tonada rítmicamente soulera que es “ It's All Over Now” de Bobby Womack, la célebre “Under the Boardwalk” (conocida en nuestro país como “Fue en un café”) y la sensual y exitosa “Time Is on My Side”. Respecto a las composiciones propias, son bastante aceptables, en especial “Congratulations” y “Good Times, Bad Times”.
  Un estupendo segundo disco.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca No. 11, en mayo de 2004)

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Con Enrique Blanc

Tarde lluviosa en Polanco para entrevistar, en las instalaciones de la editorial Planeta, en Masaryk, a Enrique Blanc, a propósito de su nuevo libro sobre Café Tacuba.
  Me dio mucho gusto volver a verlo después de muchos años (lo recordaba diferente) y más gusto me dio ver a mi queridísima amiga Viridiana Villegas, con quien quedé de verme pronto para comer juntos.
  Tarde lluviosa y agradable.
  A pesar de lo no tan agradable que resulta usar el metro y el micro en horas pico.

martes, 27 de septiembre de 2016

Springsteen en libro y en disco

Aún no llega a mis manos el libro autobiográfico Born to Run (Simon & Schuster, 2016) de Bruce Springsteen, ya que la versión en inglés está apareciendo justo el día de hoy en los Estados Unidos, mientras que el libro en español no debe tardar en ser publicado.
  En cambio, el álbum recopilatorio Chapter and Verse (Columbia/Sony Music, 2016) salió a la venta el pasado viernes 23 y ya puede escucharse incluso en las plataformas digitales.
  Según se afirma, el disco tiene como finalidad acompañar la lectura de la autobiografía y así debe ser, porque de otra manera la grabación sólo interesaría a los fans duros de Springsteen o a quienes de plano no conozcan su obra. Digo esto porque la mayor parte de las canciones que se incluyen son de sobra conocidas, salvo tal vez las dos primeras que el llamado Jefe grabó con su grupo primigenio, The Castiles.
  Están ahí temas como “Born in the U.S.A.”, “The River”, “Badlands”, “The Ghost of Tom Joad”, “The Rising”, “Wrecking Ball” y, por supuesto, la canción que da nombre al libro: la clásica “Born to Run”. Con los Castils interpreta la original “Baby I” (con dejos de “Gloria” de Van Morrison)y la vieja y rocanrolera “You Can’t Judge a Book by the Cover” de Willie Dixon, mientras que con Steel Mill interpreta “He’s Guilty (The Judge Song)”.
  De regreso a Born to Run, el libro, se sabe que el escrito es muy franco e intimista y que se trata de las memorias de un hombre con una gran prosa, con un impecable estilo que le permite contarnos su existencia en breves y concisos capítulos que no reparan a la hora de narrar incluso los episodios más duros por los que ha pasado a lo largo de sus 67 años de vida.
  Born to Run y Chapter and Verse se complementan, pues, y nos permiten acercarnos a la vida y la obra de uno de los grandes exponentes del rock estadounidense de todos los tiempos. Vale la pena acercarse a ambos.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

lunes, 26 de septiembre de 2016

El álbum debut de Bob Dylan

No deja de ser curioso que un artista tan universal como Bob Dylan haya sido contratado, originalmente, como un cantautor para minorías. En efecto, la disquera Columbia decidió tomarlo con el único objetivo de encasillarlo en el género folk, sin imaginar las enormes potencialidades de su artista. De hecho, como a principios de los sesenta los cantantes de folk eran tan sólo intérpretes y no compositores, a Dylan se le permitió incluir únicamente dos temas propios, mismos que a la postre resultaron los mejores de su álbum debut. Bob Dylan (1962) es un trabajo disparejo pero digno, irregular pero emocionante, sobre todo si se le mira desde el tiempo y la nostálgica distancia. Guitarra acústica, armónica y la voz chillona y gangosa que caracterizaría al músico a lo largo de (casi) toda su carrera. Lo más destacable son, pues, sus dos composiciones (“Talkin’ New York” y “Song to Woody”), así como sus versiones a “In My Time of Dyin’”, “Baby Let Me Follow You Down” y “The House of the Rising Sun”.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Domingo en Coyoacán

Un domingo hermoso, plácido, con visita a los Viveros de Coyoacán para comprar unas plantas que adornarán mi balcón siempre vacío y aburrido, para darle color y vida. La idea, por supuesto, no fue mía sino de Paulina, con quien emprendí este paseo hermoso por los ámbitos coyoacaneros, incluida una comida deliciosa (en todos sentidos) en el café Ruta de la Seda, a un lado del parque Santa Catarina (ver foto). Uno de esos domingos inolvidables, lleno de buenos momentos y de un par de muy simpáticas anécdotas. Todo perfecto.

sábado, 24 de septiembre de 2016

De caballadas y senadores en bicicleta

A pocos meses de que los diferentes partidos políticos empiecen a elegir a sus respectivos candidatos para la grande (recuperemos el viejo léxico de la polaca a la mexicana), hoy son varios los nombres que se barajan en la delirante carrera por la presidencia de la república para el sexenio 2018-2024.
  Los posibles precandidatos abundan: Miguel Ángel Osorio Chong, Margarita Zavala, Miguel Ángel Mancera, José Antonio Meade, Aurelio Nuño, Eruviel Ávila, Ricardo Anaya, Rafael Moreno Valle y, last but not least, el candidato eterno: Nicolás Zúñiga y Miran..., ¡ah, no, perdón!..., Andrés Manuel López Obrador. Además, por supuesto, de los posibles candidatos independientes: Jorge G. Castañeda,  Jaime Rodríguez Calderón (alias “El Bronco”), Pedro Ferriz de Con y los que se acumulen (suena que hasta Denise Dresser se piensa lanzar a la palestra, a fin de salvar al país, y hay quienes impulsan la enloquecida idea de proponer a Carmen Aristegui, Dios nos coja confesados).
  ¿Qué tan flaca está esta caballada? Pues como que hay de todo: buenos, regulares, malos, pésimos, imposibles e indeseables. Eso sí: en su gran mayoría pertenecen a la misma clase política de la cual renegamos todos los días, aunque a veces nos regala momentos de franca comicidad y entretenimiento, como sucedió el pasado miércoles, “Día mundial sin auto”, cuando varios senadores decidieron llegar a su chamba (es un decir) en sus respectivas biclas, en un acto que –para variar– indignó a los que de todo se indignan.
  Pero quien se llevó el día fue el senador perredista Miguel Barbosa (quien me cae muy bien), al llegar en un scooter motorizado, lo que lo hizo ser personaje de innumerables memes que él mismo disfrutó con agradecible sentido del humor, ese sentido cada vez más escaso en este país de malhumorientos irredentos.
  En fin, ¿usted ya tiene a su precandidato favorito?

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 23 de septiembre de 2016

Christine McVie / Christine McVie (1984)

Este disco es una belleza, con su propuesta de pop rock y su extraordinario sentido melódico. La entonces tecladista y voz de Fleetwood Mac realizó su primer trabajo como solista y lo hizo de la mejor manera, con una serie de canciones entrañables y un grupo de invitados que incluye a Steve Windwood, Eric Clapton y Lindsay Buckingham. Esplendoroso.

Mejor tema: “One in a Million”

jueves, 22 de septiembre de 2016

El arte de armar cassettes

Era una costumbre muy peculiar y bastante generalizada, sobre todo a fines de los años ochenta y principios de los noventa del siglo pasado. Aunque ya desde los setenta era posible hacerlo, cuando la tecnología añadió a los viejos tocadiscos la doble casetera y aparecieron los primeros cassettes vírgenes (es decir, grabables).
  Grabar un cassette a la novia, al novio o a la persona que nos quitaba el sueño (aunque también a los cuates que compartían el gusto por la música y con quienes nos gustaba compartir) se convirtió en hábito para muchos melómanos. Yo lo hice muchas veces y grabé infinidad de casetitos con diversas selecciones de canciones. Porque el chiste era personalizarlos y tratar de encontrar la música que le gustaba a la destinataria. Era una forma, sí, de (tratar de) ligar.
  ¿Qué cassette le grabaría hoy a la mujer que me mueve el piso y permanece estacionada impunemente en mi cabeza? ¿Cuáles canciones incluiría? Haré el experimento y supondré que pongo esas piezas en un cassette de 60 minutos. Estás grabaría:

1. “Michelle” (The Beatles)
2. “Let My Love Open the Door” (The Who)
3. “I And Love And You” (The Avett Brothers)
4. “Je veux” (Zaz)
5. “L’Amour” (Carla Bruni)
6. “Make You Feel My Love” (Bob Dylan)
7. “For No One” (The Beatles)
8. “You Are So Beautiful” (Joe Cocker)
9. “Wonderful Tonight” (Eric Clapton)
10. “God Only Knows” (The Beach Boys)
11. “Suzanne” (Leonard Cohen)
12. “Wild Horses” (The Rolling Stones)
13. “Since I’ve Been Loving You” (Led Zeppelin)
14. “Crazy Little Thing Call Love” (Queen)
15. “I Can’t Stop Loving You” (Ray Charles)
16. “All Day and All of the Night” (The Kinks)
17. “Bésame mucho” (Consuelo Velázquez)
18. “Hey Jude” (The Beatles)

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Los 55 de Jorge

Hoy mi hermano menor, José Jorge, habría cumplido 55 años. Falleció hace ocho años, en abril de 2008, cinco meses antes de llegar a los 46. Debió vivir mucho más. Lo extraño, lo extrañamos, te extrañamos.

martes, 20 de septiembre de 2016

Maná contra Peña Nieto

“No porque tocamos para Obama quiere decir que tocaremos para Peña Nieto”, declaró –palabras más, palabras menos– Fher de Maná, hace poco más de una semana, y su combativa (es un decir) postura se radicalizó (es otro decir) cuando el sábado pasado, mientras el grupo participaba en un festival organizado por el programa radiofónico El show de Piolín (sic), del conductor mexicano Eddie “Piolín” Sotelo, en Los Ángeles, California, el mismo Fher dijo que “todo el país está muy indignado, no creo que el presidente vaya a renunciar, pero el país ya está harto; no sé qué va a pasar, pero eso que pasó ayer que no fueron sino ocho mil gentes (resic) al Zócalo es una prueba de que el pueblo no estamos contentos (contrarresic)”. El baterista Alex González no quiso quedarse atrás y exclamó: “Es increíble que todavía no se ha dado una solución al caso Ayotzinapa, no hay respuestas para todos esos familiares que están tan desesperados por saber qué es lo que pasó con sus hijos”.
  Uno respeta que cualquier mexicano se inconforme con el gobierno y lo diga, para eso existe la libertad de expresión. Quizás el cantante tapatío exageró un poco al decir que sólo hubo ocho mil personas en la plancha del Zócalo para escuchar el Grito del pasado 15 de septiembre y lo dicho sobre Ayotzinapa podría significar que Alex no está al tanto de que existen cerca de cien detenidos relacionados con el caso, entre ellos el ex alcalde de Iguala José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, a quienes se vincula con Guerreros Unidos, el cartel que presuntamente habría asesinado a los 43 estudiantes normalistas, aunque es cierto que falta mucho por aclarar.
  Esperemos que nadie revire sus declaraciones y diga que el pueblo tampoco está contento con Maná y que a pesar de las críticas indignadas a su música siempre idéntica, ellos se niegan a renunciar e insisten en seguir grabando.
  Pero no, no creo que eso suceda. Todos amamos a Maná.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario

lunes, 19 de septiembre de 2016

Patria o muerte en territorio chavista

¿Cómo se vivió en Venezuela la noticia de la enfermedad de Hugo Chávez y su posterior deceso? El escritor caraqueño Alberto Barrera Tyszka nos lo cuenta en Patria o muerte (Tusquets, 2016), por medio de varios personajes locales, cuyas vidas se desarrollan de manera independiente y luego se entrecruzan, para dar como resultado una estupenda novela política.
  Con un estilo ágil, claro y ameno, el autor arma una estructura narrativa muy inteligente que no deja cabos sueltos y nos muestra el ambiente de tensión e incertidumbre, de encono y desconfianza, de crisis y escasez, de soledad y falso comunitarismo en la Venezuela chavista, infiltrada y en muchos sentidos manejada por el gobierno cubano.
  No es un libro que tome partido, no se trata de un relato tendencioso y maniqueo. Por el contrario, es un texto que mira con simpatía y comprensión a los diversos sectores e individuos en pugna, en un país tocado por esa extraña utopía militarista, supuestamente socialista e iluminada, que fue, que es, el neobolivarismo.
  Una obra imperdible.

(Reseña que me publicó el día de hoy el sitio máspormás)

domingo, 18 de septiembre de 2016

Las buenas vibraciones de 1966

Hay años clave en la historia del rock y 1966 es uno de ellos (de hecho, podríamos hablar de un lustro clave que va de 1966 a 1971, pero esta vez prefiero centrarme en la anualidad que da título a este texto, ya que se cumple exacto medio siglo de la misma).
  1966 se significó, dentro del mundo del rock internacional, como el año en que se consolidaron los cambios que empezaron a darse en 1964 y 1965. Fue el año en que la psicodelia surgió en pleno y los músicos comenzaron a tomar conciencia de que su música podía lograr grados de trascendencia que iban más allá del corsé de las canciones de tres minutos exigido por las radiodifusoras y las disqueras.
  1966 fue también un año de grandes grabaciones, de discos extraordinarios, del surgimiento de los dos primeros álbumes dobles en la historia del género: el Blonde on Blonde de Bob Dylan (aparecido el 16 de mayo) y el Freak Out de Frank Zappa & the Mothers of Invention (su disco debut, publicado dos meses después).
  Así, mientras en Vietnam la guerra proseguía, en Inglaterra se celebraba la Copa Mundial de futbol, en los cines triunfaban cintas como Alfie y Blow Up y los Beatles daban sus últimos conciertos, muchos músicos de rock producían discos fenomenales en la Gran Bretaña y los Estados Unidos.
  1966 es el año de Revolver de los propios Beatles, Pet Sounds de los Beach Boys, The Piper at the Gates of Dawn de Pink Floyd, Aftermath de los Rolling Stones, Face to Face de los Kinks, A Quick One de The Who, Sunshine Superman de Donovan, Fresh Cream de Cream, Takes Off de Jefferson Airplane, If You Can Believe Your Eyes and Ears de The Mamas & the Papas, Over Under Sideways Down de los Yardbirds y Parsley, Sage, Rosemary and Thyme de Simon and Garfunkel, además del homónimo álbum debut de Buffalo Springfield, con Stephen Stills y Neil Young a la cabeza.
  Fue también un año de grandes canciones en el pop y el rock. Los ejemplos sobran: “Paint in Black” de los Rolling Stones, “The Sounds of Silence” de Simon and Garfunkel, “Good Lovin’” de los Young Rascals, “Monday Monday” de The Mamas and the Papas, “When a Man Loves a Woman” de Percy Sledge, “Wild Thing” de los Troggs, “Summer in the City” de los Lovin’ Spoonful, “Sunshine Superman” de Donovan, “Last Train to Clarksville” de los Monkees, “Reach Out I’ll Be There” de los Four Tops, “Hanky Panky” de Tommy James y los Shondells, “96 Tears” de Question Mark and the Mysterians, “We Can Work It Out” y “Paperback Writer” de los Beatles y esa incomensurable composición de Brian Wilson que es “Good Vibrations”.
  También hubo melodías muy curiosas, como la instrumental “Winchester Cathedral” de la New Vaudeville Band, la militarizada “Balada de los boinas verdes” de Barry Sadler y la famosa “These Boots Are Made for Walking”, de Nancy Sinatra, cuyo padre, Frank, popularizó ese mismo año “Strangers in the Night”.
  ¿Y en México? Bueno, se seguían haciendo covers a diestra y siniestra y, según anota Federico Arana en su libro Guaraches de ante azul, los Hooligans exigían públicamente a Manolo Muñoz que se buscara sus propios éxitos, mientras que en el viejo Auditorio Nacional se celebraba el festival “Ritmos 66” con Javier Bátiz, los Dug Dugs, Los Belmonts, Ela Laboriel, Hilda Aguirre, Los Yaki, Los Johnny Jets y el ballet de Chucho Zarzosa. Las canciones más populares del año fueron “El último beso”, con Polo, y “La banda borracha”, con Mike Laure.
  Así las cosas hace exactos 50 años.

(Mi columna "Comunicación cortada" de este mes en el periódico cultural La Digna Metáfora)

sábado, 17 de septiembre de 2016

De rebeliones en la granja y asesores chafas

¿Quiénes serán los asesores de Andrés Manuel López Obrador en materia de comunicación social? ¿Quiénes serán los publicistas (creativos, los llaman) que le propusieron ese “promocional” de risa loca en él don Peje hace una alegoría (es un decir) completamente fallida de la novela Rebelión en la granja de George Orwell? En su afán por animalizar a la mafia en el poder, AMLO termina por proponerse como cabeza de una rebelión nacional en la granja (“pacífica”, aclara el tabasqueño, al tiempo que extrae con cierto retraso un pañuelo blanco), sin reparar en que el líder de dicha granja, en el relato orwelliano, es un personaje que representa satíricamente nada menos que a José Stalin.
  Mi conclusión es que tanto Andrés Manuel como la gente que le hace la publicidad en Morena jamás han leído a Orwell y mucho menos el libro en el cual supuestamente se inspiraron. De otro modo, no se explica semejante tontería. A menos que los haya traicionado el subconsciente y lo que están proponiendo al país, a partir del 2018, es una dictadura intolerante, totalitaria y represora de las libertades, como la que implanta Napoléon, el cerdo despótico que se convierte en gran tirano de la granja orwelliana.
  Y justo lo difunden en pleno septiembre, el mes de la independencia y la libertad. Vaya autogolazo.
  Los políticos mexicanos deberían elegir mejor a sus asesores o ya de plano prescindir de ellos. Ya vimos lo que le pasó al presidente Peña Nieto por hacer caso a quienes le propusieron invitar a Donald Trump (aunque se diga que también invitaron a doña Hillary): el entuerto en que lo metieron fue de antología y ahora vemos el resbalón de AMLO y su inenarrable granja de animalitos.
  Propongo que el siguiente anuncio del líder de Morena se base en la Metamorfosis de Kafka o en Gargantúa y Pantagruel de Rabelais. Seguro sus asesores producirían otro promo de carcajada.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

viernes, 16 de septiembre de 2016

Sergio, a seis años

Hoy hace seis años que se fue mi hermano mayor, el cineasta Sergio García Michel. Lo recuerdo con amor y nostalgia por todo lo que vivimos juntos. Aquí él, al lado de Luis Buñuel.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Led Zeppelin IV o el álbum de los cuatro signos

La piedra de toque de Led Zeppelin y uno de los discos más importantes en la historia del rock. Conocido popularmente como Led Zeppelin IV (1971), el álbum sin nombre es una obra maestra de principio a fin. Con una sabia mezcla de rock duro, blues, folk y hasta entrañable rock’n’roll a la Little Richard, este plato inauguró el estilo de lo que se llamaría heavy metal. No es sin embargo un trabajo que haya surgido de la nada, ya que continúa y perfecciona lo hecho en sus tres viniles anteriores, sobre todo en el injustamente despreciado opus III.
  Épico, místico, majestuoso, solidamente perfecto, este cuarto disco va de la rítmica y contagiosa sencillez de la rocanrolera “Rock and Roll” a la dulzura de la sutil “Going to California”, de la pesada complejidad de la contundente “Black Dog” al potente sentido bluesero de la apocalíptica “When the Levee Breaks”, de la divertida y crítica ironía antihippie de “Misty Mountain Hop” a la magia folky de la epopéyica “The Battle of Evermore” (con la hermosa voz de Sandy Denny, primera persona invitada en un disco del grupo) y del sentido funk de la inventiva “Four Sticks” a la grandeza sin igual de la inigualable “Stairway to Heaven”, síntesis de todo un álbum de proporciones colosales.  
  Mención aparte merece la ya señalada “When the Levee Breaks”, impresionante recreación de un viejo blues de la compositora y cantante Memphis Minnie, al cual Led Zeppelin reviste de poderío con un arreglo escalofriante en el que las guitarras de Page, la batería de Bonham, el apoyo del bajo de Jones y la voz y la armónica de Plant se funden de manera prodigiosa para levantar una torre de sonido que crece indetenible y estalla en una lluvia de fuego musical que es digno final para este álbum sempiterno.
  Un clásico si los hay.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial No. 6 de La Mosca en la Pared, dedicado a Led Zeppelin y publicado en noviembre de 2003)

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Alain baterista

Tenía tan sólo once años. Era marzo de 1994. Los Pechos Privilegiados hacíamos nuestra segunda presentación pública, en el Museo de Culturas Populares, en Coyoacán. Cuando llegó la hora de interpretar mi canción "Todo eso", mi hijo Alain subió al escenario y nuestro baterista, el gran Demetrio "Démex" García, le dejó su lugar. Démex tocaría la armónica y Alain se adueñó a la perfección de tambores y platillos. Fue una gran noche, aunque ya habíamos hecho el mismo número un mes antes, el 11 de febrero de ese mismo año, durante la presentación del ejemplar No. 1 de la flamante revista La Mosca en la Pared, en El Antro, ubicado en Huipulco, Tlalpan. Buenos recuerdos.

martes, 13 de septiembre de 2016

Jack White, ese conservador

Pocos músicos actuales con tal devoción a las raíces del rock que Jack White. Lo suyo es una pasión por el blues, el folk, el country, el rock clásico y ello ha quedado reflejado en toda su obra, ya sea con The White Stripes, The Racounteurs, The Death Weather o en su fructífera carrera como solista.
  White reaparece discográficamente con un álbum doble recopilatorio, en el que recoge mucho de lo que ha hecho en todos sus proyectos con base en la guitarra acústica. De ese modo, en este Jack White Acoustic Recordings 1998-2016 (Three Man Records, 2016) se incluyen 26 composiciones sin desperdicio que nos dan una dimensión asombrosa del talento musical de este hombre.
  El disco uno está dedicado de manera casi exclusiva a canciones de los White Stripes (de las catorce presentadas, trece son del entrañable dueto que el buen Jack conformaba con su ex esposa, Meg White). En ese conjunto de piezas podemos apreciar cómo este músico es capaz de escribir melodías muy diversas, sin perder jamás la esencia de los géneros. De este primer plato podemos destacar joyas de la discografía de las Rayas Blancas como “Sugar Never Tasted So Good”, “Apple Blossom”, “We’re Going to Be Friends”, la inédita “City Lights” y la sensacional “Well It’s True That We Love One Another”, a tres voces, con Holly Golightly y Meg White.
  El segundo disco está conformado por una docena de cortes que incluye nuevas mezclas de canciones grabadas con los Raconteurs o en los álbumes solistas de White. Un ejemplo es “Top Yourself”, retrabajada a manera de espléndido bluegrass; otro, la intensa “Carolina Drama” en una reversión acústica. Otros tracks destacados son los muy conocidos “Love Interruption”, “Blunderbuss” y “Hip (Eponymous) Poor Boy” (este en una toma alterna), además de joyas como “Love Is the Truth” y “Want and Able”.
  Un álbum fantástico que no hace sino confirmar la calidad de este purista, de este conservador de lo mejor de las raíces originarias del rock.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

lunes, 12 de septiembre de 2016

¿Qué es una relación abierta?

A mi modo de ver, una relación abierta, libre, es aquella en la que los novios, amantes, compañeros 
–o como se les quiera llamar– viven su amor sin ataduras impuestas por los convencionalismos sociales y, sobre todo, sin sentir y/o creer que la otra persona es de su propiedad. Esa es para mí la gran clave de los infiernos en que suelen convertirse tantas relaciones: el sentido de propiedad privada sobre la otra persona.
  ¿De dónde nos viene la absurda idea de que el otro o la otra nos pertenece y que por tanto nadie puede acercársele y ella no puede acercarse a nadie más, con la intención que se le venga en gana? Es parte de la educación judeocristiana occidental que recibimos y que sirve para cimentar a la familia como el núcleo de una sociedad clasista, cooptada, limitada, enajenada, en la que el principio del placer es sacrificado en aras del principio de la realidad, pero de una realidad que nos es impuesta más allá de nuestra naturaleza. El alegato suena quizás un tanto marxista-freudiano-marcusiano-wilhelmreichiano, pero es real. Nos sentimos dueños de nuestras parejas o de nuestros hijos, como nos sentimos dueños de un coche o de una casa. Queremos imponer la propiedad privada sobre las personas como si siguiéramos en la época del esclavismo o el feudalismo. Yo no comparto esos principios: los rechazo de hecho.
  Cuando uno se apodera o cree apoderarse de otra persona (lo cual es una ilusión y un síntoma de inseguridad), trata siempre de tenerla bajo su control. Por eso está al pendiente de todos y cada uno de sus movimientos y recela de todo y de todos. La desconfianza campea, se empieza a ver como enemiga a toda persona que pueda representar "un peligro" y se comienza a atormentar a la persona que supuestamente se ama. Pero en realidad a quien se ama es a uno mismo o ni siquiera eso. Las relaciones convencionales están basadas, por tanto, en el sentido de la propiedad (de ahí los contratos matrimoniales) y las justificamos con una idea falsa del amor, ya que el verdadero amor busca antes que nada la felicidad del otro.
  Limitar una relación abierta (o libre) a una mera cuestión sexual o a una licencia para acostarse con otros u otras es una perspectiva demasiado estrecha. La libertad en el amor va mucho más allá y tiene que ver con la plena realización de las personas, sin limitaciones, sin obstáculos. Enmarcar una relación de pareja dentro de la monogamia es válido, si ambas partes están de acuerdo. Pero si es sólo una la que quiere eso y se convierte en guardia y carcelera de la otra, eso deja de ser amor, así lo queramos justificar con frases como "es que la amo", "es que estoy enamorado de ella", "es que sin ella no puedo vivir". Egoísmo puro. Miserabilismo infame. Mezquindad extrema. El modo más absurdo y desgastante de vivir una relación.
Para mí, el amor tiene que disfrutarse, no que sufrirse. Por eso debe ser ante todo libre. De lo contrario será cualquier cosa, menos amor.

(Texto que escribí en 2011)

domingo, 11 de septiembre de 2016

Luis de Llano y sus Expedientes pop

El género literario de la autobiografía, de los libros de memorias, no es tan común en México como debería serlo. Pocos son los que se atreven a contar su vida con detalle y Luis de Llano Macedo es uno de ellos.

Luis de Llano me recibe en su amplia e iluminada oficina de la serpenteante calle Altavista, al sur de la Ciudad de México. Nos conocimos en 1974, cuando él producía para Canal 4 el programa musical La hora cero y yo pude presentarme en dos emisiones, al lado de mis compañeros, los hermanos Adolfo y Federico Cantú, con Octubre, nuestro proyecto musical de tres guitarras y tres voces. Luego de 42 años nos volvemos a topar y recordamos aquella serie que Luis menciona someramente en su flamante libro, Expendientes Pop, editado por Planeta.
  En ese volumen de casi 300 páginas, De Llano narra con detalle su vida desde mucho antes de nacer, ya que comienza por contarnos acerca de sus antepasados más o menos inmediatos, como su abuelo paterno, Francisco Llano de la Encomienda, militar español del bando republicano, o su abuela materna, Julia Guzmán, escritora espléndida y mujer que desafió los convencionalismos de su época. Pero también nos cuenta de su padre, el revolucionario de la radio y la televisión Luis de Llano Palmer (creador de personajes que forman parte de la cultura popular mexicana, como El Monje Loco y la Doctora Corazón), y de su madre, la icónica actriz mexicana Rita Macedo, además –por supuesto– de su hermana Julissa.
  Muchas son las palabras y conceptos con los que podemos asociar al autor de Expedientes Pop y de los que habla en su libro: rock nacional, Spitfires, Alta Tensión, Cachunes, Microchips, Televisa, Alcanzar une estrella, Kabah, Fresas con Crema y varias más, aunque a mi parecer, las tres que quizá más lo marcan y señalan su ruta profesional son Timbiriche, Avándaro y televisión. Por eso le planteo a De Llano la primera cuestión.
  –Desde hace tiempo, sostengo la teoría de que los verdaderos antecesores del actual rock que se hace en México son Soda Stereo y Timbiriche. Como creador de este último, ¿te consideras uno de los padres del rock nacional?
  –Los miembros originales de Timbiriche eran hijos de actores que se la pasaban de groupies en los foros de televisión. Algunos de ellos, como Benny, desde chiquitos hacían imitaciones de Kiss y otros grupos. Cuando había algún programa especial, por ejemplo con Miguel Bosé, ahí andaban siempre. Al verlos tan entusiastas de la música, decidimos hacer algo con ellos. Formé un equipo de producción y empezamos a ensayar, a montar números musicales y a grabar. Nunca imaginamos que el proyecto iba a crecer tanto. Pero coincidió con el surgimiento de grupos similares como Parchís, aunque la música de Timbiriche tenía una base más rocanrolera, quizá porque con ellos trabajaban roqueros que no tenían chamba, como Ricardo Ochoa o los que entonces conformaban a las Insólitas Imágenes de Aurora y que luego serían Caifanes. Benny, Diego y Erick aprendieron a tocar con ellos. Pero aunque se burlen de mí, la llamada generación Timbiriche se educó musicalmente con el grupo, aprendió a ir a conciertos sin miedo y sin hacer desmanes. Luego vino Microchips, con Jay de la Cueva y otros chavitos, que era un grupazo. Sonaban muy bien en vivo y grabaron ocho discos. Tanto Timbiriche como Microchips casi no hacían covers, eran canciones originales y ciertamente creo que, como dices, influyeron a las futuras generaciones de roqueros.
  –¿Y qué me dices de Avándaro, qué tanto te marcó ese festival?
  –Avándaro fue un fenómeno en el que por primera vez se juntaron más de 250 mil jóvenes sin razones políticas y no pasó nada malo. No hubo peleas, no hubo violaciones, no hubo ningún asalto. Ahí, chavos de todas las clases sociales se reunieron, se empaparon, se enlodaron, oyeron música como iguales y sin el menor problema. Hubo una especie de comunión, por dos días desaparecieron las clases sociales. Fue el principio de un cambio. Luego vendría la satanización hipócrita del festival y la condena del rock que se volvería underground a la fuerza por muchos años. Pero todo fue más por causas políticas, por las diferencias que había entre Carlos Hank González y gente del gobierno federal como Mario Moya Palencia. En los siguientes años, no existió un apoyo real al rock por parte de la televisión, solito subsistió, hasta que surgieron cosas como Comrock y  Rock en tu idioma.
  –Dicen algunos que la televisión es una caja idiota.
  –Tenemos la tendencia de ponerle nombres a las cosas que satanizamos. A la televisión la llamaron la caja idiota porque supuestamente te hipnotizaba. Pero con esa lógica, ahora habría que decirles aparatos idiotas a las tablets, a los smartphones, a los videojuegos y demás. Las nuevas generaciones son multitask. Al mismo tiempo que ven la tele, están manejando sus iPads y sus iPhones y los entrelazan o se interconectan entre ellos y tienen lenguajes propios. Pero lo más duro es la soledad on line en que muchos de ellos viven. No sé si eso sea idiota.

(Publicado hoy en "El ángel exterminador" de Milenio Diario)

sábado, 10 de septiembre de 2016

El Santo Conapred y sus aliados

“Puedo estar en desacuerdo con lo que dices, mas defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”, reza –palabras más, palabras menos– la frase atribuida a Voltaire (aunque en realidad jamás la pronunció: fue su biógrafa británica Evelyn Beatrice Hall quien se la adjudicó en el libro Los amigos de Voltaire de 1906). Sin embargo, el espíritu de esa sentencia viene muy al caso en estos días en que la libertad de expresión se ha puesto en entredicho, a raíz del artículo de Nicolás Alvarado sobre Juan Gabriel, publicado en las páginas de Milenio.
  Con asombro, he leído sesudas justificaciones, de gente pretendidamente ilustrada, para justificar diversas limitantes a esa libertad, todo en aras de proteger a la corrección política que nos ahoga cada vez más. Incluso se acusa de ingenuos a quienes pensamos que la libertad de expresión es inatacable y que más vale pecar de permisivos y abiertos, aun en los casos en que quienes se expresen caigan en “excesos”, que tratar de poner trabas, reglamentaciones y censuras.
  Cierto que la libertad de expresarse debe ser responsable y para ello, quienes la ejerzan tienen que dar la cara y firmar lo que digan. Escribir críticas y denuestos desde el anonimato, como suele hacerse en las redes sociales o en los comentarios al pie de diversos textos en los medios digitales, no es libertad de expresión sino cobardía muchas veces vil y oligofrénica.
  Yo defiendo sin cortapisas la libertad de Nicolás Alvarado para decir lo que se le venga en gana y no veo por qué instituciones como el Conapred deban lanzarle advertencias y hasta “invitaciones” a reeducarse, como si estuviéramos en la China Roja de Mao o en la Cambodia de Pol Pot.
  Defiendo, pues, la libertad de no seguir la corriente, de disentir y no sólo del poder o de los políticos, sino de esa enorme e informe claque que es la masa anónima e intolerante de los políticamente correctos. Lo que menos necesitamos es un nuevo tribunal del Santo Oficio.

(Publicado el día de hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 9 de septiembre de 2016

Chuck E. Weiss / Extremely Cool (1999)

Weiss regresó a los terrenos discográficos después de dieciocho años de ausencia y lo hizo con este álbum lleno de honestidad y emoción. Producido por Tom Waits, Extremely Cool recorre algunos de los estilos de la llamada root music de los Estados Unidos, del blues al folk y del country al zydeco. Un disco que es en sí mismo un objeto precioso.

Mejor tema: “Devil with Blue Suede Shoes”

jueves, 8 de septiembre de 2016

Clapton


No es el mejor guitarrista de la historia del rock y mucho menos de la historia del blues. No posee las cualidades técnicas de un virtuoso y tampoco hace ostentación de su velocidad a la hora de atacar las cuerdas de su instrumento (casi siempre una Fender Stratocaster). Sin embargo, Eric Clapton posee ese don del cual muy pocos pueden pueden presumir: el de la expresividad musical. 
  La guitarra de Clapton habla, dice cosas, transmite sensaciones y sentimientos. Cuando alguien lo bautizó irónoicamente como “Mano lenta” (Slowhand), no hizo sino definir el estilo que a lo largo de los años iría depurando este músico británico, hasta convertirlo en un artista pleno y depurado. Porque uno lo ve y lo escucha tocar y parece que lo que él hace es la cosa más sencilla del mundo. Los dedos de su mano izquierda se deslizan por el brazo de la guitarra con una facilidad pasmosa, mientras los de la mano derecha sostienen la púa que da los toques melódicos, armónicos y rítmicos necesarios para convertir a una canción o al solo de la misma es un lenguaje que pareciera provenir del cielo. No en vano, al principio de su carrera, cuando aún tocaba con los Yardbirds, en los muros de Londres aparecían grafittis con la leyenda “Clapton es Dios”. 
  Sin embargo, tanta felicidad musical contrasta con la sufrida existencia de este hombre, quien a lo largo de su vida ha pasado por cualquier cantidad de desgracias. Sólo así se explica, quizá, que su sensibilidad esté tan cercana a la de los negros que hacen del blues un canto de dolor y, en ocasiones, también de melancólica alegría. Yardbirds, Bluesbreakers, Cream, Blind Faith, Derek and the Dominos: nombres de bandas que han visto a Clapton como su epicentro, como su núcleo, como su ombligo. 
  La carrera de este guitarrista único e incomparable es como una epopeya griega, pero también como un drama shakespeareano. Podrá haber mejores ejecutantes que él, pero muy pocos pueden presumir de la mayor virtud de Eric Clapton: es un blanco -y para colmo inglés- que tiene el blues.

(Publicado originalmente en el Especial de La Mosca en la Pared No. 38, de marzo de 2007. El texto lo escribí a manera de prólogo).

miércoles, 7 de septiembre de 2016

El desertor

Esto no lo he contado, pero una vez fui un desertor militar. Bueno, lo de militar es relativo...
  Año de 1965. Yo tenía diez años de edad y acababa de entrar al colegio Espíritu de México, en Tlalpan, dirigido por sacerdotes salesianos (aunque el profesorado era civil). Luego de estar cuatro años en un colegio de monjas (el Hernán Cortés, también en Tlalpan), pero mixto, era mi primera experiencia en un centro escolar para puros hombres.
  Yo aún no descubría mi vocación musical y quizás empecé a vislumbrarla cuando al poco tiempo de iniciadas las clases, vi una convocatoria para integrarse a la banda de guerra del colegio. Me encantó la idea y me imaginé tocando el tambor cada lunes, en la ceremonia a la bandera, e incluso en algún desfile de escuelas. Así que me apunté y una tarde, en la primera cita para los nuevos integrantes de la banda, me dijeron que los tambores ya estaban cubiertos y que tendría que tocar la corneta (sin albur). Frustrado, acepté a regañadientes y esa misma tarde me di cuenta de que jamás iba a poder sacarle ya no digamos una nota, sino un sonido a aquel instrumento de metal. Por más que soplaba, aquello no sonaba y algunos compañeros se rieron de mí.
  No regresé al siguiente ensayo. Deserté vilmente a la banda de guerra. Por fortuna, no hubo represalias o castigos. Tal vez se dieron cuenta de que como cornetista no tenía futuro alguno y prefirieron no buscarme. Creo que mi futuro como tamborilero y baterista también quedó sepultado ese día. Chi lo sai.

martes, 6 de septiembre de 2016

El misterio de Faralae

Cuando se conjugan el talento, el buen gusto, la alegría de vivir, la sensibilidad, la gracia, el virtuosismo y la sencillez en un proyecto musical, uno no puede más que rendirse, abrir los oídos y la mente y dejarse llevar por las notas, los compases, los ritmos, las atmósferas.
  El jazz que se hace en México siempre ha gozado de cabal salud y en el país, los buenos músicos del género se dan de manera más que natural. Por eso no es de extrañar que el grupo Faralae sea capaz de causarnos tantas sensaciones y tantas emociones cuando lo escuchamos en disco o en directo.
  Ya sea en su versión como quinteto o como dueto, el sonido de este proyecto resulta siempre placentero. Como quinteto han sacado un disco que no tiene desperdicio. Cadáver exquisito (Sonidos y sabores del mundo, 2016) es un plato delicioso de strafalarium jazz (como sus integrantes lo definen), una mezcla de jazz manouche, blues, swing, bossa nova, country y rock ejecutado con maestría por el líder del grupo, Alejandro Martínez Gil (guitarra y arreglos), Liliana Buneder (voz), Rafael Zermeño (guitarra, arreglos y bajo), Israel Torres Araiza (violín) y Omar Anguiano (bajo). El álbum contiene cinco covers y siete temas originales, todos de la autoría de Martínez Gil. Para destacar, las versiones a “Pobre gente de París”, “O Pato” y “That’s All Right Mama”, así como las composiciones “Tres gatos”, “El agarrador”, “Desde que tú no estás” y “Encuéntrame un rincón”.
  Como dueto, Alejandro y Liliana se presentan jueves y sábados en las dos sucursales del bar Debarbas, de la Colonia Nápoles. Su vitalidad escénica es extraordinaria, tanto por las habilidades vocales y percusivas de Buneder (al verla, usted recordará a Bobby McFerrin), como por el virtuosismo guitarrístico de Martínez Gil (en efecto, es de la estirpe de los Martínez Gil), con muchas reminiscencias de Django Reinhardt.
  Faralae es todo un misterio, pero un misterio revelado.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

lunes, 5 de septiembre de 2016

Vikingos (las primeras tres temporadas)

Me vi casi de corrido, a lo largo de varias noches y por medio de Netflix, las primeras tres temporadas de la serie Vikings, misma que me recomendó, hace apenas tres semanas, mi querida amiga Jimena Colunga... y fue una gran recomendación.
  Producida por History Chanel y basada por ende en hechos históricos, Vikingos narra la saga de Ragnar Lothbrok (Travis Fimmel), un líder nórdico que llego a ser rey y que convirtió a su gente en conquistadora de nuevos territorios al occidente y al sur de Escandinavia, ya que llegaron a lo que hoy son la Gran Bretaña y Francia.
  Realizada en Irlanda (vaya fotografía de paisajes) y escrita por Michael Hirst (el creador de la también estupenda The Tudors que ya vi completa), la serie es adictiva, emocionante, ágil, interesante. No sólo se va a los hechos históricos, sino que al mismo tiempo crea diversos personajes perfectamente delineados, de quienes conocemos sus vidas íntimas y familiares, sus conflictos privados, sus ambiciones y sus miedos.
  Largo sería referir la enorme cantidad de detalles que vi a lo largo de una treintena de capítulos, todos ellos sin desperdicio (de pronto hasta con una fina dosis de humor negro, como en un diálogo muy curioso entre Ragnar y el rey Ecbert de Wessex, luego de un festín y en estado de mutua ebriedad: Ecbert le pregunta a Ragnar si se considera un hombre bueno y éste lo piensa un poco y responde que sí. "Y tú", le revira al monarca inglés. "También", contesta éste, quien continúa: "¿Y te consideras un corrupto?". Ragnar sonríe socarrón y dice: "Pues sí, ¿y tú?". "También", contesta Egberto mientras ambos ríen con simpático cinismo.
  Hay otros personajes entrañables, como Lagherta (Katheryn Winnick), Rollo (Clive Standen), Floki (Gustaf Skarsgard), Björn Ironside (Alexander Ludwig), Athelstan (George Blagden) y varios más. La cuarta temporada ya está en el aire en algunos países y espero que Netflix no tarde mucho en subirla. Además, se anuncia la posibilidad de que haya cuando menos otras tres. Ojalá, porque vale mucho la pena. Es obvio que la recomiendo sin dudarlo.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Comida con Faralae

Fue una tarde deliciosa. Alejandro Martínez Gil y Liliana Buneder, del grupo Faralae, vinieron a comer y a convivir a mi casa. A nosotros se sumó mi queridísima Paulina de la Vega. La pasamos de maravilla. Ellos trajeron sushi y Pau un vino blanco espumoso. Al final, estuvimos tocando y a ellos les gustaron mucho mis canciones, tanto que quizá se sumen a mi disco para interpretar "Oye, oye".
  Todo genial. Ellos dos se fueron como a las ocho. Pau se quedó para quedar de acuerdo conmigo sobre un ciclo novedoso que se inició justo este día y que espero que sólo traiga buenas cosas.

sábado, 3 de septiembre de 2016

De Juanga a Trump (una tesis)

Vaya semana. Del tremendo lío de la tesis del presidente, pasamos a la muerte intempestiva de Juan Gabriel (que le costó la chamba al buen Nicolás Alvarado), para terminar con la visita de Donald Trump que ha unificado a todo el círculo rojo en un mismo grito de mas-si-osare-un-extraño-enemigo, con uno que otro aprendiz de Juan Escutia envuelto en la bandera.
  Por salud mental, me he negado a sumarme al coro de los indignados, porque aprecio mucho la salud de mi hígado y porque, visto en perspectiva, se trata de un sainete que pronto será borrado por un nuevo y vertiginoso escándalo. Hace una semana, muchos en el círculo rojo se desgarraban las vestiduras por lo de la tesis peñanietista; luego estalló el llanto masivo e intolerante por el fallecimiento del creador de “Amor eterno” (digo que intolerante porque ay de aquel que se atrevió a expresar que no le gustaba la música del llamado Divo de Juárez: de mal mexicano no lo bajaron) y ahora mismo vivimos las consecuencias de la ciertamente torpe manera como se manejó la presencia de Trump en nuestro país, algo que muchos opinadores han llamado, con melodramático y exagerado acento, “uno de los peores momentos de la historia nacional”. Yo insisto en que fue un sainete que se olvidará pronto y más aún cuando Hillary Clinton gane las elecciones.
  El jueves me subí al metro y en el retacado vagón no escuché que los pasajeros hablaran del tema y no vi que alguien tuviera cara de indignado. La gente común está preocupada por otras cosas y es, como dije, el círculo rojo el que salta de rabia e indignación desde los medios y las redes digitales.
  ¿Que la regaron al invitar a los dos candidatos gringos a la presidencia? Posiblemente. Juanga (tan priista siempre él) quizá les habría dicho al presidente Peña Nieto y a sus no muy hábiles asesores: ¿pero qué necesidad?

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 2 de septiembre de 2016

El rico y el gringo

Empecé a componer canciones el 15 de noviembre de 1969, a mis 14 años de edad. Como autor, he pasado por muy diferentes etapas, una de ellas la etapa militante de izquierda que duró bastantes años. Esta canción la escribí el 9 de diciembre de 1974 (tenía 19 años) y es un buen (¿o un mal?) ejemplo de ello. En la lista de mis composiciones es la No. 454. No sé cómo definirla musicalmente: tiene algo de rock y algo de folk. Es intensa y dramática también, sobre todo porque la principal armonía es un constante ir y venir de Si menor a Sol mayor con un ritmo semilento.
He aquí la letra.

El rico y el gringo

¿Quién tiene la culpa de que tú seas pobre?
¿Quién tiene la culpa de que tú no comas?
¿Quién te mantiene en la miseria?
¿A quién le conviene que padezcas hambre?
¿Quién tiene la culpa de que tus hijos se mueran de frío y de enfermedades?
¿Quién te mantiene oprimido, a quién le conviene todo este martirio?
Al rico y al gringo, al rico y al gringo.
El rico quiere tu trabajo y te paga mal.
El gringo se roba la Patria y la hiere más.

Crees que naciste pobre y que así seguirás.
Los curas te dicen que así siempre será.
Se aprovechan de tu inocencia,
pero el día que tú quieras todo cambiará.
Dime si no quisieras poder descansar,
tener lo suficiente para no sufrir más.
Dime si no te gustaría que ya no hubiese nadie que fuera pobre.
Pero el rico y el gringo, el rico y el gringo.
El rico quiere que seas pobre, cada vez más pobre.
El gringo roba lo que es nuestro y luego se esconde.

Ellos son los que te explotan, ellos son los que te roban.
Ellos son los que te matan, ellos son los que te odian.
Ellos creen que pueden todo, pero están equivocados,
porque el día en que tú y tu hermano y tu amigo y compañero,
el día que nos unamos, pagarán por lo que han hecho.
El día en que nos unamos y que estemos todos juntos,
entonces ya no habrá pobres y los que matan serán difuntos
y los que roban serán difuntos y los que explotan serán difuntos.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Armónica

Excelente y muy grata novena sesión de grabaciones de mi disco, en el estudio de Jehová Villa Monroy e Iris Bringas. El invitado fue mi gran amigo Mauricio González, quien enriqueció con su armónica dos de las canciones: "Aguas negras" y "Sólo he venido a decirte adiós". Iris, como siempre, se dedicó a ilustrar fotográfica y minuciosamente la memoria de la sesión. Todo estupendo y un gran gusto volver a ver al buen Mauricio, con quien espero trabajar más cosas pronto.