domingo, 22 de julio de 2007

Amigos y amantes


“Debemos tener sexo para salvar nuestra amistad”.

Elaine Benes a Jerry Seinfeld.

En Seinfeld (capítulo “The Mango”).

Entre las peores palabras que una mujer le puede decir a un hombre -o viceversa-, se encuentran las que constituyen la fatal sentencia “Es que eres mi amigo”. Se trata de algo terrible, lapidario y casi siempre definitivo.
  El tiempo y la experiencia me han llevado a la conclusión de que la relación ideal es la del amante-amigo. ¿Qué puede ser mejor que tener una camarada a quien se ama (en todos los sentidos de la palabra) y por la que además se profesa una amistad a toda prueba? No me refiero a una novia o una esposa con la cual se haya establecido un “compromiso” (cualquier cosa que esto signifique), sino a una amiga de verdad. Ser amante de tus mejores amistades, sin afanes de propiedad o de exclusividad, me parece el estado ideal de las relaciones interiores.
  Tengo la suerte de tratar con muchas mujeres y un denominador común en casi todas es la muy convencional idea de que, a como dé lugar, tienen que encontrar al hombre de su vida, ése que habrá de quedarse con ellas por siempre y que no las abandonará jamás. Si el tipo resulta un patán (como suele suceder) poco importa, con tal de que les otorgue la seguridad de no estar solas y de no mostrarse como "quedadas". Este sentir lo he descubierto incluso en jóvenes veinteañeras que se pasean por el mundo con patente de liberales y desprejuiciadas. Se encuentran secreta o abiertamente esperanzadas en la aparición de un príncipe azul que no habrá de llegar y al final terminan por entregar sus vidas al primer imbécil que promete bajarles -como dirían los clásicos- el cielo, la luna y las estrellas.
  ¿Está en la naturaleza femenina esa clase de expectativas? No lo creo. Más bien pienso que se trata de un convencionalismo social que se ha impuesto durante décadas, durante siglos incluso, y que la mayoría de las mujeres acaba por aceptar como algo inevitable. De ahí la existencia de tantas parejas mal habidas, infelices, frustradas…, aunque juntas (por fortuna no para siempre). Pero incluso cuando la cosa se tensa y se llega al rompimiento traumático (hay que ver cómo los procedimientos de divorcio se transforman en un infierno de egoísmos, odios y venganzas entre dos que estaban… enamorados), por alguna extraña razón las mujeres vuelven a abrigar la esperanza de dar –“ahora sí”- con el hombre ideal y vuelven a caer en el mismo pozo, al repetir un idéntico esquema.
  Resulta cuando menos curioso, entonces, que esas mismas mujeres rechacen con tanta enjundia la posibilidad de ser más felices (o al menos menos infelices) mediante el sencillísimo expediente de renunciar al sentido de propiedad (es decir, a la idea de apoderarse de alguien o de que ese alguien se apodere de ellas) y aceptar que el verdadero amor es algo mucho más sencillo y libre y mucho menos elaborado y fantasioso.
  Pongamos un ejemplo. Una mujer ha probado toda clase de fracasos con los diferentes sujetos con quienes ha sostenido relaciones “serias”. Despotrica contra los machos, los abomina, pero una y otra vez los busca para ser lastimada de nueva cuenta, en una masoquista espiral sin fin. Pues bien, esa misma mujer tiene uno o dos o más amigos con quienes se lleva de maravilla o con los cuales siempre se siente a gusto. ¿Por qué no profundizar y enriquecer esa amistad que nada pide a cambio con el ingrediente del amor sensual, del amor sexual? ¿No sería acaso la ecuación ideal: amistad más amor carnal, sin enamoramientos posesivos y desgastantes? La razón dice que sí, pero la reacción de la mayor parte de las mujeres es de horror ante semejante perspectiva. “¿Cómo voy a acostarme con mi mejor amigo?”, se dicen. “Dejaríamos de ser amigos”. Este es el punto en el cual me pierdo y no encuentro una explicación convincente. ¿Por qué mantener la separación entre la amistad y el sexo? ¿Por qué tantas mujeres prefieren tener sexo con personas dañinas y retroceden con espanto ante la posibilidad de tenerlo con quienes más amor y cariño les brindan, con quienes realmente se preocupan por ellas? ¿Por qué sostener el prejuicio de que el sexo acabaría con la amistad y no vislumbrar la probabilidad de que las cosas sean exactamente al revés y la amistad se vea potencializada al máximo? ¿No será que en el fondo del subconsciente colectivo persiste el arquetipo del sexo como algo sucio y pecaminoso y, de manera inconsciente, se cree que al mezclarlo con la amistad ésta quedaría manchada?
  En fin, son las irracionalidades de las relaciones interiores, irracionalidades que una sociedad moralina e hipócrita, enemiga del verdadero amor, nos inyecta y nos hace absorber hasta el tuétano. “Ama a quien no lo merece y niégale tu amor a quien con sinceridad te quiere”. Esa parece ser la consigna y hay millones de mujeres y hombres que la siguen con absoluta ceguera en su largo y sinuoso camino hacia el despeñadero del desamor eterno.

9 comentarios:

  1. Habré leído éste mismo texto en alguna otra parte, acaso?

    Habrá sido en mi correo, hace algunos meses?

    Tu conoces mi pensar al respecto, pero una sola cosa debo decir en favor de las féminas que se empeñan en separar sexo de amistad:

    lo mejor de una amistad genuina con un hombre es que, justamente porque es tu amigo y nadamás, no hará contigo (o contra ti)las barbaridades que todos hacemos por sexo, por amor o por no quedarnos solos... Con el amigo que sólo es amigo, tienes la garantía de que nunca mentirá, ocultará, se posesionará ni enloquecerá por ti o contra ti, porque no quiere engañarte para tener sexo contigo, o para quedarse contigo; lo que sí sucede, en la mayoría de los casos, con quienes tienes sexo.

    Y por supuesto, también aplica para las amigas mujeres, en el caso de ellos.

    Y, finalmente, la parte más sencilla del asunto: una mujer no puede acostarse con alguien que no le gusta, o hacia quien no siente al menos un mínimo grado de atracción (exceptuando las prostis, Anna Nicole y demás vendidas, por supuesto). y el mejor amigo es el mejor amigo, precisamente, porque NO NOS GUSTA. Si nos gustara, nosotras mismas hubiéramos llegado con otra intención.

    tiene sentido, no?

    Es un tema muy discutible, pero quise agregar esos puntos a la discusión.

    Beso.

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  2. jajaja ese capítulo del mango es precioso...

    yo nunca separo, la conmoción llega cuando mis "amigos" separan y me doy cuenta de que tal vez algún día deba yo también comenzar a separar... aunque sea la basura ;) saludos Hugo

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  3. No se que decir...me encuentro muy lejos ahora, hablamos despuès.

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  4. Hola , tu texto me parece de lo mas interesante ..mmm.. me hace pensar muchisimas cosas en algunas tienes razon, yo te puedo comentar que hace algunas semanas pase la linea del "no por que somos amigos" no,no, jamas lo hubiera hecho, estes chico era o es mi mejor amigo pero desde ese dia nada a vuelto a ser igual, hablamos sobre el tema, despues decidimos ya no hacerlo ...pero pues ya nada es como antes , ya no viene a las 6 de la mañana a meterce en mi cama solo para seguir durmiendo ahora ya no es la misma sensacion de solo es mi amigo no pasa nada.mmm..no jajaj cambio hay una tension un tanto seual entre nosotros, ademas yo desde el principio puse en orden mis sentimientos sabia que el era solo un amigo,.. ja el no supo hacerlo, me mira diferente, me trata diferente, me confezo que se dio cuenta de que sus sentimientos asia mi eran de algo mas que una amiga ..buuuuuuuuu
    ahora espero darte una vaga idea del por que ponemos esa limitante y pues por lo de que siempre buscamos el principe azul bah....
    ahora no puedo opinar mucho tu entiendes.
    besos
    Ale.

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  5. ah, no mames, mi cuadro favorito de Magritte!

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  6. Rogelio Garza: Jajajajajajajaja

    Añadiendo un poco al tema: Yo he intentado hacerlo antes y en mi experiencia, siempre sale mal... Y (modestia aparte) rara vez he sido yo la del problema, pasa que son esos mismos hombres que abogan por su libertad todo el tiempo los que no permiten establecer el vínculo así como es, así como se plantea: o de repente se confunden y ya quieren todo de una vez, o no se confunden pero se preocupan y ocupan de que no tengas más "amigos de esos", más que el sujeto en cuestión...
    Finalmente, creo que ese "compromiso" no necesariamente tiene que ver con el deseo sexual o la posesión, tiene que ver con la más firme convicción de que sólo el olor de esa persona y sólo de esa persona, son suficientes por toda la eternidad (hasta que esa eternidad se termine, claro está)...

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  7. Lo verdaderamente enriquecedor de estos comentarios es ver (mas allá de las letras) el sentir de alguien más.

    Por un lado está la realidad, esa que nos amarra a ese arquetipo de vida y si bien los hombres terminamos pagando (porque será) los platos rotos, se evidencia que a fin de cuentas hacemos muchas, muchas cosas por las mujeres.

    No tenemos empacho en descargar nuestras "energías" en una prostituta y difícilmente creamos un lazo emocional con esa persona, pero si sentimos algún tipo de culpa al hacerlo con alguien por quien sentimos afecto.

    La realidad es que para las mujeres, aunque habrá sus excepciones, unirse sexualmente con un hombre implica cierto compromiso y tienen las palabras exactas (yo no digo que lo hagan perfectamente consientes de ello) para llegar al punto donde nos hace saber que, al cruzar la línea entre la amistad y el sexo nada puede ser igual y los hombres nos convertimos en "patanes" si no respondemos a sus expectativas o "cumplidores" si así lo hacemos, aunque terminemos arruinandonos la vida.

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  8. Enorme!! gran texto, es como si hubieras leído mi pensamiento, gracias por compartirlo.

    Perla Montiel

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  9. Enorme!! es como si hubieras leído mi pensamiento, gracias por compartirlo.

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