La luz regresó hasta las seis de la tarde de hoy. Fueron veinticuatro horas sin fluido eléctrico en mis lares, pero de los males el menor: todavía hay varios rumbos de la ciudad faltos de electricidad. Ya que no podía trabajar en la compu, aproveché para ir a la editorial, ordenar algunas cosas, leer y traer al plomero-electricista para que reparara tres problemas caseros que tenía pendientes desde hace un buen tiempo, debido a mi parsimoniosa desidia en cuestiones hogareñas. Con todo, un buen día.
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