Después de once días sin señal, al fin vino un técnico de Cablevisión para reparar el desaguisado. Me cambió el decodificador (o como se llame) y todo sereno. Es curioso, me quedé sin cable justo el día de la llamada funesta. La tele se recuperó; lo que perdí luego de aquel telefonema, no. Por la noche, vino a visitarme mi queridísima Sandy. Larga charla con té de canela como acompañante (y musiquita, claro). Benditas sean mis amigas.
Hola. Te vi de lejos el otro día en Milenio, pero no pude acercarme a saludarte. Para la próxima.
ResponderBorrarUn abrazo.
Conste, para la próxima nos saludamos y por lo pronto, te veré en Milenio TV (yo también estoy muy contento y orgulloso con ese logro de nuestro querido periódico).
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