viernes, 13 de febrero de 2009

Cortazariana


Ahora que todos hablan de Julio Cortázar, no me queda sino confesar que nunca he sido un apasionado lector suyo. Tengo en mi biblioteca una decena de sus libros, pero no los he leído todos (jamás leí Rayuela, por ejemplo, aunque nunca es tarde para hacerlo). De sus cuentos sí me devoré varios (los que más se me quedaron en la memoria son "La autopista del sur", "Casa tomada", "Las babas del diablo", "La noche boca arriba", "Las armas secretas", "La señorita Cora", "Circe", "El otro cielo", "Carta a una señorita en París" y, por supuesto, "El perseguidor"). Me eché completa su primera novela Los premios (que me resultó aburridísima) y no pude con 62. Modelo para armar. Jamás me consideré un cronopio y tampoco comparto hoy su visión política (pero la comprendo por la época que le tocó vivir), aunque sí su amor por París. Me declaro más borgiano que cortazariano. Pero respeto mucho a Julio.

PD: Recomiendo mucho su traducción de las Historias extraordinarias de Edgar Allan Poe que le editó Alianza, así como el libro Conversaciones con Cortázar de Ernesto González Bermejo (Editorial Hermes).

1 comentario:

  1. ¡Uy...! La Señorita Cora me trae multitud de recuerdos porque me identifiqué a plenitud con el protagonista en la época de mi vida cuando lo leí -las circunstancias eran paralelas, si bien distintas-. A mí me gustan ambos por igual, Borges y Cortázar, Cortázar y Borges, si acaso Borges me parece más intrincado. Ambos murieron con pocos años de diferencia, también, y pronto también se cumplirá un cuarto de siglo de la desaparición de Borges.

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