No fue ni por mucho la mejor entrada que hemos tenido en la historia del grupo. Hubo poca gente. Sin embargo, el ambiente resultó cálido y después de casi de dos meses de no tocar, la banda -enriquecida por la armónica invitada del
Pelusa- sonó muy bien y el público respondió con calidez y gusto. En realidad, lo único malo fue mi voz, afectada por los resfríos y que no pudo dar mucho de sí. No me quedé afónico de milagro, pero sí me limitó muchísimo a la hora de cantar. Con todo, fue prueba superada y espero que la próxima presentación, el 25 de febrero, sea mucho mejor.
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