Viernes de extrema tranquilidad. Denisse se fue a casa de su mamá en la tarde y yo me quedé a leer, trabajar un poco, oír música y ya en la noche profunda, sintonizar la tele. Me tocó ver
Ratatouille, película que me habían recomendado varias personas y que no había tenido oportunidad de disfrutar. Una joya del cine de animación y no tanto por su estupenda técnica visual, sino por la historia que narra. Sutil y finísima cinta no exactamente para niños. Además se desarrolla en París. Ah, París...
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