Estoy hablando de The Polyphonic Spree (literalmente: La parranda polifónica), ese proyecto surgido a principios de siglo en una ciudad tan improbable como Dallas, Texas, y que desde 2002, con la aparición de su primer disco, The Beginning Stages of the Polyphonic Spree, ha llenado de enjundia, alegría, energía y jolgorio cada escenario donde se presenta.
Once años después de aquel álbum debut, llega su cuarto opus en estudio, Yes, It’s True (Good Records, 2013), un trabajo pleno de ese optimismo casi hippie que lo caracteriza. Aunque su sonido se encuentra más emparentado con el de grupos como The Flaming Lips, Spiritualized, The High Llamas o Arcade Fire que con el de cualquier banda texana, The Polyphonic Spree no desprecia del todo sus orígenes, enraizados en el sur más árido y polvoriento de los Estados Unidos. Hay algo en este colectivo de aquellas troupes que constituían los medicine shows de fines del siglo XIX y principios del XX y que recorrían de este a oeste, de Texas a California, toda la franja sureña estadounidense.
Con Yes, It’s True, la agrupación fundada por Tim DeLaughter (ex Tripping Daisy), su vocalista y front man, no ofrece demasiadas novedades con respecto a sus álbumes anteriores, pero mantiene en alto el espíritu de luminosidad que siempre la ha caracterizado, sin caer (a Dios gracias) en actitudes de corte religioso.
Con un énfasis mayor en el uso de las percusiones, el flamante disco hará las delicias de los seguidores de The Polyphonic Spree y seguramente le traerá nuevos adeptos. Algo muy positivo en estos tiempos oscuros y desesperanzados. Sí, es verdad.
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