martes, 15 de abril de 2014

¿Rock o rockcito?

Quien esto escribe (clásico eufemismo para evitar hipócritamente el uso del pronombre en primera persona del singular) posee la ¿buena, mala? fama de ser el perpetrador del término “rockcito”, para referirse a la mayor parte del rock que se hace en México.
  Mea culpa. Lo acepto. Empecé a utilizar la palabreja desde principios de los años noventa y desde ese entonces me granjee el odio no sólo de una buena cantidad de músicos mexicanos, sino también de varios personajes de la fauna periodística nacional dedicada a la fuente roquera. Durante más de veinte años he recibido tal cantidad de insultos e improperios que puedo decir que ya estoy más que curtido y que no me hacen mella alguna.
  Pero, ¿qué es el rockcito (y sus derivados: el rockcitito, el rockcititito y así, ad infinitum)? Primero que nada, hay que agregar que no todo el rock que se ha hecho en este país a lo largo de más de medio siglo cabe dentro de ese concepto. Es claro que en México se ha producido muy buen rock y que agrupaciones y solistas como Santa Sabina, La Barranca, El Personal, Jaime López, Chac Mool y muchos más han creado música espléndida. Lo de rockcito (dicen que es una palabra burlona y, en efecto, lo es) viene de la actitud infantiloide que adopta una enorme cantidad de roqueritos, negados ellos a abandonar el síndrome de la adolescencia eterna (aunque algunos ya sean cuarentones, cincuentones y hasta sesentones), y que se refleja en una música insulsa y bobalicona, carente de eso que los negros llaman el feelin’, más influenciada por Timbiriche y Soda Stereo que por los grandes maestros del género.
  El rockcito es música sin identidad, sin profundidad, sin sentimiento, intrascendente, repetitiva e inocua. Por eso se deja contaminar tan fácilmente lo mismo por el pop español y argentino que por la cumbia o la música grupera. Es una música que confunde a la fusión con la promiscuidad.
  Si sigo utilizando el término no es tanto por las ganas de molestar, sino porque ese rock empequeñecido sigue ahí y, por lo que veo, seguirá por un muy largo tiempo. Tant pis.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

1 comentario:

  1. Buenas Tardes Don Hugo:

    Para desmenuzar a éso que usted motejó como "Rockcito" y sus derivados, veamos qué sucedía en los ochenta en España, Argentina y Chile, de donde se supone también abrevó la música que alguna vez se le llamó Rock Pop.

    España:
    Un país sumamente sometido por una dictadura controladora de los pensamientos de los españoles tarde o temprano iba a buscar una válvula de escape. Tras la muerte de Franco y la coronación del Rey Juan Carlos, el pacto de transición de 1976 fue una bocanada de aire fresco para todo aquel que escribiera: periodostas, guionistas y compositores para poder hablar de lo que no se podía, ejemplos hay muchos, ahora se podía hablar de madres solteras, de mujeres con alta actividad sexual, claro, con cierto miedo, un Miguel Bosé que surgió en el momento indicado sin ser víctima del veto y el boicot, unas pubertas punketonas que causaron la cancelación de un programa de televisión por cantar "Me Gusta Ser Una Zorra" en horario infantil. A lo mejor hubo ciertos abusos, pero ahora no corría por parte del gobierno censurar sin razón. Y bueno, las disqueras importaron la música de grupos que en su mayoría sabían que no tocaban bien, que no cantaban bien y sin embargo, tenían hambre de cantar y ser escuchados: Hombres G, Los Inhumanos, Nacha Pop, Danza Invisible, Los Toreros Muertos, Alaska y Dinarama, Cuantos Chinos, etcétera.

    Argentina:

    Otra Dictadura que por culpa de la invasión a Las Islas Malvinas, prohibió programar música en inglés, EL término de Pérfida Albión cambió de área geográfica. Muchos grupos voltearon al ska, al reggae y al folklore. Si muchos tocaban un híbrido entre el rock y el pop es porque no les quedaba de otra. Aún después de 1983, cuando la Junta Militar cesó, Charly García tardó para entegar al pueblo argentino "Nos Siguen Pegando Abajo (Pecado Mortal)", "Los Dinosaurios" y "Demoliendo Hoteles", canciones que si las hubiera grabado en los 70 lo habrían vetado. Soda Stereo antes de "Nada Personal" y "Cuando Pase el Temblor" exploró el Ska con "Por Qué No Puedo Ser del Jet Set" y "Vitaminas", igual con Enanitos Verdes.

    Chile:
    Alguna Vez los Ángeles Negros tocaron rock pop, pero a partir del ascenso al poder de Pinochet, éso tuvo qué cambiar, así que pasó mucho tiempo para que un joven de 18 años pensara que la música sería el vehículo con el cual rompería las estructuras no sólo del sistema, sino de los rebeldes que querían combatirlo a punta de bombas caseras. ¿Su Nombre? Jorge González, que con el grupo Los Prisioneros -se pusieron así porque dos de sus integrantes fueron apresados en una de tantas redadas- y sus canciones fueron un dolor de cabeza para el gobierno, mas no así para los jóvenes que vieron en ellos a los voceros que tanto necesitaban. "El Baile de los que Sobran" es un claro ejemplo, no sé si algunas la escuchó pero viendo hacia atrás, pienso que la oí de contrabando.

    Ahora, en un país como el nuestro, los grupos que acabo de citar dejó en muchos el hambre de empezar hablar de cosas sin temor a represalias o vetos, en especial al rock urbano. Si ya en Argentina se atrevieron a hablar de muñecas de plástico y en España hasta le hacen una oda a la pipí, ¿por qué no cantar sobre el mismo pantalón en un mes, hacer tributo a una revista amarilla, y hasta jugar al surrealismo con la señorita Cara de Pizza y el Hijo del Lechero.

    Claro, siempre habrá música buena, mala y mediocre. El problema es que ningún grupo de antaño se erigió como rockero. Los de ahora tocan casi de todo, menos rock ni rock and roll. Además el Rock no le da a todos el privilegio de presentarle a sus papás.

    Saludos.


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