Dicen los chairos cantores que Gibrán no nos cae bien a muchos por ser
moreno, gordo y feo (palabras de los propios chairistas). Falso: no nos
cae bien por antipático, por petulante, por mamón y por su sempiterna
expresión de sabihondo y perdonavidas. El tipo es desagradable por sí
mismo, igual que lo son Attolini, Facundo Malo, Abraham Mendieta o la
bobinche de Estafanía Veloz, creadora del neotérmino racista “la
pigmentocracia”. Esos cuatro son todos ellos bastante blanquitos e igual
de pesados e insoportables que Gibrán. Así que…
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