domingo, 5 de enero de 2020

Doce de mis álbumes de rock del 2019

El penúltimo año de la segunda década del siglo XXI deja una herencia discográfica irregular e inconstante, con grandes discos, sí, pero no necesariamente con grandes esperanzas… o casi.
  He elegido una docena de discos de rock y sus géneros afines como los más notables de este 2019 que se va, un año que muchos consideran como el último de la década aunque en realidad esta termina hasta el 31 de diciembre de 2020. Es tanta la producción disquera que me fue inevitable dejar afuera varios buenos álbumes, pero dentro de lo que pude escuchar a lo largo de los más recientes doce meses, esto es lo que me parece más destacable.

1.- The Who. Who (Polydor). Una joya para estos tiempos de sobreproducción en estudio y mercadotecnia salvaje. Tal vez sin alcanzar las alturas de sus discos clásicos de los años sesenta y setenta del siglo pasado, Who es una obra notable, con toda la fuerza que como compositor aún tiene Pete Townshend y todo el poder que éste y el vocalista Roger Daltrey conservan a sus setenta y tantos años de edad. Una espléndida colección de grandes temas. Para mi gusto, el mejor disco de este año.

2.- Steve Mason. About the Light (Domino Records). Nos encontramos ante una obra que reivindica a plenitud el rock pop en la mejor de sus expresiones. El escocés Steve Mason fue vocalista y guitarrista principal del grupo de culto The Beta Band. En este, su quinto opus discográfico como solista, la música es viva y orgánica, llena de frescura y vitalidad. Rock inteligente y al mismo tiempo pleno de entraña. Espléndido.

3.- Purple Mountains. Purple Mountains (Drag City). Disco trágico si los hay. No sólo por la tristeza de sus canciones, sino por el hecho de que literalmente fue la obra con la que el músico, poeta y dibujante estadounidense David Berman se despidió del mundo bajo el nombre de Purple Mountains. El álbum apareció en julio pasado y Berman se quito la existencia un mes más tarde, luego de una vida terriblemente depresiva. Nos dejó como legado este hermoso trabajo de rock con raíces folkies. “All my happiness is gone”, decía en el segundo corte de este larga duración lleno de nostalgia y desamor.

4.- Weyes Blood. Titanic Rising (Rough Trade). Una belleza. Natalie Mering presenta su cuarto disco como Wayes Blood, una obra que abreva del rock de los años setenta pero con elementos de producción del presente y, ¿por qué no?, del futuro. La joven intérprete y compositora nacida en Santa Mónica, California, hace 31 años, posee una voz al mismo tiempo dulce, sensual y expresiva que liga a la perfección con su estilo como autora de canciones. Un gran trabajo que lo mismo remite a Joni Mitchell que a K.D. Lang.

5.- The Raconteurs. Help Us Stranger (Third Man Records). El primer disco de este, uno más de los múltiples proyectos de Jack White, después de once años y apenas su tercero en trece. Al lado de Brendan Benson y dos integrantes de los Greenhorns, White consiguió una obra espléndida, en la que las guitarras juegan ese papel estelar que jugaron en el rock durante décadas. Rock real, auténtico, sin sonidos retro, rock verdadero y actual.

6.- Neil Young and Crazy Horse. Colorado (Reprise). Un enésimo disco de Young, quien acude de nuevo a sus fieles de Crazy Horse, aunque esta vez sin su escudero guitarrístico mayor, Frank “Poncho” Sampedro, sino con Nils Lofgren (del grupo de Bruce Springsteen) en su lugar. Esto da un sonido menos salvaje y más melancólico al que es usual cada vez que el buen Neil se junta con el Caballo Loco, pero la calidad está ahí y hace recordar a álbumes clásicos como el Everybody Knows This Is Nowhere (1969) o el Harvest (1972). Con eso basta para recomendarlo.

7.- Tool. Fear Inoculum (Volcano). Otro regreso después de una larga ausencia. Poco ha cambiado sin embargo en el reconocible estilo de progresivo sofisticado con toques de metal y música oscura de Tool; prog metal, le dicen. La angustia sigue ahí también. Maynard James Keenan y compañía nos meten en un viaje largo y denso, una travesía intrincada por iluminantes parajes sin luz y saludables atmósferas enrarecidas. Al final, un recorrido que vale mucho la pena. 

8.- The Black Keys. Let’s Rock (Nonesuch). Dan Auerbach y Patrick Carney vuelven a rocanrolear. Luego de algunos discos en los cuales incursionaron en sonidos que coqueteaban con el soul y hasta con el rock pop, el dueto de Akron, Ohio, retorna a sus inicios con un larga duración pleno de seca potencia y gran inventiva. El blues, el garage y el rock duro vuelven a alimentarlos, acompañados por sucios guitarreos, fantásticos riffs, voces saturadas y la precisa batería de Carney. Bienvenido sea este regreso al origen.

9.- Robbie Robertson. Sinematic (UME). Una belleza. El ex líder de la legendaria agrupación canadiense The Band realizó este álbum lleno de imágenes y parajes cinéticos e incluso cinematográficos (no en balde el tema que abre el disco, “I Hear You Paint Houses”, forma parte de la banda sonora del más reciente y extraordinario filme de Martin Scorsese, The Irishman). Canciones precisas, pulidas, pero a la vez sustanciosas y entrañables. Gran disco de Robertson, perfecto para celebrar sus 76 años de edad.

10.- Sharon Van Etten. Remind Me Tomorrow (Rough Trade). De sus orígenes folkies a sus posteriores incursiones en un rock más indie, Sharon Van Etten ha pasado ahora a un más amplio abanico estilístico que toca lo mismo géneros como el soul o la electrónica. Remind Me Tomorrow es una obra varia y quizás el disco más completo de esta cantautora neojerseíta (es decir, de New Jersey) desde un punto de vista musical y artístico.

11.- Jeff Lynne’s ELO. From Out of Nowhere (Columbia). ¿Un nuevo disco de la Electric Light Orchestra? Pues sí y suena muy bien, con todo el toque rockpopero y proto beatlesco del gran Jeff Lynne. No hay mayores novedades de estilo, pero sí en cuanto a que esta vez la orquesta se reduce a un solo hombre, ya que el buen Lynne se encargó de tocar prácticamente todos los instrumentos y hacer todas las voces, incluidas las clásicas armonías vocales à la ELO.

12.- Fontaines D.C. Dogrel (PTKF). Art punk Dublin style. Esa podría ser una buena definición de la música de este estupendo quinteto irlandés, una de las grandes sorpresas del 2019. Pero sería una definición incompleta porque en sus canciones hay dosis de noise, shoegaze y post punk, por lo que se dejan sentir influencias lo mismo  de The Cure y Joy Division que de My Bloody Valentine, The Clash y The Velvet Underground. Un grupo de la clase obrera irlandesa que en sus letras no olvida la tradición poética de su país. Gran disco.

Doce menciones honoríficas

–Nick Cave and the Bad Seeds. Ghosteen (Ghosteen Records)
–Jenny Lewis. On the Line. (Warmer Bros)
–Claypool Lennon Delirium. South of Reality (ATO)
–Bruce Springsteen. Western Stars (Columbia)
–Lana del Rey. Norman Fucking Roswell (Interscope)
–Beck. Hyperspace (Capitol)
–Kim Gordon. No Home Record (Matador)
–Tedeschi Trucks Band. Signs (Fantasy)
–Big Thief. Two Hands (4AD)
–Belafonte Sensacional. Soy piedra (Independiente)
–Wilco. Ode to Joy (dBpm)
–Weezer. Weezer (Black Album) (Atlantic)

Lista de Spotify: 22 temas de 2019 (dar clic en el título)

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