miércoles, 8 de enero de 2020

Los 50 años de Layla (y otras variadas canciones de amor)

En 1969, Eric Clapton se encontraba en una de las tantas encrucijadas que han marcado su vida. Su vertiginosa carrera había conocido, a partir de 1963, toda clase de excesos. Desde los tempranos días en que tocaba con los Yardbirds y poco después con los Bluesbreakers de John Mayall, tiempos en que las paredes de la ciudad de Londres lucían llenas de graffitis que pregonaban: "Clapton es Dios", el guitarrista comenzó a sufrir los estragos del estrellato. Y más los padeció durante su estancia en Cream, el legendario trío que formó al lado de Jack Bruce (bajo) y Ginger Baker (batería), primera banda de rock en ser considerada como “supergrupo”, misma denominación que recibiría Blind Faith, el cuarteto que incluía a Clapton y Baker, junto al prodigioso tecladista y cantante Steve Windwood y el bajista y violinista Rick Grech.
  Tratando de escapar de las presiones de la fama y la idolatría de un público fanatizado, el virtuoso requintista amante del blues se trasladó ese año a los Estados Unidos y allí colaboró como un integrante más de la Plastic Ono Band de John Lennon (su aparición en el álbum Live Peace in Toronto, tocando su poderosa guitarra en “Cold Turkey” es memorable), para integrarse más tarde, de manera temporal, a la agrupación de Delaney y Bonnie Bramlett, en la cual se relacionó con músicos menos famosos pero de enorme calidad. Fue con algunos de ellos que grabó su primer disco como solista (Eric Clapton, 1970), del cual surgió su célebre versión a la canción de J.J. Cale “After Midnight”, para inmediatamente formar una nueva banda: Derek & the Dominos.
  El grupo estaba constituido por Eric Clapton en la voz y la guitarra líder, Bobby Whitlock en teclados y voz, Carl Raddle en el bajo y Jim Gordon como baterista –los tres últimos, miembros oficiales de Delaney & Bonnie & Friends– y a ellos se sumó el gran Duanne Allman (de los Allman Brothers) en la guitarra slide. Amantes todos del blues, que era la música que más le importaba a Clapton, no les costó trabajo alguno integrarse, ensayar y producir un disco fundamental en la historia del rock.
  Layla & Other Assorted Love Songs (Mobile Fidelity Sound Lab, 1970) es un álbum doble de finura extraordinaria. Era la primera vez que Eric se convertía en la voz principal de un conjunto y para ello debió vencer su sempiterna timidez a la hora de cantar, cosa que hizo de un modo espléndido, con un feelin' tan intenso como el que tenía al tocar las cuerdas de su Stratocaster.
  Layla... es un verdadero tour de force entre los estilos guitarrísticos de Clapton y Allman, los cuales lejos de chocar se integraron en forma magistral. De hecho, el poderío del slide del norteamericano impulsó el requinto del inglés a grandes alturas e hizo que lograra momentos sublimes.
  Obviamente, el tema principal es el que da nombre a la obra (“Layla” está dedicada a Pattie Boyd, en ese entonces aún esposa de George Harrison, y de la cual Eric estaba secretamente enamorado; un amor que rendiría sus frutos, ya que se casaría con ella en 1979…, para divorciarse diez años después). Se trata de una composición compleja y magnífica que hoy día es todo un clásico y pieza básica en el repertorio claptonaniano.
  Sin embargo, el resto del material es tanto o más valioso. Desde blueses clásicos como “Nobody Knows You (When You’re Down and Out)” y “Have You Ever Loved a Woman?” –en los que la voz de Clapton se desgarra como émulo de un Elmore James y su guitarra contrapuntea en un gozoso llanto–, hasta joyas como “Bell Bottom Blues”", “Anyday”, “Why Does Love Got to Be So Sad?”, “Tell the Truth”, “I Looked Away” y su rendida versión a “Little Wing” de Jimi Hendrix. También se destacan el largo jam session que es la sensacional “Key to the Highway”, el precioso rocanrolito “It’s Too Late” y “Thorn Tree in the Garden”, ésta una franca curiosidad, ya que siendo Layla... un álbum –como se sabe– de Eric Clapton, cierra con esta bella melodía compuesta e interpretada enteramente... por Bobby Whitlock.
  El quinteto estuvo de gira a lo largo de 1971 hasta que diversos conflictos internos, en especial la creciente adicción de Eric por la heroína y el alcohol, hicieron que todo se viniera abajo. No obstante, el paso de los años vino a demostrar que Derek & The Dominos fue uno de los más espectaculares grupos de rock y blues de todos los tiempos.
  ¿Y qué fue de los compañeros de Clapton, aquellos singulares Dominos? Tres de ellos tuvieron un triste final. Duanne Allman se mató en su motocicleta apenas en octubre de ese 1971, poco después de la disolución de la banda. Carl Raddle murió de congestión alcohólica en 1981, mientras que Jim Gordon cayó en prisión en 1984, convicto por el asesinato de su propia madre. Toda una ficha y no precisamente de dominó.

(Reseña mía, publicada el día de hoy en "Acordes y desacordes", el sitio de música de la revista Nexos)

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