Hacía mucho tiempo que no nos veíamos, pero al fin se nos hizo volver a hacerlo y mi queridísima Mónica Isabel Pérez vino a cenar (pizza griega con vino tinto,
of course). Aparte de la gran charla y la puesta al día, aparte de la música y las risas, debo apuntar que Mon está cada vez más guapa. La vi muy feliz con la vida, con su trabajo y con todo en general (acaba de regresar de un par de viajes muy padres e interesantes). Un gusto verla y saberla tan bien (y tan bien). Lástima que por cuestiones de chamba tuvo que irse temprano y no nos pudimos desvelar.
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