viernes, 22 de octubre de 2010
Antonio Alatorre
Nació en el mismo pueblo de Jalisco donde nació mi mamá: Autlán de la Grana. Nació en el mismo año que mi mamá: 1922. Fue educado en la misma estricta disciplina casi fanática del catolicismo más ortodoxo y cerrado con la que fue educada mi mamá. Hasta ahí las semejanzas. Porque en los años treinta, Antonio Alatorre rompió con ese catolicismo y emigró a Guadalajara, donde conoció a Juan José Arreola, hecho que habría de cambiar su vida para siempre y que lo llevó de la cerrazón religiosa del seminario donde realizó sus primeros estudios al amplísimo y abierto universo de la literatura en general y de la lengua española en particular.
No tan conocido como el propio Arreola o como Juan Rulfo, Mariano Azuela, Agustín Yañez, Emmanuel Carballo, Vicente Leñero, José Luis Martínez, Guadalupe Marín, Enrique González Martínez, Huberto Batis, Eusebio Ruvalcaba y otros prominentes escritores nacidos en Jalisco, pero todo un erudito en cuestiones idiomáticas y gran defensor de nuestra lengua, Alatorre falleció anoche, a la edad de ochenta y ocho años, pero al irse nos dejó el legado maravilloso de sus libros (en lo personal, tengo un especial aprecio por esa joya que es Los 1,001 años de la lengua española).
Gran amante de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, don Antonio solía aparecer en la televisión cultural (lo recuerdo en Sábados con Saldaña, en aquel, legendario Canal 13 de Imevisión de los años setenta) para ilustrarnos sobre diferentes aspectos del habla cotidiana y del habla culta.
Una vez, alguien le preguntó si él pensaba que Sor Juana conoció las pasiones humanas o las vivió. A lo que respondió lo siguiente: "Ella supo de las pasiones a través de la lectura y un verdadero lector vive lo que lee".
Descanse en paz Antonio Alatorre.
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2 comentarios:
Es hermosa la respuesta que da, condensa de una forma tan sutil, tan maravillosa el acto de leer, de tamizar y de revivir lo leído que es inherente al lector... Poco a poco voy revisando el blog y me gusta lo que encuentro. ¡Saludos!
Bueno, según lo que el mismo Alatorre publicó en Letras Libres (http://www.letraslibres.com/index.php?art=6889), la cerrazón que mencionas la dejó desde su infancia en Autlán.
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