lunes, 29 de enero de 2024

"Un año ajetreado", de Anne Wiazemsky (2013)

Debo mi gratitud al buen Juan Carlos Hidalgo por haberme recomendado esta para mí inesperada novela. No sabía de ella y de su autora y vine a descubrir no sólo a una estupenda escritora francesa (fallecida en 2017) sino a un personaje -ella misma- de tintes cinematográficos. Y cómo no iba a serlo, si Anne Wiazemsky fue nada menos que la segunda muy joven esposa del cineasta Jean-Luc Godard (antes estuvo casado durante seis años con la actriz Anna Karina, con la que filmó joyas como Une femme est une femme, Vivre sa vie o Bande à part, entre otras) y en el libro narra precisamente su historia sentimental y profesional con el realizador francés. 

  En Une année studieuse (que yo habría traducido como Un año de estudios, por más ajetreado que haya sido), Wiazemsky nos sitúa en 1967, cuando ella tenía diecinueve años y era una estudiante de filosofía en la Universidad de París (no en la Sorbona sino en la que está en Nanterre). Amante del cine y admiradora de la Nouvelle vague en general y de Godard en particular, un día decide escribirle una carta al director de Au bout de souffle y Masculin-feminin porque quiere conocerlo y para su sorpresa éste acepta. Se encuentran, simpatizan y a pesar de la diferencia de edades (él le llevaba dieciocho años) se enamoran e inician una relación que los llevará al matrimonio (estarían casados de 1967 a 1979), a pesar de la oposición de prácticamente toda la familia de Anne, en especial de su madre y de su abuelo, el gran escritor galo François Mauriac. 

  Wiazemsky relata toda esta historia de una manera ágil, detallada, desinhibida y sobre todo divertida. Así, vemos cómo Godard se empeña en convertirla en actriz (que de hecho ya lo había sido un año antes, sin haber estudiado actuación, cuando hizo el papel principal en esa bellísima cinta que es Au hasard Balthazar de Robert Bresson –ella era la joven campesina que tenía bajo su cuidado al burrito Balthazar) y para ello se inventa una película en la que Anne sería una de las protagonistas principales (y lo fue, en La chinoise, ese delirante y extraño filme de tintes maoístas en el que también aparecen Jean-Pierre Léaud y Juliet Berto). 

  Un año ajetreado no es un libro ajeno a los acontecimientos históricos de aquellos días y la autora describe la agitación estudiantil que empezaba a darse sobre todo en París y que desembocaría en el movimiento del mayo francés de 1968, en el que la pareja estaría involucrada, aunque esto ya no aparece en la novela. Sin embargo, lo más interesante es ver el funcionamiento de la difícil relación entre Anne y Jean-Luc. Sus personalidades, al mismo tiempo tan parecidas y tan diferentes. Sobre todo, resulta interesantísimo descubrir que Godard era un hombre lleno de inseguridades y ansiedades, además de haber sido un celoso enfermizo y posesivo. 

  Una novela altamente recomendable. 

domingo, 28 de enero de 2024

Benicio

 

jueves, 18 de enero de 2024

Un recuerdo personal sobre José Agustín


A fines de los años sesenta del siglo pasado, mi hermano Sergio García empezó su carrera como cineasta independiente y fue uno de los fundadores del movimiento de cine en Súper-ocho que se consolidó a principios de los setenta, básicamente en el entonces Distrito Federal, con otros realizadores en ese mismo formato como Gabriel Retes, Alfredo Gurrola, Bosco Arochi, Héctor Abadié y David Celestinos, por mencionar a algunos (más adelante se sumarían directores de la mal llamada provincia, como el duranguense Juan Antonio de la Riva o el veracruzano Nino Gasteasoro).
 

Fue por ese tiempo que Sergio conoció al escritor José Agustín y trabó con él una gran amistad que duraría cerca de cuarenta años. Como yo solía andar todo el tiempo pegado a mi hermano y participaba en algunos de sus proyectos cinematográficos, tuve la fortuna de conocer también a Agustín, de quien a mis quince o dieciséis años ya había leído libros como La tumba, De perfil y la primera versión de La nueva música clásica (en 1972, a los diecisiete años, escribí un intento de novela breve, cuyas 45 páginas mecanografiadas aún conservo, con toda la influencia agustiniana), además de que leía sus artículos y traducciones de canciones del rock anglosajón que se publicaban en el suplemento cultural de El Heraldo de México y sus textos rocanroleros en la revista Pop. 

Varias veces fui al apartamento que ocupaban el escritor y su muy bella esposa, Margarita Bermúdez, en la calle Gabriel Mancera de la colonia Del Valle. Ahí me tocó conocer también al hermano de Agustín, el gran pintor Augusto Ramírez (magnífico artista y espléndido ser humano), a una de las hermanas de ambos (“La muñeca”, le decían y era muy guapa) y llegué a ver a otros escritores como Gustavo Sainz, Luis Carrión, Gerardo de la Torre y el siempre impredecible Parménides García Saldaña. Esto sucedía en 1970 y claro, yo era un escuincle de quince años que sólo los miraba a todos y casi no me atrevía a pronunciar palabra (con el único que recuerdo que platicaba era con Augusto). Tiempo después me tocaría ver de muy chiquitos a los dos primeros hijos de Agustín y Margarita: Andrés y Jesús; a Tino lo conocería pasados algunos años.

En 1971, mi papá tuvo un problema con la empresa en la que trabajaba como agente de ventas y, acusado de fraude, fue encarcelado algunos meses en Lecumberri. Allí coincidió con José Agustín, quien pocos meses antes había sido encerrado tras las rejas del mismo penal por un problema de posesión de drogas. Cuando Agustín supo que aquel señor de nombre Juan García Ayala (a la sazón mi padre tenía 49 años) era el papá de su amigo Sergio, se volvieron grandes camaradas y se acompañaron mutuamente en el encierro. Afortunadamente, los dos pudieron salir pronto del siniestro Palacio Negro.

Dos años después, José Agustín quiso integrarse al movimiento superochero y en 1973 dirigió la película Luz externa, con la actriz July Furlong y Gabriel Retes en los papeles principales y mi hermano Sergio como encargado de la cámara. 

Mucho tiempo pasó y en 1987 tomé la dirección de la revista Natura, de Editorial Posada (mi verdadera alma mater, a la que había ingresado como redactor y guionista de historieta en 1979). En 1989 se me ocurrió efectuar algunos cambios y hacer que la publicación no sólo hablara de vegetarianismo, naturismo y medicina alternativa, sino también de rock y contracultura. Entonces invité a José Agustín a sumarse como colaborador al proyecto y aceptó encantado. 

Por diversas razones tuve que salir de Posada en 1992 y luego de estar en varios medios (como articulista, reportero y guionista de historieta), me llegó la oportunidad de proponer un viejo sueño: editar una revista de rock. Con el apoyo de Jaime Flores y Editorial Toukán, en febrero de 1994 nació, bajo mi dirección, La Mosca en la Pared y desde el número uno hasta el 125 (aparecido en febrero de 2008), José Agustín fue leal colaborador con su mítica columna “La cocina del alma” (título en homenaje a la canción “Soul Kitchen” de los Doors). El propio escritor mencionó a La Mosca en su libro La contracultura en México, de 1996. 


(Un paréntesis: en 1995 y 1996, hice un libro de entrevistas con roqueros mexicanos como Saúl Hernández, Santa Sabina, El Tri, La Maldita Vecindad y Café Tacuba. El título era Rock bajo palabra y lo iba a publicar Editorial Planeta. José Agustín me hizo el favor de escribir el prólogo. Desgraciadamente, de última hora la editorial se echó para atrás “por cuestiones presupuestales” y el volumen nunca apareció. Ahí lo tengo, por cierto, aunque no sé qué tan interesante pueda resultar para los lectores de 2024. Fin del paréntesis).


Tres o cuatro veces visité a Agustín en su casa de Cuautla. La última ocasión fue en 2002, cuando con mi hermano Sergio y tres amistades mías (la periodista María José Cortés, la fotógrafa Isadora Hastings y el artista plástico Damián Ortega) fuimos a comer a la hermosa residencia agustiniana, donde también estuvieron su esposa Margarita y su hijo Tino, con un amigo suyo. Fue una comida bastante sui géneris y digna de un cuento de Agustín. Quizás algún día yo mismo lo escriba. 

A partir de ahí, mi relación con él fue más bien telefónica. Hablábamos al menos una vez al mes y así fue hasta que desapareció La Mosca, es decir, en 2008. Cuando falleció mi hermano Sergio, en septiembre de 2010, le pregunté a Andrés Ramírez si consideraba prudente que llamara a su papá para informarle del deceso de su gran amigo. Temía yo que pudiera afectarle, ya que unos meses antes el autor de Cerca del fuego y Ciudades desiertas había tenido el conocido y malhadado accidente de Puebla. Andrés me dijo que sí lo llamara y así lo hice. Fue la última vez que hablé con mi querido Agustín, quien no pareció captar del todo que mi amado hermano había muerto.

Ahora que están juntos en el cielo de diamantes, no puedo sino recordarlos a ambos y hoy en especial a José Agustín, quien este 16 de enero partió pacífica y dulcemente del plano terrenal, rodeado en su lecho por su bella familia. Para mí fue como un pariente, un hermano mayor que siempre me apoyó y a quien recordaré toda la vida con gran cariño y respeto.


(Publicado el día de hoy en la sección "Acordes y desacordes" del sitio de música de la revista Nexos)

martes, 16 de enero de 2024

La invitada

La invitada. Simone de Beauvoir (1943). Nunca había leído a Simone de Beauvoir y de hecho la relacionaba más con su labor de ensayista (con libros como El segundo sexo, de 1949) que como novelista. Leerla en esta última vertiente ha sido para mí una muy grata sorpresa. La invitada es su primera novela publicada, una obra estupenda que narra la historia de un peculiar triángulo amoroso que mucho tiene de autobiográfico. Pierre y Françoise viven, en el París de finales de los años treinta, una relación abierta que se desarrolla en los mejores términos (como la que vivían la propia De Beauvoir y Jean Paul Sartre), hasta que en sus vidas aparece Xavière (Olga Kosakievics en la vida real), una mujer más joven que ellos, recién llegada de Rouen, a la que “adoptan” y con la que empiezan una relación que de amistosa no tarda en convertirse en amorosa (platónica en el caso de Françoise y más que platónica en el caso de Pierre) y más tarde en enfermiza. Todo se complica, ya que Xavière tiene una exasperante personalidad. Manipuladora, caprichosa, berrinchuda, pasivo-agresiva, la muchacha se mete hasta las entrañas del trío y hace que el vínculo entre los otros dos se desgaste y esté a punto de romperse. Las cosas se vuelven cada vez más tensas y complicadas, sobre todo para Françoise, lo que la lleva a tomar una terrible decisión que no revelaré aquí. Escrita con una prosa pulcra y clara pero sobre todo profundamente psicológica, La invitada nos habla de temas como el deseo, la obsesión, la inmadurez, los celos, la inseguridad emocional y la búsqueda de un sentido existencial. Con personajes secundarios entrañables dentro de su imperfección y de sus propios conflictos, estamos ante un libro extraordinario que me ha descubierto a una Simone de Beauvoir inesperada y gratamente aleccionadora. Una gran novela y una gran escritora.

martes, 9 de enero de 2024

Page


Jimmy Page cumple 80 años este día. Uno de mis grandes ídolos en la adolescencia. 

viernes, 5 de enero de 2024

Leer

“Me gusta imaginar lo pasmado que se quedaría el bueno de Homero, quienquiera que fuese, al ver sus epopeyas en las estanterías de un ser tan inimaginable para él como yo, en medio de un continente del que no se tenía noticia”.

Marilynne Robinson

Cuando era niña me gustaba leer


“Leer es siempre un traslado, un viaje, un irse para encontrarse. Leer, aun siendo un acto comúnmente sedentario, nos vuelve a nuestra condición de nómadas”.


Antonio Basanta

Leer contra la nada


“El libro es, sobre todo, un recipiente donde reposa el tiempo. Una prodigiosa trampa con la que la inteligencia y la sensibilidad humana vencieron esa condición efímera, fluyente, que llevaba la experiencia del vivir hacia la nada del olvido”.


Emilio Lledó

Los libros y la libertad


“Parecen dibujos, pero dentro de las letras están las voces Cada página es una caja infinita de voces”.


Mia Couto

Trilogía de Mozambique

jueves, 4 de enero de 2024

La chinoise

El segundo auto regalo que me di en este cambio de año (sólo me falta uno) y me llegó hoy. Una joya delirante de Godard, filmada en 1967.

martes, 2 de enero de 2024

Mon père, 103 annes

Hoy 2 de enero, mi papá hubiera cumplido 103 años (nació en Mixcoac, DF, en 1921). Esta es una de sus últimas fotos, tomada en Tepepan, en 1987, rodeado de sus entonces cuatro nietos: Alain y Jan (mis hijos) y Axel y Leyla (hijos de mi hermana Myrna). Siempre lo tengo presente, a diario. El gran Johnny.