En México tenemos una larga tradición de periodismo de rock. Esto no quiere decir, sin embargo, que gocemos de un buen periodismo roquero. De hecho, a lo largo de medio siglo hemos padecido, literalmente, algo que ha querido llamarse periodismo, pero que más bien ha sido un agente propagandístico embozado o una colección de agencias de relaciones públicas que se disfrazan de revistas o fanzines y cuyo fin principal no ha sido, no es, hacer periodismo musical, sino conseguir diversas canonjías (llámense anuncios, discos gratuitos, boletos para conciertos o, de plano, la amistad –es un decir– de nuestras estrellitas roqueriles –¿cuántos “periodistas” de rock no son sino fans encubiertos?).
Desde las épocas arcaicas de Notitas Musicales e Ídolos del Rock, a finales de los años cincuenta del siglo pasado y hasta la fecha, cientos de revistas han pasado, en su mayoría sin pena ni gloria, y no han dejado una memoria real (son pocas las excepciones, la más notable, a mi modo de ver, la Piedra Rodante, de principios de los setenta, que sólo duró ocho números, antes de sufrir los embates censores del gobierno echeverrista). ¿A qué se debe esto? A diversos factores, muchos de ellos culturales y hasta educativos. ¿Cuántos de esos medios han mostrado un grado alarmante de deficiencia en su uso del idioma español, por ejemplo? Es como si muchos de quienes escriben de rock en México no hubiesen terminado la primaria: faltas de ortografía, errores de concordancia, pésima puntuación, redacción infame. A eso agréguese una incultura musical supina, improvisación, criterios angostos, complacencia, horror a la crítica, desinteligencia y un nulo sentido del humor que deriva en una solemnidad rampante. Añádase a ello una gran falta de profesionalismo y un desinterés por lo periodístico y tendremos el desabrido e inocuo coctel completo.
Urge cambiar todo eso y buscar un periodismo de rock agudo, profundo, desafiante y crítico, sobre todo crítico. Aunque no tengamos acreditaciones para el próximo festival.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
2 comentarios:
Para muestra, un botón: tengo 11 reseñas impresas de los shows de Hello Seahorse! en el Metropólitan el 16 y 17 de mayo del 2013.
- 4 con foto equivocada. Uno tiene la foto de un personaje que no conozco, y pie de foto con el nombre de la vocalista de la banda.
- 10 de los 11 platican lo que pasó en los primeros 15 minutos y pasaron por alto las diferentes escenografías de las 2 horas siguientes.
- 8 mencionan temas que no se tocaron (pidieron la lista de canciones y se fueron).
- 3 tienen errores graves en el nombre de los integrantes.
- 3 dedican más renglones a la apariencia o vestuario de los integrantes, que a lo sucedido durante el show.
En resumen, ninguna nota contesta las preguntas más simples: ¿Qué sucedió? o ¿Qué te pareció?. Club de chismosos adictos al copy/paste.
El periodismo que mencionas es -desgraciadamente- el que llego a los ojos y odios de éste servidor. Por años creí en la grandeza de Alex Lora, la humildad de Fobia o la creatividad de Zoé
El día de hoy estudio periodismo, y he dejado en el camino cada idea que los falsos escritores intentaron plantarme.
Es necesario cambiar la forma en que sehace el periodismo del rock en México, no cabe la menor duda.
Publicar un comentario