La Mosca sí tiene quién le escriba. Al igual que el
maestro Renato Leduc, admiro la porfía de la mosca que puede estrellarse una y
otra vez contra los vidrios de las ventanas hasta que por una razón metafísica,
casuística o ceñida a las leyes de la causalidad, consigue pasar y continuar
con sus vuelos del otro lado. El autor de “Prometeo sifilítico” decía que si
las personas tuvieran el mismo empeño del insecto al buscar el cumplimiento de
sus aspiraciones y objetivos, sin duda el índice de frustraciones bajaría
dramáticamente. Pero
La Mosca tiene otras ventajas: posee una herramienta
poderosísima: un detector de mierda que la lleva a cruzar el pantano y dejarlo
peor, porque su plumaje es de esos...
Jairo Calixto Albarrán
*Publicado originalmente en La Mosca No. 82, febrero de 2004, número del décimo aniversario moscoso.
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