Hace algunos años mi amigo N., entonces alto ejecutivo de
una disquera, me regañó por colaborar en
La Mosca. “No entiendo por qué estás
ahí”, me dijo. “Son unos biliosos y se meten con el trabajo de todos”. Yo le
respondí en silencio: “Qué curioso que no lo entiendas si te acabas de
contestar”. No es que ahogue en bilis ni que desprecie el trabajo de mis
amigos. Sólo creo que la dulzura y el pudor nunca han sido las virtudes de un
crítico y
La Mosca nunca me pareció un foro para ejercer la corrección. Pocas
revistas lo entienden y las que lo entienden se extinguen sin más. Que
La Mosca
sea cada vez más sólida sin sacrificar un ápice de credibilidad habla más de
ética que de un afán por atacar. En mi
curriculum es la carta que me da
credibilidad. A mi amigo, por cierto, la disquera lo mandaría a volar.
Fernanda Solórzano
*Publicado originalmente en La Mosca No. 82, febrero de 2004, número del décimo aniversario moscoso.
1 comentario:
Es la primera vez que dejo un comentario en tu blog, aun cuando lo sigo desde hace ya un buen tiempo.
¿La razón?... Pues nada más y nada menos que la linda foto a blanco y negro de la preciosa de Fernanda Solórzano. He sido un fiel seguidor de La Mosca en papel y en digital(aunque ahora con el cierre de la página, parece que este sí es el fin)y de entre todos los colaboradores que pasaron por sus "armas" siempre me pareció que Fernanda era una de las que más aportó a crear el perfil de la revista. Tiene un estilo elegante-sarcástico (en ese orden) que siempre me atrapó, y que siguió desarrollando en sus otros proyectos (como en El Foco). Y si a esto le agregamos como plus que es una mujer preciosa... pues simplemente saquemos la cuenta: La femme fatale de nuestro querido pasquin.
Saludos Hugo.
Atte: Jeget
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