jueves, 31 de enero de 2019

Earthling

Producir Earthling (1997) fue para Bowie como quitarse un enorme peso de encima. Porque si con Outside se había ido a los extremos de la pretensión, de una incontrolable complejidad y de una exagerada sobreproducción, supo rectificar a tiempo y hacer de Earthling un disco que si bien no renunciaba a trabajar con la música del momento, sí aligeraba sus sonidos y los hacía mucho más accesibles y más, digamos, terrestres.
  Esto no quiere decir que haya vuelto a la superficialidad popera de la época de Let’s Dance y Tonight, sino que tomó elementos del techno y el jungle para componer su nuevo material y el resultado fue muy satisfactorio.
  No se trata ciertamente de un gran disco, sobre todo porque de pronto da la impresión de que los beats del jungle fueron sobreimpuestos a canciones convencionales y eso produce un efecto de cierta artificialidad. Sin embargo, Bowie parece moverse aquí mucho más a sus anchas que en su trabajo anterior y el hecho se traduce en una gran frescura y una mayor amplitud musical que son especialmente notorias en temas como “Little Wonder”, “Seven Years in Tibet”, “Dead Man Walking”, “Telling Lies” y la controvertida “I’m Afraid of Americans”.
  Un buen álbum.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)

miércoles, 30 de enero de 2019

Jan a sus 32

Hoy mi hijo menor, mi amado Jan Sebastián, cumplió 32 eneros, lo cual me hace muy feliz. Pues eso.

martes, 29 de enero de 2019

Never Let Me Down

Quienes pensaron que con Tonight David Bowie había tocado fondo y no podría caer más bajo, no se equivocaron. Sin embargo, quienes creyeron que el músico ya no tenía remedio tuvieron un leve margen de error. Never Let Me Down (1987), aunque muy en la tónica de sus dos antecesores inmediatos, dio muestras de cierta recuperación en las capacidades creativas de Bowie. No es un gran disco, pero al menos el autor de “Spacce Oddity” lanzaba algunas señales de esperanza para sus más fieles seguidores, dobre todo los de la fructífera década de los setenta.
  Muy lejos aún de obras como Ziggy Stardust, Station to Station o Low, este álbum de 1987 retornaba a los temas basados en las guitarras fuertes y las experimentaciones del art-rock que ya parecían abandonadas. Entre las composiciones a destacar se encuentran “Day-In-Day-Out”, “Glass Spider”, “Bang Bang” y el homenaje a John Lennon “Never Let Me Down”.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)

lunes, 28 de enero de 2019

Tonight

El descenso artístico de David Bowie durante los ochenta siguió su curso con Tonight (1984), una obra que no hace sino tratar de replicar el éxito de Let’s Dance, mediante la repetición casi mecánica de la misma fórmula de hacer musiquita fácil y bailable.
  Parecía que el antiguo autor de maravillas tan creativas como Hunky Dory y Aladdin Sane olvidaba su pasado y sólo quería triunfar en las discotecas y vender lo más posible. Si ese era su objetivo lo logró con creces, ya que el álbum obtuvo ventas enormes alrededor del mundo y temas como “Blue Jeans” (of all names) o “Loving the Alien” sonaron hasta el hartazgo en los antros de baile de las grandes ciudades. Muchos reflectores, mucha parafernalia, muchas luces estroboscópicas, pero un mismo resultado insustancial. Tonight fue Disco de platino, pero no ha resistido la prueba del tiempo.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)

domingo, 27 de enero de 2019

sábado, 26 de enero de 2019

Cámara húngara: El navío de la 4T


Si algo hay que admirar del gobierno que llegó al poder el pasado 1 de diciembre es su enorme capacidad para reinventarse, porque no cualquiera inventa un disparate para de inmediato inventar otro y otro y otro y así (como al parecer será), hasta el infinito.
   Si la cosa no fuera tan grave, estaríamos viviendo en medio de un divertidísimo festival mágico-cómico-musical, en el que las ocurrencias diarias del presidente de la república y su equipo (el cual incluye no sólo a su gabinetazo sino también a sus diputados y senadores mayoritarios en las dos cámaras legislativas) serían una fuente constante de sano humor y esparcimiento. El problema es que cada una de esas ocurrencias está llevando a México a un callejón sin salida y lo está haciendo en tiempo récord: tan sólo ocho-semanas-ocho y el deterioro económico empieza a asomar sus narices de manera amenazante y letal, para no hablar de decisiones tan absurdas (o quizá tan perversas) como la de cerrar los ductos de gasolina y crear un caótico y artificioso desabasto, para culminar con el estallido de Tlahuelilpan que muchos ya consideran como el Ayotzinapa de la Cuarta Transformación, aunque tal vez sea apenas uno de los varios Ayotzinapas que todavía nos esperan.
   Uno puede reír con las diarias dosis de humorismo involuntario que se dan en las conferencias mañaneras del presidente, tan improvisadas como llenas de falacias y gracejadas, además de las patéticas intervenciones de los patiños que ahí aparecen para muchas veces hacer el ridículo, cada vez que su jefe les pide que intervengan a fin de “aclarar” alguna información que convierten en hilarantes galimatías cantinflescos (remember a la secretaria Nahle y la pregunta sobre las leyes de Newton).
   ¿Pero cómo reír con decisiones como la militarización del país por medio de la Guardia Nacional, el despido de tantos empleados del gobierno y de los medios o la ya referida tragedia del ducto hidalguense con sus más de cien muertos y decenas de heridos?
   Sí, tenemos un gobierno que se reinventa cada día con nuevos sketches y nuevas rutinas a las que por salud mental debemos verle su lado cómico (¿o no es de risa loca que quien afirma “por encima de la ley, nada” sea el primero en violarla con la excusa de que él no tiene problemas de conciencia porque no es corrupto? Bueno, no, no es de risa loca, es de poner los pelos de punta).
   Y ahí va el navío-vío cargado de locuras e imprevisiones, de caprichos y desatinos, de desvaríos y devaneos. El navío de la 4T.

viernes, 25 de enero de 2019

Para dártelas de entendido en rock (95)

Sucedió hace poco más de 30 años, casi 31, el 23 de febrero de 1989. Los premios Grammy incluían por vez primera la categoría al Mejor Álbum de Hard Rock y Heavy Metal. Los nominados eran Metallica por su disco ...And Justice for All, Jane's Addiction por Nothing's Shocking, AC/DC por Blow Up Your Video, Iggy Pop por Cold Metal y, extrañamente, Jethro Tull por Crest of a Knave. Digo extrañamente, porque Jethro Tull no es y nunca ha sido una agrupación de metal o de hard rock. Alice Cooper fue el encargado de abrir el sobre y anunciar al triunfador. Todo mundo daba por sentado que Metallica se llevaría el histórico primer Grammy heavymetalero. Por eso, cuando Cooper pronunció el nombre de Jethro Tull, todo mundo pensó que se trataba de una broma del buen Alice. Ninguna broma: Crest of a Knave era el álbum ganador. El propio líder de este grupo, el genial Ian Anderon, recordaría años más tarde: "Todos pensaban que Metallica ganaría. Fuimos nominados por alguna extraña razón. Y en ese momento nadie prestó atención al hecho de que estábamos nominados. Porque pensaron que no había forma de que Jethro Tull lo ganase, como tampoco Iggy Pop o Jane's Addiction". De hecho, Anderson ni siquiera se tomó la molestia de asistir a la ceremonia de entrega de los premios, tan seguro estaba de que no ganaría. Para colmo, Metallica incluso actuó esa noche, antes de que se anunciara el galardón. Se pensaba que era suyo…, pero la historia resultó muy diferente.

miércoles, 23 de enero de 2019

Let's Dance

Con Let’s Dance (1983 ) se inicia de algún modo el periodo más complaciente de David Bowie. A pesar de contener excelentes piezas, en general el espíritu del disco es flácido, hueco, artificioso. De pronto, Ziggy Stardust caía en las tentaciones del superestrellismo, del jetset, de la música bailable más superficial, de la actitud abiertamente vacua.
  Álbum en cierto sentido neo romántico, Let’s Dance se salva porque, a pesar de todo, la calidad de Bowie está ahí, presente, sin doblegarse del todo ante el sentido pedestre de su coproductor, el discotequero Nile Rodgers.
  El disco empieza muy bien con la dinámica “Modern Love”, una canción al mismo tiempo artística y comercial que lograría un gran éxito de ventas como sencillo y hasta sería utilizada para musicalizar… un anuncio de Pepsi. Otro tema interesante –escrito al alimón con Iggy Pop– es “China Girl”, el cual contiene una insólita participación del entonces muy joven guitarrista Stevie Ray Vaughan. “Let’s Dance” sigue un poco la línea de composiciones de discos anteriores como “Fame” o “Fashion”, mientras que la cinematográfica “Cat People (Putting Out Fire)” –coescrita con Giorgio Moroder– agrega un relativo ambiente ominoso a un trabajo lleno de fuegos de artificio.
  Una obra discutible.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)

martes, 22 de enero de 2019

En la madre, abstemios (12)

DADA LA TERNURA DE ESTA DECLARACIÓN, SE PROPONE QUE A PARTIR DE AHORA EL GRUPO DE MARRAS SEA CONOCIDO COMO LOS DIVIS DIVIS, SIN DUDA UN APODO DE CARIÑO
“Nosotros somos División Minúscula pero para todo y todos nos dicen los División, el Minúscula, casi nunca se usa; sólo se usa cuando lo escribes o lo buscas en internet. Nadie nos dice División Minúscula. Fue eso, adoptar el apodo de cariño. Es como hacerlo más personal, más íntimo para la gente y creo que esa palabra también incluye a toda la gente que está con nosotros: a nuestros fans, a la gente que trabaja con nosotros”. 

División Minúscula en entrevista para la revista Filter México.

(Tomado de "¡En la madre, abstemios!", sección de la revista Mosca, por La Mosca Redactora, 2013)

lunes, 21 de enero de 2019

Lodger

Comparado con sus contrapartes de la triada berlinesca, Lodger (1979) queda como un disco más bien discreto y convencional, con algunas muy buenas composiciones y otras que podrían pasar desapercibidas.
  Aquí ya no hay temas instrumentales, aunque Brian Eno siguió trabajando al lado de David Bowie.
  Colección de canciones con un muy ligero dejo avant gard, Lodger tiene sus mejores momentos en cortes como “Fantastic Voyage”, “African Night Fly”, “Yassassin (Turkish for: Long Live)”, “Red Money” y, sobre todo, los cortes sexto, séptimo y octavo: “D.J.”, “Look Back in Anger” (nada que ver con Oasis) y “Boys Keep Swinging”.
  Un buen disco, pero al fin y al cabo un capítulo menor dentro de la obra discográfica de Bowie.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)

sábado, 19 de enero de 2019

Cámara húngara: Apenas 50 días

En medio de la delirante vorágine con la que el nuevo gobierno ha envuelto a México desde el día entró en funciones; en medio del vértigo con que el presidente López Obrador y los suyos han cometido un yerro tras otro, en sus prisas por concentrar la mayor cantidad de poder en el menor tiempo posible; en medio de locuras como el reciente cierre de los ductos de gasolina y el consiguiente desabasto de combustible en buena parte del país, con el pretexto de una confusa lucha contra el huachicoleo (en la que no hay resultados acreditados, como tampoco detenidos o acusados) y mientras la Cámara de Diputados aprueba la creación de una poderosa Guardia Nacional con dejos de Guardia Bolivariana, en medio de todo eso y más (lo más reciente: la extraña muerte de uno de los dueños de Soriana que oficialmente habría sido un suicidio), la tragedia de este viernes en Tlalhuelilpan, Hidalgo, es como la amarga cereza que corona un pastel pésimamente cocinado.
   No hablaré por el momento del terrible siniestro que costó la vida de cerca de un centenar de personas y quemaduras en otras tantas, porque es necesario tener un poco más de perspectiva temporal para tratar de comprender el fondo de lo que provocó el incidente, aunque este mismo inevitablemente se ha politizado y está sirviendo para que los dos bandos políticos en que se encuentra dividido el país se culpen mutuamente por lo acontecido.
   Han sucedido tal cantidad de incidentes en escasos 50 días que resulta complicado procesarlos y tratar de darles coherencia. Nadie sabe hacia dónde se dirige México y el discurso cotidiano del presidente, en sus largas y tediosas conferencias matutinas, no hace sino aumentar la certeza de que el actual no es un gobierno de ideas sino de ocurrencias y que el equipo que hoy se encarga de llevar las riendas (es un decir) de la república está conformado por gente incapaz y pusilánime (aunque tremendamente arrogante) que sólo está ahí para obedecer a su jefe sin chistar.
   Abundan las anécdotas que en otras circunstancias serían cómicas y que muestran a un gabinete mediocre y hasta ridículo, falto de iniciativa y pasmado ante la gigantesca responsabilidad que representa gobernar a un país con las dimensiones del nuestro. Todo indica que dicha responsabilidad les ha quedado demasiado grande.
   México parece un barco al garete que hace agua por todas partes. Si el sexenio anterior terminó mal, este ha empezado peor aún y no hay señales de que las cosas vayan a cambiar en el corto plazo, como tampoco en el mediano o en el largo.
   ¿Qué es lo que sostiene la situación? El bono que representan los 30 millones de votos que ganó AMLO el 6 de julio pasado. Las encuestas todavía lo favorecen. Pero el tiempo mina y el desgaste podría darse mucho más rápido de lo que muchos hubieran anticipado. Empieza a haber desencanto en varios sectores de la población. El gobierno tendría que ser muy hábil e inteligente para revertir las cosas. Sin embargo, habilidad e inteligencia son dos cualidades de las que cada día muestra una mayor carencia.
   La estupidez es la constante, también la falta de oficio y, sí, apenas han transcurrido 50 días.

viernes, 18 de enero de 2019

Para dártelas de entendido en rock (94)


Pocos saben que el súpergrupo británico Emerson, Lake & Palmer (ELP) iba a llamarse originalmente HELP. La rezón es tan sencilla como sorprendente y escasamente conocida: la letra H que se iba a añadir al principio del nombre correspondía a quien estaba destinado a hacerse cargo de la guitarra en el cuarteto, ya que Keith Emerson (E) sería el encargado de los teclados, Greg Lake (L) del bajo y la voz principal y Carl Palmer (P) de batería y percusiones. ¿Quién era entonces el guitarrista cuyo apellido comenzaba con la letra hache? Pues nada menos que Jimi Hendrix, quien ya estaba apalabrado con los otros tres súper músicos. Por desgracia, la muerte lo sorprendió (y sorprendió al mundo) el 18 de septiembre de 1970 y el proyecto se vino abajo.
  ¿Cómo habría sonado HELP con la genialidad guitarrística, vocal y autoral de Hendrix? Eso es algo que nunca sabremos.

jueves, 17 de enero de 2019

Outside

Si Ziggy Styardust es un álbum conceptual, Outside (1995) lo es aún más. Casi diríamos que es un trabajo híper conceptual y muy (quizá demasiado) pretensioso.
  Se trata de una nueva colaboración con Brian Eno, luego de la trilogía Low-Heroes-Lodger de casi veinte años atrás. Como en aquellos días, las experimentaciones atmosféricas y disonantes están presentes, pero esta vez enriquecidas con elementos de la música imperante en 1995: el industrial y el grunge principalmente.
  El disco crea un personaje (Nathan Adler) y es como una novela negra de anticipación en la cual predominan los temas del crimen y el arte (¿el asesinato como una de las bellas artes?) y las cuestiones del ciberespacio.
  En su estridente ambición, el álbum falla por su exagerada complejidad. Confuso, irregular, con menos momentos brillantes que grises, Outside vale más por lo que representa como intento por recuperar el impulso artístico que como obra en sí. Para fortuna de Bowie, vendrían cosas mejores.

miércoles, 16 de enero de 2019

"Maromas en tiempos de la Cuarta" (un texto que suscribo)

Decir “la cagué” es una de las cosas más difíciles que hay. Casi tanto como decir “me hicieron pendejo”.
  Mi padre me enseñó a cuidar lo que digo puesto que yo soy dueño de mis palabras mientras sigan en mi cabeza; una vez fuera de mi boca son mis palabras las que son dueñas de mi.
  Lo mismo pasa con las decisiones, las acciones, las convicciones. Uno se cree su dueño, pero son ellas las que se adueñan de uno.
  Los economistas tienen un concepto increíble que me ha ayudado a entender éste fenómeno: el costo hundido.
  Éste es el costo que ya se pagó y no se puede recuperar en el futuro: el tiempo, el dinero u otros recursos que se gastaron en un proyecto, inversión o actividad.
  El costo hundido aplica no sólo para aeropuertos que ya no se van a construir o para refinerías que no van a servir de nada cuando se terminen.
  Es algo que a todos nos pasa:
  Cuando le hemos metido tanto dinero a un coche viejo que nos cuesta trabajo aceptar que nunca va a quedar bien y hay que venderlo.
  Cuando llevamos tiempo en una relación tóxica y nos cuesta aceptar que la otra persona no va a cambiar y es mejor dejarla.
  Cuando nos involucramos tanto con una idea o una postura que nos cuesta admitir que nos equivocamos.
  Así, como cuando uno cree que un rayo de esperanza tiene la llave para acabar con la corrupción y la desigualdad, para transformar la nuestra en una patria mas generosa, mas prospera, mas justa. Cuando creemos que juntos haremos historia.
  Por eso es tan complicado que los que votaron convencidos del cambio verdadero critiquen las decisiones del nuevo gobierno como lo habrían hecho de ser Anaya o Meade el Presidente, como lo hicieron cuando lo fue Peña o Calderon o Fox o Zedillo o Salinas.
  De ahí las maromas.
  Si algún otro gobierno hubiera rescatado a los tenedores de bonos del aeropuerto, ya estarían diciendo que es otro FOBAPROA.
  Si algún otro gobierno hubiera dispuesto la construcción de un tren que destruyera la selva Lacandona, ya estarían denunciando el ecocidio.
  Si algún otro gobierno hubiera convocado a la formación de una Guarda Nacional que militarice la función policiaca, ya estarían acusando la represión y la violación de derechos humanos.
  Si algún otro gobierno hubiera cerrado los oleoductos y provocado la escasez de gasolina, ya estarían quemando estaciones de servicio.
  Si algún otro gobierno hubiera …
  Pero nada de esto pasa.
  Es como en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, los comunistas del mundo vilipendiaban al nazismo como el enemigo del pueblo a vencer. Luego vino el Pacto Ribbentrop-Molotov y las maromas para justificarlo, diciendo que Stalin era un genio por dividirse Polonia con Hitler … hasta que vino la traición de Alemania a la Unión Soviética y, otra vez, los nazis eran el coco y los Aliados los salvadores del proletariado … hasta que inició la Guerra Fría y los capitalistas eran, otra vez, la escoria de la tierra.
  Así ahora.
  Morena puede pactar con el Verde (el Verde, chingao) para obtener mayoría absoluta en el Congreso, puede darle licencia a Velasco para que sea Gobernador con licencia, Senador con licencia, y Gobernador sustituto; puede avasallar a la oposición y cambiar las leyes que le estorben sobre los votos de un grupo de levantadedos que harían sonrojar a los Priistas de antaño. Carajo, puede cobijar en su manto redentor a los Priístas de antaño.
  Nadie dice nada. Nadie ve nada malo.
  El presidente puede no ir al funeral de los Moreno Valle para que no le chiflen y sus súbditos le aplauden su entereza de Jefe de Estado.
  Se puede hacer una ley especial para que Taibo dirija el Fondo de Cultura Económica y nos la metan doblada y nada.
  Puede haber despidos masivos de doctores en el IMSS y el ISSTE, puede cancelarse el seguro popular, puede darse más dinero a los ninis que a los doctores y todo es felicidad en la República Amorosa.
  Se pone peor.
  Ahora el EZLN, bandera de los progres profesionales desde hace 25 años ya no son los impolutos estandartes de los derechos indigenas sino una cortina de humo inventada por Carlos Salinas. ¡Carlos Salinas! ¡Puta madre! Si a alguien le hizo daño el EZLN fue a Carlos Salinas.
  Y Maduro… ¿Qué decir de Maduro?
  Maduro es un dictador, represor, que ha encarcelado a sus adversarios politicos y hundido a su pueblo en la miseria. En su más reciente reelección ni falta hizo que hiciera trampa. Igual la hizo.
Casi todos los países de America Latina condenaron las elecciones en Venezuela.
¿La respuesta de México? La no intervención. ¿La respuesta de los maromeros? El aplauso estridente.
Es más fácil aplaudir los sinsentidos de la Cuarta Restauración que admitir que el Emperador va desnudo por la calle o, peor, que uno mismo es el que va desnudo, que lo sabe, pero que ni modo de admitir que los sastres lo hicieron pendejo.
  Mejor es hacer de tripas corazón y convencerse a sí mismo de que no, de que todo está bien, de que los que apuntamos el dedo flamígero de la crítica somos malos mexicanos que queremos que al país le vaya mal para poder regodearnos diciendo "Te lo dije".
  No podría decir con certeza cuántos de los 30 millones que votaron por Morena están en ésta situación. Imagino que bastantes y lo lamento profundamente.
  Extraño a mis amigos críticos, a esos con los que tuve y sostuve largas discusiones sobre lo que nuestro gobierno estaba haciendo mal y lo que hacía falta para enmendar el rumbo.
  Extraño, más aún, ese país en el que crecí durante los últimos veinte años: un país plural, democrático, con algunas instituciones fuertes y sólidas y otras en proceso de serlo; un país donde lo importante siempre fue ver la luna y como alcanzarla y no el dedo de quien apuntaba hacia ella.
  Extraño a México y espero que cuando el circo baje la carpa y los acróbatas intelectuales dejen de hacer maromas para justificar aquello que antes condenaba no sea muy tarde ya para recuperarlo.

(Texto tomado del blog El prietito en el arroz de Alberto Mansur)

martes, 15 de enero de 2019

Chairos

Se dicen antipriistas y aman al neoPRI, se dicen de izquierda y veneran a un ultraderechista, se dicen antimilitaristas y justifican a la Guardia Nacional, se dicen librepensadores y defienden la Cartilla Moral, se dicen ecologistas y aceptan al Tren Maya y la destrucción de las selvas del sureste mexicano, se dicen demócratas y apoyan las dictaduras de Venezuela y Cuba, se dicen progresistas y secundan la centralización del poder, se dicen antiautoritarios y permiten y alientan que dicho poder se concentre cada vez más en una sola persona. No hay peor chairo que el que no quiere ver.

lunes, 14 de enero de 2019

Heroes

Heroes (1977) es como la segunda parte de Low. O más bien ambos discos constituyen un todo, hasta en su estructura mitad canción/mitad piezas instrumentales.
  De nueva cuenta, la mancuerna Bowie-Eno funciona a la perfección, sólo que esta vez con un añadido: la guitarra de Robert Fripp. La participación del líder de King Crimson otorga a la música una dimensión distinta y una serie de texturas armónicas que la enriquecen con su estilo netamente vanguardista. Esto se nota desde el primer corte, el potentísimo “The Beauty and the Beast”, en el cual Fripp efectúa complicadas figuras guitarrísticas. Con una producción más diáfana que la de Low, Heroes es relativamente más accesible. No en vano, el tema homónimo se convirtió en uno de los grandes éxitos de popularidad en la historia musical de Bowie.
  Pero hay otras composiciones igual de notables, como la excelente “Joe the Lion” que prefigura lo que sería el álbum Scary Monsters (en el que también participaría Fripp), la emotivamente rocanrolera “Blackout” o ese abierto homenaje a Kraftwerk que es “V-2 Schneider”. Respecto a la parte instrumental, se trata de un tour de force de Bowie y Eno, conformado por una especie de suite ambiental que incluye los cortes “Sense of Doubt”, “Moss Garden” y “Neuköln”.
  Heroes culmina con la extrañamente atrayente y sensual “The Secret Life of Arabia”, con Carlos Alomar en la guitarra.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)

sábado, 12 de enero de 2019

Cámara húngara: La gasolina en los tiempos de la cólera

No son tiempos para encender los campos secos y mucho menos con gasolina. Y sin embargo…
   Cinco y días y contando. El desabasto del preciado hidrocarburo ha sido la cereza podrida en el chamuscado pastel que el nuevo gobierno se ha encargado de mal hornear a lo largo de sus primeras seis semanas de desatinos.
   Si a lo largo de diciembre resultaba asombroso cómo el nuevo presidente de México y su equipo cometían una torpeza tras otra (desde la cancelación del aeropuerto de Texcoco hasta la decisión de poner el mando de la temible Guardia Nacional en las manos de los militares, pasando por la polarización inducida desde Palacio Nacional, los ataques contra la Suprema Corte de Justicia, el Tren Maya, la reducción del presupuesto a las universidades y los órganos autónomos y un largo etcétera que parece difícil de creer), la súbita decisión de combatir al huachicoleo hizo que desde arriba se ordenara el cierre de oleoductos y con ello se diera una jamás vista escasez de combustible en cuando menos diez entidades de la república mexicana, incluida la Ciudad de México.
   Aún no queda claro en qué consiste ese pretendido embate contra quienes practican el robo de hidrocarburos, pero hasta el momento todo se ha ido en explicaciones tan vagas como contradictorias y en acusaciones contra la corrupción que no se han traducido en una sola detención de los delincuentes que extraen gasolina, diesel y otras sustancias de los tubos de Pemex. Lo que sí es más que claro y evidente es la histeria colectiva que esta torpe decisión (o cuando menos la manera de implementarla) ha provocado entre la ciudadanía y que se tradujo en compras de pánico, caos vial, incertidumbre y temor, además de cuantiosas pérdidas económicas.
   Porque si realmente se tratara de combatir al huachicoleo, ya sabríamos de intervenciones de las autoridades en lugares neurálgicos de este delito, como San Martín Texmelucan, Puebla, por ejemplo, o ya se hubiera intervenido al sindicato y a las altas dirigencias de Pemex, desde donde todo parece indicar que se opera la mayor parte del robo de combustible. Pero nada de eso se ha hecho y sólo se han producido una palabrería y una demagogia incontinentes.
  Con un director de Pemex que ha demostrado que además de ser un perfecto ingeniero agrónomo es un sordomudo profesional y con la polarización a tope, la situación amenaza con volverse cada vez más grave y hasta incontrolable, ante la necedad de no aceptar errores y no reabrir los ductos que alimentan de gasolina a la mitad del país.
   Seis semanas apenas y el mundo de Mad Max está llegando a México. Habría que encargarle a Alfonso Cuarón o a Guillermo del Toro que filmen la siguiente cinta de tan emocionante y desoladora saga.

viernes, 11 de enero de 2019

Para dártelas de entendido en rock (93)

Cuenta la leyenda que mientras los Beatles grababan "Hey Jude", Paul McCartney cometió un pequeño error en el piano y exclamó: "Holy fuck!", aunque también podría ser "Fuckin' hell!" y la voz se parece más a la de John Lennon que a la de Paul. Todo ello quedó en la grabación final, si bien es casi imperceptible. Al parecer -y según ha contado alguno de los presentes en la sesión-, Lennon soltó la maldición al grabar la segunda voz. El volumen de sus audífonos estaba demasiado alto y por eso soltó primero un !¡Ou"!, seguido por el "Fuckin' hell!". Si no lo borraron o si no intentaron una nueva toma fue porque al propio John le gustó la idea de dejarlo, aunque él mismo se encargó de propagar la idea de que no había sido él sino McCartney. Eso es lo que se cuenta.

jueves, 10 de enero de 2019

Mi madre en sus 97

Mi mamá a sus 19 (1941)
Es el primer cumpleaños de mi mamá que me toca desde que vine a vivir a la casa familiar. 97 años ya. Se los festejamos en casa de mi prima Irma y la celebración estuvo bastante concurrida. Incluso fueron mis primos Gustavo (García) y Enrique (Michel). Mis hijos no pudieron asistir. Éramos unas quince personas y todo fue muy agradable, incluido un perrito con el que estivo jugando la señora Rebeca.

miércoles, 9 de enero de 2019

Low

El encuentro entre Brian Eno y David Bowie en el gris Berlín de la Alemania dividida trajo como consecuencia una tercia de discos tan impresionantes como tecnologizados y la primera señal de un nuevo cambio radical en la carrera de Bowie es que el tema inicial, “Speed of Life”, sea por completo instrumental, en un estilo cercano al ambient.
  En estricto rigor, Low (1977) es un disco que puede acreditarse tanto a Bowie como a Eno, ya que se encuentra claramente dividido en mitades: la una conformada por canciones extrañas y provocativas, altamente experimentales (con excepción quizá de “Sound and Vision” y “Be My Wife”, relativamente más convencionales), y la otra con piezas instrumentales de amplios ecos y densas atmósferas con el claro sello composicional de Eno. Sin embargo, en ambas partes se nota la interacción de los dos genios, cuyos talentos combinan de manera exacta, embonando en forma tal que no dejan hendidura alguna al descubierto.
  En su momento, Low significó un shock para los seguidores de Bowie, por muy vanguardistas que se consideraran a sí mismos. Su ídolo había dado un paso tan adelantado que los dejó atrás y tendrían que realizar un esfuerzo sobrehumano para más o menos alcanzarlo y entenderlo.
  Obra que aprovecha todas las posibilidades técnicas de un estudio de grabación sintetizado, Low es electrónica avant garde (o avant pop, como dijera alguien). Un álbum que aún hoy día desconcierta y fascina. Si no, pregúntenle a Philip Glass.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)

martes, 8 de enero de 2019

Apuntes para una historia crítica del rockcito (V)

1967 fue un año fundamental en la historia del rock mundial. En la república mexicana, sin embargo, prácticamente pasó de noche. Salvo una minoría de jóvenes que tuvo acceso a los carísimos y prácticamente inconseguibles discos de los nuevos revolucionarios de la música o a uno que otro programa de la radio en amplitud modulada, en un principio el resto siguió en la absoluta ignorancia.
  Sin embargo, para 1968 las cosas fueron cambiando. A pesar de los controles y la censura gubernamentales, en los medios de comunicación escritos y electrónicos se sabía lo que estaba sucediendo en el resto del planeta. Movimientos estudiantiles en Francia y otras partes del mundo, incluidos los Estados Unidos. Una izquierda moderna que sabía seducir con propuestas liberales y democratizadoras. La sexualidad se abría. Las modas cambiaban. Los hombre se dejaban el cabello largo y las mujeres usaban la falda corta. La ideología hippie de la paz y el amor, de la armonía con la naturaleza, ganaba adeptos a pasos agigantados. Incluso en la república mexicana, cuya cerrada sociedad abría grietas por donde se colaban expresiones e ideas liberales que chocaban con lo establecido por papá gobierno.
  Entonces surgieron multitud de grupos de rock diferentes. Nada que ver con los de “los grandes años del rocanrol”. El movimiento era relativamente subterráneo y la gran televisión ni siquiera los miraba. Pero ahí estaban agrupaciones –algunas llegadas del norte, otras de origen chilango– como la de Javier Bátiz, los Dug Dugs, Love Army, Peace and Love, Toncho Pilatos, Nahuatl y Three Souls in My Mind, entre muchas otras. ¿Nos encontrábamos ya a la altura del los grandes roqueros del planeta? Lamentablemente no.
  Si los primeros rocanroleros nacionales imitaban a sus similares de Norteamérica, los roqueros mexicanos de la segunda mitad de la década de los sesenta hacían exactamente lo mismo: imitar, copiar, calcar… y en su mayoría lo hacían mal. Con su apariencia jipiteca, algunos llevaban el arte de la imitación a los terrenos de la excelsitud. Caso de los Dug Dugs. Uno podía ir a verlos a la Pista Hielo Insurgentes, al sur de la Ciudad de México, y quedarse boquiabierto ante sus exactas versiones de las canciones de los Beatles, como “El tonto de la colina”, flauta de Armando Nava incluida. Nadie los criticaba por ello. Al contrario, se les alababa. Yo mismo los miraba con ojos de admiración desde mis trece ingenuos años de edad, ahí, en la pista de hielo donde también estaba la tienda de discos importados Hip-70 y donde hoy se encuentra Plaza Inn, cerca de San Ángel. Los Dug Dugs eran capaces de tocar “Bouree”, de Johann Sebastian Bach, idéntico a como lo hacía Jethro Tull.
  Pero no hay que ser injustos. Algunos grupos comenzaron a componer sus propios temas. Con letras de enorme pobreza lingüística (¡y casi todas en inglés!) y música demasiado parecida a la de los grandes exponentes de la psicodelia de San Francisco y la costa oeste californiana o de Londres y Liverpool, pero al menos existía un empeño por dejar de fusilarse con descaro las canciones ajenas.

(Publicado originalmente en mi columna "Plumas de caballos" del sitio Juguete Rabioso)

lunes, 7 de enero de 2019

Station to Station

Un disco puente, un disco transicional entre el soul suave de Young Americans y la dureza casi techno de la etapa berlinesa por venir.
  Station to Station (1976) encuentra a un David Bowie existencialmente enganchado por la cocaína y la paranoia y ello se transmite en la forma de componer y sobre todo de interpretar los escasos seis cortes que conforman el álbum.
  “Elegante y robótico”, así define este trabajo el crítico Stephen Thomas Erlewine y no le falta razón. Aparentemente helado y hasta cínico e indolente, el Bowie de este Estación a estación es, sí, tan frío y calculador como puede serlo una puta en una calle londinense, pero al mismo tiempo demuestra que esa frialdad y ese aparente cálculo no son sino fruto de la soledad y la inseguridad que da una vida vaciada por la droga y la promiscuidad (y lo digo sin el menor atisbo de moralina). De ese modo, canciones como la larga (más de diez minutos) e intensa “Station to Station” (título referido a las estaciones del calvario de Cristo), la fonqui “Golden Years” (la cual bien pudo estar en Young Americans), la casi himnóticamente religiosa “Word on a Wing”, la divertida y sarcástica “TVC 15”, la escalofriante “Stay” y esa maravilla que hiciera célebre la gran Nina Simone, “Wild is the Wind”, resumen melodramáticamente la situación emocional del Bowie de mediados de los setenta.
  Un disco artística y vanguardistamente impactante.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)

domingo, 6 de enero de 2019

sábado, 5 de enero de 2019

Cámara húngara: Cuando las “benditas” redes sociales se convirtieron en malditas

El mundo al revés. O para mejor decirlo: el país al revés. Eso es México en estas primeras y delirantes semanas de la pomposamente llamada Cuarta Transformación.
   Porque ahora que dejaron de ser oposición para convertirse en gobierno, el presidente López Obrador y los suyos nada más no encuentran la brújula y no logran asumirse como lo que son. Lejos de ponerse a gobernar y entender que deben hacerlo para todos los mexicanos, insisten en mantenerse en campaña y en continuar su lucha (es un decir) contra sus conservadores, mezquinos y canallas adversarios (Peje dixit).
   Un ejemplo de este país al revés se da muy claramente en las redes sociales. Luego de que durante largos años estas fueron utilizadas hábilmente para minar a los gobiernos anteriores (y tan útiles les resultaron que en su discurso de toma de posesión el tabasqueño las calificó como benditas), ahora que muchos opositores de Morena las usan como un instrumento de crítica, resulta que los obradoristas se quejan de ellas y lloriquean ante la avalancha de cuestionamientos que reciben. Por supuesto, afirman que se trata de campañas orquestadas por la derecha y que son bots y no personas quienes los atacan.
   Otro ejemplo de este enrevesamiento se ha dado luego de que el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional volvió a dar signos de vida y se declaró opuesto a los planes presidenciales en el sureste del país, en especial al famoso Tren Maya, al paso transístmico y a la construcción de refinerías. Esta postura bastó para que, de golpe y porrazo, los adictos al régimen acusaran al EZLN de ser un instrumento de la oligarquía y desacreditaran a su ídolo anterior a AMLO, el sup Marcos, hoy auto rebautizado como Galeano. ¿No les parece conmovedor el asunto?
   El panorama empieza a ponerse divertido y nos espera un año lleno de circo, maroma y teatro. El que las redes ya no sean suyas y el que los neozapatistas los confronten son cosas que no estaban en el guión de la secta morenista. Su reacción ha sido histérica, pues no saben cómo manejar ambo asuntos. Y si a ello le agregamos los yerros diarios, las pésimas decisiones que se han tomado y la cada vez más evidente incapacidad que tienen para gobernar (tanta que han tenido que refugiarse en las fuerzas armadas para mantener el control si este se les va de las manos), la situación es de franca risa loca. Lo malo es que, con esa incapacidad, nos están llevando a todos entre las patas.

viernes, 4 de enero de 2019

Para dártelas de entendido en rock (92)

Robert Fripp, con un orgullo justificable, ha contado muchas veces la historia de haber tocado en un concierto de King Crimson, en Londres, al que asistió Jimi Hendrix. En el backstage, al final de la presentación, el nerd Fripp se encontró con Hendrix, quien había acudido a los camerinos. El de Seattle le sonrió y lo saludó diciendo: "Dame la mano izquierda, hombre". Ante el desconcierto del inglés, Jimi le explicó: "Dame la mano izquierda porque está más cerca de mi corazón".

jueves, 3 de enero de 2019

Black Sabbath

Aunque estrictamente hablando no sea el grupo fundador del heavy metal, en términos emocionales de muchas maneras sí lo es. Black Sabbath representa el ingreso de las tendencias oscuras, ocultistas y hasta demoniacas dentro del mundo del rock, mismo que cuando el cuarteto de Birmingham, Inglaterra, apareció en escena, a finales de los años sesenta, estaba dominado por la utopía hippie y la ingenua creencia de que la paz y el amor eran la solución para todos los problemas del mundo y que muy pronto se daría el advenimiento de una nueva humanidad, hermanada por la solidaridad, la comprensión, la igualdad y toda clase de querencias afectivas. Por desgracia no sería así y la realidad, con toda su brutal franqueza, habría de destrozar aquellas ilusiones y abrir los ojos hacia un ambiente más bien ominoso, en el cual la música y las letras del Sabbath encajarían con inquietante perfección. Tony Iommi, Ozzy Osbourne, Geezer Butler y Bill Ward se convertirían en sumos sacerdotes del rock más denso y pesado que hubiera existido hasta entonces, en ministros de un culto que hoy persiste y al que genéricamente se conoce como metal. Pero la historia de Black Sabbath no es así de simple. Sus integrantes tuvieron que vivir sus propios infiernos, dominados por los excesos de todo tipo y por una serie de desavenencias que acarrearía cualquier cantidad de rompimientos y cambios en la conformación original del grupo. Y a pesar de ello, siempre se mantuvo una línea de continuidad, gracias sobre todo a la permanencia de Iommi –el único miembro del Sabbath que jamás dejó a la banda-, quien es por mucho no sólo el progenitor del proyecto sino su principal protector y arquitecto. De esta manera, a cerca de treinta y cinco años de la grabación de sus dos primeros álbumes, Black Sabbath conserva su exclusivísimo lugar como la agrupación primigenia del rock pesado; al lado de Led Zeppelin y Deep Purple, sí, pero con un mérito del cual carecieron los otros dos conjuntos: una absoluta lealtad, rayana en la devoción, a las fuerzas oscuras que engendraron al heavy metal.

(Prólogo "A manera de presentación" que escribí para el Especial de La Mosca en la Pared No. 17, dedicado a Black Sabbath y aparecido a fines de 2004)

miércoles, 2 de enero de 2019

98 años de mi padre

Mi papá por allá de 1940, a sus 19.
Mi padre hubiera cumplido hoy 98 años de edad. Se llamaba Juan Rubén García Ayala. Nació el 2 de enero de 1921, en Mixcoac, Distrito Federal. Felicidades donde quiera que estés, papá. Te extraño.