jueves, 30 de abril de 2020

Nombre de futbolista


miércoles, 29 de abril de 2020

Sino


lunes, 27 de abril de 2020

Alejandro Rosas y las caras ocultas de Hernán Cortés

Se define a sí mismo como investigador y difusor de la historia. No se considera un historiador académico. Apasionado de la historia, sobre todo la de México, prefiere investigarla y difundirla entre una mayoría de lectores a la que no le atraen los textos farragosos de los especialistas y tampoco se conforma con la maniquea historia de bronce, de héroes y villanos acartonados, de fechas obligatorias que memorizar. Esa misma historia oficial en blanco y negro, sin matices de otras tonalidades, la que se enseña en las escuelas que a lo largo de muchas décadas, han seguido las directrices oficialistas de la Secretaría de Educación Pública.
  Alejandro Rosas (Ciudad de México, 1969), acaba de publicar Las caras ocultas de Hernán Cortés (Planeta, 2019), libro que de alguna manera acompaña y complementa a la serie Hernán, producida por TV Azteca y que hoy se puede ver por streaming en Amazon Prime. Acerca de su labor historiográfica y de su flamante libro, hablamos con el autor.

¿Cómo nace el libro, fue idea tuya, te fue propuesto por la editorial o por los productores de la serie?
Las caras ocultas de Hernán Cortés es un libro muy sui generis porque, a diferencia de lo que suele suceder, que un libro da pie a una película o a una serie, aquí fue al revés. Cuando los productores de Hernán la terminan, me buscan por medio de Círculo Editorial Azteca y Editorial Planeta, porque querían un libro que pudiera complementar la serie. Evidentemente, la serie está muy bien hecha y muy bien documentada. Hay licencias históricas, como suele suceder en cualquier serie, pero lo importante es que la misma te despierte la curiosidad para buscar más información y conocimiento acerca del tema. Me gustó la idea, me dijeron que tenía que seguir más o menos la estructura de la primera temporada de la serie, en cuanto al espacio y el tiempo, es decir, desde antes de la llegada de Hernán Cortés a México hasta la Noche triste. Pero me dejaron contar la historia libremente. No tenía que seguir los guiones, porque ello no hubiera tenido sentido, sino que tuve la suficiente soltura literaria para manejar los temas, entrar en detalles que en la serie no se tocaban, etcétera. Así fue como nació el libro.

¿Qué es para ti Hernán Cortés, que representa su figura histórica hoy? ¿Sigue siendo ese gran villano que nos inculcaron a los mexicanos en la escuela?
Buena parte del éxito que he tenido como divulgador histórico es que desde hace mucho me liberé de prejuicios. Ya no me casé con dogmas como que si Benito Juárez era el héroe impoluto o si Agustín de Iturbide fue un villano cruel. Yo siempre invito a mis lectores y a las personas que me siguen en los distintos medios donde trabajo a que hagamos un strip-tease de prejuicios. Creo que los mexicanos estamos muy prejuiciados en mil cosas, pero particularmente cuando nos acercamos a la historia de nuestro país. Yo también crecí con la historia de “Cortés el maldito” o de “los malvados españoles, genocidas, explotadores.ambiciosos” a quienes les debemos todas las desgracias habidas y por haber. Se nos decía que los conquistadores estaban conformados por lo peor y más bajo de la sociedad española de aquella época y la verdad es otra. Pienso que hace falta volvernos a acercar a los distintos momentos de nuestra historia y tratar de comprenderla en sus respectivos contextos. Si tú sacas a Cortés, a Hidalgo o a Juárez de su contexto y los tratas de explicar de acuerdo a los valores del siglo XXI, los tres reprueban. Todos ellos tuvieron momentos muy oscuros y tomaron decisiones muy controversiales, pero hay que entenderlos en su circunstancia. Si no, no los comprenderemos y convertiremos a la historia en discurso político. Es lo que estamos viendo hoy con la llamada Cuarta Transformación. La 4T trae un discurso histórico politizado: los liberales maravillosos, los conservadores terribles, etcétera. Hace falta estudiar de nuevo quienes eran los liberales y quiénes eran los conservadores del siglo XIX, las circunstancias en las cuales vivieron. Yo no pienso que Cortés sea un héroe. Sin embargo, si quieres entender lo que es este país, tienes que reconocer que el 50 por ciento de nuestra historia es Hernán Cortés y los españoles a partir de 1519. No somos una nación indígena. Hoy tenemos a un 10 por ciento de población indígena. El otro 90 por ciento es producto de la fusión entre los españoles y los nativos. Nos guste o no, somos hijos de Cortés y de Pedro de Alvarado y de Bernal Díaz del Castillo y de Cristóbal de Olid y de todos los que siguieron llegando. Y somos descendientes de los esclavos negros que llegaron después de la Conquista. Y de las naciones indígenas que estaban en lo que hoy es México. ¿Quieres negarlo? Entonces estás negando a la mitad de tu raíz, a tu padre o a tu madre. Así de simple.

Ya que mencionas a la 4T, ¿qué te pareció la famosa carta que el presidente López Obrador le mandó al rey de España para exigirle que nos pidiera perdón por la Conquista?
Absurda. El discurso funciona porque obviamente la gente que apoya al presidente le aplaude. “¡Qué maravilloso que defienda los derechos de los desposeídos en la historia de México”, etcétera. Pero discúlpenme: la historia universal es una serie de migraciones, sucesiones e imperios. Si siguiéramos esa lógica del pedir perdón, yo exigiría que los descendientes de los aztecas –si es que hoy todavía hay descendientes puros de aquellos mexicas que vivían en Tenochtitlán– pidieran perdón a las tribus que ya estaban en el Valle de México cuando ellos llegaron a invadir y a someter. Los aztecas no nacieron en el centro del país. Pertenecían a las tribus bárbaras del norte. Sometieron a los señores de Azcapotzalco, a los de Tacuba, a los de Texcoco. También a los tlaxcaltecas. Por ahí habría que empezar. Pero son cosas que me parecen muy demagógicas y que pertenecen más a la política que a la historia. Los aztecas llegaron a la gran cuenca de México de la misma forma que lo hicieron los españoles. Ambos eran foráneos. Ambos eran conquistadores. Nadie puede negar que hubo sangre derramada, pero de ahí a llegar al absurdo de hablar de que en la Conquista española hubo genocidio, resulta una barbaridad. Nunca hubo una intención sistemática de Cortés y de los españoles por acabar con la población nativa, como sí pasó con los ingleses en lo que hoy son los Estados Unidos. Nunca hubo un genocidio como el que vimos en el holocausto nazi contra los judíos. Ese tipo de posiciones extremistas son las que impiden que nos podamos acercar a la historia y comprender sus hechos. En la historia, por otra parte, no hay verdades definitivas. Siempre hay que cuestionarlo todo.

¿Hace falta que los mexicanos nos reconciliemos con el pasado?
Reconciliarnos con el pasado no significa que olvidemos. ¡Pero ya pasaron 500 años, por Dios! Somos lo que somos y no se puede hacer absolutamente nada al respecto.

¿Deberíamos estudiar más etapas como la del Virreinato que casi se nos oculta en la enseñanza oficialista de nuestra historia?
Fíjate, son 300 años de dominación española que es más de lo que llevamos como nación independiente. Justo porque la historia oficial ha despreciado esos tres siglos es que no entendemos bien por qué somos como somos.

Un personaje esencial en la Conquista y por lo tanto también en tu libro y en la serie Hernán es el emperador Moctezuma, quien habría permitido la entrada de los españoles en Tenochtitlán por creer supuestamente que eran descendientes de Quetzalcóatl.
Yo creo que hay mucho desconocimiento al respecto. La historia oficial nos dice que los aztecas fueron derrotados porque los conquistadores traían armas de fuego y caballos, además de porque creyeron que los españoles eran descendientes del dios Quetzalcóatl. Es posible que, muy al principio, Moctezuma sí pensara esto último. Pero conforme fue avanzando el tiempo, los indígenas se fueron dando cuenta de que eran humanos, de carne y hueso, que sangraban y morían igual que ellos. Pronto supieron pues que no eran deidades y que hasta se los podían comer. La Conquista no fue entonces porque se creyera que eran dioses. En cuanto a las armas, los cañones no tenían tanto alcance y para cargar un arcabuz, los soldados tardaban hasta diez minutos para cada tiro. Eran mucho más eficaces los arcos y flechas de los aztecas o, en su caso, las espadas, las lanzas y las ballestas de los propios españoles. Cuando Moctezuma recibe a Cortés, aquel ya sabe que este y los suyos son hombres, con dos brazos, dos piernas, etcétera. Aunque eso sí, muy ambiciosos. Esa interpretación de la derrota azteca es fruto de la constante victimización de nosotros mismos. Moctezuma los recibió como a lo largo de su reinado había recibido a otros señores indígenas, con la cortesía que se acostumbraba. De ningún modo se le puede tildar de traidor a su pueblo. Él pensó muy posiblemente que se trataba de una visita y que en poco tiempo se iban a ir. Nunca imaginó cómo terminaría todo. Entre la llegada de Cortés, el 8 de noviembre de 1519, y la Noche triste, el 30 de junio de 1520, pasaron poco más de siete meses y en todo ese tiempo el único incidente violento fue la matanza del Templo Mayor, cuya responsabilidad debe achacarse a Pedro de Alvarado. Yo creo que Cortés llegó a pensar que podría lograr que Moctezuma aceptara ser vasallo del rey Carlos V sin necesidad de derramar sangre.

Otra supuesta traidora es Malintzin, ese enorme personaje histórico femenino que es la llamada Malinche.
De Marina y los tlaxcaltecas yo recuerdo precisamente oír de niño que eran unos traidores a la Patria. En El laberinto de la soledad, Octavio Paz llama a Malintzin “la chingada”, es decir, la mujer violada, la que se entregó a los españoles. Ese es un extremo. Pero tampoco digo que, como algunos afirman en sentido contrario, la Malinche sea la primera feminista que hubo en el país. Marina tenía 15 años cuando junto con otras jóvenes indígenas le fue regalada a Cortés y este se la otorgó a uno de sus hombres, de apellido Portocarrero. Sólo hasta que se descubren sus dotes como traductora, porque sabía hablar maya y náhuatl, es cuando empieza a adquirir un papel fundamental. Yo jamás la tacharía de traidora. ¿Traidora a quién? Siempre perteneció a pueblos sojuzgados por los aztecas. México no existía como país. Ella no traicionó a los mexicanos. Odiaba a los que sojuzgaban a su gente. Igual sucedió con los tlaxcaltecas que vivían sometidos por Tenochtitlán. Estos se unieron a los españoles porque estaban hartos de los aztecas, de los tributos que les exigían, de los prisioneros que les tomaban para sacrificarlos. Entonces tampoco se les puede considerar como traidores. Marina es un personaje fundamental en todo el proceso de la Conquista. Su lealtad fue con Cortés, porque él fue quien la liberó de los yugos a los que había estado atada toda su vida. Estuvieron juntos de 1519  a 1526 que es cuando él la casa con uno de sus hombres, aunque antes, en 1523, habían tenido un hijo al que llamaron Martín. Marina al final fue recompensada por Cortés en muchos sentidos.

Háblame del papel de Bernal Díaz del Castillo.
Me gusta mucho Bernal. Aunque hay quienes tratan de descalificarlo por haber sido tan cercano a Hernán Cortés –y por ello lo consideran parcial– o por haber escrito su Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España veinte años después de los acontecimientos. Pero el hecho es que estuvo ahí. No hay otro personaje con esa lucidez y esa capacidad de escritor que haya sido testigo presencial de los hechos. Bernal era un soldado que se puso a escribir años después. ¿Qué su testimonio puede ser sesgado? Imposible que no lo sea. Él cuenta las cosas como las vio y como las juzgó. Pero nadie le puede quitar el mérito de que estuvo ahí, de 1519 a 1521; que conoció personalmente a todos los personajes –Cortés, Moctezuma, Marina, Pedro de Alvarado– y que escribió un libro maravilloso. Para mí es la fuente principal de la Conquista. Incluso hacer una serie sobre su persona estaría muy bien.

El libro termina en el momento de la llamada Noche Triste. Cuitláhuac aparece casi al final y Cuauhtémoc de hecho no es mencionado en el libro y tampoco en la serie. ¿Esto quiere decir que habrá una segunda entrega de Las caras ocultas de Hernán Cortés y por consiguiente una segunda temporada de la serie Hernán?
Los protagonistas que mencionas vendrán en una segunda entrega del libro que espero salga este año. Sobre la serie, parece que ya están trabajando en una segunda temporada. No se puede quedar a la mitad. Faltan muchas cosas por contar. Es fundamental conocer lo que sucedió después de la Noche Triste.

¿Podrías mencionar tres libros que recomiendes a nuestros lectores para ampliar la bibliografía sobre Hernán Cortés?
Básico: Hernán Cortés de José Luis Martínez. Una obra fundamental. Desde luego también la Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo. Por último, La conquista de México de Hugh Thomas, sobre todo para alejarnos de ese apasionamiento en el que de pronto caemos en México con respecto a Cortés. Con esa frialdad flemática de los ingleses, Thomas  hace un relato histórico extraordinario.

(Entrevista publicada el día de hoy en la versión en español de Los Ángeles Times)

domingo, 26 de abril de 2020

Georgie boy

Hoy se cumplen doce años de que mi hermano Jorge partió de este mundo para habitar otro, desde donde nos mira y nos cuida. Lo extrañamos.

sábado, 25 de abril de 2020

Satisfaction

Trato de recordar cuál fue la primera canción de los Rolling Stones que escuché en mi vida y cuándo fue eso. Debe haber sido "(I Can't Get No) Satisfaction", en 1965 (año en que apareció) o en 1966 a más tardar, seguramente en alguna estación de la radio de amplitud modulada, como Radio Éxitos o Radio Capital. Yo tenía 10 u 11 años de edad y cursaba el quinto o sexto de primaria en el colegio Espíritu de México, en Tlalpan (a un lado de lo que hoy es Médica Sur). ¿Cuándo iba a imaginar que a mis 65 años recién cumplidos, en el lejanísimo 2020, los Stones, todos ellos septuagenarios, iban a estrenar una nueva canción en medio de una pandemia mundial que nos tendría a millones de personas encerrados en nuestras casas? Qué cosas tiene la impredecible vida. ¿O será que vivimos en un pueblo fantasma?

viernes, 24 de abril de 2020

Hace cuatro años me planteaba esto que aún no escribo

Idea para una novela corta o un cuento largo: un hombre maduro, "en el otoño de sus canas", frecuenta a cuatro amigas mucho más jóvenes que él y siente que ama a las cuatro, dado que cada una de ellas es muy diferente a las otras.

El conflicto: aunque lo ideal para él sería hacer de las cuatro sus amigas-amantes, sabe que es un bello ideal casi imposible de lograr. ¿Cómo seguir entonces viendo a las cuatro? ¿Debe continuar con todas bajo el estatus de amigo y conformarse con eso? ¿Si se inclina por una, qué sucedería con las otras tres? ¿Soportaría dejar de ver a éstas o limitar sus encuentros con ellas?

Aún no defino el desenlace.

miércoles, 22 de abril de 2020

¿Plan económico?

Leí los once puntos del "plan económico" que presentó hoy el presidente y que entrará "en vigor" este día. Me pareció pan con lo mismo. Todo confuso y nada concreto. Promete crear dos millones de empleos, pero no dice cómo los va a crear. Para colmo, insiste en seguir con sus tres proyectos faraónicos, a pesar de que los miles de millones que ahí se están gastando –por no decir que tirando a la basura– tendrían que utilizarse en la emergencia sanitaria y en apoyos a las pequeñas y medianas empresas, justamente para preservar el empleo (esos "créditos" de 25 mil pesos que anda ofreciendo son una vacilada). Mientras López se mantenga montado en su macho, seguiremos en picada. Un nuevo fiasco, uno más, el mentado plan.

lunes, 20 de abril de 2020

Retes

Conocí a Gabriel Retes cuando yo era niño. Gabriel vivía en la colonia Toriello, en Tlalpan, y solía ir a jugar futbol en un lugar al que conocíamos como "el terreno", un baldío muy grande que estaba en la calle Cuauhtémoc, entre Moctezuma y Carrasco, de esa misma colonia. Mi primo Javier, que era más o menos de la edad de Retes, también jugaba ahí y posiblemente igual de vez en cuando lo hiciera mi hermano Sergio. Todos ellos eran algo mayores que yo y a mis ocho o nueve años (hablo del año 1963 o quizá 64) iba a verlos como mero espectador. Gabriel vivía si mal no recuerdo en Moctezuma, hasta el fondo de esa calle.
   Mi segundo recuerdo de Retes fue como cineasta, dentro del mismo grupo de superocheros al que pertenecía mi hermano Sergio y que a principios de los años setenta empezó a hacer películas en ese formato casi amateur. De aquel tiempo recuerdo sus películas El paletero (1970) y Tribulaciones en el seno de una familia burguesa (1972). También me acuerdo que en su casa de la calle Moctezuma mi hermano Sergio filmó la escena de una fiesta para la película Qué tiempos aquellos (1973) de la que yo fui guionista. La filmación fue nocturna y muy divertida.
   Retes entró a la industria, Sergio se quedó como cineasta independiente y yo le perdí la pista a Gabriel, salvo por algunas de sus películas ya en formato "grande", como El bulto (1992) y algunas otras.
   La última vez que lo vi fue precisamente en la casa de mi hermano Sergio, en Tepepan, en una fiesta-reunión, por ahí de 2001 o 2002. Yo fui con una amiga cuyo nombre no mencionaré porque seguimos siendo buenos cuates y durante toda la velada Retes, con algunas copas encima, estuvo tratando de ligársela. Aunque ella no era mi chava, me acuerdo que me molesté mucho por esa manera tan encimosa como la seguía a todos lados, la acechaba y casi la acorralaba. Esa noche Gabriel me cayó muy mal (de por sí no era la persona más sencilla o simpática del mundo). En fin, mera anécdota.
   Hoy me enteré de su fallecimiento, a los 73 años de edad. No se dijo de qué murió. Lo lamentó en verdad, porque salvo lo de aquella noche, jamás tuve algún problema con él y mi impresión de su persona es mayormente positiva.

domingo, 19 de abril de 2020

Créditos

En mis pininos como cinéfilo, cuando tenía catorce o quince años y me iba al cine solo, a veces desde el pueblo de Tlalpan hasta el "Regis" de Avenida Juárez que era nuestro cine de arte antes de que se inaugurara en 1974 la vieja Cineteca de Tlalpan y Churubusco (estoy hablando de 1969 o 1970; el "Regis" se caería en el terremoto del 85), alguien me dijo (¿quizá mi hermano Sergio o alguno de sus colegas cineastas superocheros?) que un buen amante del cine se queda siempre a leer los créditos que aparecen al final de la película. Lo tomé como un dogma y así lo hice durante largos años, a veces con el enfado de la persona o las personas que me acompañaban ("¡Ya vámonos!" / "No, espérate, quiero ver quiénes son los maquillistas, los stunts y, por supuesto, las canciones de la cinta y sus intérpretes"). Los que no se quedaban a leer los créditos (el 99 por ciento de los asistentes) me parecían unos ignorantes y los miraba con sonrisa despectiva. Era yo un mamonazo al respecto (bueno... y a otros respectos también). Ahorita que terminé de ver una peli en Netflix (La chica del dragón tatuado, de David Fincher; muy buena, por cierto, aunque al final se resuelve demasiado fácil), al empezar los créditos, vi que durarían más de cinco minutos y me dio una flojera espantosa. Por supuesto, no me esperé a leerlos. 
  ¡En lo que terminó aquel aferrado cinéfilo que fui: renegando de sus viejas creencias!

sábado, 18 de abril de 2020

viernes, 17 de abril de 2020

Bienes raíces

Por cuestiones económicas, necesito vender algunos bienes raíces de mi propiedad; he aquí tres de ellos. Si saben de alguien interesado, favor de pasar la voz.

jueves, 16 de abril de 2020

Ozark (tercera temporada)

Terminé de ver la tercera temporada de esa gran serie que es Ozark. No sé si es o no la mejor de las tres temporadas, pero me encantó y el final fue tan inesperado como impactante. Una de las grandes joyas de Netflix que no goza de tanta fama pero que vaya que vale la pena. Absolutamente recomendable.

miércoles, 15 de abril de 2020

Los silencios vivos de Nach

Los raperos juegan con el ritmo y las palabras, con el ritmo de las palabras. Hacen rimas que se ajustan a un beat y esa es una regla que deben seguir, es parte del juego. Se trata de una manera de hacer poesía, pero no es exactamente poesía, no en el sentido más estricto ortodoxo y tradicional del término. De hecho, la poesía rimada no es, desde hace mucho tiempo, lo más usual entre los poetas.
  Para un letrista de hip-hop, en cualquier idioma pero en este caso en español, no es lo mismo escribir las kilométricas líneas que componen un rap, con ese uso ya mencionado de las rimas, que intentar hacer poesía contemporánea, de verso libre. No todos los hip-hoperos podrían lograrlo. Incluso me atrevería a decir que sólo una muy estrecha minoría lo conseguiría. Porque se trata de dos sensibilidades diferentes; no contrapuestas, quizá, pero sí diferentes y cada una en busca de cosas distintas.
  Con Silencios vivos (Planeta, 2019), su segundo libro de poemas, el rapero y poeta español Ignacio Fornés (Albacete, España, 1974), mejor conocido con el sobrenombre artístico de Nach, muestra con creces que él sí pertenece a esa minoría. Es más que reconocido dentro del mundo del hip-hop en castellano (ha grabado doce discos desde 1994 hasta 2018) pero también se introduce por merecimiento propio en el espacio de los poetas hechos y derechos, como ya lo había demostrado en su libro anterior, Hambriento, de 2017.
  Más que tratar de explicar su poesía, dejemos que un par de poemas suyos sean los que hablen por sí mismos y por su autor.



Almanaque
Aquí los meses caen como hojas moribundas.
Yo sigo preguntándome cuál es mi ancla,
a la vez que vuelvo a palpar esta carne tan volátil.
Detesto mis fotos antiguas,
odio las efemérides,
lloro si escucho las canciones de mi niñez.
Aquí los años caen como suicidios en rascacielos
y cada mañana debo aprender a sonreír.
Tengo la intranquila certeza de que nada me pertenece,
de que no pertenezco a nadie.
Siento mis manos vacías de incendios.
Soy un pájaro con miedo a aterrizar.
Aquí las décadas caen como un barco agrietado
y se hunden pecado a pecado.
Yo miro al resto hablando,
caminando,
conquistando.
No necesitan esconderse.
Es como si no les importara
que el almanaque sea el asesino
mas silencioso del universo.

En construcción
Viviste en una época en construcción
que deseaba salir de un túnel
sin estar seguro de cuan lejos estaba la luz.
Dios no te dejó saborear más camino
y te convirtió en raíz de blancos y negros
demasiado pronto,
demasiado joven.
España estaba aún sin pintar,
no se podía ver más allá
del andamio de la duda,
de la toga de la religión,
del escombro de una dictadura.
Siento en el alma, Antonio,
que no vieras a ese hombre pisar la luna
ni admirar a esa mujer que usaba minifalda
o sentir como Hey Jude te decoraba el alma
o saber qué pasaría con el sueño de Martin.
Siento que no pudieras sonreír
Cuando este país comenzó a abrir sus negros portones
y la palabra “libertad” encendía hogueras en las calles.
Quisiera que hubieses visto Blade Runner en Betamax
o que hubieras escuchado Stairway to Heaven.
¿Quién te iba a decir que se legalizaría el aborto?
¿O que las computadoras entrarían en las casas?
¿O que el mundo llegaría a vivir conectado
a través de una pantalla minúscula?
No conociste la música punk
ni el poder de unos caballeros llamados Jedi.
No viste caer el muro de Berlín
ni tampoco cómo clonaban a una oveja.
Ojalá hubieras podido vestir con colores brillantes
y hubieras visto ser presidente de un país
a aquel hombre que poco antes fue su prisionero.
Demasiadas cosas
que no pudiste ver
que no pudiste celebrar.
Algo tan injusto
como nacer en 1945
y morir en 1963.
Siento en el alma, Antonio,
que sólo pudieras vivir
una época en construcción.

(Texto que me publicó el día de hoy "Acordes y desacordes", el sitio de música de la revista Nexos)

martes, 14 de abril de 2020

Yesterday (o huevos revueltos)

Es sabido que Paul McCartney compuso la parte musical de su canción "Yesterday" luego de haberla soñado y antes de ponerle letra la llamó, provisionalmente, "Scrambled Eggs". Muchas veces he escuchado a comentaristas mexicanos que traducen esto como "huevos estrellados" y no: scrambled eggs significa "huevos revueltos" (huevos estrellados se dice "fried eggs" o, en todo caso, "crashed eggs).
   Por cierto, ¿se han fijado que al menos las primeras tres notas cantadas de "Yesterday" tienen mucha similitud con las de "Bésame mucho" de Consuelito Velázquez ("Yes-ter-day"... "Bé-sa-me"...)? No olvidemos que los Beatles en sus inicios solían cantar durante sus presentaciones esa canción de la compositora mexicana, así que no es tan raro que McCartney la hubiera soñado.
  ¿Que por qué les cuento todo esto? Ah, pues nomás.

domingo, 12 de abril de 2020

Mis inicios en la composición de canciones

En esta foto de fines de 1969, aparezco a mis 14 años de edad, sentado en una banca del "Zócalo" de Tlalpan (es decir, del parque que está frente al edificio delegacional -hoy alcaldía-, los portales y la iglesia de San Agustín). En ese entonces, el centro de Tlalpan no era aún el Coyoacancito que es hoy (¿qué tan solo se encontrará en estos días de confinamiento, por ejemplo hoy domingo en que normalmente suele estar lleno de gente?). En fin, la foto debe ser de noviembre del 69. Justo el día 15 de ese mes y de ese año compuse mis dos primeras canciones. O sea que es mi foto más cercana a mis inicios en la composición musical. Y sí, ya tocaba la guitarra.

jueves, 9 de abril de 2020

OPEPsazo

Por si fuera poco lo mal que nos está yendo como país, el osazo de hoy por parte de Rocío Nahle en la reunión virtual de la OPEP es como para llenarnos de vergüenza a nivel mundial (aparte de que hizo caer en automático en un 7.55% el precio de la mezcla mexicana de petróleo). Lo explica en Twitter Luis GJ, por si no se enteraron:

1. Representantes de la OPEP acuerdan reducir la producción de crudo.

2. Rocío Nahle los deja esperando horas en lo que consulta con López.

3. México: único país en negarse. Rocío abandona la reunión.

4. Irán sugiere sacar a México del acuerdo.

5. México es el hazmerreír del Globo terráqueo.

martes, 7 de abril de 2020

25 días de confinamiento.

Hoy cumplo 25 días de cuarentena. La inicié, un poco sin proponérmelo, el sábado 14 de marzo, luego de que un día antes hiciera el trámite para activar mi tarjeta de débito en el Banorte de Santa Úrsula. Desde entonces, no he vuelto a utilizar transporte público y no he salido más allá de la caja del banco del Bajío (a dos cuadras del condominio yendo hacia el oriente) o de la farmacia Guadalajara (a tres cuadras al poniente), ambas sobre Insurgentes Sur. De hecho, no me ha tocado subirme al metrobús en la remosada estación "Ayuntamiento" que reabrió el día de mi cumpleaños.
  Lógicamente, no he visto a amigos o familiares en persona, sólo a mi mamá (obvio, todos los días) y a alguno que otro vecino.
  ¿Cuánto más se alargará la cuarentena oficial? Por decreto, termina el 30 de abril, pero es casi seguro que la van a alargar quizás un mes más.
  En fin, aquí estoy confinado en la casa. No ha sido difícil, porque casi siempre estoy aquí y salgo poco, aunque sí me perdí de celebrar mis 65 años con algunas amigas que seguramente habrían venido a verme o con las que habría ido a comer o a tomar un café. Pienso en Paulina, en Dani, en Mónica (tuvimos que suspender las clases de inglés y francés), en Angie que regresó de Estados Unidos a mediados de marzo y muy posiblemente en dos o tres más. He hablado con ellas por teléfono o por alguna red social, lo mismo que con mis hijos, mis hermanas, Rosa y algunos amigos.
  Sólo espero que el país no caiga en el desastre de salud y en la catástrofe económica que muchos vaticinan y que López Obrador y los suyos niegan. Ojalá, por esta vez, tengan ellos razón.

lunes, 6 de abril de 2020

“Murder Most Foul”, la nueva y monumental canción de Bob Dylan

Fue una verdadera sorpresa. Cuando todo el mundo no piensa y no habla de otra cosa que no sea la pandemia del coronavirus y la enfermedad que provoca: el covid-19, un viejo cantautor estadounidense de 78 años de edad llamado Bob Dylan, da a conocer una nueva y larga canción de 16:54 minutos de duración. El tema apareció este 27 de marzo. Se trata del primer material original del músico desde la aparición del álbum Tempest en 2012.
  “Murder Most Foul” (algo así como “El asesinato más asqueroso”) es el título de esta monumental letanía, como la han calificado algunos críticos, en la cual el nacido en Duluth, Minnesota, en 1941, le canta no a la pandemia o al obligado confinamiento, sino que hace un recuento crítico, una espléndida narración poética, acerca de los años sesenta, a partir del asesinato del presidente John F. Kennedy.
  “Fue un día oscuro en Dallas, noviembre del 63 / Un día que vivirá en la infamia. / El presidente Kennedy estaba en lo alto / Un buen día para vivir y un buen día para morir / Ser llevado a la matanza como un cordero sacrificado / Él dijo: ‘Esperen un momento, muchachos, ¿saben quién soy?’ / ‘Por supuesto que sí, sabemos quién eres’ / Luego le volaron la cabeza mientras aún estaba en el auto / Derribado como un perro a plena luz del día / Era una cuestión de tiempo y el momento era el correcto / Tienes que pagar deudas, hemos venido a cobrar / Te vamos a matar con odio, sin respeto alguno. / Nos burlaremos de ti, te sorprenderemos y te lo pondremos en la cara / Ya tenemos a alguien aquí para ocupar tu lugar”, dicen las primeras líneas de la larguísima letra en esta canción minimalista, sin coros o estribillos, en la que la voz inconfundible de Dylan se hace acompañar por un piano y algunos otros instrumentos que aparecen incidentalmente, como ciertas cuerdas o una batería.
  1389 palabras conforman el poema que el autor de las lejanas “Blowin’ in the Wind” y “The Times They Are A-Changin’” interpreta como en un susurro, pero con un sentimiento indiscutible. A lo largo de la letra, hay menciones a la llegada de los Beatles a los Estados Unidos, a los festivales de Woodstock y Altamont, a la ópera rock Tommy de The Who, a numerosos personajes de la música de aquella época, a blueseros y jazzistas (John Lee Hooker, Jelly Roll Morton, Stan Getz, Oscar Peterson, Thelonious Monk, Charlie Parker, Nat King Cole…, aunque luego se refiere al jazz como “toda esa basura”), a ciertas canciones (“Lucille”, “Misty”, “Anything Goes”, “At the Top”, “A Key to the Highway”, “Mystery Train”, “Another One Bites the Dust”, etcétera), pero todo retorna, una y otra vez, al asesinato de Kennedy que es el verdadero leit motiv, el tema central de la composición.
  “Grabamos este tema hace tiempo y esperamos que la encuentren interesante”, escribió el buen Bob hace unos días en una breve nota, en la cual envió un saludo a sus seguidores y les transmitió su gratitud por su “apoyo y lealtad a lo largo de los años”. Finalmente, concluyó: “Cuídense y que Dios los bendiga”, en clara referencia a los momentos de epidemia que estamos viviendo en el mundo.
  ¿Suena a despedida? Puede ser o puede no serlo. Ojalá que no.

(Publicado el día de hoy en "Acordes y desacordes", el sitio de música de la revista Nexos)

viernes, 3 de abril de 2020

Algo especial... hace 45 años

El 22 de febrero de 1975, mi amigo y hermano de toda la vida, Adolfo Cantú (Bo Cydt) y yo nos presentamos en el programa dominical Algo especial de Canal 13, cuando este pertenecía al gobierno (creo que aún no se llamaba Imevisión) y sus instalaciones estaban en la calle de Mina, cerca del Teatro Blanquita. El dueto de dos guitarras y dos voces se llamaba Octubre y cantamos tres canciones mías ("Elevación", "Tiempo de revolución" y "Soy un director"). El programa, por cierto, lo dirigió Luis de Llano Macedo. Su padre, Luis de Llano Palmer, era el director del 13. Por ahí tengo medio perdido un cassette con la grabación en audio de aquella emisión. La imagen es la de una especie de invitación para la grabación del programa, con el elenco musical que participó. Hace 45 años de esto (yo iba a cumplir los 20 y Adolfo tenía 17).

jueves, 2 de abril de 2020

Comprobante

Me topé con este comprobante de entrega de Matar por Ángela (en ese momento se llamaba La suerte de los feos que ahora es el nombre de la novela que tengo inédita y que espero pronto publicar), para el concurso de Primera Novela que organizó Editorial Planeta en 1996. Sé que quedé entre los diez primeros lugares y algún día contaré lo que uno de los jueces me reveló muchos años después, acerca de que pude haber ganado pero –según me dijo– había consigna "desde arriba" para que ganara otra (la cual, sí, ganó). Curioso, la fecha del comprobante es del día que cumplí 41 años de edad.