domingo, 29 de agosto de 2021

Doctor Zhivago

Se dice que es un gran libro y una mala novela. Gran libro, sin duda; mala novela, no me lo pareció. Acabo de terminar de leer la obra más conocida del escritor ruso y premio Nobel, Boris Pasternak. Doctor Zhivago (1957) me causó diferentes sensaciones y me provoca distintas opiniones. Condenada en su momento por todo aquel que se dijera de izquierda, acusada de ser un arma del "imperialismo yanqui" contra la Unión Soviética, prohibida en ese país y en toda su área de influencia en el mundo, rechazada por mí mismo en mis épocas de joven marxistoide y rojillo fanático, ahora que al fin la leo en realidad me pareció bastante leve en sus observaciones críticas sobre la URSS. En verdad, yo esperaba algo mucho más fuerte y contundente. A cambio, me encontré con un relato denso y un tanto lento, con momentos incluso aburridos, pero con partes realmente buenas que reflejan la vida de Yuri Zhivago desde la infancia hasta la muerte y su gran amor por Lara, hermoso personaje femenino principal de la novela.

  Se trata de un gran fresco que va de 1905 a 1943 y que revisa, aunque de manera muy alejada, los acontecimientos históricos desde los últimos años del zarismo hasta la Segunda Guerra Mundial, pasando por la revolución de octubre de 1917, la muerte de Lenin y el ascenso al poder de Stalin (quien odiaba a Pasternak por su oposición al régimen, pero lo admiraba como poeta). Sin embargo, la escritura se centra en los personajes literarios y no en los políticos y los acontecimientos históricos son vistos como parte del entorno, sin llegar a ser nunca, propiamente, una novela histórica. Quizá por eso decepciona a tantos. Es claro que al autor (y su alter ego, Zhivago) no simpatizaban con los bolcheviques, pero esto queda reflejado de manera más bien tenue.

  No suelo terminar un libro cuando no me gusta (antes sí lo hacía tontamente, según yo "por disciplina") y este sí lo leí hasta el final. Es un melodrama, qué duda cabe, y sobre todo una gran historia de amor que llega a caer en lo cursi y lo grandilocuente. De pronto hay demasiadas reflexiones filosóficas y los diálogos suelen ser artificiosos y poco naturales (se nota que Pasternak era más poeta que novelista). Pero al final gana la fuerza del relato y eso es un valor muy estimable. 

  Por cierto, nunca vi la película –todo un clásico del cine dirigido por David Lean en 1965– y ahora que sé que está en un sistema de streaming (HBO Max), la veré con gusto, una vez leído el libro. También está en forma de mini serie (británica) en Acorn. Ya las comentaré ambas.

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