Nunca había visto la versión cinematográfica de la novela Breakfast at Tiffany's de Truman Capote (leer aquí mi reseña) y aunque me divirtió y me pareció buena, creo que su leyenda le debe más a la presencia de Audrey Hepburn en el papel de Holly Golightly que a otra cosa.
Muy bien dirigida por Blake Edwards en 1961, la cinta toma parte del humor del relato original, pero pierde mucho de su mordacidad, sobre todo al convertir al narrador del libro, un homosexual, el alter ego del propio Capote, en un galán hollywoodense (por supuesto) heterosexual. Esto convierte al filme en una comedia romántica, muy agradable si se quiere, pero bastante inocua. En esto influye también la personalidad otorgada a la Golightly de Hepburn: sofisticada, elegante y jamás mostrada como una dama de compañía de muchos hombres, como la Holly de la novela. No en vano, el propio Truman Capote estuvo en desacuerdo con que la bella Audrey interpretara a su anti heroína y empujó para que el papel le fuese otorgado a Marilyn Monroe.
Con todo, una peli que se deja ver con agrado, aun con su cursi final "romántico".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario