Vale: imagina que eres un músico veinteañero, hijo de una gloria de la música country y que formas un grupo que tiene como su principal ídolo a Neil Young. Un día te enteras de que el canadiense va a tocar en tu ciudad y les dices a tus compañeros: “tráiganse sus instrumentos al concierto de Neil y vemos si nos deja tocar con él”. Resulta que el autor de “Harvest” los acepta y palomean juntos varias de sus mejores canciones. Se despiden y semanas o meses después, el propio Young te llama por teléfono para decirte que tiene varias piezas nuevas, que piensa grabarlas en un nuevo álbum y que quiere que sea tu banda la que lo acompañe en el disco.
“Es como si hubiera muerto y me hubiera despertado en el paraíso o como si hubiera ido volando en un avión y éste de pronto se metiera en una nube sobre el Triángulo de las Bermudas para aparecer en una nueva dimensión. Así de increíble y fantástico fue grabar con Neil Young”, cuenta Lukas Nelson, hijo del cantautor Willie Nelson, luego de que su agrupación, Promise of the Real, participara como acompañante de aquel en su nuevo álbum, The Monsanto Years (Columbia, 2015).
Estamos ante un nuevo gran disco de Young, a pesar de que persista en su sempiterna actividad de denuncia contra el "Sistema", las trasnacionales, el capitalismo, la guerra, etcétera. El que las canciones sean, digamos, de protesta, no estorba en absoluto para que sean melodías realmente buenas. Sí, hay grandes críticas contra la “malvada” empresa Monsanto y sus prácticas transgénicas o contra la cadena Starbucks y demás, pero todo posee tal fuerza rocanrolera y a la vez tal finura armónica que uno se ve envuelto en la belleza de la música, ya sea que esté de acuerdo o no con las posturas del bueno y rabioso de Neil (y ni tan rabioso: se nota que grabó este plato con bastante buen humor).
Algunos apuntan que si lo hubiera hecho al lado de sus viejos colegas de Crazy Horse, el sonido habría sido más crudo y auténtico. No lo sé. Me parece que Promise of the Real cumple a las mil maravillas y que no desmerece en absoluto. Un disco espléndido de este enorme músico de 69 años.
(Publicado ayer martes en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
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