Música gratuita. Esas dos palabras podrían constituir, a mediano o largo plazos, una consigna que al ser llevada al terreno de los hechos se convirtiera en una situación aun más subversiva y peligrosa para la gran industria discográfica que la propia piratería. Nada más explosivo para un sistema basado en el lucro, la ganancia y la plusvalía que las mercancías sin precio. ¿Cómo competir desde el mercado con un producto que en lugar de venderse se regala? ¿En la disyuntiva de pagar por algo o recibirlo sin gastar un centavo, cuál consumidor se inclinaría por lo primero? Las reflexiones anteriores surgen luego de saber que en nuestro país hay cuando menos dos músicos –el Sr. González y Alonso Arreola– que han sacado sendos discos (El Grao y Música horizontal) que no se expenden en tienda alguna, sino que se obsequian a la gente que desee tenerlos ya sea material o virtualmente. Esto que a simple vista parecería tan sólo una idea curiosa y un tanto delirante (¿quién en su sano juicio regalaría el fruto de su trabajo y de sus inversiones económicas?), posee un potencial gigantesco y es como un dardo envenenado para una industria, la del disco, que de por sí vive momentos de grave crisis a nivel mundial. La premisa de la cual parten estas dos obras (de gran calidad ambas, por cierto) es que de los músicos que graban para las disqueras, la mayor parte recibe una retribución mínima, ridícula, absurda, humillante, por concepto de regalías. Lo mismo sucede en el caso de las producciones independientes que en realidad no dejan una ganancia importante. En cambio, al regalarse, la propuesta puede ser conocida por muchas más personas, quienes acudirán a los conciertos de estos músicos y con ello los retribuirán de uno y muchos modos. La idea puede generalizarse. Muy posiblemente lo hará. En los próximos meses, en los próximos años, seguramente seremos testigos de cómo muchos grupos y solistas siguen la misma senda, la de la música gratuita. Todos los involucrados ganarán con ello.
(Publicado por mí en la sección editorial "Ojo de Mosca" de la revista La Mosca en la Pared No. 118, agosto de 2007)
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