¡Pop! ¡Pop! ¡Pop! ¡Pop! Como sonido de corcholatas al ser destapadas de sus respectivos cascos de refresco, a partir del 8 de junio han comenzado a escucharse destapes y autodestapes de pre-pre-precandidatos a la grande para el 2018.
Bueno, en el caso de Andrés Manuel López Obrador, el destape se remonta al menos diez años atrás, cuando se proclamó candidato del PRD para las elecciones presidenciales del 2006, por lo que el tabasqueño se encuentra ya a un pelito de convertirse en el Nicolás Zúñiga y Miranda del siglo XXI (para quienes no sepan quién era el tal Nico, se trataba del eterno contendiente fársico de Porfirio Díaz, alguien a quien la gente y el propio don Porfis no tomaban en serio).
El caso es que además del Peje, ya tenemos algunos otros nombres de preclaros ciudadanos y ciudadanas ilusionados e ilusionadas con lanzarse a la carrera por Los Pinos y Palacio Nacional. Ya sea que vayan por la ruta de la nominación partidista o por la libre de los novísimos candidatos independientes, personajes como Margarita Zavala, Miguel Ángel Mancera, Rafael Moreno Valle y hasta el mismísimo Jaime Rodríguez, El Bronco, ya se ven sentaditos y repantigados –diría Gil Gamés– en la mullida silla presidencial.
Pero la cosa no se detiene ahí. Columnistas de esos que dicen estar enterados de todo lo que pasa y no pasa en nuestra H.H.H. polaca nacional dan otros nombres, algunos insólitos, de personajes que también podrían entrarle a la carrera principal del 2018. Se habla de Jorge G. Castañeda –verdadero pionero en el tema de los candidatos independientes–, de Santiago Creel, de Juan Ramón de la Fuente, de Ernesto Cordero, de Rodolfo Neri Vela y –créalo usted o no– hasta de Denise Dresser y Carmen Aristegui.
Ante lo cual y ya entrados en gastos, me atrevo a proponer de una vez a algunos compatriotas más. Va mi espada en prenda (aunque no vaya por ella): Miguel El Piojo Herrera, Cuauhtémoc Blanco, Carmen Salinas, Hugo Sánchez, Dolores Padierna, Gerardo Fernández Noroña y el payaso Lagrimita.
A nadie menciono del PRI, porque ahí todavía priva la disciplina institucional y todos saben que el que se mueve no sale en la foto.
Ah… y si la gente me lo demanda, pues qué caray: ¡me lanzo yo también!
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
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