“La revolución no será televisada”, reza la frase más célebre de este poeta y músico de soul-jazz, título de su composición homónima, contenida en su primer álbum, Small Talk at 125th and Lenox, de 1970. No se trata sin embargo de una sentencia suya, pues era un eslogan común entre los grupos militantes del Black Power de la época, para cuestionar a quienes predicaban la revolución desde la comodidad de las aulas, los cafés y la prensa (algo semejante a lo que sucede hoy con los “revolucionarios” de la laptop, el celular y las redes sociales).
Pero Gil Scott-Heron fue mucho más que aquella provocadora frase. Con su propuesta política de escribir poesía crítica y su estilo spoken word para interpretarla, se trata de uno de los pioneros del rap y el hip-hop, así como también de un músico y escritor de primer orden, hombre de su época que puso los cimientos del neo soul y mantuvo su congruencia artística y social a lo largo de más de cuarenta años.
Nacido en Chicago en 1949, Gil fue hijo de una cantante de ópera y un futbolista jamaiquino, extraña combinación si las hay. Rebelde y talentoso desde sus años de estudiante, a fines de los sesenta publicó sus dos primeras novelas, The Vulture y The Nigger Factory, y por esa misma época formó a su primer grupo musical, Black & Blues, al lado de su desde entonces inseparable amigo Brian Jackson. Inspirado en la agrupación The Last Poets (e influenciado, según escribió él mismo, por Richie Havens, John Coltrane, Billie Holiday y Malcolm X). Scott-Heron sacó en 1971 su segundo álbum, Pieces of a Man, en el cual había menos spoken word y más canciones estructuradas como tales. Este plato, junto con el impresionante Winter in America de 1974, resultaría por demás influyente dentro de la música y la poesía negras de años posteriores.
Durante los años ochenta, el artista fue uno de los más acérrimos críticos de la presidencia de Ronald Reagan y participó activamente en el movimiento antinuclear, sobre todo después del accidente en la planta atómica de Three Mile Island. Su actuación en 1979, durante el concierto No Nukes, con el enorme tema “We Almost Lost Detroit”, es histórica y quedó registrada en el disco que sobre ese concierto se grabó al lado de gente como Jackson Brown, James Taylor y Crosby, Stills & Nash, entre otros.
Conocido por muchos como “El padrino del rap” (y yo especificaría: del rap politizado), Scott-Heron fue no obstante un crítico de los raperos, a quienes reclamaba no sólo su falta de compromiso, sino incluso su falta de preparación musical. Militante antirracista hasta su muerte, estuvo en prisión en varias ocasiones por posesión de drogas y en 2008 declaró públicamente que era portador del virus VIH.
Sin embargo, no dejó de escribir música y poesía. Autodefinido como bluesólogo siguió presentándose en concierto y en 2010 grabó el extraordinario I’m New Here que representaría su último legado, ya que falleció un par de años después, sin que se revelara la causa de su muerte.
La revolución, sobra decirlo, aún no ha sido televisada.
(Publicado el pasado sábado 12 en el suplemento cultural "Laberinto" de Milenio Diario).
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