Sin embargo, he estado escuchando el muy reciente álbum de este británico y debo decir que me gusta, me mueve y me conmueve.
World Peace Is None of Your Business (Virgin EMI, 2014) es el título del flamante disco (su décimo como solista), un trabajo fino y elegante, con una docena de composiciones variadas y de espléndida factura. Hay una gran intensidad en la interpretación, los arreglos son casi siempre precisos y preciosos (aunque de pronto se apela quizás en demasía a guitarreos de estilo español) y las letras acuden en buena parte, cosa normal en Morrissey, a tópicos políticos y sociales, como el sencillo “The Bullfighter Dies” en el que se dicen cosas tan crudas y crueles como “¡Hurra, hurra!, el torero muere y nadie llora, porque todos queremos que el toro sobreviva” (palabras que harán felices a los enemigos de la llamada fiesta brava).
No se si se trate de la producción de Joe Chiccarelli (quien trabajó con Frank Zappa, Oingo Boingo, American Music Club y otros). No se si sea la estructura de las canciones. Lo que sé es que escucho a un Morrissey más concreto, más austero, más profundo, con menos florituras vocales, cosa que en lo personal agradezco, aunque no sé cómo lo aprecien sus seguidores más empedernidos (que los hay de sobra: cuando menciono que nunca me han gustado los Smiths o el famoso Moz, suelen mirarme como se mira a un apestado).
Si de destacar algunas canciones se trata, mencionaré piezas como “I’m Not a Man”, “Smiler with Knife”, “Istanbul” y “Mountjoy”. Pero en general se trata de un larga duración en verdad excelente. De lo mejor en lo que va del año.
Hace dos años se hablaba del retiro de Morrissey y de que no volvería a grabar. Debo decir que por fortuna no fue así y que su regreso discográfico ha sido suntuoso.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario