La reciente aparición del álbum The Breeze (An Appreciation of JJ Cale) (Surfdog Records/Universal, 2014) de Eric Clapton & Friends es uno de los acontecimientos musicales del año. No sólo por la calidad del disco y de quienes participan en él (Clapton reunió a una pléyade de artistas de primerísimo orden que incluye a Mark Knopfler, Tom Petty, Willie Nelson, John Mayer, Don White y Christine Lakeland), sino por lo que JJ Cale significó como músico, como compositor y, muy especialmente, como guitarrista creador de un estilo singularísimo de tocar su instrumento.
Nacido el 5 de diciembre de 1938 en Oklahoma City y fallecido el 26 de julio de 2013 en San Diego, California, John Weldon Cale fue uno de los músicos y compositores estadounidenses más finos del siglo pasado. Con el nombre artístico de JJ Cale, logró crear lo que se conoció como el sonido Tulsa, basado en el folk, el country y el blues, pero con un toque personalísimo, lleno de sutileza, en la manera de ejecutar la guitarra. Difícil de definir en palabras, ese sonido resulta sin embargo inconfundible cuando se le escucha y fue una gran influencia en muchísimos guitarristas posteriores, notoriamente en el propio Clapton y, sobre todo, en el líder de los Dire Straits, Mark Knopfler.
De hecho, como Cale permaneció muchos años en un discreto ostracismo y fue ignorado por lo que se conoce como el mainstream, cuando a finales de los años ochenta surgieron los Dire Straits, muchos nos sorprendimos por la “originalidad” de su música, sin sospechar que en realidad era prácticamente una calca de lo que JJ Cale llevaba haciendo desde principios de esa misma década. No acuso con ello a Knopfler y sus compañeros de plagiarios, pero sí es cierto que no fueron muy expresivos a la hora de revelar cuáles eran sus influencias esenciales y sobre todo la hoy tan evidente influencia principal.
Habrá que decir, sin embargo, que tampoco JJ Cale se mostró particularmente preocupado por eso y pronto se hizo amigo de sus discípulos. Después de todo, ahí estaba su obra, contenida en una veintena de álbumes sin desperdicio, entre los cuales habría que destacar maravillas como Naturally (su disco debut de 1971), Troubadour (una joya de 1976), Grasshopper (1982, otra belleza) y sus esplendorosas placas finales: To Tulsa and Back (2004), The Road to Escondido (2006, al lado de Eric Clapton) y Roll On (su testamento de 2009).
La discografía como solista del propio Clapton estuvo marcada desde un principio por JJ Cale. Desde su plato debut, el homónimo Eric Clapton de 1970, en el que venía la hoy famosa composición de Cale “After Midnight”, el guitarrista británico inició una relación con su maestro norteamericano, relación que se mantendría hasta la muerte del segundo, el año pasado, y que hoy se muestra con la aparición del ya mencionado The Breeze (An Appreciation of JJ Cale), editado en julio pasado.
Como señalé al inicio de este artículo, el buen Eric convocó a varios de sus amigos para la grabación del disco y los resultados no pudieron ser mejores. Estamos frente a un más que merecido tributo a la obra de Cale, con una impecable colección de algunas de sus más notables composiciones.
Clapton no trata de robar cámara y da el suficiente espacio a sus colegas para que cada uno de ellos luzca su voz y/o su guitarra. El ex Cream y ex Derek and the Dominos se reserva tan sólo tres canciones: “Call Me the Breeze”, “Cajun Moon” y “Since You Said Goodbye”, para después dejar que los demás tengan la misma participación. Esto lo vemos (y por supuesto lo escuchamos) en cortes como “Rock and Roll Records”, “I Got the Same Old Blues” y “The Old Man and Me” con Tom Petty; “Someday” y “Train to Nowhere” con Mark Knopfler; “Songbird” y “Starbound” con Willie Nelson; “Lies” y “Don’t Wait” con John Mayer… y así. De resaltar es la presencia de Don White, nativo de Oklahoma como Cale y quien tiene una voz muy similar a la de éste, algo que podemos oír en “Sensitive Kind” o “I’ll Be There (If You Want Me)”.
Dieciséis son en total los temas que conforman el disco y hay que hacer notar que se evitó caer en el facilismo y el lugar común, al no incluir las más célebres canciones de JJ Cale, es decir, “After Midnight” y, sobre todo, la conocidísima “Cocaine” que Eric Clapton convirtiera en un clásico en su gran álbum Slowhand de 1977.
(Publicado este mes en la revista Nexos No. 442)
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