Con Isadora, en una foto de 2003. |
Al fin crucé Juárez y la cosa mejoró. Me fui hasta el mercado, para dar vuelta en Congreso. Fue extraño pasar frente a la vieja cantina "La Jalisciense" y verla de puertas abiertas, como cualquier restaurante. Cuando era niño, siempre estaban cerradas sus puertas movibles y afuera había un letrero que decía "no se admiten mujeres, niños ni personas con uniforme".
Me senté en una banca frente a kiosko, en lo que llegaba Isadora Hastings, a quien quedé de ver a las ocho. Un grupo de rock tocaba canciones de los Beatles a un costado del "zócalo" tlalpeño (así se le decía en mi niñez: el zócalo, aunque es un parque arbolado) y frente al edificio delegacional, tomado no sé sí simbólicamente por apoyadores de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, había mantas de protesta y un altar de muertos. Me quedé sentado en la banca, meditando en cómo ha cambiado mi Tlalpan desde que no vivo ahí y cómo me siento más bien ajeno a lo que es hoy mi pueblo natal.
Isadora llegó a las ocho y diez y decidimos cenar en uno de los restaurantes de los portales: el "1900". La cena fue muy amena y simpática. Hacía siete años que no veía a mi amiga y ex fotógrafa moscosa, quien sigue guapísima e igual de agradable que siempre. Hablamos de todo, nos pusimos al día, me enseñó fotos de sus preciosas hijitas y de los lugares donde está trabajando (en la montaña de Guerrero y en el Valle del Mezquital (donde ella y unos compañeros suyos asesoran a campesinos en cuestiones de cultivos orgánicos) y comimos muy rico (yo pedí una sopa de cebolla, una ensalada y una cerveza, todo muy bueno, aunque bastante caro). Al final, Isa quiso pagar la cuenta y quedamos en que la próxima me toca a mí.
La acompañé hasta su casa, a tres cuadras del centro (un buen tramo de la calle Triunfo de la Libertad también estaba a oscuras) y nos despedimos a la entrada de su casa. Quedamos en vernos pronto. De ahí me bajé por todo Calvario (que estaba muy solo aunque iluminado) hasta Insurgentes, donde abordé el metrobús de regreso, en la estación "Fuentes Brotantes".
Llegué a mi casa a las once y media. Todo estuvo muy bien.
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