Por Juan Alberto Vázquez
La Mosca en la Pared, proyecto editorial menstrual cuyo centro de gravedad es la crítica de rock, cumple una década de vuelo. Hugo García Michel, su director desde aquella primavera de 1994, recuerda los highlights de su proyecto y completa con otros temas que lo apasionan.
¿Crees que el TRI de Lora es como el PRI?
Sí, pero como el sector obrero del PRI, como la CTM, y Alejandro Lora es como el Fidel Velázquez del rock. Al rato vamos a ver el disco del 40 y 50 aniversario del TRI. Lo que ignoro es quién vaya a ser su sustituto: quién será La Güera Rodríguez del rock.
¿Qué grupo mexicano te recuerda al PAN?
Los Jaguares, por políticamente correctos, aunque pensándolo bien, también Maná me recuerda a los panistas.
En el PRD comenzaron muy skatos y punketos pero, ¿a qué se parecen ahora?
Mmm, no sé, ¿a Elefante? Quién podrían ser... quizá Control Machete que comenzaron muy raperos y terminaron en una secta cristiana. No... creo que el PRD sería como La Maldita Vecindad: orígenes muy populacheros, destino dividido y se siguen vendiendo como la vanguardia.
¿Conoces a un político ideal?
Ya se murió, se llamaba Heberto Castillo. A pesar de su locura final de querer instalar ventiladores gigantes para ahuyentar el smog. Yo fui militante del PMT y lo conocí. Creo que fue el político más honesto. De los actuales nadie se le acerca.
¿Ni El Peje López?
No, nada que ver. La de Heberto no era una honestidad valiente, era una honestidad sin adjetivos. En el caso de López Obrador, creo que no roba pero me parece un poco intolerante. Aunque creo que en este momento está siendo injustamente atacado. Cuando dijo, “hay un complot en mi contra”, todos nos reímos y ahora resulta que esa idea se quedó corta. Si logra salvar el desafuero, sus enemigos lo van a llevar a la Presidencia, pues la gente suele adoptar a las víctimas.
¿En qué momento se te ocurre la idea de La Mosca?
Luego de colaborar en varios periódicos, me hallé buscando chamba de historietista. En Ejea le propuse a Jaime Flores la idea de una revista de rock, luego de darle algunas letras traducidas de U2 para un especial que se editó con motivo de la visita de esa banda en 1992. Como se vendió bien, aceptó el proyecto. Le entregué dos hojitas escritas en una Olivetti y luego convocó a una junta donde conocí a Fernando Rivera Calderón y Ricardo Bravo. Ellos y mi amiga Karem Martínez formamos el equipó original, aunque en cuanto pudimos nos deshicimos de Bravo.
¿Cuál es el verdadero aporte de La Mosca?
El haber logrado cambiar el sentido crítico musical de mucha gente. Y eso nos lo dicen los lectores todo el tiempo. Otra visión es la de Fernando Rivera, quien dice que La Mosca cambió no sólo al periodismo musical sino al periodismo en general, pues siempre propuso situaciones desenfadadas, críticas y con ataques a la solemnidad. Hasta cierto punto comparto su visión ya que, por ejemplo, la gente que hace humor en Milenio salió de La Mosca: el mismo Fernando, Verito Maza... y aunque Jairo Calixto Albarrán tenía una trayectoria en el Excélsior, también era (y es) colaborador nuestro. Ya después se unieron Rafael Tonatiúh y tú.
A La Mosca la marcaron algunos enfrentamientos con personas e instituciones, ¿cómo fue que te peleaste con OCESA, por ejemplo?
Siempre que había conciertos iba a sus oficinas por mis dos boletitos. Alguna vez llegué por los pases para ver a U2, cuando me dijeron que Lourdes Gómez quería hablar conmigo. Ella me dijo que me daba las acreditaciones con la condición de que escribiera de los conciertos antes de que sucedieran. Le dije que mejor se anunciara, pues nosotros hacíamos crónicas no anuncios gratis, ¡por dos boletos! Entonces me advirtió que al siguiente concierto, el de los Rolling Stones, no me iba a dar nada si no veía antes algo publicado. Nunca regresé y al número siguiente reproduje en la revista la plática con Lourdes.
Tú decidiste ese pleito, ¿de ahí nació la frase “La Mosca soy yo”?
Es que la hice solo durante cuatro años. El equipo editorial fui yo, solo, durante ese tiempo, cuando comenzó a circular de nuevo en 1996 y los sueldos eran realmente simbólicos.
¿Y no piensas hacer las paces con OCESA?
Creo que no. Una vez me mandaron decir que si sacaba una disculpa pública me volvían a dar acreditaciones. ¿Disculpa? Pues si no les hice nada. No me muero por ir a los conciertos y si deseo ir a uno compro mi boleto y ya.
Si te hallaras de frente a Saúl Hernández, ¿qué le dirías?
Lo saludaría normal. De hecho, lo entrevisté dos veces y no tengo ninguna bronca personal con él. Él y la gente de Jaguares se enojaron por las bromas que les hacíamos, como la vez que los “felicitamos” por haber salido en la portada de la revista Eres.
Saúl no es el único músico mexicano que no te quiere.
Creo que no, pues tampoco soy del agrado de La Maldita Vecindad, Control Machete y Panteón Rococó, entre varios otros.
¿Cómo te van a querer los de La Maldita si mataste al Sax en tu novela Matar por Ángela?
(Risas) Ésa es una interpretación de lector. La Maldita siempre me odió, ya que los critiqué desde El Financiero y lo peor vino cuando sacaron el disco Mostros y les dediqué dos páginas en tono irónico, comparándolos con los Beatles. Ésa no me la perdonaron. Es curioso, pues cuando hablas bien de un músico, eres una gran revista, pero si lo criticas te conviertes en un espacio siniestro.
¿La Mosca es la mejor revista de rock en México?
Es la menos peor. Pero muy mejorable y aún no se puede comparar con las buenas revistas de rock que se editan en el extranjero.
¿Realmente te gustó Sí, el nuevo disco de Julieta Venegas?
Me pasó algo muy raro. Generalmente, cuando escucho un disco al principio no me gusta y conforme lo voy oyendo me va gustando más; pero el de Julieta me gustó en la primera oída y mientras más lo oigo, me agrada menos.
En ese gusto, ¿no influyó tu obsesión por rodearte de mujeres?
Bueno, a Julieta la conozco desde hace muchos años y curiosamente las entrevistas de ella han estado ligadas al desarrollo de La Mosca, ya que ha salido en portada tres veces. Hay una buena relación y a lo mejor por eso no hemos sido tan implacables con ella, por ser mujer y conocida mía.
¿Cuál es tu disco más valorado?
El Who´s Next de los Who. Aunque no es mi grupo favorito.
¿Entonces, cuál es?
Los Kinks.
Ah, mira, los muy ninguneados y despreciados Kinks.
Exacto. Aunque para mi gusto es de los grupos más trascendentes en la historia del rock, por su música, por sus letras, por su actitud crítica, por su inteligencia, porque con estructuras armónicas muy básicas, hace música muy chingona, ya que tiene mucha capacidad melódica. Siempre he dicho que The Kinks son como el Mozart del rock.
¿Y por qué crees que los Pumas de la UNAM sean un equipo tan consentido?
A mí que soy un seguidor de los Pumas desde 1962, cuando subieron a primera división, me preocupa que el equipo se esté convirtiendo en el equipo de los políticamente correctos como Germán Dehesa, López Dóriga, el rector De La Fuente y hasta mi amigo Jairo Calixto; dices: ¡chin! Pero yo me deslindo de esa ala, pues por mis venas sí corre sangre puma.
Porque bajo la actitud de “somos la neta”, los seguidores Pumas esconden una intransigencia peor que otras.
Por supuesto, pero además no creo que hayan visto jugar a los viejos Pumas como Borja y Padilla ni a Elías Muñoz ni al Espátula Rodríguez ni a Mollinedo, en fin.
¿Mantendrás la postura de no incluir a Carlos Monsiváis en La Mosca?
Totalmente. Monsivásis tiene las demás revistas de México para escribir. Es sano que al menos exista una que no lo publique.
Y ahora, ¿para dónde va La Mosca?
He pensado mucho en poder celebrar los veinte años. Pero tengo que lograr hacerla más periodística; falta mucho reportaje de investigación sobre el tema de la música; faltan entrevistas más originales y profundas y menos coyunturales. Estudios de foto apoyados por más presupuesto. Incluso más reportajes fotográficos pero, sobre todo, falta recuperar el desenfado original, controlar la solemnidad y combatirla con humor. Aunque el reto mayor es subsistir a todas las pinches crisis que nos aguardan.
(Entrevista publicada en la sección "QRR" de Milenio Diario, el 30 de mayo de 2004)
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