En su “El asalto a la razón” del pasado miércoles y con el título de “El negocio es hacerla de tos”, Carlos Marín se refería a esa izquierda mexicana que tiene como consigna el oponerse a todo y por todo. El texto me hizo recordar mis tiempos como militante político, a fines de los años setenta del siglo pasado, cuando en una asamblea estatal ordinaria (así se les llamaba a las reuniones que se hacían en la sede del Partido Mexicano de los Trabajadores en la calle de Bucareli, entre los representantes de las diferentes delegaciones del Distrito Federal y los dirigentes del Comité del DF), el presidente del partido en la capital, Eduardo Valle, “El Búho”, nos dijo que como partido de oposición estábamos obligados a oponernos “a todo lo que haga o diga el gobierno”. Así, sin matices: había que oponerse a todo.
Siempre me brincaron aquellas palabras del buen “Búho” y es por eso que jamás las he olvidado. No me parecía –y sigue sin parecerme– razonable que hubiera que decir no a cualquier medida o a cualquier ley, sólo porque éstas emanaran de una decisión gubernamental. Sin embargo, es claro que nuestra izquierda se sigue rigiendo por ese dogma tan prejuicioso como absurdo. Es por ello que se da la paradoja de que hasta con las propuestas progresistas o que signifiquen un avance para el país, las huestes opositoras de gauche se alcen en contra y eso incluye ideas que antes esgrimieron los propios izquierdosos y que en cuanto son adoptadas por el gobierno se convierten automáticamente en indeseables, reaccionarias, traidoras y vendepatrias.
No es gratuito o idiota, por supuesto, que estos compas hagan eso. Se trata no sólo de su modus operandi sino de su modus vivendi. Oponerse a rajatabla y aun contra la razón los hace vendibles ante sus seguidores, aunque estos sean cada vez menos. Ello a la larga se traduce en votos, en prerrogativas y, but of course, en beneficios económicos como los que otorgan las leyes electorales.
¡Opongámonos a todo, menos a recibir lo que nos toca de la partida presupuestal del INE… y que muera el mal gobierno!
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
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