Terminé al fin de ver la tercera temporada de Homeland, tan buena o más que las dos primeras. Como no he de revelar la trama, sólo diré que las emociones y la tensión estuvieron presentes a lo largo de los trece capítulos, aunque el final esta vez resultó tan impactante como implacable. La intriga política a su más alto nivel. Una serie dura, sin concesiones, con una trama perfecta, guiones esplendidos y actuaciones sobresalientes.
Pensé que, dado el final, sería la última temporada, pero me enteré que se está grabando ya la cuarta. Habrá que ver cómo la manejarán, pero sin duda será muy interesante y, por supuesto, muy emocionante.
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