Cuando leí esta novela de Haruki Murakami, conocida en México como Tokio Blues, en verdad me gustó mucho (ver Bosque noruego, en este mismo blog). Por eso, en cuanto tuve oportunidad de ver la versión cinematográfica de la misma, no quise dejar de hacerlo, máxime que el director es el vietnamita Tran Anh Hung, de quien hace unos meses vi su preciosa opera prima, El aroma de la papaya verde, que tanto me gustó también.
Debo decir que Norwegian Wood es una adaptación que corre con cierta rapidez que no tiene la novela, debido a que el realizador trató de meter todo lo que acontece en la historia original. Esto quizás afecte un poco el ritmo de la cinta que se torna un poco acelerada en ese sentido (quienes no hayan leído la novela, muy posiblemente no lo notarán tanto). Sin embargo, se trata de un filme muy bello y muy digno. El relato de los amores de Toru Watanabe con las bellas pero tan diferentes Naoko y Midori es llevado con sabiduría y delicadeza por Hung, aun en sus momentos más duros (hay cuando menos dos suicidios en la trama). En especial, la actriz que interpreta a Midori (Kiko Misuhara) es una delicia.
Otro papel muy importante es el de la relativamente madura Reiko, quien gusta de tocar la guitarra y cantar “Norwegian Wood” de los Beatles y con quien Watanabe tiene un último e inesperado encuentro sexual.
Una película muy hermosa y sutil.
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