Terminé de ver al fin la tercera (y al parecer última) temporada de esa grandiosa serie que es The Borgias, producida por Showtime. Tiempo atrás había visto las dos primeras y ahora que terminó esta tercera, me invadió una sensación de frustración, ya que a la producción no le fue aprobada una cuarta temporada por los altos costos de la serie. ¡Qué mal!
Es una lástima, porque la recreación de la turbia historia de esta familia encabezada por el Papa Alejandro Borgia y su hijo César Borgia, además de su sensualísima, incestuosa y deliciosamente perversa hija Lucrecia, más un sinfín de personajes, era un portento de televisión de muy alta calidad. No queda más que resignarse a esperar a que por un milagro se apruebe continuar con esta maravilla dirigida por Neil Jordan.
Gran producción, gran ambientación, enormes actuaciones (con Jeremy Irons a la cabeza del elenco), preciosos decorados y escenarios, para no hablar de un guión impecable y de toda una lección de política (no en balde, uno de sus personajes es el mismísimo Nicolás Maquiavelo). Si con alguna serie se le puede emparentar, a pesar de representar a épocas tan distintas de la historia, es con House of Cards.
Una maravilla que vale la pena ver y volver a ver.
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