Hablaba en mi columna del sábado pasado de la guerra de las percepciones y de cómo quienes la están creando, basados en la distorsión perversa de la realidad, lo hacen con fines políticos más que obvios. Estas percepciones son compradas, ingenua o interesadamente, por medios extranjeros que reproducen en el mundo la falsa idea de que es el gobierno federal el culpable de los crímenes de los normalistas de Ayotzinapa.
Pero la fabricación de mentirosas percepciones no sólo tiene esos efectos. También está siendo aprovechada por agrupaciones violentas como la CETEG, en Guerrero, la cual ha pasado del destrozo de cristales, el saqueo de almacenes y el incendio de instalaciones oficiales, al secuestro de personas para humillarlas y vejarlas (por fortuna aún sin lastimarlas físicamente) mediante ataduras o imposición de letreros infamantes, al más cruel estilo de los nazis cuando marcaban judíos o, como bien ha señalado Rafael Pérez Gay en estas páginas, del aterrador Khmer rojo de Pol Pot en Cambodia. Todo ante la increíble pasividad del gobierno estatal, pero también del federal.
“Es que están enojados”, los justifican las buenas conciencias progres. Ya sólo falta que digan: “Son sus usos y costumbres”.
¿Habrá un límite frente a esa locura desatada de los “maestros” guerrerenses?
Una declaración que no debería pasar inadvertida es la del Secretario de Marina, el almirante Vidal Soberón, al condenar en días pasados estas acciones que se hacen con el pretexto de Ayotzinapa. Entre otras cosas, dijo que le da tristeza “que haya personas o grupos que lucren con el dolor de los padres de estos muchachos, porque dicen una cantidad de mentiras y tratan de manipular la información para conseguir objetivos de grupo o individuales”. Se trata de un alto representante de las fuerzas armadas, las que han guardado hasta ahora una actitud prudente e institucional, y es lógico deducir que su postura no es sólo la de la Marina, sino también la del Ejército.
En su ciega soberbia hay quienes juegan con fuego y fomentan todo este caos. Deberían, de veras, pensar mejor las cosas.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario