Aún no me queda claro si me gustó del todo. Quizá tendría que volver a verla. Así me pasó con You Will Meet a Tall Dark Stranger (2010) que cuando la vi por segunda ocasión me gustó mucho más que la primera y tal vez me suceda cuando haga lo mismo con Blue Jasmine (2013), la cual no me resultó tan buena como todo el mundo me había dicho.
Magic in the Moonlight (2014), la película número cuarenta y cuatro de Woody Allen es deliciosa, leve, simpática, divertida, ingeniosa, bien actuada, bien fotografiada, con un elenco muy agradable, con una anécdota curiosa, con una espléndida recreación de época y de lugar (los años treinta en la bellísima costa sur de Francia), con un guión sin fisuras y una dirección impecable. Sin embargo, siento que algo le faltó o algo me faltó. Pasé un rato muy agradable al verla, pero con Allen necesito algo más que pasar un buen rato.
La historia de una joven embaucadora con supuestos poderes paranormales (muy bien interpretada por una actriz que además me encanta como es Emma Stone), a la que trata de desenmascarar un mago profesional que no cree en el más allá y tiene ciega fe en lo científico y en lo palpable (un Colin Firth bastante efectivo), aunque termina sucumbiendo a los encantos de la muchacha, está muy bien contada y tiene un final que uno no esperaba (al menos yo no). No obstante, siento que este Allen de los años diez del nuevo siglo se está agotando un poco. No es el mismo de la maravillosa Midnight in Paris (2011) o incluso de la irregular pero en momentos sublime Desde Roma con amor (2012). Incluso me parece menor a lo que logró con Jazmín azul.
Pero en fin, quizá sea cosa de volver a verla.
Con todo, la recomiendo. Es una buena película.
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