El sábado desperté con la triste noticia de la muerte de Jorge Saldaña, uno de los grandes personajes de la televisión mexicana.
Innovador, propositivo, rebelde, inquieto y hasta subversivo para los momentos en que hizo sus programas de opinión, como el legendario Anatomías, en plenos años sesenta, en pleno Telesistema Mexicano (la hoy Televisa) del "Tigre" Azcárraga, en pleno sexenio de Gustavo Díaz Ordaz. ¿Cómo le hizo? Sorteando infinidad de trabas y censuras, pero era un gran programa que tocaba temas que en aquellos años eran tabú. Yo lo veía desde entonces, en la televisión en blanco y negro.
Ya en los setenta, se pasó a la añorada Imevisión y durante los sexenios priistas creó los inolvidables Sábados con Saldaña, en Canal 13, con secciones como "Sopa de letras", "Nostalgia", "El juicio de los niños" y muchas más. Esto duraría hasta principios de los años noventa, cuando el canal fue vendido a Ricardo Salinas y se transformó en la actual TV Azteca. Saldaña se autoexilió entonces en París y después en su natal Banderilla, Veracruz. Luego regresó al Distrito Federal y empezó a hacer radio, pero confieso que ya no lo seguí. Últimamente conducía el programa Añoranzas, en Once TV.
Amante de la música (en especial la folclórica mexicana, pero también el bolero), del arte y la cultura, Jorge Saldaña tenía ochenta y tres años al morir. La suya fue una vida muy fructífera y bien vivida. Sus aportes son invaluables para varias generaciones, entre ellas la mía.
Descanse en paz. O no.
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