La casa de los babosos

En los últimos años del régimen priista, varias de las transiciones presidenciales estuvieron lejos de ser tersas y algunas trajeron crisis peligrosísimas (recordar la de López Portillo-De La Madrid o la de Salinas-Zedillo). Ya en este siglo no había sucedido eso, a pesar de los intentos obradoristas por causar problemas, sobre todo en 2006. Ahora todo estaba puesto para que se diera un cambio más que tranquilo, ya que tanto el presidente saliente como la presidenta entrante son no sólo del mismo partido sino de la misma secta. Pero el espíritu de chivo en cristalería de López no podía permitirlo y estamos viviendo momentos aún más peligrosos que los citados (hoy el precio del peso mexicano ya está más caro que en 2018, cuando llegó Morena al poder). Como el tipo es necio y lo único que le importa es su ego y garantizar que él va a seguir mandando detrás del trono, todo parece indicar que las cosas se van a poner peores y no sólo en lo económico y financiero sino también en lo político y lo social. Lo increíble es que seamos un pueblo tan pasivo y tan enajenado al que le importa más La casa de los famosos que la ruina que amenaza a sus propias casas y a sus familias. Como decía Rius, somos (y al parecer seguiremos siendo) Los Agachados.