martes, 31 de julio de 2012

Un hombre serio

Vi una estupenda película de los hermanos Joel y Ethan Coen: A Serious Man. Filmada en 2009, la cinta narra la vida mediocre e infeliz de Larry Gopnik, un profesor de matemáticas de origen judío, quien durante los años sesenta vive en un próspero pero desolado suburbio de Minneapolis y tiene que lidiar no sólo con la monotonía de su existencia cotidiana, sino con una serie de problemas familiares (una esposa que lo engaña con su mejor amigo y le pide el divorcio, un hijo adolescente que se la pasa escuchando a Jefferson Airplane aun en clase dentro de la escuela hebrea a la que asiste, una hija obsesionada con operarse la nariz, un cuñado extrañísimo que vive como arrimado en su casa), laborales (un alumno coreano que reprueba una materia y trata de sobornarlo, el padre de este alumno que intenta chantajearlo, el director de la escuela que no termina de asegurarla la planta) y existenciales (producto de todas sus broncas diarias y de sus propias dudas espirituales y religiosas que ningún rabino -de los pocos con los que consigue hablar- puede resolverle).
  La película no es exactamente una comedia. Más bien la definiría como una tragedia llena de humor negro. Larry (interpretado por un gran Michael Stuhlbarg) es un personaje patético, pero que logra nuestra simpatía en ese calvario que es su vida cada vez más llena de dificultades. Es como si tuviese que pagar algún pecado cometido por un antepasado (de ahí el cuento con que abre el filme, en el que un judío polaco, en la lejana Europa oriental, dos o tres siglos atrás deja entrar a su casa a un muerto viviente o dybbuk, con lo que arrastra una maldición) y por ello todo lo malo se le va acumulando hasta convertirse en un peso insoportable de cargar. Su único punto de certeza son las largas fórmulas matemáticas que trata de enseñar a sus alumnos sin lograrlo. Pero si las matemáticas le dan seguridad, su vida es todo lo contrario.
  Destacan varios personajes, interpretados por actores poco conocidos (más o menos famosos sólo aparecen Richard Kind, como su cuñado, y Fred Melamed, como el amigo-hijo-de-puta que le trata de robar a su mujer, aunque más adelante paga su ojetez).
  Una gran cinta de los Coen, como todo lo que han hecho a lo largo ya de varias décadas. Absolutamente recomendable.

lunes, 30 de julio de 2012

Juárez

Terminé de leer la biografía de Benito Juárez escrita por el investigador inglés Ivie E. Cadenhead (Salvat, 1985), tal vez un poco académica pero rigurosa y crítica. El autor simpatiza con su biografiado y no lo oculta, pero muestra abiertamente todas sus contradicciones, sin tratar de convertir a Juárez, en momento alguno, en ese héroe de bronce que suelen mostrar en las escuelas. Muy interesante, lleno de datos y cuestiones que yo desconocía. También es el retrato de una época y de una generación de mexicanos divididos por las pasiones ideológicas. La lucha entre liberales y conservadores hizo mucho daño al país, a pesar de que ambos bandos decían luchar por amor a la Patria. Un texto muy recomendable y que invita a profundizar en el personaje que fue Juárez y en la historia de México durante la segunda mitad del siglo XIX. Me sigue apasionando la historia.

domingo, 29 de julio de 2012

Podría sonar fuerte

It Might Get Loud es un estupendo documental, dirigido por Davis Guggenheim, en el que se logró juntar a tres exponentes de la guitarra de tres generaciones distintas, a quienes con el tiempo se llegará a considerar como míticos (bueno, al menos a uno de ellos, el más viejo, yo ya lo considero una leyenda viviente). Jimmy Page, The Edge y Jack White se reúnen para conversar, cambiar impresiones  y contar sus historias en relación a un solo objeto-sujeto, ese que ha determinado sus vidas: la guitarra eléctrica.
  En aproximadamente una hora y media, la cinta nos muestra a cada uno de ellos por su lado, mientras nos cuentan cómo llegaron a ser lo que son y el amor que profesan por el mencionado instrumento. Se trata de un documento emotivo, emocionante y aleccionador, sobre todo para quienes amamos al rock y a la guitarra eléctrica. Hay muchas imágenes de archivo sensacionales (como las de Jimmy Page de adolescente, al presentarse en la televisión británica para tocar skiffle con un colega y que al ser entrevistado e interrogado sobre si piensa dedicarse a ser guitarrista profesional, responde: "No, yo quiero ser investigador en biología".
  Al final, los tres músicos se reúnen para improvisar juntos y terminan con una simpática versión de "The Weight" de The Band..., tocada con guitarras acústicas.
  Gran filme, muy recomendable. Lo vi esta noche y me encantó.

 

sábado, 28 de julio de 2012

Televisa, mi amor*

Dicen que del odio al amor sólo hay un paso y en la relación de aborrecimiento que ha establecido con Televisa ese movimiento cada vez más difuso, confuso e iluso que conocemos como #Yo Soy 132, el dicho parece ser cierto.
  Este grupo que en un principio fue estudiantil y que hoy es una variopinta ensalada de contradictorios intereses, en la que lo mismo caben universitarios de instituciones públicas y privadas que macheteros, electricistas, fósiles, ex guerrilleros y radicales profesionales –para no hablar de morenos, perredistas y petistas solapados que sacan raja de tan singular colectivo apartidista (ajá)–, ha transformado a Televisa en el enemigo a vencer y convirtió a la toma o cerco de las instalaciones de dicha televisora, el día de ayer, en el equivalente (Región 4) del asalto de los bolcheviques al Palacio de Invierno de San Petersburgo. Claro, se trató de una toma “simbólica” y a final de cuentas bastante light (nadie fusiló a la familia real zarista ni siquiera en un performance de la Congelada de Uva).
  Llama la atención que al pronunciarse por lo que ellos llaman la democratización de los medios (eufemismo que significa el control y censura de los mismos), en lo que respecta a la televisión jamás se metan con TV Azteca, algo que tampoco ha hecho Andrés Manuel López Obrador, quien sólo ha enfilado sus baterías precisamente contra Televisa. Extraña coincidencia entre los #132 y el candidato perdedor de las pasadas elecciones presidenciales.
  ¿Habrá cerco también contra la televisora del Ajusco que, además, queda más cerca de la Facultad de Ciencias de la UNAM? Ni siquiera lo han pensado, a pesar de que forma parte del duopolio televisivo. Quizás aguarden a que el héroe de Macuspana le eche la culpa de algo para iniciar las hostilidades.
  En el fondo, yo sigo viendo una relación de amor-odio con Televisa, empresa a la que la mayoría de los #132 deben su educación sentimental. Finalmente, estos chicos no crecieron con Marx o con Lenin, sino con la telenovela Rebelde y la música de RBD… y, quiérase o no, eso pesa.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 27 de julio de 2012

Se inauguran los Olímpicos de Londres

Hoy me eché casi completa la inauguración de los Juegos Olímpicos Londres 2012. Me gustó la puesta en escena de Danny Boyle, con toda esa impresionante reconstrucción de la historia de la Gran Bretaña, incluida la época del rock (qué gusto escuchar a los Stones, los Kinks y The Who). Igual las partes de humor (muy británico) con la puntada del 007 y la reina y la parte de Mr. Bean, genial. El desfile de las delegaciones, como siempre, de flojera (¿el vestuario de los mexicanos lo habrá diseñado Jorge Campos?). Muy bueno lo de los Arctic Monkeys y las bicis aladas y rutinario el "Hey Jude" de McCartney. Pero estuvo bien, aunque haya durado casi cuatro horas. Les dejo la foto de una de las caras bellas de estos juegos: la tenista rusa María Sharapova.

jueves, 26 de julio de 2012

Sobre el fanatismo

"Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar. En esa tendencia tan común de mejorar al vecino, de enmendar a la esposa, de hacer ingeniero al niño o de enderezar al hermano en vez de dejarles ser. El fanático es una criatura de lo más generosa. El fanático es un gran altruista. A menudo, está más interesado en los demás que en sí mismo. Quiere salvar tu alma, redimirte. Liberarte del pecado, del error, de fumar. Liberarte de tu fe o de tu carencia de fe. Quiere mejorar tus hábitos alimenticios, lograr que dejes de beber o de votar. El fanático se desvive por uno. Echar los brazos al cuello o lanzarse a la yugular es casi el mismo gesto. De una forma u otra, el fanático está más interesado en el otro que en sí mismo por la sencillísima razón de que tiene un sí mismo bastante exiguo o ningún sí mismo en absoluto".

Amos Oz, de su libro Contra el fanatismo (Siruela). Muy recomendable en estos días.

miércoles, 25 de julio de 2012

La mujer más bella del mundo

En abril de 2004, mientras efectuaba mi primer viaje a Europa, escribí lo siguiente desde un café internet parisino, dentro de mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario: "En Amsterdam hay mujeres preciosas, pero las holandecitas parecen cortadas con la misma tijera (rubias, facciones finísimas, cuerpos esbeltos -ventajas de andar tanto en bici-, ojos increíblemente azulverdes). En cambio, apenas regreso a París, me subo al metro y en el andén exterior de la Gare du Nord, en la línea que va a Anvers, me topo con la mujer más bella del mundo. Es joven (no más de veinte años), de cabello oscuro y con el rostro más hermoso que he visto no sólo en las últimas dos semanas sino en mi vida toda. Viaja de pie, a mi lado, escasas dos estaciones (¿por qué me tengo que bajar?) y no puedo evitar mirarla con torpe disimulo. Es un atentado contra la estabilidad de un mexicano en París, porque los estupidos parisinos ni siquiera la miran. Pobres".
  Hace ya ocho años es esto. Lástima que no le tomé al menos una foto.

domingo, 22 de julio de 2012

Uncle Kent

Vi una película, bastante simpática e interesante, que participó el año pasado en el festival Sundance. Se llama Uncle Kent y está escrita, producida, fotografiada, editada y dirigida por Joe Zwanberg. De bajísimo presupuesto (es parte de esa especie de movimiento fílmico independiente conocido como mumblecore) y anécdota sencilla, narra la historia de Kent, un dibujante de historietas de cuarenta años, quien vive solo con su gato y es poco sociable. Un día invita a una amiga periodista de Nueva York (Katie) a pasar con él un fin de semana en su casa y todo transcurre en esos tres o cuatro días. Él no oculta sus deseos por ella, pero la chava tiene novio y aunque es bastante desinhibida y parece darle entrada varias veces, al final nunca accede siquiera a darle un beso. Incluso organizan un encuentro con otra joven que desea hacer un trío y a la que conectan por internet. Ahí brota la parte lésbica de Katie, quien se da tremendo faje con la otra pero nada quiere con Kent, el cual no puede ocultar su frustración. El último día de la visita él pierde un poco la paciencia, pero las cosas no pasan a mayores y así concluye el fin de semana.

 

  La trama está narrada con naturalidad, los diálogos son normales y el retrato de la cotidianidad de Kent es directo y sin pretensiones. Incluso las escenas de relativo sexo se encuentran desprovistas de cualquier glamour y lo realmente erótico del filme es la tensión sexual que se da entre Kent y Katie. De pronto me recordó al cine de Éric Rohmer y sus Cuentos morales. Me gustó.

sábado, 21 de julio de 2012

Los Rolling Stones y la polaca mexicana*

Hace once días, se cumplieron cincuenta años de la primera actuación pública de los Rolling Stones y para conmemorarlo, he aquí una lista de algunas de sus canciones y la manera como podemos relacionarlas con protagonistas y acontecimientos de la política mexicana reciente. Veamos:

– “Out of Control” (Fuera de control): Los agresivos pejeadictos que insultan desde las redes sociales.
– “Surprise Surprise” (Sorpresa, sorpresa): los seis puntos de diferencia entre el primero y el segundo lugar en las presidenciales, en lugar del 15 por ciento que mostraban casi todas las encuestas.
– “The Last Time” (La última vez): El debut y despedida de Gabriel Quadri de la Torre.
– “(I Can’t Get No) Satisfaction” (No puedo obtener satisfacción): El cuchi cuchi y la fallida estrategia de campaña de Josefina Vázquez Mota.
– “Play with Fire” (Juegas con fuego): Las resoluciones de la llamada Convención Nacional contra la Imposición del domingo pasado en Atenco.
– “The Spider and the Fly” (La araña y la mosca): El riesgo del #Yo soy 132 de ser devorado por los esmés, los atenquistas y otros profesionales de la protesta.
– “Get Out of My Cloud” (Lárgate de mi nube): Lo que los panistas le preparan a Vicente Fox.
– “My Obsession” (Mi obsesión): Andrés Manuel López Obrador y la silla presidencial.
– “Complicated” (Complicado): La responsabilidad que tiene el Tribunal Federal Electoral.
– “She’s a Rainbow” (Ella es un arcoiris): El folclórico vestuario de Beatriz Paredes.
– “Tumbling Dice” (Dados cargados): Lo que el Movimiento Progresista alega que hubo en las elecciones.
– “You Can’t Always Get What You Want” (No siempre puedes obtener lo que quieres): Los fallidos intentos electorales de AMLO.
– “Mixed Emotions” (Emociones mezcladas): Las de los perredistas que ganaron cargos en las elecciones.
– “Slipping Away” (Alejándose): Marcelo Ebrard y la decisión de iniciar su campaña rumbo el 2018.
– “Dangerous Beauty” (Belleza peligrosa): La imagen telenovelera que se le construyó a Peña Nieto.
– “Oh No, Not You Again” (Oh no, no tú otra vez): la posibilidad de que AMLO se vuelva a lanzar para el 2018.
– “Street Fighting Man” (Peleador callejero): La amenaza latente.

*Publicado hoy en mi columna "Cánara húngara" de Milenio Diario.

jueves, 19 de julio de 2012

miércoles, 18 de julio de 2012

Un cartel sicalíptico

Al ver la imagen que muestro en este post, me vino a la mente un cartel que vi alguna vez en la tienda de discos importados Yoko, en la Zona Rosa, por allá a finales de los años sesenta. Yoko era la competencia de Hip-70, la legendaria tienda, también de discos importados, que estuvo primero a un lado de la Pista Hielo Insurgentes (en lo que hoy es Plaza Inn) y más tarde a media cuadra del Núcleo Radio Mil, en la colonia Florida, sobre la avenida Insurgentes Sur. Yoko abrió en la colonia Juárez primero y luego, ya en los setenta, se mudó a San Ángel, sobre Miguel Ángel de Quevedo, muy cerca de la propia Insurgentes.
  Pues fue en la Yoko de Zona Rosa donde una vez vi aquel cartel sicalíptico e irreverente en el que aparecían casi todos los personajes de Walt Disney, en abiertas actitudes sexosas. Desde el ratón Mickey con la ratona Mimí y el pato Donald con la pata Daisy, hasta Blanca Nieves que le ponía con los siete enanos, aquello era un ingenioso aquelarre de dibujos de historieta. Yo tenía quince años y nada de dinero, así que no lo pude comprar y jamás lo volví a ver (creo que mi mamá lo hubiera hecho pedazos). Pero lo recuerdo bien. Por eso, al ver esta imagen de Micky y Tribilín en pose de punks, de inmediato recordé aquel cartel singular y, para su época, muy osado.

martes, 17 de julio de 2012

Hater que te quiero hater

Ovidio y Erich Fromm lo lamentarían. El arte de amar ha ido quedando en desuso y lo de hoy es el arte de odiar. Dime cuántos haters tienes y te diré quién eres. Esa parece ser la consigna en estos los tiempos de la cólera y las redes sociales. Es el momento de los odiadores, quienes se deslizan vertiginosos por los toboganes de la insidia y el insulto, del improperio y la injuria, del anonimato y la impunidad.
  Yo he estado de algún modo en ambos lados de la moneda. Cuando comencé con mi labor como crítico musical, a principios de los años noventa del siglo pasado, con mi columna “Bajo presupuesto” (sí, el mismo nombre de la que ahora hago en Marvin), en la sección cultural del diario El Financiero, mis textos poco complacientes con el rock que se hacía en México y mi manera de referirme a buena parte del mismo con el sustantivo rockcito, hicieron que mucha gente, en especial los músicos, me considerara como un tipo lleno de odio, rencor y frustración. Poco (por no decir que nada) acostumbrados a la crítica directa y habituados en cambio al elogio casi uniforme de la prensa roquera, los integrantes de las bandas que dominaban el panorama por esos días (Caifanes, Maldita Vecindad, Café Tacuba –sin v-, Fobia, etcétera) creyeron descubrir en mí a un enemigo, a un adversario, a un odiador, a un hater.
  Ninguno llegó a los extremos del director de cine Arturo Ripstein, quien demandara al crítico Jorge Ayala Blanco –mi compañero de páginas en la misma sección de El Financiero– por daños y perjuicios, debido a una crítica que hizo a alguna de sus películas. La absurda y ridícula acusación no prosperó, por supuesto, y Ayala Blanco (para mí el mejor crítico cinematográfico que ha habido jamás en este país y una excelente persona, por cierto) no tuvo mayores problemas, pero es cierto que para muchos personeros de la industria del cine mexicano era y sigue siendo un hater.
  Esto me lleva a plantear el hecho de que en muchas partes se confunde al crítico con una persona amargada y perversa que goza con destruir las obras de los creadores (como si la crítica en sí misma no fuese un acto de creación). Yo he vivido con ese estigma sobre mi cabeza durante más de veinte años, primero en el mencionado diario, más tarde en la revista La Mosca en la Pared (en la que consolidé mi fama como enemigo mayor del rock nacional) y actualmente en Milenio Diario, en el que escribo desde hace poco más de doce años sobre temas políticos con mi columna “Cámara húngara”.
  Hoy día, ya con la plena consolidación de Twitter y facebook, prácticamente recibo a diario el embate de los trolls (esos haters anónimos que pululan en las redes sociales a las que pertenezco, en mis blogs y en los espacios para comentarios de los lectores, al pie de mis textos, en el sitio de internet de Milenio), aunque también lo recibo de otros odiadores, quienes cuando menos dan la cara.
  En especial, los trolls son los haters de mayor  agresividad y quienes suelen proferir las más duras ofensas, por el solo hecho de que uno no coincide con sus puntos de vista (llamarlos ideas sería demasiado generoso). Por ellos, he sido llamado panista, priista, televiso, vendido, chayotero, peñanietista, calderonista… y hasta pejista y perredista (¿o sea…?). Claro, todos esos adjetivos acompañados por un caudal de palabras soeces que no pienso reproducir en estas páginas. Se dice que algunos trolls son contratados por los diferentes partidos políticos, para insultar a columnistas y líderes de opinión que no son de su agrado. Tal vez. Pero aunque sean espontáneos, no deja de ser lamentable el bajísimo nivel de discusión y la nula capacidad de argumentación que ofrecen.
  Se han adueñado de las redes sociales, en especial de Twitter, y desde ahí arrojan sus inmundicias. Son los haters, quienes no se irán en mucho tiempo y continuarán en sus escondrijos como un mal no sé si necesario pero sí sé que inevitable. Preferible eso, sin embargo, a que los gobiernos intenten regular y reglamentar a la red. Son gajes de la democracia cibernética. Ni modo.

*Publicado este mes en mi columna "Bajo presupuesto" de la revista Marvin.

lunes, 16 de julio de 2012

Saber ganar y saber perder

Por Baltasar Garzón*

El domingo uno de julio de 2012 fue un día histórico para México. El rito de la elección democrática de un nuevo presidente se reproducía de nuevo seis años después y volverá a tener lugar, otra vez, dentro de seis años y así sucesivamente, mientras el sistema democrático sea el que rija en ese país.
  Ésta es la grandeza de la democracia representativa. Los millones de mexicanos y mexicanas, libremente, a pesar de los tiempos aciagos que se viven a nivel nacional, concurrieron con la sana intención de ejercer su derecho al voto, depositándolo en las urnas.
  La limpieza de todo proceso electoral en una democracia resulta fundamental porque, si existiera fraude, se estaría cometiendo la mayor traición al pueblo, de modo similar a la que representaría un golpe de Estado. 
  Y es precisamente eso lo que ha cuestionado el segundo candidato más votado, Andrés Manuel López Obrador, candidato del PRD. Para hacer una acusación de tamaño calibre, quien la hace, aunque comúnmente se acepte en la ciudadanía que los políticos pueden decir casi todo, porque todo se les perdona, debería disponer no solo de indicios, sino de unas pruebas contundentes y definitivas.
Pruebas que, además, deberían haber sido puestas de manifiesto ante quien tiene que dirimir si el reproche es o no fundamentado. Actuar de otra forma demostraría una intención manifiesta de torcer la voluntad popular porque no has sido el elegido.
  En una ocasión, hace años, estuve con AMLO, a la sazón jefe de Gobierno del Distrito Federal, en 2004, y me pareció una persona profundamente demócrata y seria, con unas ideas novedosas y diferentes a las que defendían las recetas tradicionales. 
  Hace un año, tuve ocasión de desayunar con el precandidato entonces del PRI, Enrique Peña Nieto. En esa ocasión, me dio la impresión de que se trataba de una persona de firmes convicciones democráticas y con la clara decisión de apostar por un cambio profundo en México, si llegaba al poder. 
  No he vuelto a hablar con ninguno de ambos hasta hoy. Quizá por ello me permito emitir un juicio sobre lo que está ocurriendo después de la victoria por siete puntos porcentuales de diferencia del primero sobre el segundo y los amagos y la decisión encubierta de éste de cuestionar los resultados electorales producidos.
  La diferencia es tan abrumadora, varios millones de votos en favor de Peña Nieto, que debería de ser suficiente argumento para acallar las protestas y para no revivir los tristes episodios del año 2006. 
  En aquella ocasión, el margen fue mínimo y por ello, millones de ciudadanos/as cuestionaron la elección de Felipe Calderón; ahora, el mismo protagonista, de nuevo perdedor, retoma la bandera de la duda y la acusación, sin aportar las pruebas que acrediten la grave imputación que hace. 
  Andrés Manuel López Obrador, en vez de reconocer la derrota y saludar al contrario, ofreciéndose al mismo, como ha hecho la tercera de los candidatos, Josefina Vázquez Mota, para afrontar los difíciles retos que aguardan a México, ha decidido, de nuevo, sembrar el desconcierto apoyado, en esta ocasión, por las redes sociales y movimientos ciudadanos afines al mismo, para cuestionar no sólo la elección sino al propio sistema, en una suerte de decisión revolucionaria sin retorno ni justificación aparente.
  Por su parte, el candidato ganador, frente a la “marabunta” que se le ha venido encima después de obtener legítimamente la elección, ha optado por una actitud prudente, casi podría decirse que humilde, descargada de la soberbia que normalmente suele acompañar al que obtiene la victoria. 
  Sus palabras de agradecimiento al pueblo mexicano por “esta segunda oportunidad” que da al PRI y la contundencia de su mensaje en favor de la democracia, la libertad y la transparencia, han sorprendido a muchos que se han quedado descolocados al no coincidir lo que vaticinaban con lo que está sucediendo.
  Y, sobre todo, indican el firme propósito de gobernar de una forma diferente a aquella que afirman los que le cuestionan, no por sus deméritos, sino por los que en el pasado acumuló el partido al que pertenece.
  Entre uno y otro perfil de los contendientes, debo decir que, a pesar de que mis ideas me sitúan claramente en el espectro de la izquierda y por ello, teóricamente, debería estar más próximo al perdedor que al ganador, mi reconocimiento se concentra en favor de la mesura y el compromiso por México y mi crítica clara y definitiva va para quien no asume la nueva realidad política de un país que, habiéndole otorgado un gran respaldo, no le ha dado la confianza mayoritaria para dirigirlo. 
  El proceder de un país en el que durante cuarenta años vivimos lastrados por la dictadura, me hace valorar mucho más la democracia y los valores que la integran y por ello me tomo muy en serio los resultados electorales y me abstengo de cuestionarlos si no dispongo de pruebas contundentes.
  Saber ganar es difícil, pero mucho más complicado es saber perder asumiendo la victoria del contrario y la derrota propia. 
  En esta tesitura, quien no ha logrado convencer suficientemente de su programa, debe dejar paso y demostrar el liderazgo ante los millones de personas que le votaron, lo que supone abandonar “el autismo” político en el que se halla para evitar el empeoramiento del estado de cosas actual.
  Requerir a aquellos que creyeron en su oferta electoral para que abandonen el camino a ninguna parte iniciado y que lidere esa masa crítica exigiendo al nuevo presidente el cumplimiento de lo prometido.
  Y que su forma de gobernar se dirija a la defensa de todos los derechos de los/as ciudadanos/as mexicanos/as, sin partidismos, sin sectarismos y exigiéndole que convoque a todos a derrotar las lacras que perturban y asolan al país y a su gente.
  En la coyuntura histórica en la que se encuentra México, toda la ciudadanía y las estructuras políticas, sindicales, empresariales y de la sociedad civil organizada deben combinar sus esfuerzos y contribuir a que el nuevo presidente halle el camino de la esperanza, haciendo honor a la confianza mayoritaria recibida por una parte del pueblo para dirigir a la integralidad del mismo. 
  El tiempo, decía Voltaire, es el mejor juez porque coloca a cada uno en el lugar que le corresponde. Por ello, es tiempo de dar una oportunidad a quien ofrece su entrega para dirigir los destinos de México, pero también lo es para que los/as ciudadanos/as abandonen su ancestral indiferencia y reivindiquen el lugar que les corresponde, exigiendo a aquel que cumpla y asumiendo un papel proactivo en la reconstrucción de una nueva democracia, más equitativa, más transparente, más segura y más libre. 

*Baltasar Garzón, ex magistrado y abogado español que logró el encarcelamiento de Augusto Pinochet. El texto fue publicado hoy por el diario El País de España.

domingo, 15 de julio de 2012

Domingo tlalpeño

A pesar de la espesa lluvia que estuvo cayendo prácticamente todo el día, me lancé en la tardecita a Tlalpan. Pasé a visitar a mi mamá, con quien estuve un buen rato (todo bien con ella) y luego fui a casa de Rosa, donde saludé a ésta, a Rosita, Isaura, Yazmín y Dereck (todo bien con ellos). De ahí me fui al centro de Tlalpan, donde había quedado de verme con Daniela, quien quería presentarme a su novio venezolano, Alberto. Nos vimos en el Café de la Selva de los portales y estuvimos ahí cerca de dos horas. Él me cayó muy bien y la charla fue muy agradable, así como los dos capuchinos que me tomé. Terminamos a las nueve, me fui a pie hasta la estación Fuentes Brotantes del metrobús y con los tenis empapados por los múltiples charcos con que me topé por todas partes, llegué aquí a las diez. Cansado, pero contento. Fue un buen domingo.

sábado, 14 de julio de 2012

¿Elecciones o contraelecciones?*

Si algo caracterizó al reciente y aun inconcluso proceso electoral, sobre todo en lo que respecta a las candidaturas presidenciales, fue la tendencia a votar de manera negativa. Es decir que no se votó a favor de determinados candidatos, sino en su contra.
  Todo comenzó cuando mucha gente no se decidía por cuál prospecto votar. El lugar común en las conversaciones era decir: “pues, yo voy a votar por el menos malo”. De esa manera, cada quién empezó a tener a su menos peor.
  Luego surgió el peculiar movimiento estudiantil que hoy conocemos como #Yo soy 132, cuya principal razón de ser fue la de oponerse al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. Sus marchas, sus consignas, sus declaraciones han sido desde entonces en contra de EPN y no a favor de otro, aunque en el fondo todos sabemos que, para fines prácticos, apoyan a Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, navegan con la contradictoria bandera de apartidistas… y antipeñanietistas.
  Pero del otro lado del espectro político también se votó en contra. Muchos electores le dieron un no rotundo a la actual administración y se negaron a votar por la aspirante del PAN, Josefina Vázquez Mota, en tanto que varios millones se aterrorizaron con la posibilidad de que AMLO pudiese ganar las elecciones y más que por el deseo de ver ganar a cualquiera de los otros tres candidatos, votaron por ellos o anularon su papeleta, con tal de que Andrés Manuel no llegara a la presidencia.
  Más ejemplos de esta visión en negativo: para deslegitimar el triunfo de Peña Nieto, algunos argumentan que el 62 por ciento de los electores no votó por él. Cierto. Pero con esa misma lógica, 68 por ciento no votó por López Obrador y 75 por ciento no lo hizo por Vázquez Mota (para no hablar de que 98 por ciento no quiso a Gabriel Quadri).
  Quizá deberíamos preocuparnos por el hecho de que, salvo el voto duro, gran parte de los mexicanos no sufragamos a favor de alguien sino en contra de otro. Los partidos tendrían que escoger a mejores candidatos para cambiar esa tendencia en las próximas elecciones. Si es que los tienen.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 13 de julio de 2012

Homenaje a Federico Arana en Pachuca

Salí de mi casa, rumbo a Pachuca, a las doce y media del mediodía. Metro hasta Indios Verdes y ahí en un autobús de Futura hasta Pachuca (me tocó como compañera de asiento una extraña pasajera de minifalda y botas que iba aparentemente dormida y me daba codacitos en el brazo, je). Arribé a la central de la capital hidalguense a las dos de la tarde y Juan Carlos Hidalgo tardó como media hora en llegar por mí. Me senté en una hilera de asientos y frente a mí había una chavita bonita que se me quedaba viendo, hasta que le sonreí, se puso roja, sonrió ya sin mirarme y fingió clavarse en la lectura de un libro. Fue divertido. Llegó Juan Carlos y en taxi me llevó al hotel Emily, frente a la plaza del famoso reloj de Pachuca, donde me dejó. Me instalé, comí ahí mismo y a las cinco pasó por mí un chofer del Consejo para la Cultura y las Artes del Estado de Hidalgo. Con nosotros iba la escritora Alma Velasco, a quien hace muchos años yo escuchaba en Radio Educación. Platicamos un poco, en lo que la camioneta nos conducía al Centro Cultural del Ferrocarril (ver foto), sede de la Feria del Libro Infantil y Juvenil Hidalgo 2012 (ahí toqué con Los Pechos Privilegiados hace seis años, en el marco de la misma feria, edición 2006). Llegamos como a las cinco y media. Me recibieron muy bien (todo mundo me decía “maestro”, je je). Se suponía que el homenaje a Federico Arana empezaría a las seis y ya el auditorio estaba lleno, pero había que esperar a que llegara la esposa del gobernador de Hidalgo para inaugurar oficialmente la feria. Mmmmm. Saludé al buen Arana. Ya me lo había encontrado antes en el hotel. Saludé también a Juan Carlos y a Vicente Jáuregui, quien andaba por ahí. Un funcionario del municipio, súper clavado en el rock nacional de los sesenta y setenta, estuvo platicando conmigo un largo rato. Saludé a mi querida amiga pachuqueña Tania Granados, tan bonita como siempre. Llegó por fin la primera dama (muy joven). Federico fue prácticamente obligado a salir a recibirla. La señora llegó con toda su comitiva. Pasaban de las seis de la tarde. La ceremonia de inauguración fue tan formal y solemne (PRI style) que me sentí en una escena de Las fuerza vivas de Luis Alcoriza o de Los días del amor de Alberto Isaac. Todavía se llevaron a la señora a hacer un recorrido por todos los estantes de la feria. Finalmente se fue (seguida por la comitiva que la acompañó hasta la entrada, Federico incluido). Para entonces ya había llegado Víctor Roura, pero aunque pasó frente a mí no me vio. ¿Me saludaría bien después de quince años de no vernos, tomando en cuenta nuestras diferencias personales de aquel entonces? A las siete por fin entramos al repleto auditorio y tomamos nuestros lugares en la mesa que estaba en el estrado. Federico Arana en medio, Roura a su izquierda (Víctor llegó y me saludó muy amable) y yo a su derecha. Luego llegaron el titular del Consejo de Cultura hidalguense y el secretario de Turismo de la propia entidad, se sentaron a mi lado y dijeron sendos discursos oficiosos. Por fin empezó la mesa redonda. Víctor Roura improvisó su intervención (muy amena), yo leí la mía (gustó bastante, podrá leerse en mi blog Pretérito imperfecto) y finalmente habló Arana (muy divertido, ver video aquí mismo). La gente se divirtió y todo salió muy bien.




Al final, Roura se me acercó para felicitarme y me ofreció –sorpresivamente para mí, debo decirlo– publicar algo en una colección de libros que está haciendo El Financiero. Quedamos en platicarlo. En eso se acercaron a saludarme Esther y Lizzy, otras dos amigas pachuqueñas de facebook a quienes sólo conocía virtualmente. Se fueron a saludar a Arana y yo me acerqué a la mesa de libros, donde adqueirí dos títulos del propio Federico que no tenía: Ornitóteles el pájaro filósofo (de la colección “Duda Semanal” de Editorial Posada, donde conocí hace más de treinta años al autor) y Los cien más cachondos rocanroles de las lenguas españolas. Afuera volví a ver a Esther y Lizzy y juntos nos metimos a ver el concierto de Naftalina en la carpa donde nos presentamos Los Pechos hace un sexenio. Divertidísima la tocada, mientras afuera caía un diluvio. Esther se fue a la mitad pero prometió regresar. Al final, Tania se me acercó para despedirse y me dejó un CD con música de una banda local que le encargaron pasarme. Salí con Lizzy con la idea de ir al centro. Seguía la lluvia. Por fortuna, una de las organizadoras del evento me vio y le pidió a un chofer que nos llevara. Nos dejó frente al hotel. A la lluvia intensa se sumaba un viento terrible. Aun así fuimos rápido a una tienda para comprar unas cosas. Estuvimos platicando muy a gusto durante hora y media y ya cerca de las once nos alcanzó Esther, quien llevaba una veintena de números de La Mosca. Se los firmé y dediqué todos, con mucho gusto. Platicamos mucho los tres y ellas se fueron como a las dos de la mañana. Fue un estupendo día.

miércoles, 11 de julio de 2012

Taibo, el iracundo

Veo esta foto y no sé qué pensar. Sus seguidores dirán que es un gran ejemplo para los jóvenes. Sus detractores mencionarán que ya está grandecito como para andar haciéndole al Yo Soy 132. A mí, sinceramente, me da como penita ajena. La expresión de ese rostro rubicundo y furioso me provoca al mismo tiempo temor y ternura. El sobrevaloradísimo novelista se quedó atorado en los sesenta y sigue creyendo en el triunfo inevitable de la revolución bolchevique sobre las oscuras fuerzas del capitalismo y del imperialismo yanqui, etcétera. Me lo imagino en casa, mientras revisa todos los días las Obras escogidas de Marx y Engels de Editorial Progreso de Moscú y canta "La internacional" en la regadera. Sus sueños húmedos deben ser con Rosa Luxemburgo y Fidel Castro. Una de las muchas ventajas de que el llamado (eufemísticamente) Movimiento Progresista no haya ganado la presidencia de la república es que personajes como éste no accederán a posiciones de poder. Basta visualizarlo como comisario del pueblo, en busca de los enemigos de la revolución obradorista.
  ¡Qué miedo! ¡Qué alivio!

PD: Taibo y sus camaradas alzan en alto el puño... ¡derecho! Al menos en mis tiempos de militancia en la izquierda, era el otro puño, el de la gauche, el que solíamos levantar. El otro se lo dejábamos a los derechistas, ya que era con ese brazo y esa mano que saludaban los hitlerianos, los fascistas Camisas negras de Mussolini, los sinarquistas y los falangistas de Francisco Franco. ¿Cuándo cambió la tendencia?

martes, 10 de julio de 2012

Bolitas de naftalina*

Federico Arana es un personaje legendario dentro de la escena del rock que se hace en México. Integrante de los Sinners a finales de la década de los cincuenta (sí, aquellos que cantaban “La novia de mi mejor amigo”), formó más adelante a una de las agrupaciones más singulares, inteligentes y divertidas: Naftalina.
  Al lado de músicos de la viejísima guardia del rock nacional (como Baltasar Mena, Lalo Toral, Renato López, Ángel “El Cartucho” Miranda y otros), Arana concibió a un grupo que tomaba canciones conocidas (desde “Be Bop A Lula” hasta algunas de Bob Dylan) para ponerles letras llenas de humor, ironía y crítica social. De ese modo surgieron temas tan jocosos como “Me siento Beethoven”, “Ballena azul”, “Viva la gula”, “El delfín”, “Ya vas Barrabás”, “El repartidor” y muchos más, contenidos en varios discos de larga duración.
  Pero Federico Arana no es sólo un estupendo músico y compositor, también es un grande y prolífico escritor. Con un estilo igualmente sarcástico, es el autor de ese libro clásico que es Guaraches de ante azul, una sensacional y documentadísima historia crítica del rock hecho en México. Pero también es novelista (Las jiras, Yo mariachi, Delgadina), cuentista (Enciclopedia de latinoamericana omnisciencia), ensayista (La música dizque folclórica, Roqueros y folcloroides, Comer insectos) y hasta ha publicado libros científicos, ya que es un eminente biólogo (Método experimental para principiantes, Ecología para principiantes, Fundamentos de biología). Por si fuera poco, es dramaturgo (Huitzilopochtli vs. Los rocanroleros de la noche) y hasta caricaturista (con su genial personaje Ornitóteles, el pájaro filósofo).
  Este multifacético personaje nacido en Tizayuca, Hidalgo, en 1942, será homenajeado el próximo viernes 13 de julio, a las 18:00 horas, en el Centro Cultural del Ferrocarril de la ciudad de Pachuca. No sólo habrá una mesa redonda en su honor, sino que el maestro tocará con Naftalina para deleite del respetable. Sin duda será todo un agasajo.

*Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección Hey! de Milenio Diario.

lunes, 9 de julio de 2012

Congelada

Luego del poco sutil acto (algunos lo llaman performance) de Rocío Boliver, alias "La congelada de uva", el sábado pasado, cuando en la plancha del Zócalo del DF defecó públicamente sobre una imagen de Enrique Peña Nieto, he aquí algunos comentarios que recogí de Twitter al respecto:

Willy @wo_0
¡¿Cómo?! O sea que si yo me cago en la vía pública soy un pinche marrano, pero si lo hace la Congelada de uva es un “performance”.

Chumel Torres @ChumelTorres
Obama usó artistas contemporáneos como Shepard Fairey y nosotros a… ¿la Congelada de Uva?

Dra @iauraB
¿La "Congelada de Uva" es la representante del movimiento PRO AMLO?

Papá Oso @LeTuitero
Pobre México tan lejos del primer mundismo y tan cerca de La Congelada de Uva.

Donatello @TortugaNiNi
—¿Te sabes el chiste de La Congelada de Uva? —Sí, me caga.

Orita Boy @Oritavoy
Ya nada más faltan tres cagadas de Congelada de Uva para que Peña Nieto renuncie al poder, ¡qué nervios!

Porfirio Díaz Mori @DonPorfirioDiaz
¡Qué oso ser Congelada de Uva y creer que miarte es tu arte!

PindaroAlbondiguilla @PindaroAA
Congelada de Uva es de las intelectuales que siguen a AMLO????

Just a Starfucker. @Andiitzy
México, el único país que se boicotea solo. Congelada de uva: No cualquier estupidez es arte.

Clotilde Hinojosa @DardosdeClo
Inician en el Zócalo colecta para la campaña de AMLO en el 2018, pone el ejemplo una esforzada artista conocida como congelada deuva.

Jack Flash @Jack_Flash_
Pobre de México: tener que decidir entre la programación de Televisa y las cagadas de la congelada de uva.

Juan Burgos @juanburgos
No había visto la foto de la Congelada de Uva cagando en el Zócalo. Lamento haberla visto eso sí.

NoSoyTuitStar @UnoDelMonton_
Voté por AMLO, pero eso de la Congelada de Uva se me hace una mamada. ¡No sean pendejos chavos!

El Potro @elpotrotj
Gracias a la Congelada de Uva. Se me quitó la peda de golpe.

domingo, 8 de julio de 2012

La degradación de la palabra

Por Enrique Krauze

"There is no arguing with a mood".
 Bertrand Russell

El ciberespacio mexicano ha contraído un virus: Alejandro Rossi lo llamó "corrupción semántica". La indignación política se desfoga en una violencia verbal incompatible con los instrumentos propios de la racionalidad: la argumentación, la fundamentación, la persuasión, la coherencia, la claridad. En espera de que un filósofo del lenguaje estudie el fenómeno, intento una tipología provisional.
  La variante más sencilla y común es el insulto. También es la más pobre, patética e inofensiva, porque revela la impotencia del emisor (y doble impotencia, por tratarse en general de emisores anónimos). A la misma familia corresponden la descalificación y la agresión racista. Ni siquiera necesitan 140 caracteres. Pertenecen al mundo gástrico, no al mental. Se escriben con bilis.
  En la siguiente escala está el comentario maniqueo que, por definición, coloca al emisor en el papel del "bueno" y a su víctima cibernética en el papel del "malo". Este cibernauta binario no distingue matices ni colores: es daltónico. Supongo que el origen de esta distorsión es religioso, pero en su variante geométrica proviene de la Revolución Francesa: ésta es la izquierda que salva y se salva, ésta es la derecha condenada al infierno. Y la "derecha" es un costal en el que caben todos: conservadores, liberales, socialdemócratas.
  Emparentada con la anterior está la pomposa manía inquisitorial: el cibernauta que se erige en Juez del Tribunal de la Santa Inquisición (o en Comité de Salud Pública, que es lo mismo) para condenar a la hoguera (la guillotina) a quienes no piensan como él. Quienes practican (o, más bien, padecen) este mal incurren en una petición de principio: parten de una autoproclamada superioridad moral.
  Una variedad más compleja y generalizada está expresada en una frase de Lenin: "No pregunte si una cosa es verdadera o no; pregunte sólo: ¿verdadera o no para quién?". Según esto, nadie piensa de manera autónoma sino siempre en función de intereses materiales. Pero si todo pensamiento está determinado por una adscripción social o económica, no existe el azar, la libertad, la verdad objetiva, las leyes científicas. Se trata de un pensamiento contradictorio porque la perentoria frase de Lenin implica la afirmación de una verdad no relativa. ¿Desde dónde emiten esa Verdad sus detentadores? Desde una supuesta "representación" del pueblo oprimido. Lo cual recuerda la sentencia de Groucho Marx: "El poder para el pueblo significa el poder para los que gritan el poder para el pueblo".
  Quizá la más maligna variante del virus (muy esparcida) es la teoría de la conspiración. Todo lo que ocurre es obra de un complot tenebrosamente urdido por las fuerzas del "no pueblo" contra el pueblo. Ese pensamiento gaseoso tiene un efecto alucinógeno: hace creer a quien lo inhala que "él es clarividente", que "él sí sabe cómo está la cosa", y que por tanto no necesita descubrir pruebas empíricas, descender a los casos concretos. Trasmitido por maestros con aureola de taumaturgos, el virus conspiratorio hace presa fácil de los jóvenes pero tiene adictos en todas las edades.
  Y queda la simple y llana mentira, la falsificación que repetida una y otra vez toma fuerza propia. Es la propaganda, y sobre ella Leszek Kolakowski contaba esta parábola: "Dos niñas corren en un parque. La que va detrás grita desaforadamente: ¡Voy ganando!, ¡Voy ganando! De pronto, la de adelante abandona la carrera y se refugia en los brazos de su madre, sollozando: 'no puedo con ella, mamá, siempre me gana'".
  Hay especies que cubren el ciberespacio que no deben confundirse con el virus de la corrupción semántica. Me refiero a la denuncia y al repudio, sobre todo si tienen fundamento y son expuestas con seriedad y elemental civilidad. Pero una cosa es indignarse y otra es lanzar una ráfaga asesina disfrazada de "argumentación". El ciberespacio es una efímera ciudad de palabras e imágenes, una plaza sin leyes ni convenciones, una comunidad anárquica que poco a poco debe irse autorregulando. De no hacerlo, corre el riesgo de vaciarse: de contenido, de visitantes, de interés.
  Su mayor peligro es la degradación de la palabra pública bajo el factor aglutinante del odio. Odio personal, odio de clase, odio ideológico, odio racial, odio teológico. El odio al otro, a lo otro, a quien piensa distinto. Por fortuna, el odio no ocupa -ni siquiera ahora- la totalidad del ciberespacio, cuya naturaleza sigue siendo la de una vertiginosa e igualitaria conversación. La gente entra a Twitter -me consta- con ganas de saber, de dialogar y hacer contacto con otra persona. Es un antídoto contra la soledad, un café virtual, una cantina divertida y loca. Pero en un rincón de esa cantina hay unos sicarios con pistolas verbales. Y uno se pregunta cuándo las desfundarán, no en el ciberespacio sino en el espacio.

Publicado hoy en el diario Reforma. Me parece un texto extraordinario.

sábado, 7 de julio de 2012

El doble triunfo de la izquierda*

Estoy convencido de que el pasado domingo 1 de julio resultó altamente positivo para la izquierda mexicana y que obtuvo sobre todo dos triunfos que le pueden significar el dar un paso tan grande como decisivo para su historia. El primer triunfo es el de Miguel Ángel Mancera a la jefatura de gobierno del Distrito Federal, con unos números tan impresionantes como indiscutibles. El segundo triunfo es paradójico, ya que me refiero a la derrota de Andrés Manuel López Obrador en su doble y frustrado intento por alcanzar la presidencia de la república.
  Quiero dejar en claro que, al hablar de la izquierda mexicana, me refiero a aquella de tendencias democráticas, moderadas, globales, modernas y liberales, es decir, de franca izquierda. Con la victoria de Mancera y el fracaso de López Obrador, esa izquierda se encuentra frente a la extraordinaria oportunidad de tomar el control de su partido más importante y fuerte, el de la Revolución Democrática, y con un nuevo liderazgo llevar a este organismo a posiciones constructivas que redunden no sólo en su propio beneficio sino en el del país entero.
  A México le urge una izquierda de este tipo. De hecho, ya existe y ha demostrado su eficacia institucional a lo largo de los más recientes seis años. Es hora de que tome las riendas del PRD y se deshaga de los lastres (Roger Bartra dixit) que la mantienen en la trampa sin salida de caudillismo, el autoritarismo y la autocracia, con visiones políticas y sociales arcaicas que van a contrapelo de la historia y la alejan cada vez más del verdadero izquierdismo.
  Una vez que las aguas post electorales se serenen (lo sé, esa fecha en esos momentos resulta por demás incierta), personajes como el propio Mancera, Marcelo Ebrard, Graco Ramírez, Carlos Navarrete y muchos otros contarán con el enorme capital político que representa la capital política y si al fin le pierden el miedo al tigre de papel que les gruñe cada vez que no lo obedecen, seguramente el PRD se convertirá en un partido democrático y realmente progresista.
  Ojalá sepan sacar provecho de esta doble victoria.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 6 de julio de 2012

Vergüenza

Vi una película muy dura, muy seca, muy fuerte, pero muy buena. Shame, se intitula, dirigida en 2011 por Steve McQueen y estelarizada por Michael Fassbender y Carey Mulligan. Es la historia de un híper adicto al sexo y cómo lleva su vida sórdida, solitaria e infeliz, a pesar de tener una posición acomodada. La cinta se desarrolla en Nueva York y en ella vemos cómo a pesar de sus constantes encuentros sexuales (incluso con hombres) y su obsesión por masturbarse varias veces al día en casa, en los baños de la oficina o de los bares, Brandon (así se llama el personaje) jamás parece disfrutarlo e incluso lo sufre. Egoísta, antisociable, mezquino, tiene una relación horrible con su hermana menor Sissy, una cantante inestable a la que da asilo por un tiempo; pero ella es casi igual de ninfómana y él parece sentirse celoso (hay una latente relación incestuosa que nunca se vuelve evidente). Filmada con austeridad y tensión, con diálogos inteligentes y tremendos, el filme es desolador, triste, amargo (el momento más dulce, cuando Sissy canta una versión lenta y estupenda de "New York New York" en un bar, al final resulta igualmente deprimente). No es ciertamente una película para salir de ella contento y sonriente, pero vale mucho la pena.

jueves, 5 de julio de 2012

Nueva incursión de la visitante misteriosa

No diré que resultó sorpresiva, pero sí que fue muy agradable y emocionante. Luego de largos meses de ausencia, la visitante misteriosa se hizo presente de nueva cuenta en mi casa este día y la pasamos realmente bien. Fueron varias horas de estar juntos y ponernos al día en muchas cosas. Los detalles me los reservo, por supuesto. Sólo diré que gracias a su visita el de hoy fue un día espléndido y divertido.

miércoles, 4 de julio de 2012

Woodstock tras bambalinas

Vi una muy grata y divertida película del director taiwanés Ang Lee (el mismo de El tigre y el dragón (2000) y Brokeback Mountain (2005), entre otras cintas). Taking Woodstock, se llama dicho filme, producido en 2009. Narra la historia de Elliot Teichberg (Demetri Martin), quien en 1969 logró llevar a su pequeña comunidad la celebración del hoy mítico festival de Woodstock, cuando este no encontraba lugar para llevarse a cabo. Se trata de una comedia que se centra más en los personajes del pequeño poblado que en el festival en sí, aunque vemos recreados muchos aspectos de éste en la segunda parte de la película. Hay imágenes asombrosas (como algunos aspectos del festival, con decenas de miles de personas) que no sé cómo lograron. En especial un traveling, en el que el personaje principal es llevado en su moto por un policía, entre la multitud que abarrota una carretera. También es un poco el viaje interior y personal del propio Elliot, quien termina liberándose de convencionalismos y hasta hace aflorar su homosexualidad. Aparecen recreados asimismo algunos personajes reales como el principal organizador de Woodstock, Michael Lang (Jonathan Groff), y el famoso granjero Max Yasgur (el gran Eugene Levy). Vale la pena.

martes, 3 de julio de 2012

Redes vintage

Una curiosa imagen de cómo habrían sido anunciadas en los años cincuenta del siglo pasado algunas de las hoy tan comunes redes sociales que en aquella época sólo habrían aparecido en la literatura y el cine de ficción científica.

lunes, 2 de julio de 2012

Berrinche

Todo lo que ayer parecía una fiesta cívica hoy se convirtió en oscuridad, cuando Andrés Manuel López Obrador cambió de opinión, dijo que las elecciones no fueron limpias y que va a impugnar. La sombra de las protestas electorales del 2006 volvió a presentarse, siniestra. No sé cómo vayan a desarrollarse los próximos días, pero presiento que nada bueno viene. Habrá nuevo berrinche del señorcito.

domingo, 1 de julio de 2012

El día del voto

Hoy Denisse votó por primera vez. Como la dirección que aparece en su credencial de elector es la de este humilde hogar, vino al mediodía y fuimos a las casillas juntos. Digo a las casillas, porque estábamos en casillas diferentes, según nos dijeron. En la mía, a la vueltecita del edificio, no había cola y pude registrarme y votar rapidísimo. Todo perfecto. En la que le tocó a ella, en la calle Carolina, había un poco más de gente, pero no tardamos más de quince minutos. Ya con nuestro deber cumplido y nuestros dedos doblemente entintados, regresamos a mi casa para ver la final de la Eurocopa. Pedimos una pizza griega para disfrutarlo. Juegazo y goleada de la selección de España a su muy honorable y digna similar de Italia.
  Denisse se fue como a las cuatro y media. Pasé aquí el resto del día, muy atento a todo lo que se trasmitió en la tele y se dijo en las redes sociales acerca de las elecciones de hoy. A las ocho comenzaron las encuestas de salida y a las once y cuarto mi cuate Leonardo Valdés, presidente consejero del IFE, salió en cadena nacional para leer la encuesta de salida de dicho instituto, misma que favorecía claramente a Enrique Peña Nieto, el candidato presidencial del PRI. Ya desde unas dos horas antes, la candidata panista Josefina Vázquez Mota había aparecido para aceptar que no había ganado y Gabriel Quadri de la Torre, el abanderado del PANAL, hizo lo propio. Faltaba ver qué diría Andrés Manuel López Obrador, candidato del llamado Movimiento Progresista. Saldría casi enseguida  de la intervención de Leonardo y justo cuando el presidente Felipe Calderón dirigía un mensaje al país para dar el visto bueno a la elección. Al menos, AMLO no desconoció las tendencias y dijo que iba a esperar a que se terminara el conteo de los votos. Pero su lenguaje corporal evidenciaba lo que él bien sabía: que no había ganado. Con esa impresión me fui a la cama. ya veremos qué pasa en los próximos días.