viernes, 31 de mayo de 2013

Federico Cantú Fabila

Don Federico Cantú en su taller de escultura.
La noticia me tomó por sorpresa. Don Federico Cantú Fabila, padre de mis amigos-hermanos del alma Federico, Francisco (q.e.p.d.), Micha, Adolfo, Mayte, Mumo, Peto y Gerardo Cantú Elizarrarás y esposo de doña Elsa Elizarrarás, falleció el día de ayer, a los ochenta y cuatro años de edad.
  Conozco a los Cantú desde 1970, año en que me hice amigo de Fede, primero, y de Paco y Adolfo (Bo) poco después. Más tarde conocería al resto de los hermanos y a sus papás, Federico y Elsa. En aquel entonces vivían en la misma casona de Tlalpan donde siguen viviendo, en la cerrada 5 de Mayo, cerca de la calle San Marcos.
  Tengo mil recuerdos estupendos de esa familia, a la que siento como propia, aunque dejé de frecuentarla hace muchos años. Sólo con Adolfo ha seguido la amistad con gran cercanía, pero a los demás Cantúes los quiero de igual forma.
  De don Federico (hijo del gran pintor, grabador y muralista Federico Cantú Garza) recuerdo su sempiterno mal humor (hasta sus hijos lo llamaban El Cascarrabias) y su obra como escultor, su taller de herrería y su simpatía para conmigo. Por alguna razón (quizá porque yo componía canciones y le gustaba escucharlas y hasta se reía abiertamente con algunas), siempre le caí bien, cosa que no pasaba con otros amigos de la palomilla que en ese entonces conformábamos, a quienes regañaba y hasta solía correr de su casa. Conmigo siempre fue amable y atento, incluso en un momento en el cual pude caer de su gracia.
  Sucedió a principios de 1974. Yo había escrito una canción llamada "A mis amigos reprimidos" (más conocida como "El tigre de papel"), inspirada en la manera como don Federico trataba a sus hijos, a quienes solía reñir, en especial a Fede y Bo, con quienes yo tenía un trío acústico llamado Octubre. Pues resulta que fuimos invitados a un programa de Canal 13, emisora que en aquel entonces pertenecía al gobierno federal y cuyos estudios se encontraban en la calle de Mina, detrás del palacio de Bellas Artes. La emisión era en vivo, se llamaba El club del espectador, pasaba a las dos de la tarde y la conducían Luis G. Basurto y Manolita Saavedra. Nos invitaron a cantar e interpretamos dos canciones mías: "El macho" y... "A mis amigos reprimidos".
  Resulta que don Federico se reunió con varios amigos (me parece que en un bar, aunque quizá fue en su casa) para juntos "ver a mis hijos que van a salir en televisión". No se esperaba la sorpresa de la segunda canción, claramente dirigida a él. Al terminar, todos sus cuates se burlaron y empezaron a apodarlo Tigre de papel. Sobra decir que cuando ese día Fede y Bo (quienes tenían diecinueve y quince años respectivamente) regresaron a su casa, sufrieron toda la ira de su señor padre. Yo temí que cuando me lo topara y a sabiendas de que era el autor de aquella tonada, me iba a ir muy mal también. Nada de eso. Don Federico siguió siendo igual de amable que siempre conmigo.
  Esos son algunos recuerdos que tengo de ese hombre bueno, talentoso, malhumoriento y difícil que fue Federico Cantú Fabila. Lo recuerdo con mucho cariño, hoy que me enteré de su lamentable fallecimiento.
  Un abrazo para mis hermanos Cantú y para la querida doña Elsa.

jueves, 30 de mayo de 2013

DF-55

Una vista del centro del Distrito Federal, aproximadamente en el año en el cual nací: 1955. La fotografía fue tomada desde el Monumento de la Revolución y en ella pueden verse la avenida Juárez, la estatua del Caballito y la Torre Latinoamericana aún en periodo de construcción (se inauguraría a principios de 1956). Maravillosa imagen en glorioso blanco y negro (dar click para ampliarla).

miércoles, 29 de mayo de 2013

El arte de socializar

Daniela y el Mini Me.
Ayer y hoy fueron para mí días muy movidos, digamos, socialmente. Ayer martes, como a la una, vino mi querida Daniela Talía, con quien pasé una tarde muy entretenida entre música, charla, ensalada y cervezas. Realmente me dio mucho gusto que haya venido y lo bien que lo pasamos.
  Ya en la noche, me fui a cenar al nuevo hogar de mi hijo Alain y mi nuera Hallet, en la Narvarte. Fue una velada muy cálida y divertida. El departamento está muy bonito y poco a poco lo van decorando. Gerardo llegó a acompañarnos y me enseñó también su casa, en el piso de arriba. Cenamos spaghetti y pechugas de pollo rellenas en salsa blanca, con un vinito que llevé. Delicioso el modo de cocinar de Hallet. Regresé en un taxi a medianoche.
  Hoy me lancé a Milenio para dejar mi recibo y en la tarde vino mi querida Karina Vargas, para otra tarde deliciosa con pizza y cerveza. Una muy bella persona la Kari.
  En fin, dos días muy ricos, de esos que hacen que uno sienta el gusto por la vida.

martes, 28 de mayo de 2013

Daft Punk en modo random

Creo que después del nuevo disco de David Bowie, ninguno había despertado tanta expectación como el Random Access Memories de Daft Punk (Columbia), aparecido la semana pasada.
  Francamente, desconocía que este proyecto electrónico surgido en Francia hace veinte años y cuyos integrantes aparecen siempre con cascos futuristas, además de que sus rostros son prácticamente desconocidos por las mayorías (aunque sabemos que sus dos integrantes son los DJ Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo), tuviera tantos millones de seguidores en el mundo.
  El caso es que estos parisinos finalmente pusieron en circulación su flamante producción discográfica y la respuesta general ha sido más que buena. No es para menos, porque el álbum es en verdad estupendo y quizás un tanto diferente a lo que muchos hubiesen esperado. Es decir que Daft Punk, lejos de repetir fórmulas, decidió realizar un homenaje a algunos de sus héroes musicales, muy especialmente a los cuasi legendarios Georgio Moroder y Nile Rodgers, grandes figuras en la creación y la producción de la música disco de los años setenta. Pero el homenaje no se limitó a mencionarlos (como alguna vez hicieron en el tema “Teachers”, de su disco debut Homework de 1997), sino en tenerlos como colaboradores en varios de los temas que conforman a este Random Access Memories (como los excelentes “Give Life Back to Music”, “The Game of Love”, “Contact” o “Giorgio by Moroder”).
  En efecto, tanto Moroder como Rodgers tienen participación en el plato, como la tienen otros invitados de lujo: Paul Williams (¿lo recuerdan, de El fantasma de la ópera?), Panda Bear, Pharrell Williams, Todd Edwards, Chilly Gonzales, DJ Falcon y hasta Julian Casablancas de los Strokes.
  Daft Punk ha logrado un gran álbum, electrónico, sí, pero con grandes dosis de pop y, también, de referencias claras a la música disco, aunque sin caer en obviedades o menciones baratas. Por el contrario, nos encontramos ante un trabajo muy fino, elegante, exquisito, suntuoso… y divertido.
  Un espléndido retorno de este peculiar dueto, con vocoder incluido.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

lunes, 27 de mayo de 2013

Mon on monday

Hacía mucho tiempo que no nos veíamos, pero al fin se nos hizo volver a hacerlo y mi queridísima Mónica Isabel Pérez vino a cenar (pizza griega con vino tinto, of course). Aparte de la gran charla y la puesta al día, aparte de la música y las risas, debo apuntar que Mon está cada vez más guapa. La vi muy feliz con la vida, con su trabajo y con todo en general (acaba de regresar de un par de viajes muy padres e interesantes). Un gusto verla y saberla tan bien (y tan bien). Lástima que por cuestiones de chamba tuvo que irse temprano y no nos pudimos desvelar.

domingo, 26 de mayo de 2013

Comida familiar con noche futbolera

Nueva comida familiar en casa de mi prima Irma. Todo igual de agradable que en las ocasiones anteriores, con prácticamente los mismos asistentes. Esta vez fue taquiza (muy buena). En la noche nos quedamos como diez para ver la final América-Cruz Azul. Fue muy divertido porque las opiniones (apasionadas) estaban claramente divididas (sólo éramos tres neutrales) y las puyas no se hicieron esperar entre ambas partes. Al final, ya sabemos, ganaron los americanistas con el heroico gol de Moisés Muñoz en el último minuto, los tiempos extras y los penales (desastrosamente tirados por los jugadores azules). Hubo bastante pesadumbre entre algunos. Pero estuvo divertido.

sábado, 25 de mayo de 2013

¡Aaaaazul…!

Por el lado materno, provengo de una familia de rancia estirpe panista. Los Michel (originarios de Autlán de la Grana, Jalisco, zona de profunda raigambre cristera –mi tío Javier fue guerrillero de Cristo Rey en los años veinte del siglo pasado– y dueños de un catolicismo ultramontano) no sólo eran simpatizantes del partido blanquiazul, sino que fue en la casona de mis abuelos, en la calle Madero del pueblo de Tlalpan, donde a finales de los años treinta se llevaron a cabo las primeras reuniones para conformar lo que sería el Partido de Acción Nacional. Según me cuenta mi madre, a esas juntas, organizadas por mi tío, el abogado Enrique Michel Ruelas, asistían, entre otros, Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna.
  Crecí rodeado de tíos y tías de un conservadurismo delirante y mojigato que sólo hablaban de religión y odiaban todo lo que sonara a liberal (por suerte, del lado de mi familia paterna las cosas fueron bastante distintas). El PAN era lo máximo para los Michel y cuando tuve oportunidad de rebelarme, me convertí en antipanista, antirreligioso, liberal y socialista.
  Conozco en carne propia, pues, lo que es el panismo primigenio y sus consecuencias. Por eso jamás he votado o votaré por ese partido, a pesar de que algunos de sus sectores hayan dejado atrás su ultramontanismo y hasta tengan una ligera patina liberal y democrática.
  Valga todo lo anterior para afirmar que a pesar de su siniestro pasado reaccionario, el PAN de hace algunos años resulta mil veces preferible al actual, a esa ensalada de intereses dudosos representada por los maderistas y los calderonistas, a ese instituto difuso y confuso que, tras dos sexenios en la presidencia de la república, hoy es una caricatura de sí mismo y mueve más a risa y a lástima que a admiración y respeto.
  Todo ese vodevil de estas últimas semanas, que culminó con la defenestración de Ernesto Cordero como líder de la bancada panista en el senado, es la muestra más palpable del desgarriate actual del PAN, un azul más deslavado que el de los cementeros en el partido del jueves ante el América (aunque al menos van ganando uno a cero).

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

viernes, 24 de mayo de 2013

Shameless US3

Terminé de ver la tercera temporada de mi serie favorita desde hace más de un año o dos: Shameless, en su versión estadounidense. ¿Qué puedo decir? Que fue igual o más portentosa que las temporadas uno y dos. Que mantuvo y hasta incrementó sus posibilidades de cinismo, humor negro, sátira, descaro, osadía, irreverencia, guarrez, inteligencia y diversión. Los personajes son tan redondos como en un principio, la trama jamás decae, las situaciones son fabulosamente delirantes y la crítica es cada vez más ácida y corrosiva. Los Gallagher son la familia disfuncional más deliciosa que he visto jamás en pantalla (y en la vida real). Qué maravilla de programa.
  Sólo un punto negro: ¿cuánto tendremos que esperar para la cuarta temporada, carajo?

jueves, 23 de mayo de 2013

Conocerás a un extraño alto y moreno

Cuando la vi por primera vez, no me gustó en absoluto. Me pareció gris, aburrida, insustancial. Decidí darle una segunda oportunidad y debo decir que esta vez me pareció bastante mejor. Ciertamente, no se trata de la mejor película de Woody Allen ni mucho menos. De hecho, es uno de sus trabajos menos brillantes. Con todo, hay en ella destellos del genio creativo del neoyorquino y al final, me parece, los resultados son satisfactorios.
  You Will Meet a Tall Dark Stranger (titulada bobaliconamente en México como Conocerás al hombre de tus sueños) es un filme de Allen realizado en 2010 y que de alguna manera pasó de noche para muchos cinéticos, incluidos algunos de filiación allenesca.
  La trama relata diversas historias de individuos casados de clase acomodada londinense que buscan la felicidad y la encuentran en otras personas, ajenas a su relación. Dos son las parejas en que se centra la acción, la de Helena (Gemma Jones) y Alfie (Anthony Hopkins) y la de Sally (Naomi Watts) y Roy (Josh Brolin).
  La primera pareja se deshace cuando Alfie conoce a una mujer más joven que él (una ex prostituta) y decide divorciarse de su esposa y casarse con la otra (que es una tipa vulgar que lo esquina y lo engaña). Helena siente que la vida se le acaba y acude con una adivina que le predice que conocerá a un hombre alto y moreno y que empieza a adueñarse de la voluntad de la sexagenaria dama y a sacarle todo el dinero que puede).
  La segunda pareja simplemente se diluye porque ya estaba muy deteriorada y cada uno encuentra a otra persona: Roy (un novelista mediocre, quien tuvo un éxito inicial y es incapaz de escribir otra libro exitoso, por lo que termina robando la novela de un amigo que entra en estado de coma) se enamora de su bellísima vecina hindú (Freida Pinto), con quien termina relacionándose, mientras que Sally se enamora de su jefe (Antonio Banderas), pero éste termina por no hacerle caso.
  El final tiene algo de magia y esoterismo. No se trata, pues, de una obra maestra, pero se deja ver.
  Grata a final de cuentas.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Un mural que atenta contra el muralismo

Ya van dos veces, en fechas más o menos recientes, que abordo el Metro en la estación Insurgentes, con rumbo poniente-oriente, y en ambas me he quedado estupefacto ante la vista de un mural, cuya existencia me parece incomprensible. ¿Quién pinto semejante horror? ¿Quién lo ordenó? ¿Quién lo pagó?
  Me queda claro que la responsabilidad es de alguien del sexenio pasado (es decir, del gobierno de Marcelo Ebrard, si no es que de él mismo), pero aun así me resulta increíble que en un lugar tan conocido y transitado, una de las estaciones más importantes y significativas de ese sistema de transporte, se haya permitido un mural tan feo y mal hecho.
  Con una tradición muralista como la nuestra y cuando en México hay pintores tan importantes, indigna que esa cosa que pintaron en el Metro Insurgentes pueda existir y ser mostrada. Es un atentado contra el arte (si Diego Rivera o David Alfaro Siqueiros lo vieran, se revolverían en sus tumbas y vendrían a jalarle los pies a los responsables).
  Ni como caricatura se justifica. Si ya la han visto, quizá me den la razón, Si no, he aquí una foto (de mi amiga María José Cortés) para que se den cuenta de lo que hablo.

martes, 21 de mayo de 2013

Noé y su cuarta ballena

Si hay un grupo con un sonido al que pudiéramos llamar delicioso ese es Noah and the Whale, surgido en 2006 en la parte sur de Londres, Inglaterra, y cuyo cuarto álbum, Heart of Nowhere (Virgin EMI), acaba de aparecer hace apenas un par de semanas.
  Después de un par de finos y preciosos discos de gran influencia folk (Peaceful the World Lays Me Down, de 2008, y The First Days of Spring, de 2009) y luego de que los abandonara Laura Marling, intregrante fundadora de la agrupación y hoy con una exitosa carrera como cantante solista, Noah and the Whale sorprendió a sus seguidores con el magnífico Last Night on Earth (2011), en el que sin abandonar sus raíces folclóricas, adoptó elementos del rock pop y de la electrónica para enriquecer su sonido y brindar una música al mismo tiempo optimista y nostálgica, con letras en las que su líder, el vocalista y guitarrista Charlie Fink hablaba de rompimientos amorosos y loas a un pasado más feliz e idealizado.
  Heart of Nowhere mantiene la línea estilística de su antecesor, pero lo hace de manera impecable, al tiempo que aporta nuevos elementos musicales y letrísticos que son de agradecer.
  Aunque quizá no contiene una canción tan buena y pegajosa como “L.I.F.E.G.O.E.S.O.N.” del Last Night… o “5 Years Time” del Peaceful…, el flamante plato de estos londinenses se disfruta de principio a fin.
  Fink y compañía son capaces de crear melodías memorables y entrañables, a lo que ayuda la voz amable del cantante y las armonías vocales de sus compañeros. Difícil resulta destacar alguno de los diez cortes de que consta el álbum, pero si hay que hacerlo yo mencionaría joyas como “There Will Come a Time”, “All Through the Night”, “Now Is Exactly the Time”, “Not Too Late” y la homónima “Heart of Nowhere” que tiene como voz femenina invitada nada menos que a Anna Calvi.
  Mezclado por Craig Silvery (quien trabaja para Arcade Fire), el sonido del disco es impecable pero fresco y lleno de calidez no sólo musical sino humana.
  Canciones que conmueven y emocionan. Una delicia, pues.

lunes, 20 de mayo de 2013

Daniela

Daniela.
Tarde de café (en realidad fue de agua mineral) en la Roma con mi guapísima amiga Daniela Guerrero, a quien sólo conocía por facebook. Fue una larga charla, muy agradable. Tan agradable que el tiempo pasó rapidísimo y se hizo tarde. Nos vimos en el Belmondo de la calle de Tabasco, bonito y agradable lugar. Daniela es actriz y le gusta escribir. Creo que nos caímos muy bien y quedamos en vernos pronto.

domingo, 19 de mayo de 2013

Un sábado (un tanto) accidentado

Karina.
El de ayer fue un día accidentado, con extraños presagios y que sin embargo terminó felizmente.
  La primera mala señal fue que cuando me iba a meter a bañar y el agua de la regadera salió helada. Se había apagado el calentador, algo que no había sucedido en dos años. Encenderlo fue problemático, porque está en un lugar de muy difícil acceso y que literalmente da al vacío. Pero lo logré prender y me bañé sin broncas. Me arreglé porque tenía que salir a las dos, ya que a las tres se presentaría el grupo Coyoli en el Caradura de la Condesa, en el marco del Festival Marvin 2013, para el cual había conseguido dos pulseras de acceso, como colaborador que soy de dicha revista. Le había prometido el viernes a Pamela que iría a ver la propuesta de esa agrupación.
  Salí pasadas las dos y al ir por las escaleras me di cuenta de que había olvidado la pulsera, así que tuve que regresar por ella (estoy cierto de que si no hubiese sucedido eso, todo se habría desarrollado de un modo totalmente distinto). Caminé hacia la cercana estación del metrobús, pero vi que entraba a ella una verdadera multitud. Algún evento hubo en la Plaza México que congregó a tanta gente y coincidí al parecer con la hora de salida. Opté entonces por caminar hacia el Eje 5 para abordar un taxi. Sin embargo, al llegar a una esquina y subir a la banqueta, algo me hizo tropezar y me fui de bruces. Por un momento estuve a punto de guardar el equilibrio y evitar la caída, pero me ganó el peso corporal y caí sobre la rodilla izquierda y las manos. Mis lentes salieron volando. Tres señores que estaban a dos metros se preocuparon, pero me levanté en seguida y les dije que estaba bien. Empecé a caminar, pero la rodilla me dolía y veinte metros más adelante, decidí regresar a mi casa.
  Ya no salí. Había quedado con mi hijo Alain de ir a verlo tocar en la nochecita, en su primera actuación en el festival, pero le expliqué mi situación y lo entendió. Reposé toda la tarde sin mucha mejoría. A las ocho llegó Karina Vargas, a quien había invitado para ir a ver a Alain, pero se dio cuenta de mi situación y se portó muy linda conmigo. No sólo aceptó que no saliéramos, sino que se quedó a acompañarme. Pedimos una pizza, abrimos unas cervezas y le mostré algunas de mis canciones. Es un amor.
  Se fue como a las once en un taxi que le pedí. Gracias a ella, lo que parecía un día infausto se convirtió en una noche muy bonita.
  (Hoy domingo lo pasé en reposo y ya con la rodilla en mejores condiciones).

sábado, 18 de mayo de 2013

¡Engarrótenseme ai!

Cinco meses y medio de nuevo gobierno federal y cuatro y medio de nuevo gobierno en el DF y la impresión más visible es que a nivel autoridad todo se encuentra en un impasse, estático, paralizado, como si alguien les hubiese ordenado: “¡Engarrótenseme ai!”.
  Salvo el “honroso” despido del titular de la Procuraduría del Consumidor, debido al affaire de la Lady Profeco, no ha habido una decisión firme del gobierno federal para poner un poco de orden en el desmadre en que se están convirtiendo algunas regiones del país. Por firme no quiero decir otra cosa sino el hecho de restablecer el estado de derecho en entidades como Tamaulipas, Michoacán y Guerrero, por mencionar los tres casos más urgentes y actuales. Lo de Tamaulipas es herencia del gobierno anterior y buena parte de lo de Michoacán también, pero a partir de este año, sobre todo en este último estado, así como en Guerrero, hay nuevos ingredientes que amenazan o ya de plano han producido la ingobernabilidad. No obstante, el impasse sigue ahí, quién sabe por cuánto tiempo.
  En el caso del Distrito Federal, también se percibe una inmovilidad alarmante. Casi podríamos parafrasear al famoso libro de Wally y preguntar: ¿dónde está Miguel Ángel Mancera? Aquí, por fortuna, la situación no es tan grave en términos de seguridad, pero el contraste con lo que cotidianamente se veía y se sentía en el gobierno de Marcelo Ebrard sí me parece notorio. En el aire se respira una atmósfera de pesada inercia, una calma chicha que no es tan chicha. Uno se sube a algunas líneas del Metro, como la 3, y se nota la falta de mantenimiento y hasta la suciedad. No sé si don Migue estaba esperando ganarle la partida a René Bejarano en lo de la presidencia del PRD en la capital, pero ojalá que ahora que la ganó uno de los suyos, se empiece a ver más acción de su parte (porque si su tirada es llegar a Los Pinos, lo veo muy lento y demasiado discreto). Por lo pronto, ya anunció que sacará a los maestros acampados en el Zócalo…, “pero no sabemos cuándo”.
  … y para cerrar con lo de Michoacán, lo único que deseo es que La Ruana no se convierta en la Ruanda.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

viernes, 17 de mayo de 2013

Visita musical

Hoy vinieron a cenar mi queridísima amiga Pamela y su pareja actual, el cantautor Israel Belafonte. Iban a venir otras dos amigas mutuas, pero al final no pudieron. De cualquier modo, la pasamos de maravilla, sobre todo cuando Belafonte y yo tomamos nuestras respectivas guitarras y estuvimos cantando nuestras canciones, por turnos de una en una, con la hermosa Pam como entusiasta testigo. Yo creo que fueron más de diez temas por cabeza.
  Una velada de buena música, buena charla, risas, convivencia amistosa. En verdad muy agradable. Lo único que faltó fue tomarnos fotos, pero suplo esa falta de imágenes con una muy bonita de Pamela.

jueves, 16 de mayo de 2013

Cristina en el centro comercial (un cuento de anticipación)

Cuando la vi de reojo, en la sección de jazz de aquella tienda de discos compactos antiguos, lo único que pensé fue: “Por Dios, cómo se parece a Cristina”. Era una tarde calurosa de junio de 2020 y hacía casi diez años que no veía a quien durante cerca de un lustro fuera mi razón de vivir, el motor de mi existencia para bien y, sobre todo, para mal. No se había percatado de mi presencia y aproveché para ocultarme detrás de un estante de ofertas de álbumes descontinuados, a fin de espiarla sin ser visto. No había duda: era ella. Pero cuánto había cambiado. Yo la suponía aún en Nueva York, a donde se había ido a mediados del 2010, “para estar allá un año”, y donde conoció a un tipo de origen polaco que la hizo enloquecer y la convenció de casarse con él y quedarse a vivir a su lado. A ella, a Cristina, la enemiga número uno del matrimonio. Se divorció menos de un año después, por supuesto, pero decidió quedarse a radicar en Queens. Durante largo tiempo nos mantuvimos en contacto por teléfono y por correo electrónico, incluso llegué a visitarla una vez –en un viaje cuyos catastróficos resultados sentimentales preferiría olvidar-, pero luego todo se fue diluyendo y quien fuera el amor absoluto de mi vida fue reemplazado por otras mujeres con las cuales seguí repitiendo mi sempiterno patrón de enamorarme de hembras mucho más jóvenes que yo, quienes invariablemente me utilizaban y al final me trataban de la peor manera posible.
  Así que ahí estaba sin embargo. Cristina. En esa tienda. Una década después. Absolutamente cambiada. En verdad no sé cómo pude reconocerla en primera instancia. Había embarnecido en forma ostensible. Ella, quien siempre presumía de conservar la misma figura de cuando tenía quince años, de pronto había sufrido un evidente cambio en su metabolismo, un golpe que la había hecho subir cuando menos cuarenta kilos. Estaba gorda. Muy gorda. Pero eso no era lo más impresionante. Lo que me impactó verdaderamente fue la mirada apagada y melancólica detrás de sus eternos anteojos redondos para la miopía. Su antigua expresión jovial, irónica, segura de sí, no existía más. Adiós al brillo de sus ojos, a esa chispa alegre y cínica que la había caracterizado desde que la vi por vez primera, en febrero del año 2005, a sus dulces veintiuno. Según mis cálculos, ahora estaba a punto de cumplir treinta y seis diciembres, pero se veía de mucho mayor edad. Inconscientemente, miré un espejo que reflejaba mi figura y a pesar de mis pesados sesenta y cinco años y de mi invencible sobrepeso, me sentí mejor conservado que ella. El hecho me provocó tristeza. Volví a contemplarla. Buscaba entre algunos discos y sacó uno del estante. No alcancé a ver de cuál músico era. Examinó concentrada la contraportada y se puso a leerla. ¿Y si me le acercaba? ¿Y si iba a saludarla? ¿Se sorprendería? ¿Le daría gusto verme? ¿Le causaría incomodidad? No me atreví a moverme de mi lugar. Me quedé ahí, petrificado, los pies clavados en el piso. Cristina lanzó un ostensible suspiro y dejó el disco en su lugar. Dio media vuelta y con el cuerpo encorvado enfiló sus pasos hacia la salida de la tienda. La seguí entonces. Llegó a los amplios y repletos pasillos del centro comercial donde nos encontrábamos y se dirigió hacia las escaleras eléctricas. De nueva cuenta tuve el impulso de alcanzarla y hacerme presente. Pero me acobardé y no lo hice. Me quedé al pie de las escalinatas y la vi llegar a la parte alta para perderse de vista. Dejé correr uno, dos, tres minutos de indecisión. Pero qué imbécil. Si no hablas con ella ahora mismo quizá nunca más la vuelvas a ver. Ve tras ella, pendejo, o te arrepentirás por el resto de tus días. Emprendí la subida de los escalones movibles con la escasa velocidad de la cual era capaz y en segundos alcancé la cumbre. Demasiado tarde. Cristina se había perdido entre la muchedumbre, en la inmensidad de aquel templo del consumo.

*Escrito en 2004

miércoles, 15 de mayo de 2013

Cuatro visitantes

Con Karina Vargas, hace un rato.
Estos tres más recientes días han sido generosos en visitas femeninas a mi casa. Cuatro amigas me han hecho el honor y me han dado el gusto de verlas y de poder convivir con ellas un buen rato.
  El lunes en la noche, vino de nuevo Trilce, esta vez sin su amiga, y me contó de las dificultades que ha tenido en su intento por establecerse en el DF (como ya mencioné días atrás, ella es de Monterrey). En una de esas, ambas desisten y se regresan a su tierra. Como sea, cenamos y nos desvelamos bastante a gusto.
  Ayer martes, en la tardenoche, vino Iris Bringas, la excelente cantante, a quien no tenía el gusto de conocer personalmente. Me dio mucho gusto compartir la charla con ella y muy probablemente podamos hacer algunas cosas juntos en términos musicales.
  Hoy en la tardecita, vino Karina Vargas, otra amiga de facebook a quien no conocía en persona y que para mí fue toda una revelación por su encantadora personalidad. Muy joven aún, ha hecho ya algunas cosas importantes como periodista, aunque su otra pasión es la pintura y quiere entrar a la Esmeralda. Estuvo aquí un buen rato, en el que platicamos deliciosamente. En verdad, una chava muy dulce, muy tranquila y muy inteligente (y con muy buenos gustos musicales). Me encantó conocerla.
  Ya en la noche, vino a cenar una de mis amigas más extrañables: Tatiana Maillard, gran periodista y mejor persona. Guapísima como siempre. No pudimos desvelarnos porque trabaja mañana, pero la pasamos muy bien y me dio muchísimo gusto volverla a ver.
  Tres días y noches excelentes.

martes, 14 de mayo de 2013

Ella y él (Volumen 3)

Zooey Deschanel es una diva para todo aquel nerd o hipster que se respete, aquí y en China. Me refiero a la bella y talentosa actriz que ha hecho las delicias de tantos en cintas como (500) días con ella (Marc Webb, 2009) o en la estupenda y muy divertida serie New Girl que puede verse actualmente por el canal Fox.
  En 2007, mientras filmaba The Go-Getter, el director Martin Hynes le pidió que cantara un cover de Richard y Linda Thompson para la película y como debía ser un dueto vocal, le presentó al cantante de folk M. Ward para grabar “When I Get to the Border”. Los resultados y la química entre ambos fueron tan buenos que decidieron constituirse como pareja musical. Así nació el proyecto She & Him, cuyo primer disco (Volume One) apareció en 2008.
  El dueto se asentó en la ciudad de Portland, en Oregon. La mayor parte de las canciones de ese primer disco fueron composiciones que Deschanel había ido escribiendo a lo largo del tiempo y que mantenía guardadas en un cajón. El talento como compositora de la joven actriz sorprendió tanto como su hermosa voz, más melódica que potente, y el disco logró una enorme aceptación, al igual que lo haría el siguiente, Volume Two, de 2010.
  Hace justo una semana, apareció el Volumen 3 (esta vez con número) de She & Him. Editado por la disquera Merge, se trata de una belleza de álbum. El estilo musical sigue siendo el mismo: canciones de sonido retro, basadas en el rock pop más luminoso de los años sesenta (en especial el de los girl groups que tanto impulsó Phil Spector), con un toque de folk y otro toque de música country. Esta hace una combinación musical muy grata y disfrutable que en este tercer disco queda plenamente de manifiesto con temas como “Never Wanted Your Love”, “Baby”, “I Could’ve Been Your Girl”, “Hold Me, Thrill Me, Kiss Me” o la versión que hacen a “Sunday Girl” de Blondie. Canciones sencillas, sin complicaciones, pero realmente bellas y con un dejo de irresistible nostalgia.
  Muy recomendable para mentes y oídos receptivos a eso que algunos llaman romanticismo (pero del bueno).

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

lunes, 13 de mayo de 2013

Solamente dos

Quizá la mayor prueba del amor no sea que te guste la persona con quien te acuestas, sino que te guste la persona con quien te despiertas.
  Es una buena frase, una buena idea para comenzar una novela. Y me queda al dedillo en este momento de mi vida. Porque, de todas las mujeres que conozco en estos momentos, ¿con cuántas me gustaría despertar cada mañana? Caramba, con muy pocas. Y no porque no me gusten. Varias de ellas me encantan, incluso siento mucho cariño por ellas. Me acostaría quizá con todas. O con el noventa por ciento. O, mínimo, con el ochenta. Sin embargo, despertar a diario, ¿con cuántas, con cuáles? ¿Con Irasema? No. Es una mujer bellísima, nos llevamos de maravilla, sobran los tipos que me envidian cuando saben que paso con ella largas horas, mientras realizamos algún trabajo, y que suele venir a mi casa para charlar y beber vino tinto. Claro que me la llevaría a la cama, pero no para despertar con ella de hoy en adelante. ¿Andrea? Menos. Demasiado depresiva. Sensual, sí, pero su eterno desánimo me entristece. Creo que ni siquiera me acostaría con ella. ¿Damiana? ¡Noooo! La estimo mucho, somos grandes amigos, nos hemos besado y en una borrachera incluso terminamos en la cama. Incluso esa vez se quedó a dormir aquí y lo primero que pensé al levantarme fue un por favor que ya se vaya. Sobre todo cuando vi que se quedaba dormida hasta el mediodía y que al despertar producía unos sonidos vocales repelentes, como de niña boba (que ella de seguro consideró muy simpáticos), y que además me exigió que le preparara algo de desayunar, pues la cruda la tenía en pésimo estado. Menos mal que está casada y que eso le impide instalarse aquí. Aunque tengo dos amigas que sí me han insinuado lo mucho que les encantaría quedarse a vivir conmigo (a lo que yo he respondido con mi silencio, con una mueca que trata de ser sonrisa y con una sola idea en mi cabeza: que la boca se te haga chicharrón). Así pues, ¿con cuántas de las mujeres que frecuento sería capaz de despertar en forma cotidiana y sentirme feliz? ¿Con Kitzia y sus intimidantes diecinueve años de edad? ¿Con Ernestina y sus constantes crisis emocionales? ¿Con Claudia y su inestabilidad contagiosa? ¿O con Graciela, quien a sus treinta años sigue viviendo al lado de su madre y tiene que obedecerla como si tuviera quince? ¿Qué tal con la vital pero ninfomaniaca Yerma? O con Susana, Mónica, Verónica, Margarita, Karen, Olivia, Rosa María, Jenny, Laura, Gabriela, Elvira, Patricia, Adela, Conchita, Fernanda… Todas preciosas para una o dos o tres o más noches de placer, pero no para el compromiso que significa despertar juntos, en la misma cama, per secula seculorum. Y está Ángela, por supuesto. La mujer por quien hubiera dado la vida hace seis años. No obstante, ahora somos sólo amigos y no, ya no me inspira como para verla abrir los ojos cada amanecer. En realidad, en realidad, en realidad, sólo hay dos mujeres, sólo dos, con quienes podría despertar y no una vez sino varias, muchas, incluso a diario, durante semanas, meses, años. La una es, todavía, Montserrat, a pesar de todo lo sucedido entre nosotros durante los últimos cinco años. La otra…, Raquel. Sin lugar a dudas: Raquel.

(Inicio de una novela sin nombre que empecé en noviembre de 2004 y que no continué y de la que sólo escribí otros tres capítulos).

domingo, 12 de mayo de 2013

Un restaurante bastante hipster

Café Zena. Foto: María José Cortés.
A sugerencia de mi querida Marijose, fui a comer hoy con ella y Míriam Canales a un restaurancito que le habían recomendado a la primera. Se llama Café Zena y está en la colonia San Miguel Chapultepec. El concepto es muy raro, porque hay una sola mesa, larga, para todos los comensales (ver foto). Eso hace que uno se sienta un poco extraño; pero como no había mucha gente, pudimos mantener una relativa privacidad para platicar.
  Un chavo (con típico aspecto hipster) se acercó a explicarnos que todo se hacía con ingredientes orgánicos, etcétera. Nos dejó la carta del día, impresa en una hojita, y nos avisó que "la salchicha de guajolote" (whatever it is) se había acabado ya. El menú era escasísimo y carisísimo. ¿Una hamburguesa a 150 pesos? Pero ya estábamos ahí y pedimos (no diré lo que yo pedí a final de cuentas). De tomar, un mesero (también hipster) me trajo un jugo de toronja (25 pesos) en un vasito diminuto que no dio para toda la comida (en La Buena Tierra, su maravilloso jugo de toronja no sólo sabe a fruta fresca sino que por el mismo precio, lo sirven en una copa enorme y más que suficiente). Me negué a pedir postre y café.
  Para colmo, como música de fondo tenían algo tan alegre como Radiohead (¿así o más hipster?) y luego pusieron a Dead Can Dance... o sea.
  Es justo decir que, al parecer, los chavos que estaban atendiendo hoy el negocio no son los que lo atienden de lunes a sábado y que quizá podría dársele otra oportunidad al lugar, aunque no seré yo quien lo haga.
  Con todo, lo agradable fue convivir y platicar con Marijó y Míriam (quien dice que el mesero se vestía como Pete Doherty, sombrero incluido).
  Bueno, una mala experiencia gastronómica y nada más que pude resarcir en la noche, al prepararme un rico spaghetti con queso y tocino.

sábado, 11 de mayo de 2013

¡En la madre con los maestros!

Ayer fue día de la madre, el próximo miércoles será día del maestro. En un pasado más o menos remoto, estos días eran fechas realmente festivas y en el entorno se sentía un ambiente celebratorio. Hoy las cosas son muy diferentes, cuando menos del lado de los mentores.
  Hago memoria para recordar a mis maestros de primaria, secundaria o preparatoria y a ninguno de ellos puedo imaginarlo en plan de combativo manifestante que ataca edificios, rompe vidrios, pinta muros con leyendas delirantes o agrede a policías. Pienso en el maestro Calderón (no: otro Calderón) de sexto de primaria, en el profesor de historia y civismo de primero de secundaria a quien apodábamos “Heródoto”, en la maestra Peña que nos daba inglés, en el de Matemáticas (“El Supermán”), en los profes de la Prepa 6… En fin, los visualizo y sólo puedo verlos frente a sus alumnos, ante un pizarrón y al lado de un escritorio, mientras daban sus clases (algunas estupendas, otras aburridísimas), pero no los concibo con el rostro enmascarado, la cabeza encapuchada, el puño crispado, el grito estentóreo y siempre alejados de las aulas.
  A lo mejor soy un romántico que aún cree en la sagrada misión de los educadores y no me he adaptado a estas épocas en las que la mira de algunos preceptores es la de crear militantes revolucionarios y no párvulos reaccionarios que, ¡horror!, prefieran estudiar cuestiones tan académicamente burguesas como español, química, física, biología, etcétera o de plano materias descaradamente imperialistas como computación (¡oh!) e inglés (damn yanquis!).
  Lo de hoy, parece ser, es adoctrinar a las masas en asignaturas tan urgentes como materialismo dialéctico, lucha de clases, métodos de resistencia, licenciatura en marchas y plantones y, eso sí, lenguas indígenas. Esa es la impresión que tengo yo. Pero no me hagan caso, igual soy un vergonzante servidor del Sistema que nos esclaviza.
  Por lo pronto, ya la CNTE anunció que se va a quedar en el Zócalo por tiempo indefinido (lo cual hizo que de repente me acordara de sus santas madrecitas… que ayer tuvieron su día).

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 10 de mayo de 2013

¡Arriba el Atlas!

Desde hace un par de años, vengo padeciendo algunas molestias en la espalda. Primero le eché la culpa a mi antiguo colchón y lo cambié por otro de esos "posturopédicos" y aunque al principio hubo una leve mejoría, no sirvió de mucho (para colmo, se deterioró muy rápido el muy chafa). Acudí con dos o tres médicos, con un masajista terapéutico, me tomé radiografías... El caso es que la molestia en la espalda seguía ahí y en el mes más reciente se hizo más incómoda, combinada con un dolor diario de cuello. La cosa empezó a preocuparme.
  Estaba a punto de visitar al masajista de nueva cuenta, cuando tuve la suerte de hablar con mi hermana Myrna. Ella me recomendó al doctor Ignacio Martínez, un homeópata y acupunturista que desde hace poco más de un año aplica un método curativo traído de Suiza, basado en la recolocación del hueso Atlas (el que soporta la cabeza) en su verdadero lugar (la mayoría de los seres humanos lo tenemos chueco por diferentes causas y eso provoca muchos males, entre ellos la ciática, la migraña y diversos dolores de espalda). Me decidí a ir, a pesar de que me saldría un poco caro en lo económico. Pero ya era mucha la desesperación.
  Ayer hice la cita y hoy a las doce del día acudí al consultorio, ubicado en la colonia Del Valle. Al entrar, me sorprendió que en la sala de espera estaba nada menos que Jorge Vergara, el dueño de las Chivas. Me dieron ganas de platicar con él, pero no me atreví a importunarlo. Por fin me recibió el doctor y luego de platicar un poco y explicarme el método del AtlasPROfilax (así se llama), pasó a aplicármelo. ¿De que se trata? De empujar los músculos laterales del cuello con un aparatito. Los músculos a su vez empujan al hueso Atlas hacia su lugar. Ciertamente es un tanto doloroso, pero duele mucho más un dolor de muelas. Aparte, todo fue muy rápido: no más de tres minutos.
  Sería largo explicar todos los detalles, pero puedo decir que mi dolor de cuello casi desapareció al instante y se supone que lo de la espalda irá mejorando paulatinamente ("No es magia, es ingeniería", me dijo el doc, quien por otra parte es muy simpático y agradable).
  Aquí les dejo una entrevista en video para que sepan bien de qué se trata. En verdad es una maravilla y lo recomiendo sin la menor duda.
  Respecto a Jorge Vergara, el doctor me comentó que él ya se hizo lo del Atlas (aunque es el dueño del Guadalajara, jaja) y que se le quitó un problema que tenía en las manos.

jueves, 9 de mayo de 2013

Zona de riesgo











Hay zonas peligrosas
zonas en las cuales podría perderme
extraviarme sin remedio
hundirme hasta el cráneo y ser con rapidez olvidado

Zonas de riesgo
-con advertencia explícita de no acercarse-
en las que dar un paso podría significar
caer en un vacío infinito
total
irremediable
absoluto

Hay zonas prohibidas que no puedes tocar
rozar siquiera con tu aliento exánime
zonas que
sin embargo
te llaman
te seducen
te jalan
te hipnotizan
te hacen desear imposibilidades
anhelar improbabilidades
soñar quimeras

Hace apenas un suspiro
un instante inasible y efímero
vislumbré una zona azarosa
y sentí el impulso de entrar en ella
de traspasar sus límites
los alambres de púas
las rejas de acero
burlar a los perros guardianes
y jugarme la vida en un loco intento
en un demencial afán
por violentar los candados y las cadenas y las cerraduras
sé lo que me costaría
y no obstante
sería capaz de desafiarlo todo con temeridad suicida

Hay zonas peligrosas
zonas en las cuales podría perderme
sin arrepentimientos
a sabiendas de que quizá no saldría vivo
zonas de riesgo
deliciosamente cautivantes
hechiceras
ofuscantes

Como
por ejemplo
tu boca

(2004)

miércoles, 8 de mayo de 2013

Algunos productos que extraño

Hace algunos años descubrí el vino tinto Castillo de Liria. De origen español (Valencia), es muy barato y muy bueno. Lo compraba en el Superama que está cerca de mi casa y cuando lo ponían en oferta (¡tres botellas por cien pesos!) adquiría lo más que podía (llegué a tener doce botellas en mi cava: bueno, más que cava es el lugar de la cocina donde pongo los licores, pero suena interesante llamarlo así). De unas semanas para acá, no lo han traído y seriamente angustiado (ahorita sólo tengo cinco botellas), pregunté al encargado si ya no lo iban a traer y me dijo que no, que sus jefes le habían dado la orden de no venderlo más. Pésima noticia, porque en verdad es muy bueno (muchas amigas mías lo pueden atestiguar). No sé si en otros Superamas lo vendan (en La Naval y la Europea no lo tienen al parecer), pero me pondré a averiguar (si alguien me da alguna información, lo agradeceré sobremanera).
  Esto del Castillo de Liria me lleva a recordar otros productos que yo solía adquirir y que ya no existen más (al menos hasta donde sé). Como el jabón neutro Marsella, una maravilla con la cual solía bañarme a diario y que era excelente para lavar el cabello (creo que a ese jabón le debo no haberme quedado calvo, porque con shampoos y enjuagues se me caía muchísimo el cabello). Era un jabón en forma cúbica que al parecer dejó de ser fabricado, lamentablemente.
  De igual modo, extraño el más o menos reciente refresco Naturel de la Peñafiel. Era buenísimo y realmente sabía a fruta (el de toronja era una delicia y con el de limón se podía preparar una sangría sensacional). ¿Por qué de pronto lo sacaron del mercado? No lo entiendo.
  Ya en forma más remota, extraño los primeros Tweenkies de la Wonder que eran una delicia y los viejos Gansitos de Marinela (los de hoy saben a petróleo).
  Nostalgias de un consumidor.

martes, 7 de mayo de 2013

Caifanes à la jazz

Debo confesar que jamás se me habría ocurrido. Yo sé que casi cualquier música es susceptible de ser adaptada al jazz; sin embargo, nunca pensé escuchar las canciones de Saúl Hernández, quien hoy incursiona en el mundo de la cumbia al lado de los Ángeles Azules, transformadas en temas jazzeros y hasta blueseros y con resultados bastante buenos.
  La que logró esta proeza es la cantante mexicana Elizabeth Meza, quien al lado de un grupo de más que talentosos músicos de jazz ha dado forma a La célula que explota / Las canciones de Saúl (Producciones PYP, 2012). “Un día, escuchando las canciones de Saúl Hernández, me imaginé cómo se sentiría ‘decirlas’ con mi sensibilidad femenina y vestidas de pop, rock, jazz, funk”, comenta la vocalista en la funda del CD. El experimento no deja de ser interesante y ofrece muy aceptables frutos, sobre todo porque reviste a dichas composiciones de una luz distinta y un sonido realmente inesperado.
  Aunque en lo personal el estilo vocal de Meza no es de mis favoritos (me parece que de pronto exagera y sus repentinos agudos –como uno inexplicable y tremebundo casi al final del primer corte– pueden ser hasta irritantes), a lo largo del disco logra mantenerse alejada de manierismos y ello permite que éste sea en general disfrutable.
  Entre los músicos que la acompañan hay varios nombres mayores del jazz mexicano actual, como Enrique Neri, Víctor Patrón, Aarón Cruz, Álger Erosa y Rosino Serrano, aparte de la participación de talentosos instrumentistas jóvenes como Aldo Max y José Rojas. También participa el Coro Gospel de México.
  Diez son los temas de Hernández elegidos por Elizabeth Meza para dar forma al álbum. Entre los mismos, yo destacaría sus versiones a “Detrás de los cerros”, “No dejes qué”, “Antes de que nos olviden”,  “Viento”, “Píntame” y “Afuera”.
  Un trabajo recomendable que quizá no guste del todo a los fundamentalistas de Caifanes y Jaguares (que son fanatizada legión), pero que viene a refrendar que todo cabe en un jazzecito si se le sabe acomodar.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

lunes, 6 de mayo de 2013

El partido del siglo

Los azurri festejan el pase a la final en el Mundial de 1970.
Para mi padre (Q.E.P.D), a quien le debo mi amor por el fut.

Cuando mi papá compró una serie de boletos para el Estadio Azteca, decidió dividirla en tres partes: una para él, otra para mi hermano Sergio y otra para mí. Como yo era el más pequeño de los tres (un cochinito lindo y cortés), me tocó sólo una terceta de partidos. Claro, mi jefe se agenció los mejores, entre ellos el de la inauguración y la final. No recuerdo cuáles le tocaron a mi brodi mayor y a mí me designaron el de México contra El Salvador, otro de cuartos de final y uno de semifinales. ¿Quién iba a decir que a final de cuentas el más afortunado iba a ser yo?
  Era 1970 y en México se jugaba la novena edición de la entonces Copa Jules Rimet. A mis quince años atestigüé cómo México aplastaba a los salvadoreños 4 por 0 y cómo, en los octavos de final, Uruguay eliminaba a la Unión Soviética con un gol ilegítimo (en ese entonces yo era un simpatizante acérrimo de la hoz y el martillo y el gol me pareció un golpe artero, producto de una confabulación capitalista de la FIFA y la CIA contra los intereses del proletariado internacional representado por la patria de Lenin). Sin embargo, mi indignación de precoz bolchevique tenochca desaparecería en el último juego que me había tocado, el de una de las dos semifinales, en la cual se enfrentarían Alemania e Italia.
  "El partido del siglo" sería conocido desde entonces aquel encuentro del 17 de junio, pero yo no imaginaba lo que me esperaba. Recuerdo las gradas repletas de alemanes e italianos y de mexicanos que le íbamos a los germanos, ansiosos de cobrar venganza de los pinches azurri que le habían endilgado un humillante 4 a 1 a México en aquella infausta tarde en "La Bombonera" de Toluca.
  El ambiente en la tribuna alta era increíble, como de estadio europeo, y el juego fue cosa de otro mundo, como si alguien hubiera echado en mi refresco dosis de mezcalina, LSD y éxtasis. Porque fue todo un viaje, en especial los frenéticos tiempos extras, aunque las emociones comenzaron desde que en el minuto noventa el defensa Schnellinger empató el marcador a uno, cuando parecía que los de azul ganaban dentro del lapso reglamentario. Los dioses fueron generosos con todos los que allí estábamos y nos regalaron con un espectáculo inenarrable, sobrehumano, elegiaco. Ver aquella sucesión de jugadas extraordinarias, aquellas volteretas vertiginosas en el marcador, aquellos jugadores con alma de acero como Franz Beckenbauer -quien jugó gran parte del encuentro con un brazo vendado al cuerpo-, Uwe Seeler, Wolfgang Overath, Gerd Müller y por el lado italiano leyendas como Luigi Riva, Sandro Mazzola, Gianni Rivera, Giacinto Facchetti. ¡De puta madre! El arte en su más pura expresión. Un orgasmo total que duró treinta minutos. No, corrijo: un orgasmo total que ha durado cuarenta y tres años y que quienes tuvimos la suerte de vivirlo jamás podremos olvidar.
  Ah, por cierto, ganó Italia 4 a 3 y logró pasar a la final, en la cual Brasil los aplastó 4 a 1 y con ello vengó, de algún modo, el ultraje sufrido por nuestros verdes roedores.

domingo, 5 de mayo de 2013

Bowie al día siguiente

Diez años tardó David Bowie en volver a dar señales de vida. Una década entera tuvo que pasar para que este genio inglés de la música contemporánea se decidiera a volver a grabar un disco. Sin embargo, la espera valió la pena y The Next Day, el álbum aparecido hace tan sólo algunas semanas, no decepciona en absoluto.
  ¿Corresponde su calidad a toda la expectación creada por Bowie tras tanto tiempo de ausencia? Veamos.
  Si queremos encontrar en The Next Day un trabajo a la altura de obras maestras bowieanas como The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars de 1972 o Scary Monsters de 1980, nos llevaremos una tremenda decepción. Porque no se trata de un disco genial o a la altura de esas dos maravillas. Sin embargo, sí podríamos emparentarlo con otros trabajos extraordinarios de la discografía de Bowie, como Aladdin Sane (1973) o Heroes (1977). Incluso, aunque está muy emparentado con la que hasta ahora se había considerado como la trilogía final del músico, es decir, la constituida por Hours… (1999), Heathen (2002) y Reality (2003), me parece que The Next Day es superior a estos tres álbumes.
  Algunos críticos lo emparentan con otra trilogía, la de Berlín, compuesta por el ya mencionado Heroes, así como por Low (1977) y Lodger (1979). Puede ser que tenga puntos de contacto con ellos, pero en lo personal no lo relacionaría tanto.
  The Next Day no es un opus estrictamente dramático. Se trata de una obra fuerte, no demasiado densa, con momentos tristes y melancólicos, pero sin caer jamás en lo depresivo –ni siquiera en la famosa “Where Are We Now?”. Al escucharlo con atención, yo diría que hay más de luminoso (hasta donde puede ser luminoso Bowie) que de sombrío en el transcurso del álbum y que el rock seco y contundente tiene una muy agradecible presencia en varias de las canciones.
  El disco inicia con el tema que le da nombre, un rock impetuoso, de ritmos marcados, que mete al escucha de lleno en el plato. Igualmente bueno es “Dirty Boys”, con referencias al blues de Nueva Orleans y a la música de Tom Waits, aunque aquí la voz nos hace pensar más en Nick Cave (notable paradoja: Bowie cantando como Cave).
  La contrastante sofisticación arriba con “The Stars (Are Out Tonight)”, otro corte rápido pero más melodioso y, sí, dramático. Las cuerdas ayudan a crear un ambiente inquietante, al igual que lo hacen los teclados en “Love Is Lost”, ansiosa composición, con un claro obstinato que incrementa la intensidad del tema y rompe para dar lugar a la aplastante tristeza de “Where Are We Now?”, una canción de nostálgica belleza.
   “Valentine’s Day” es una balada deliciosa y tranquila, en la que la voz de Bowie se siente muy cómoda y cálida. “If You Can See Me”, en cambio, ofrece una especie de urgente angst. Es como un ataque de zozobra, de desasosiego. Una pieza casi tartamudeante, cacofónica, un drum’n’bass apasionante. Mientras tanto, “I’d Rather Be High” es una gozosa incursión en la psicodelia, una canción placentera y divertida con mensaje antibélico, como un guiño sesentero a la mitad del disco.
  “Boss of Me”, con su letra cuasi misógina y al mismo tiempo resignada, abre paso al irresistible dance noise de “Dancing Out in Space”.
  Otra pieza contra la guerra es “How Does the Grass Grow”, con su sutil referencia en el coro a “Apache” de los Shadows. Por su parte, “(You Will) Set the World on Fire”, con su riff inicial à la Kinks, es otra canción llena de contundencia.
  Para quienes a estas alturas extrañaban una composición claramente dramática y con ecos ziggystardustianos, coros incluidos, está el penúltimo corte de The Next Day, el expansivo y protosinfónico “You Feel So Lonely You Could Die”, con sus aires de góspel y soul.
  Quizá la parte más siniestra y desolada del disco venga en el tema final, “Heat”, en el cual Bowie lanza frases sueltas y en apariencia inconexas de un modo que obliga a pensar en Scott Walker, no sólo por la manera de vocalizar, sino por el acompañamiento instrumental, lleno de asonancias orquestales dentro de un minimalismo nervioso y oscuro. Un final sorprendente para una obra que se había mostrado más o menos clara.
  Diez años después, David Bowie regresa en plena forma, con un trabajo estupendo, de muy alto valor artístico. A sus sesenta y seis años, el británico mantiene su capacidad creativa y no decepciona en absoluto.
  Enhorabuena por su majestuoso retorno.

(Publicado este mes en el número 425 de la revista Nexos).

sábado, 4 de mayo de 2013

Ola ke ase? ¿Se pone capucha o ke ase?

La invasión de los encapuchados vivientes ya cobra tintes de película de terror chafa. Porque si bien lo de hoy es cubrirse la cara y hacer lo que a uno se le venga en gana, a sabiendas de que no habrá consecuencias (¡qué padre!), como que el asunto ya se convirtió en una modita desgastada, aburridora y exasperante.
  Basta con ponerse una capucha para volverse anónimos. Anónimos, como los que insultan impunemente desde las redes sociales. Anónimos, como los que descargan ofensas a los pies de los artículos de los medios impresos que permiten, sin censura, los comentarios de los lectores (como Milenio Diario). La capucha te da patente de corzo para convertirte en “maestro” que cierra carreteras, destroza edificios y hace la revolución al poner automóviles llantas arriba. También te permite tomar rectorías de universidades o atacar a policías que a duras penas tratan de defenderse con escudos de plástico mientras les gritan “¡represores! o ¡hijos de puta!”.
  Caperuzos los llama Luis González de Alba, sólo que más bien juegan el rol del lobo feroz que se desayuna a la abuelita y viola a la niña de rojo en aras del final del capitalismo, del imperialismo, del Estado fascista, de la explotación del hombre por el hombre, de la plusvalía, del sistema y de toda la terminología seudomarxista que aprendieron en los manuales de Martha Harnecker… o ni siquiera allí.
  Mamá, yo quiero saber de dónde son los encapuchados que no dan la cara para criticar con razones –como sí hacemos muchos editorialistas de la “prensa vendida”, quienes hasta nuestra foto mostramos en público– y las suplen con iracundia y primitivismo ideológico.
  Yo no quiero que los repriman o los encarcelen. Sólo pido que muestren sus rostros, argumenten, discutan y dejen de creer en el cuento decimonónico de que la violencia es la partera de la historia (el siglo veinte demostró con suficiencia que no es así).
  (… y que nos digan de una vez quiénes son los principales beneficiarios políticos de todo este desmadre, esos otros embozados que mueven los hilos y llevan doble capucha).

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

viernes, 3 de mayo de 2013

Lorna

Lorna.
Después de meses (¿años?) de citas canceladas y postergadas, al fin hoy vino a cenar mi muy querida amiga Lorna López, locutora, productora y cantante (del grupo Yellow Skies) con quien trabajé mucho tiempo en el proyecto del programa La Mosca en la radio, en su estación TuRadioOnLine. Fue una velada muy divertida en la que platicamos de todo y nos pusimos al día después de largo tiempo. Vino, pizza, música, charla durante varias horas, hasta que tuvo que irse porque mañana tenía un compromiso temprano. Quedamos en repetirlo.

jueves, 2 de mayo de 2013

Trilce en el DF

Trilce.
Mi querida amiga regiomontana Trilce Acosta se vino a vivir al DF y hoy me visitó en la noche, junto con su amiga Ana, paisana suya y quien también ha venido a probar suerte a la capital. Me dio mucho gusto verla y que al fin haya decidido mudarse, después de mucho tiempo de planearlo y desearlo. Ella es periodista y por ahora está buscando trabajo, pero estoy seguro de que no tardará en encontrarlo. Pedimos pizza y nos tomamos un par de cervezas (cada quién, claro). Se fueron temprano para alcanzar el metrobús. Pero fue muy agradable volver a ver a la linda Trilce.

miércoles, 1 de mayo de 2013

De visita con Pamela

Tania, Pamela y Shanik, conmigo en medio.
Mi querida amiga Pamela me invitó a conocer su nuevo depto, en la calle de Regina, en pleno centro histórico (esa calle es muy importante y representativa para mí, porque ahí renacieron los Pechos Privilegiados en 2004 -cuando Vero Maza y Juan Óscar vivían en un apartamento cercano al parquecito- y ahí ensayamos muchas veces, durante más de dos años). El departamento está muy bonito, ubicado en un antiguo edificio. Me encantaron los altos techos de la casa.
  Fue una reunión muy agradable, en petit comité, en la que básicamente estuvimos cinco personas: Pamela, Shanik, mi no menos querida y peculiar Tania, Israel Belafonte (roomate y nuevo novio de Pam) y yo. En algún momento estuvo también Natalie Reyes, pero pronto pasó un amigo por ella y se fueron.
  La pasamos muy bien. Platicamos, escuchamos música, comimos pizza y bebimos cervezas. Ya como a las nueve y media, la mayoría se fue al concierto de Capo y los Red Burning Mustangs, en el Caradura de la Condesa, y yo acompañé a Tania a su casa, para que no se fuera sola. Fue lindo caminar a esas horas por 20 de noviembre, pasar por el Zócalo (había muchos policías que sellaban la gran "plancha" con un muro metálico, ya que mañana vendrá el presidente Barack Obama) y llegar hasta la bellísima Plaza de Santo Domingo, con la preciosa iglesia iluminada a un costado. Ahí dejé a mi guapísima amiga y regresé a casa en metro (abordé en la estación Zócalo, transbordé en Chabacano, me bajé en Chilpancingo y tomé el metrobús hasta acá.
  Llegué pasadas las once. Fue una velada más que agradable y todos convinimos en repetirla, así, en petit comité.