martes, 14 de mayo de 2013

Ella y él (Volumen 3)

Zooey Deschanel es una diva para todo aquel nerd o hipster que se respete, aquí y en China. Me refiero a la bella y talentosa actriz que ha hecho las delicias de tantos en cintas como (500) días con ella (Marc Webb, 2009) o en la estupenda y muy divertida serie New Girl que puede verse actualmente por el canal Fox.
  En 2007, mientras filmaba The Go-Getter, el director Martin Hynes le pidió que cantara un cover de Richard y Linda Thompson para la película y como debía ser un dueto vocal, le presentó al cantante de folk M. Ward para grabar “When I Get to the Border”. Los resultados y la química entre ambos fueron tan buenos que decidieron constituirse como pareja musical. Así nació el proyecto She & Him, cuyo primer disco (Volume One) apareció en 2008.
  El dueto se asentó en la ciudad de Portland, en Oregon. La mayor parte de las canciones de ese primer disco fueron composiciones que Deschanel había ido escribiendo a lo largo del tiempo y que mantenía guardadas en un cajón. El talento como compositora de la joven actriz sorprendió tanto como su hermosa voz, más melódica que potente, y el disco logró una enorme aceptación, al igual que lo haría el siguiente, Volume Two, de 2010.
  Hace justo una semana, apareció el Volumen 3 (esta vez con número) de She & Him. Editado por la disquera Merge, se trata de una belleza de álbum. El estilo musical sigue siendo el mismo: canciones de sonido retro, basadas en el rock pop más luminoso de los años sesenta (en especial el de los girl groups que tanto impulsó Phil Spector), con un toque de folk y otro toque de música country. Esta hace una combinación musical muy grata y disfrutable que en este tercer disco queda plenamente de manifiesto con temas como “Never Wanted Your Love”, “Baby”, “I Could’ve Been Your Girl”, “Hold Me, Thrill Me, Kiss Me” o la versión que hacen a “Sunday Girl” de Blondie. Canciones sencillas, sin complicaciones, pero realmente bellas y con un dejo de irresistible nostalgia.
  Muy recomendable para mentes y oídos receptivos a eso que algunos llaman romanticismo (pero del bueno).

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

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