lunes, 31 de marzo de 2014

Salida a través de la tienda de regalos

No conocía Exit Trough the Gift Shop, el documental de 2010 dirigido por el que quizá sea el artista callejero más famoso del planeta: el británico Banksy. Me sorprendió gratamente verla (por medio del sitio Mubi), ya que es una burla espléndida a la manera como cualquier tipo sin talento (en este caso un obsesivo fotógrafo francés de nombre Thierry Guetta, avecindado en la ciudad de Los Ángeles) puede convertirse en un "artista conceptual" de la noche a la mañana, sin más herramientas que algunas ocurrencias, un equipo de gente que haga todo por él (claro, bajo su "dirección") y una enorme publicidad que provoque expectativa entre la gente snob (o pouser, como se dice hoy día).
  La cinta es muy entretenida y no queda claro si es un documental o un falso documental sobre un personaje ficticio. Pero la manera como denuncia y pone en evidencia la falsedad de buena parte del "arte contemporáneo" resulta divertidísima. Me recordó, por ejemplo, al "arte" de Jeff Koons, ese gran farsante y tomador de pelo y sus payasadas escultóricas que, increíblemente, valen millones de dólares. No sé si mi querida Avelina Lésper ya vio el filme, pero seguro le encantará. Obviamente, si no la han visto, se las recomiendo.

domingo, 30 de marzo de 2014

Siglo de caudillos

Un gran libro de Enrique Krauze. La historia de nuestro siglo XIX mexicano, visto de una manera diferente, sin los dogmas de la historiografía liberal y sus tiesos héroes de bronce. Aquí, personajes como Hidalgo, Morelos,Guerrero, Iturbide, Santa Anna, Miramón, Maximiliano, Juárez, Díaz y muchos otros aparecen como lo que fueron: seres humanos de carne y hueso, con virtudes y defectos. Riguroso y a la vez amenísimo, detallado y en momentos hasta divertido, Siglo de Caudillos (TusQuets, 1995) presenta un amplio panorama de lo que fue nuestra primera centuria como país independiente y nos hace reflexionar muchísimo acerca de cómo los hechos acontecidos en el país dos siglos atrás son la raíz de ese árbol de ramas retorcidas que es el México actual.
  Un libro altamente recomendable que acabé hoy y que tiene también la virtud de interesarnos en profundizar más en el estudio de la apasionante época histórica que retrata. Gran obra.

sábado, 29 de marzo de 2014

La respuesta está en el tiento

A lo largo de quince años, de 1997 a 2012 –es decir, durante los tres últimos años del gobierno de Ernesto Zedillo y los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón-, el país vivió dentro de una especie de sistema parlamentarista, en el que el Congreso definió, por medios destructivos y entorpecedores, una paralización del país, al dedicarse sus miembros más a obstaculizar las iniciativas del poder ejecutivo que a apoyarlas en aras de modernizar nuestras caducas estructuras institucionales. Fue lo que Ciro Gómez Leyva denominó como la Generación del No.
  Algo parecido había acontecido a raíz de la Constitución de 1824 que otorgó un poder exagerado al Congreso de aquellos inicios del México independiente, en detrimento de la presidencia de la república, por entonces débil e impotente, lo cual derivó en anarquía, caos, divisionismo, fraudes electorales y una corrupción rampante, situación que se prolongaría prácticamente hasta la llegada de Benito Juárez a la primera magistratura, en 1861.
  2013 significó un cambio en ese sentido. De pronto, las diferentes fuerzas políticas representadas en las dos Cámaras legislativas se pusieron de acuerdo y trabajaron en conjunto con el ejecutivo para llevar a cabo las reformas constitucionales atoradas desde hacía tres lustros. ¿Qué fue lo que realmente operó esto? ¿Es que con la llegada del PRI a los Pinos se empieza a recuperar el presidencialismo que reinó –literalmente– desde 1867 hasta 1997? Aún no lo sabemos, pero hay indicios de que de una u otra manera hacia allá se inclina la balanza.
  2014 puede dar respuesta en buena medida a la pregunta. Es el año de la discusión y aprobación de las leyes secundarias que darán cuerpo y sustancia a las reformas aprobadas. Pero se debe andar con tiento. Sin precipitaciones. Sin ceder ante las poderosas presiones que ya surgen desde diferentes trincheras y sin dejar huecos que puedan prestarse a dobles o triples interpretaciones. Ojalá se hagan las cosas con cuidado y para el bien del país.
  La respuesta, mi amigo, está en el tiento.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 28 de marzo de 2014

Lilyhammer

¿Han visto alguna vez una serie noruega? Yo sí y acabo de terminar las primeras dos temporadas de corrido. ¿Qué si es buena? Buenísima. ¿Que si es divertida, ingeniosa, ocurrente, inteligente y crítica? También. ¿Que cómo fue posible que pudiera ver una serie producida en dicho país escandinavo? Muy sencillo: está en Netflix.
  Se llama Lilyhammer y es como una bocanada de aire fresco (¿o más bien helado, dadas las condiciones climatológicas del lugar donde se desarrolla mayormente?). Estelarizada nada menos que por Steven Van Zandt (sí, el excelente guitarrista de la E Street Band de Bruce Springsteen, el de la eterna pañoleta en la cabeza), quien ya había actuado como personaje secundario en Los Soprano, Lilyhammer narra la historia de un gangster neoyorquino cincuentón, de raíces italianas (Frank Tagliano), quien delata a su jefe mafioso y se acoge al programa de testigos protegidos, con la salvedad de que no acepta quedarse en algún anónimo pueblo estadounidense, sino que pide ser trasladado a la lejana y pequeña ciudad de Lillehammer, donde en 1994 se celebraron (dato real) los Juegos Olímpicos de Invierno.
  Alla va a dar, con el falso nombre de Johnny Henriksen, y poco a poco va acomodándose al inhóspito lugar y sus escasos habitantes, hasta integrarse socialmente e ir logrando cada vez más cosas, entre ellas una novia noruega (que se convertirá en su esposa, madre de sus hijos gemelos y más tarde ex esposa), una gran prosperidad económica (debida sobre todo a sus mañas como gangster y su capacidad para cohechar a los supuestamente incorruptibles noruegos) y un grupo de amigos estupendos.
  La emisión combina la comedia con el drama. Hay violencia, sexo (no tan explícito), ternura, cinismo (mucho cinismo), ironía y una crítica (más bien autocrítica, ya que el programa es de producción noruega) a una sociedad que se supone impoluta (la burla a la manera como los políticamente correctísimos vikingos tratan a los inmigrantes africanos, asiáticos e hispanoamericanos es genial).
  Hay personajes francamente antológicos, algunos de ellos a lo largo de la serie y otros que aparecen y desaparecen, además de una que otra visita a Nueva York y sus bajos fondos gangsteriles. Una serie sensacional que recomiendo sin ambages.

jueves, 27 de marzo de 2014

Dolores

Como la espalda me sigue molestando, acudí con mi fisioterapeuta, quien me revisó, me hizo pasar por una cama de rodillos (medio dolorosa, parecida a la de la foto)), me hizo masaje (eso estuvo excelente) y me relajó el dorso. También me dio varias indicaciones de ejercicios y complementos alimenticios. Sólo espero que todo eso me sirva, porque ya es medio exasperante la molestia que traigo.
  En la tardenoche vino mi queridísima Claudia-Clodette, pero traía prisa y sólo pudo estar aquí como una hora. Ya nos veremos en otra ocasión con más tiempo.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Mi quincuagésimo noveno cumpleaños

Hoy cumplo cincuenta y nueve años y me siento orgulloso de ello. Anoche cené en el departamento de mi hijo Alain, con él, su preciosa y siempre amable novia Hallet (mi queridísima nuera) y mi entrañable y adorada amiga María José. Presentes estaban también las hermosas gatitas Cumbia y Rasta y un perrito muy simpático que la mamá de Hally les dejó encargado por unas semanas. Fue un rato muy agradable y divertido, con una cena deliciosa. La pasé de maravilla, a pesar del dolor de espalda que sigue dándome molestias.
  Sobre la edad que cumplo, en esta ocasión no filosofaré mucho. Baste con decir que estoy en un momento muy feliz de mi vida, con buena salud (salvo lo de la espalda que todo indica será pasajero), mucho trabajo, varios proyectos por delante y mucha gente que me quiere, en especial mis hijos, mis familiares, algunos amigos y mis amadísimas amigas. Para el año que entra, cuando llegue a los sesenta, espero celebrar de manera más grande. Aunque la cena de anoche (que se extendió a las primeras horas de hoy) fue un deleite.

martes, 25 de marzo de 2014

Una delicada mano de pintura

Para este 2014, el cuarteto angelino Warpaint ha regresado a los terrenos discográficos con su álbum homónimo Warpaint (Rough Trade). Emily Kokal (voz principal), Theresa Wayman (guitarra), Jenny Lee Lindbergh (bajo) y Stella Mozgawa (batería) han conseguido producir un segundo plato bastante diferente a The Fool, su disco debut de 2010 y antecesor de este Warpaint. La nueva placa es distinta, en primer lugar, porque esta vez las canciones fueron escritas en conjunto y no de manera individual. Durante los preparativos de las sesiones de grabación hubo diversas experimentaciones, largos jammings, uso de nuevos instrumentos (la guitarra acústica entre ellos) y hasta un enriquecimiento del sonido al acudir a géneros como la electrónica o el hip-hop.
  El plato apareció hace apenas unas semanas. Producido por Flood y mezclado por Nigel Godrich (casi nada), se trata ciertamente de un trabajo diferente a su predecesor, aunque el rompimiento (si es que podemos hablar de rompimiento) no es tan radical como habían anunciado las integrantes del grupo en diversas entrevistas publicadas a finales del año pasado. Hay, eso sí, una mayor riqueza sonora e incursiones en atmósferas que recuerdan lejanamente al trip-hop de Portishead (en las espléndidas “Hi” y “Biggy”) y Massive Attack (en la misteriosa y hasta siniestra “Disco/ /very”) o a la sensualidad del fino rock pop de Beach House (en joyas como “Drive”y “Son”). También hay ecos de agrupaciones como Dirty Projectors (en la magnífica “Keep It Healthy”) o hasta de These New Puritans (en la esplendorosa “Love Is to Die”). Mención especial merecen también piezas como las suntuosas y exóticas “Go In” y “Feeling Alright”, paroxismos protopsicodélicos, para no hablar de la casi pinkfloydesca (de la época del Ummagumma) “CC”.
  “La música de Warpaint es al mismo tiempo expansiva y envolvente”, ha escrito la reseñista estadounidense Heather Phares. Mejor definición no se me ocurre. Expandamos nuestros horizontes y dejémonos envolver por los sonidos emanados de este disco.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

lunes, 24 de marzo de 2014

Doctor

Nueva visita a mi primo, el doctor Antonio Uribe. Le llevé los análisis que me hice y las radiografías. Mi salud es casi impecable: todo bien en corazón, pulmones, colesterol, triglicéridos, riñones, etcétera. Pero el dolor de espalda persiste. Me recetó algunos analgésicos y relajantes. Espero mejorar ,porque ya empieza a alargarse esto.

domingo, 23 de marzo de 2014

Señor Lazhar

Vi en Mubi una película canadiense que me encantó por su sencillez, su delicadeza y hasta sus momentos de fino humor. Monsieur Lazhar es la cinta, dirigida en 2011 por Philippe Falardeau, y en ella se narra la historia de un profesor de primaria de origen argelino, quien llega a una escuela para ofrecer sus servicios, luego de enterarse de que una de las maestras de la misma se ha suicidado, ahorcándose en su salón de clase.
  Con ciertas reservas, Bachir Lazhar es aceptado para ocupar el puesto y se encuentra con un salón de clases mixto (debe ser cuarto de primaria) y con una veintena de alumnos traumatizados (unos más, otros menos) con la muerte de su querida profesora. El filme se desarrolla con gran tacto, sin caer jamás en el tremendismo (no quiero imaginar lo que habrían hecho Arturo Ripstein o algún otro realizador mexicano con la película) y nos lleva de la mano por la vida cotidiana de la escuela, sus problemas, las interacciones entre maestros y alumnos y entre los propios integrantes del personal docente.
  A pesar de sus problemas personales (Lazhar lleva varios años en Canadá en calidad de refugiado político, pues en Argelia es perseguido y su familia fue asesinada) y de su lucha por legalizar su estancia legal en el país, el hombre es dedicado a lo suyo y pronto se gana el cariño de sus pupilos, en especial el de una niña preciosa y sensible con la que se da una gran identificación. No cuento más. Traten de verla.
  Una belleza de cinta, más que recomendable.

sábado, 22 de marzo de 2014

Misterios sin resolver

Hipólito Mora.
El mundo entero se ha visto envuelto por el misterio del avión de Malasya Airlines que se perdió en los mares del sur, sin que alguien atine a explicarse cómo fue que tal cosa sucedió. Sin embargo, en México también tenemos nuestros propios enigmas, tanto o más insolubles que los de la aeronave malaya.
  Como el misterio de la Linea 12 del Metro, por ejemplo, en el que nadie sabe nadie supo y lo único claro es que no hay quien quiera ser tocado por el pétalo de una responsabilidad y todos se pasan alegremente la bolita (aunque en el fondo parece subyacer una soterrada guerra política entre Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera). Mientras tanto, medio millón de pasajeros pasan las de Caín todos los días para transportarse por nuestra alegre ciudad.
  Otro misterio grande: el del encarcelamiento de Hipólito Mora en Michoacán, quien era hasta hace muy poco el principal vocero de los grupos de autodefensa y un connotado enemigo de los Caballeros Templarios. El hombre se miraba como una persona honrada y confiable, pero de pronto fue convertido en inesperado villano. Cuando menos en la percepción pública, como que don Hipólito no encaja en el papel de malo, mientras que otros que sí parecen más dotados para ese rol se convierten en dueños de la situación en Tierra Caliente. ¿Cómo fue que sucedió eso? Misterio.
  Un enigma más: el del dueño de un diario que acepta las presiones de la directora de otro diario y provoca no sólo la defección de colaboradores, sino del propio director del medio. Lo que sucedió en el periódico La Razón, con la renuncia de Pablo Hiriart, Fernando  Escalante, Salvador Camarena, Gil Gamés y otros es el imperio de la sinrazón. ¿Qué hay detrás de ello, de qué magnitud fueron las presiones o amenazas jornaderas? ¿En verdad la “revolución” bolivariana y Nicolás Maduro ya influyen en el periodismo mexicano hasta ese grado? Qué cosa tan más siniestra. De dar miedo.
  Misterios sin resolver de la vida nacional en estos tiempos que, como diría Lillian Hellman, son tiempos de canallas.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

viernes, 21 de marzo de 2014

Series que estoy viendo

De pronto me di cuenta de que son varias las series de televisión que estoy siguiendo, algunas de ellas incluso ya viejitas, pero que gracias a internet puedo disfrutar a mis anchas, ya sea por Netflix, Cuevana, YouTube y otros sitios. ¿Cuáles son las que veo en estos días? A riesgo de olvidar alguna, helas aquí:

1. True Detective.
2. House of Cards.
3. Weeds.
4. Mad Men.
5. Lillyhammer.
6. Orphan Black.
7. How I Met Your Mother.
8. Derek.
9. Dexter.
10. Anger Management.

Lilyhammer, Orphan Black y True Detective ya casi las termino, pero para las otras aún resta un largo camino. Lo cual no me pesa en absoluto.

jueves, 20 de marzo de 2014

Junta moscosa

Por segunda vez tuve que madrugar para asistir a la junta de la Mosca pactada -oh, my God!- a las nueve de la mañana. Ni modo. Dormí como cuatro horas. Pero fue bastante fructífera y vimos muchas cosas pendientes, sobre todo para los números 9 y 10. Ahí la llevamos. El equipo va creciendo y esperemos que los frutos empiecen a cosecharse pronto.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Guns N' Roses

Pocos grupos tan contradictorios en la historia del rock como Guns N’ Roses. Se trata de una de esas bandas a las cuales se les ama o se les odia con idéntica intensidad. Es por ello que causa tanta dificultad ponerla en su justo medio. Sin embargo, resulta posible hacerlo. La agrupación representa muchas de las cosas “buenas” y “malas” que tiene el rock. Por un lado, surgió en un momento en el cual el género padecía una crisis creativa debida al estrellismo y la manipulación de la industria y los medios (aunque comparada con la que se da hoy día, aquella manipulación ahora parece hasta ingenua). A mediados de los ochenta, las agrupaciones de heavy metal y de rock duro tendían cada vez más a la blandura, el afeminamiento, la complacencia y el comercialismo fácil. Fue entonces que la irrupción de Guns N’ Roses vino a romper con eso, gracias a su propuesta agresiva, machista, desafiante, torva, a veces hasta burda y sin contemplaciones. Sobre todo con su primer disco, el clásico Appetite for Destruction, el quinteto marcó un parteaguas y refrescó al rock, al devolverle parte de su esencia rebelde e inconformista. Por desgracia, la propuesta se fue desgastando y una serie de incongruencias y caprichos, en especial por parte de su cantante y supuesto líder, el inefable Axl Rose –quien a pesar de su homofobia confesa en el fondo hubiera querido ser una nueva versión de Freddy Mercury-, llevaron al grupo a esa misma blandura contra la cual había sido un adalid. De la incontenible y rocanrolera “Welcome to the Jungle” a la camplaciente y pretenciosa “November” existe una grande y lamentable distancia. Guns N’ Roses terminó como una caricatura de sí mismo, pero aquel primer disco y una serie de canciones contenidas en los álbumes subsiguientes no sólo lo salvan sino que lo colocan en un muy alto lugar de honor.

(Prólogo del No. 30 de Especiales de la Mosca, publicado en mayo de 2006).

martes, 18 de marzo de 2014

El puente de Paul Simon

Acabamos de pasar por tres días de puente vacacional y la palabra “puente” me hizo acordar de un tema imperecedero, una composición escrita hace casi cuarenta y cinco años y que sigue conservando su enorme profundidad y belleza. La pieza da nombre y abre el quinto y último disco de Simon y Garfunkel, el maravilloso Bridge Over Troubled Water de 1970.
   “Puente sobre aguas turbulentas”, como se conoce en español a la canción, es una de las más hermosas melodías no sólo de Paul Simon, sino de la música popular de todos los tiempos. Es como una elegía, una especie de gospel lento y profundamente triste que inicia con nada más que un piano (tocado por Larry Knechtel, más tarde tecladista del grupo Bread) y la tersa voz de Art Garfunkel, para irse elevando en un intenso crescendo y culminar con un conmovedor acompañamiento de cuerdas. En un principio Simon pretendía cantarla, pero muy pronto se dio cuenta de que su compañero lo haría mejor y a pesar de las fuertes diferencias que para ese entonces ya había entre ambos y que los llevarían a un pronto rompimiento artístico, Garfunkel la interpretó como un dios.
  El corte está basado en una canción religiosa de Reverend Claude Jeter and the Swan Silvertones (“Oh, Mary Don’t You Weep for Me”). Sin embargo, no se trata de una copia, sino de una obra perfectamente escrita y desarrollada por el autor de “The Sounds of Silence”, “The Boxer” y tantos temas más a lo largo de su prolífica y aún vigente carrera.
  Debido al mensaje esperanzador de su letra (“Cuando estés cansado y te sientas empequeñecido, cuando las lágrimas broten de tus ojos, las secaré todas. Estaré a tu lado cuando los tiempos se pongan rudos y no puedas encontrar amigos. Como un puente sobre aguas turbulentas, yo me tenderé”), la canción puede ser comparada con otras similares de su época como “You’ve Got a Friend” de Carol King, “Let It Be” de los Beatles o “Hallelujah” de Leonard Cohen. No obstante, conserva una personalidad tan propia que la hace inconfundible.
  Un puente sobre aguas turbulentas, eso le vendría muy bien a nuestro país y al mundo en estos tiempos.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

lunes, 17 de marzo de 2014

Análisis

Como ya había escrito aquí, el pasado jueves 6 fui a ver a mi primo, el doctor Antonio Uribe, para lo de mi problema de espalda (que ha cedido un poco pero no lo suficiente) y hoy fui a sacarme una radiografía y a hacerme análisis de sangre y orina. Espero que no sea algo malo y de todos modos ya me hacía falta hacerme análisis (los últimos que me había hecho fueron de hace como tres años). Me los entregan el miércoles y el jueves tengo la cita con Toño. Veremos.

domingo, 16 de marzo de 2014

Pure

Hay películas que basta con ver una vez para que se queden marcadas en la mente y el recuerdo por siempre. Creo que Pure, la cinta sueca dirigida por Lisa Langseth en 2009, es una de ellas.
  Intensa, profunda, dura, llena de sensibilidad y crudeza, la obra narra la historia de Katarina, una hermosa y singular joven de veinte años de edad, amante de la música de Mozart (a quien descubre por medio de YouTube), que consigue trabajo como recepcionista en una sala de conciertos de Gotenburgo y se enamora del director titular de la misma, para ser usada por éste de la manera más cruel y miserable. El tipo la seduce y la convierte en su amante, hasta que se da cuenta de que ello puede traerle problemas con su esposa y ante las muestras de enamoramiento de la muchacha, opta por hacer que la despidan. De ahí sobreviene un drama terrible pero manejado por Langseth de manera elegante y sutil.
  La actriz Alicia Vikander hace de su Katarina un personaje entrañable, magnífico, lleno de matices, mientras que Samuel Fröler hace de su Adam (el director de orquesta seductor) un tipo frío, calculador y despreciable.
  No contaré el desenlace de la historia porque sería echar a perder la vista de la película, pero es un desenlace tan sorprendente como impactante.
  Una grandiosa película (la vi en Mubi, por cierto). Como leí por ahí: una gema de la cinematografía sueca.

sábado, 15 de marzo de 2014

Los metaleros templarios

Mientras Michoacán sigue convertido en un hell y la situación política de Marcelo Ebrard está cada vez más lejos del heaven (gracias a los problemas en la Línea Dorada del Metro y la falta de concordancia entre trenes y vías), en Texcoco y anexas se vivió lo que podemos llamar Pesadilla en la calle del infierno Región 4.
  Nunca había visto que tantos medios ajenos al rock se interesaran de manera tan profusa por cubrir la interminable serie de suspenso en que se convirtió el incierto destino del festival Hell & Heaven. Ya quisieran el Vive Latino y el Corona Fest tener el rating que tuvo en la tele, la radio y los diarios (para no hablar, but of course, de las inefables redes sociales) el frustrado evento (dicen que la palabra evento no es correcta, pero pues ya la escribí) de las guitarras incendiarias, los sonidos guturales, los gritos agudos, las greñas largas y las chamarras negras con estoperoles. Bastó con que el góber del Edomex apareciera en escena y prohibiera el concierto texcocano, para que ardiera Troya y todo se derrumbara como un castillo de kisses (no lo digo por los chocolates sino por el grupo Kiss que… Bueno, ustedes me entienden).
  La frustración de decenas de miles de posibles espectadores resultó palpable y muchos casi se inmolaron en honor del mérol. Pero lo más patético de todo fue la actitud de los organizadores, quienes siguieron asegurando que el festival se llevaría a cabo contra viento y marea, mientras se iban haciendo ojo de hormiga, hasta esconderse en las cloacas más heavies, con tal de no dar la cara y terminar por vérsela al respetable público.
  Cual bravos metaleros templarios, desafiaron en un principio la orden oficial de “no habrá Hell & Heaven”, para luego convertirse en émulos de las autodefensas michoacanas que en plan sectario se contradecían unos a otros, hasta sumirse en un profundo misterio, sólo comparable a la primera muerte de “El Chayo” o a la súbita aparición de “El Americano” en La Ruana.
  “Welcome to the jungle”, diría lo que queda de Axl Rose.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

viernes, 14 de marzo de 2014

Clodette

Se llama Claudia en realidad, pero me gusta llamarla como su sobrenombre en facebook. Es una mujer joven y singular. Muy simpática y muy guapa. Desde hace tiempo somos amigos en dicha red social y ya nos habíamos visto una vez. Hoy vino por la tarde y pasó un rato aquí. Todo muy bien, muy divertido. Me cae de maravilla. Vive con su pareja y tienen una hijita. Le gustan el jazz y el rock y la lectura. Le regalé uno de mis pocos ejemplares de Matar por Ángela y nos tomamos algunas fotos. Me hizo pasar una buena tarde. Clodette... o Claudia.

jueves, 13 de marzo de 2014

Publicidad vintage

Este anuncio sería impensable en estos tiempos de corrección política y doble moralidad. Sin embargo, en los años cuarenta del siglo pasado era perfectamente normal y nadie loa veía con malicia..., a pesar de que en ello se empleara a niñas (es decir, a infantas) con un toque erótico. Eran otras épocas y otras mentalidades.

miércoles, 12 de marzo de 2014

No odio, critico


Por Moisés Castillo

Antes de ser periodista, Hugo García Michel (Tlalpan DF, 1955) comenzó a componer música a los catorce años de edad y siempre estuvo rodeado de discos. Su padre escuchaba boleros y a su hermano mayor, Sergio, le gustaba el rock and roll. El adolescente prefirió las guitarras rasposas y su rebeldía lo llevó a abandonar la escuela. Odiaba las matemáticas y decidió -con anuencia de su madre- darse de baja de la Prepa 6, ubicada en Coyoacán. Aún tiene pesadillas que le recuerdan que debe esa materia.
  Mientras estudiaba francés, en la Alianza Francesa, publicó su primera reseña musical en 1972, a los diecisiete años, en la revista México Canta que dirigía Carlos Baca. En esa colaboración escribió sobre Tarkus, el segundo disco de la banda de rock progresivo Emerson, Lake & Palmer. Por ese tiempo era lector de la legendaria revista Piedra Rodante que tan sólo sacó ocho números y se anunciaba como la versión mexicana de Rolling Stone. También leía la Pop y hasta Notitas Musicales.
  Nunca en ese tiempo pensó en dedicarse al periodismo y mucho menos imaginó que sería fundador de la revista musical La Mosca. Actualmente, escribe en Milenio Diario y colabora en las revistas Nexos y Marvin. Hace unas semanas, “Cuadernos” de El Financiero sacó a la venta el libro Cerca del precipicio. El señor Fantasía y otros 24 Déjà vus del melómano y crítico férreo de lo que llama “rockcito nacional”.
  Hugo aclara que no son los veinticinco mejores discos de la historia, sino álbumes que considera importantes en el rock y que necesitan ser revalorizados. En la edición -que trae de portada a Neil Young (obra del ilustrador Jorge Manjarrez)- se pueden encontrar reseñas sobre Face to Face de The Kinks, Disraeli Gears de Cream, Daydream Nation de Sonic Youth, La canción de Juan Perro de Radio Futura y hasta Rock! de los Locos del Ritmo.

¿Cómo surgió la idea de publicar Cerca del precipicio?
Comenzó de una manera muy extraña. Tenía quince años de no ver a Víctor Roura y nos invitaron hace como tres meses a un homenaje que le hicieron a Federico Arana en Pachuca, Hidalgo. El caso es que tenía cierto temor de ver a Víctor, porque terminamos mal cuando salí de El Financiero. Trabajé en el periódico de 1991 a 1997, como colaborador externo en la sección de cultura, donde tenía una columna que se llamaba “Bajo presupuesto”. Nos saludamos muy bien y al terminar el evento, Víctor se me acercó y me dijo “oye, me da mucho gusto verte” y me preguntó si me interesaba publicar un libro de música. Así que reuní reseñas que he escrito y fue un proceso rápido. Se me ocurrió hacerlo cronológicamente, que abarcara desde los principios del rock hasta ahora, de una forma muy ecléctica. Lo mismo vienen Los Locos del Ritmo que Jack White.

¿Por qué titular así el libro?
Se llama así por el disco Close to the Edge de Yes. El subtítulo es un juego de palabras de los discos Mr. Fantasy de Traffic y Déjà Vu de Crosby, Stills, Nash & Young.

¿Qué elementos debe tener una buena reseña?
Creo que el autor necesita contar con un bagaje de lo que es la historia del rock, porque no se puede escribir sin tener parámetros para comparar. Las reseñas son subjetivas, porque reflejan el gusto musical de quien escribe. No puede haber una crítica objetiva, eso es una falacia. La reseña es producto también de un gusto desarrollado a lo largo de los años. Hay que escribir bien, tener una buena pluma. Al final, se trata de argumentar por qué te gusta un disco o por qué te parece malo.

Afirmas que La Mosca fue una revista con una mezcla entre Piedra Rodante y Proceso en cuanto a su estructura, ¿por qué se esfumó?
Tronó por razones económicas. La revista vivió catorce años prácticamente gracias al público, lo cual es bastante insólito. Hubo momentos en que sí tuvimos publicidad, pero a partir de la crisis por la piratería, las disqueras empezaron a bajar sus ventas y ya no se anunciaron. No teníamos un equipo de publicidad capaz de conseguir cosas, se empezó a vender menos la publicación. Nos pegó un poco también la competencia de R&R. Ellos tenían la ventaja desleal de anunciarla en Reactor, que es un medio público, y usaron a la estación para mencionar su revista, a pesar de que era privada. Pero aparte, creo que no supimos adaptarnos a las nuevas generaciones de escuchas, no supimos atraer tanto a los jóvenes marcados por el internet y las redes sociales. Empezaron a bajar las ventas y el dueño-editor dijo que ya no era sostenible y con todo el dolor del corazón se tuvo que cerrar. Fue un golpe terrible.

¿Por qué esta especie de “odio” a las bandas de rock nacional?
Odio no, crítica. En México se suele confundir la crítica con el odio y se cree que los críticos somos “odiadores” profesionales. Para mí el ejercicio de la crítica es divertido y gozoso.

Pero exhibían de una forma grotesca a los músicos, ¿también era el fin de la revista?
Eso lo hacíamos en una sección, “La mosca redactora”. Lo que pasa es que en el rock nacional hay mucha estupidez en la mayoría de los músicos. Su nivel cultural es muy bajo y su nivel intelectual también. Nos burlamos un poco de eso y sí había esa cuestión de exhibirlos. Con sus muy honrosas excepciones, el “rockcito –como llamo a ese sector del rock nacional– se ha mantenido en una especie de infantilismo y la crítica de aquella sección y de otras partes de la revista era un poco para decir, quizá: “reaccionen, ¿por qué no hay un nivel como en otros países si tienen los mismos instrumentos musicales?”.

¿Cómo explicar el retorno de bandas ochenteras como Fobia, Caifanes? ¿Hay un vacío que dejaron esos grupos “grandes”?
Puede ser, pero esas agrupaciones a mí no me parecen grandes. Creo que el rock nacional está cada vez más mal. No encuentro un disco mexicano del 2012 que sea aceptable. Falta que escuche el de Café Tacuba, pero tampoco me hago grandes expectativas. No hay un disco que digas que esté al nivel de los que han salido este año de Jack White, de Bob Dylan o de The Wallflowers que ni siquiera son discos que vayan a estar entre los mejores de la historia, pero hay en ellos un nivel alto que no encuentro aquí. Seguimos con las mismas boberías, es muy triste.

¿Tuviste algún altercado o polémica con alguna banda o músico nacional?
Por escrito, sí. Muchos se enojaron. Pero nunca me confrontaron personalmente. Alguna vez hice una crítica burlona del disco Mostros de Maldita Vecindad. Publiqué un texto muy largo en el que lo comparaba con el Sargento Pimienta y el Dark Side of the Moon, pero de una manera irónica y eso les cayó de la patada. Alguien me contó que Pacho, el baterista, dijo que el día que me viera me iba a romper la madre. Poco después fui a la disquera BMG-Ariola y venía caminado por un pasillo cuando, de repente, del otro lado apareció Pacho. Cuando lo vi, me acordé de la amenaza y fue una especie de escena de duelo del oeste. Estando a cinco metros de distancia me dijo: “Hugo, ¿cómo estás, hermano?” y me dio un abrazo. Sí pensé que me iba a golpear, jajaja. Igual habían sido meros rumores. Los de Control Machete se enojaron cuando los sacamos burlonamente en portada. Creo que Inspector nos mandó una carta insultante; los de Panda también, porque evidenciamos que se robaban las letras.

¿Qué revistas de música vale la pena consultar?
Marvin está muy bien producida, incluso colaboro ahí. Pero hay una especie de limbo en las publicaciones, les falta garra, no porque las quiera comparar con La Mosca. Hace poco me dijo un amigo que no ve revistas que hayan heredado cosas de La Mosca, como que hay mucho conformismo y están más metidas en las relaciones públicas. Quieren quedar bien con los músicos, con las disqueras y evitar la crítica. Cuando me invitaron a colaborar en Marvin, mandé un texto sobre Zoé. Ni siquiera era un escrito crítico, pero los del grupo lo tomaron mal y dijeron que iban a boicotear a la revista. Pensé que iba a ser mi debut y despedida. Afortunadamente, la gente de Marvin me arropó, cosa que agradezco sobremanera.

Copiando a La Mosca, ¿qué discos te llevarías a una isla desierta?
Uf, son muchísimos. El Who’s Next de The Who, el Twelve Dreams of Dr. Sardonicus de Spirit, el llamado Álbum Blanco de los Beatles, el Highway 61 Revisited de Bob Dylan, una recopilación de los Kinks... Híjole, qué difícil… También el primero de Led Zeppelin, el Let It Bleed de los Rolling Stones, el Freak Out! de Frank Zappa… Alguno de Mozart… Uno grandioso y no tan conocido de jazz: The Blues and the Abstract Truth de Oliver Nelson… y el Animals de Pink Floyd.

(Entrevista que me hizo Moisés Castillo a finales de 2012, a raíz de la aparición de mi libro Cerca del precipicio y antes de saber que La Mosca iba a volver a salir).

martes, 11 de marzo de 2014

Cinco momentos con Rita

1.- Conocí a Rita Guerrero en 1995, al año siguiente de que los antiguos editores de La Mosca pusieran a dormir a la revista en una hibernación que duraría un año y medio. La editorial Planeta me había encargado un libro de entrevistas con cinco grupos representativos del rock nacional y elegí a Caifanes, La Maldita Vecindad, Café Tacuba, El Tri y Santa Sabina. A todos los entrevisté, gracias a los buenos oficios de mi querida amiga, la fotógrafa y diseñadora Yuriria Pantoja. Fue ella quien me consiguió la cita con cada agrupación y con Santa Sabina ocurrió una noche, en un restaurancito de Coyoacán. Fue ahí que hablé por primera vez con Rita y que me ganó su simpatía y sencillez, algo que yo no esperaba de quien entonces ya era una diva del rock que se hacía en México.

2.- Volví a ver a Rita en 1997, cuando junto con Julieta Venegas acudió al estudio donde se produjeron las hoy míticas fotografías de la vampira lésbica (Rita) a punto de morder a su hermosa y joven víctima (Julieta), una de las cuales fue la portada de La Mosca No. 19. Fue una sesión muy divertida, para la que se consiguió vestuario, maquillistas, luces y todo un equipo muy profesional. Las fotos corrieron a cargo de Ivonne Venegas, la hermana gemela de Julieta, y yo fungí como coordinador general de la sesión. Sobra decir que esa tarde Rita estuvo fantástica.

3.- Mi tercer encuentro con Rita Guerrero fue en el estudio donde ensayaba Santa Sabina, en el mismo edificio donde el Sr. González tenía las oficinas de Discos AntíDOTO. Fue por ahí de 2003 y acudí para entrevistar al grupo a raíz de la aparición de su álbum Espiral, texto que se publicó en La Mosca No. 72. Mi mayor recuerdo de ese día es el de una charla previa e informal con Rita y Poncho Figueroa, en la que lo más reluciente fue la risa de la cantante, llena de gracia y de ironía, una risa franca y en verdad hermosa cuyo sonido jamás voy a olvidar. Su sentido del humor era contagioso.

4.- En 2006, acudí a la casa de Rita Guerrero y su marido, Aldo Max, cerca del Metro Balderas. Era una preciosa casona porfiriana convertida en cálido apartamento, dentro de un conjunto habitacional de casonas porfirianas convertidas en apartamentos. Claudio, su pequeño hijo, aún no cumplía un año de edad. Los entrevisté para una serie de reportajes sobre matrimonios conformados por músicos y la charla apareció en La Mosca No. 107, con bellas y entrañables fotos de Diana Barreto.

5.- La vi por última vez el 16 de noviembre de 2008, durante un concierto de Los Músicos de José, el grupo en el cual toca Aldo Max, en los jardines del Centro Nacional de las Artes, en Churubusco. Iba yo con Denisse, mi entonces novia, y al final de la tocada nos acercamos a saludar a una muy sonriente Rita, quien cargaba en los brazos a su bebé. Fue un rápido intercambio de saludos, algunas palabras, un beso de despedida y un hasta pronto. Nunca imaginé que jamás volvería a encontrarme con ella.

Postdata: No pude asistir al homenaje en cuerpo presente que se le ofreció hace tres años en el Claustro de Sor Juana. Eso me hizo sentir en deuda, deuda que pago en parte con la edición de este número de la Mosca en homenaje a la grande e inolvidable Rita Guerrero, la Rita guerrera.

(Editorial "Ojo de mosca" publicado este mes en le revista Mosca No. 8).

lunes, 10 de marzo de 2014

David Bowie

¿Qué fue primero, la imagen o la música? En el caso de David Bowie es posible que ambas cosas hayan sucedido al mismo tiempo y en el mismo nivel de importancia. Porque las transformaciones musicales de este singular artista (y digo artista en la exacta acepción de la palabra) británico han ido siempre aparejadas con sus cambios de apariencia, los cuales muchas veces han adquirido el grado de personajes perfectamente definidos y diferenciados de su propio creador. Algunos de ellos fueron tan fuertes, no sólo en su estética sino incluso en sus rasgos interiores, que Bowie llegó a estar literalmente poseído por ellos y el caso de Ziggy Stardust es muy revelador y sintomático al respecto. Esta especie de esquizofrenia artística ha definido buena parte de la carrera del autor de “Space Oddity” y le ha permitido desarrollarse como uno de los compositores e intérpretes más originales e importantes en la historia del rock. Desde sus inicios musicales a mediados de los años sesenta hasta su más reciente disco, aparecido apenas el año pasado, Bowie ha sabido reinventarse de manera constante; tal vez no siempre de la mejor manera, pero cada vez con una intención propositiva y revolucionaria, incluso cuando revisa su pasado. Retador y desafiante, convulsivo y compulsivo, enemigo de los convencionalismos pero al mismo tiempo elegante y sibarita, su eclecticismo le ha permitido trabajar dentro de los más diversos géneros y mantenerse todo el tiempo no sólo dentro de la vanguardia sino marcando en infinidad de ocasiones la dirección a seguir de dicha vanguardia. Pocos como él para sobrevivir a las tormentas que suele desatar el llamado súper estrellato del rock y llegar a los cincuenta y tantos años de edad en medio de una plenitud admirable y una visión de las cosas tan serena como lo reflejan las obras discográficas que ha producido en estos primeros años del nuevo siglo. La historia de David Bowie es la historia no de un alienígena, sino de un ser humano excepcional en sus virtudes y sus defectos. De un genio, pues.

(Prólogo que escribí para el Especial de La Mosca No. 10, dedicado David Bowie y que apareció en marzo o abril de 2004, hace diez años).

domingo, 9 de marzo de 2014

Dos cuadros de Augusto Ramírez

Augusto Ramírez. Gran pintor mexicano. Hermano del  escritor José Agustín. Tuve el honor de conocer a Augusto y me lo topé muchas veces, sobre todo en la casa de Agustín. Era un hombre aparentemente serio e introvertido, pero en realidad lo recuerdo como buen conversador, siempre sonriente y afable. He aquí dos cuadros suyos, uno de ellos con la imagen de mi hermano Sergio, a quien le regaló la pintura. La chavita rubia que aparece en esa pintura es la preciosa actriz Ewa Aulin, protagonista de la hoy olvidada película Candy de Christian Marquand (1968) que a Sergio le fascinaba. Por cierto que en la cinta aparecía un impresionante grupo de actores que incluía a Marlon Brando, Richard Burton, James Coburn, John Huston, Walter Matthou, Charles Aznavour y Ringo Starr.
  El cuadro de Lennon y los Beatles habla del amor de Augusto por los de Liverpool. John trae en su pecho una efigie, me parece, de Billie Holiday.
  Lo triste de todo es que tanto Augusto como Sergio ya no están entre nosotros.

sábado, 8 de marzo de 2014

El anacrónico Che Guevara

Si se practicara una encuesta en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM para preguntar a sus alumnos si saben quién fue el Che Guevara, el 99 por ciento respondería que sí. Si se les inquiriera lo mismo sobre Justo Sierra, el 99 por ciento diría que no. Si una segunda cuestión de la encuesta fuese qué hizo Guevara para merecer que el auditorio de dicha facultad sea llamado con su apelativo, las respuestas acudirían a una serie de lugares comunes (fue un guerrillero, un revolucionario, volvió socialista a Cuba, murió asesinado en Bolivia, etcétera). Pero si esa cuestión se refiriera a Sierra, nueve de cada diez dirían que no tienen la menor idea de qué hizo ese señor. Tampoco sabrían decir en dónde nació, en qué época vivió y cuáles son sus merecimientos para que el mencionado auditorio lleve oficialmente su nombre desde que fue inaugurado, el 22 de septiembre de 1962, por el rector Ignacio Chávez. Tampoco atinarían a decir que Justo Sierra fundó esa facultad en 1910, con el nombre de Escuela de Altos Estudios.
  Seguir llamando Auditorio Che Guevara al Justo Sierra es uno más de los anacronismos de esa izquierda radicalizada, reaccionaria, obtusa y oligofrénica que padecemos. ¿Qué hizo el guerrillero argentino por la Universidad Nacional o por México? Nada. En cambio, la obra de Sierra es amplia y sus contribuciones a la historia, la literatura y el humanismo resultan enormes (baste mencionar su biografía de Benito Juárez, un clásico de la historiografía mexicana).
  Hoy que el famoso auditorio (recuerdo las estupendas funciones de cine club que se daban ahí en alguna época) es botín de guerra entre diversos grupúsculos lumpenizquierdistas, sin que las autoridades de la UNAM muevan un dedo para rescatarlo, cabe reivindicar la figura de Justo Sierra y pugnar porque el recinto recobre ese honroso nombre y deje ya de ser llamado, de manera por demás espuria, con el apodo de un personaje cuya biografía tiene tantos puntos negros y hasta siniestros (Guevara era homofóbico y un represor implacable, entre otras lindezas).
  Hay que hacer lo justo por don Justo.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

viernes, 7 de marzo de 2014

Alba

Ya no conté aquí que el domingo pasado vino a cenar una nueva amiga, Alba, guapísima y simpatiquísima. Toda una revelación esta mujer estupenda, inteligente y amante de su familia y de todo lo que hace en la vida. Una mujer en verdad diferente. Seguro será una gran amiga, de esas que se quedan en la vida de uno.

jueves, 6 de marzo de 2014

Espaldarazos

Ya llevo algunos días con molestias en la espalda. No parecen provenir de la columna, sino de algunos músculos dorsales, aunque una doctora me dijo que igual podría ser algún problema renal. El caso es que hoy fui a ver a mi primo Toño Uribe que es cardiólogo pero también médico general (y a quien no conocí hasta hace unas horas, a pesar de que su consultorio está a tres cuadras de mi casa; en descargo, diré que apenas ayer mi hermana Myrna me hizo saber todo esto).
  Se portó más que amable y me revisó (aprovechó para checarme las cuestiones cardiacas y me dijo que tengo corazón de quinceañero, je). Respecto a mi espalda, me recetó unas cápsulas y me pidió unos análisis clínicos. Espero que todo vaya mejor en adelante.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Lovely Rita

(Foto: Yuriria Pantoja)
Tres años ya. Tres años desde aquel triste 11 de marzo de 2011 en que Rita Guerrero falleció, a mediados de sus cuarenta, cuando aún tenía por delante un largo y fructífero camino por recorrer. Con Rita se fue la voz femenina más importante que hasta ahora ha dado el rock que se hace en México. Mas no sólo eso. Rita era mucho más que una cantante. Oculto dentro de una personalidad que en la vida cotidiana era tranquila y discreta, había un fuego abrasador que incendiaba todo lo que emprendía. Su presencia en los escenarios era poderosa, intensa, sensual.
  Puedo recordar la primera vez que la vi al frente de la agrupación que la llevó a la fama: Santa Sabina. Era 1993 y el quinteto se presentaba en algo llamado la Ola Azteca, a un costado del estadio de ese nombre. Apenas apareció, aquella mujer menudita se agigantó y me dejó impactado con su voz y su imagen escénica. Jamás olvidaré esa noche.
  A lo largo de los siguientes años tuve oportunidad de conocerla y conversar varias veces con ella, ya sea profesionalmente o en charlas informales y amistosas. Se trataba de una mujer muy bella físicamente, pero también de una amabilidad, una suavidad y una simpatía enormes. Su risa es otra cosa que se me quedó grabada para siempre. Al igual que su sentido del humor, deliciosamente irónico.
  Rita Guerrero nació en Guadalajara en 1964 y desde muy pequeña dio muestras de su vocación por las artes, en especial por el teatro y la música. También fue allá donde empezó a simpatizar con el pensamiento de izquierda (dígalo si no su apoyo al EZLN desde mediados de los noventa). No obstante, su ciudad natal le quedó chica y emprendió la emigración hacia la capital del país, ese Distrito Federal centralizador donde pasó momentos económicos difíciles que supo afrontar gracias a su férreo y disciplinado carácter. Quería convertirse en actriz y fue una alumna dedicada y tenaz en el Centro Universitario de Teatro que dirigía Ludwik Margules.
  Sin embargo, su inquietud por la música permanecía intacta y en el propio CUT tomó clases de piano y de canto. Pero el verdadero ingreso a ese otro mundo se dio cuando en la escuela fue montada La ópera de los tres centavos de Bertolt Brecht. Fue ahí cuando empezó a cantar ya en forma.
  Luego de participar en el movimiento estudiantil de 1987, como representante del CUT ante el Consejo Estudiantil Universitario (el famoso CEU), Rita conoció a un grupo experimental de jazz llamado Los Psicotrópicos, con quienes participó en la obra Voz Thanatos, misma en la cual cantaban (ella como primera voz) dos temas que habrían de convertirse en clásicos del rock nacional: “Chicles” y “Nos queremos morir”.
  Poco tiempo después, uno de los integrantes de Los Psicotrópicos, el guitarrista Pablo Valero, le propuso unirse a un nuevo proyecto musical. Rita aceptó y fue en el tercer ensayo que surgió el nombre de la nueva agrupación: Santa Sabina. Era 1988 y el grupo debutó en febrero de 1989, en una galería del Centro Histórico del DF llamado Salón de los Aztecas. El estilo de Santa Sabina abrevaba de la música dark, pero también del jazz, el funk y el rock progresivo y con compañeros como el bajista Alfonso Figueroa, el baterista Patricio Iglesias y el tecladista Jacobo Líberman se fue creando la leyenda de la banda, cuyo primer disco (Santa Sabina, BMG) se grabó en 1992, producido por Alejandro Marcovich. Más adelante vendrían nuevos álbumes (Símbolos, 1994; Babel, 1996; Mar adentro en le sangre, 2000; Espiral, 2003) y cambios en la alineación del conjunto (se fueron Valero y Líberman y llegaron Alejandro Otaola y Juan Sebastián Lach), pero Rita Guerrero permaneció como la figura señera, como la personalidad dominante y fascinante de Santa Sabina.
  El grupo se disolvería en 2004, luego de anunciar que sus integrantes se tomarían un año sabático, el cual se prolongaría prácticamente por siempre. En 2005, Rita (quien ya tenía un proyecto alterno, el Ensamble Galileo, con el que interpretaba música antigua de diversos orígenes) comenzó a dirigir al coro del Claustro de Sor Juana.
  Seis años más tarde, la cantante moriría de un cáncer de mama que le fue detectado a principios de 2010. La falta de seguridad social para los músicos mexicanos hizo que careciera de los medios suficientes para tratarse debidamente. Su fallecimiento causó conmoción y un inmenso dolor y a tres años de distancia aún se le extraña sobremanera. The lovely Rita.

(Publicado este mes en la revista Nexos No. 435).

martes, 4 de marzo de 2014

Un Beck más optimista

… o menos pesimista, como se prefiera.
  Luego de seis años de ausencia discográfica (su álbum anterior, Modern Guilt, apareció en 2008), Beck ha retornado al terreno de las grabaciones con un álbum de corte más acústico y tranquilo, muy en la vena de Mutations (1998) y, sobre todo, de Sea Changes (2002), pero con algunas diferencias notables.
  Morning Phase (Capitol/Virgin EMI, 2014) es una obra mucho más amable y colorida, a pesar de mantener el tono austero de aquel Sea Changes tan marcadamente melancólico. Todo lo que era tristeza en ese plato, aquí es un esbozo de sonrisa y en momentos, incluso una sonrisa abierta.
  Beck suele reflejar sus estados de ánimo personales en varias de sus obras y Morning Phase es una de ellas. Si en los álbumes mencionados venía de cruzar por una complicada problemática personal que incluía una separación amorosa, ahora parece que la vida lo trata mejor y eso queda claro al escuchar estas trece canciones (doce en realidad, ya que la inicial “Cycle” es más bien una obertura de escasos cuarenta segundos).
  No se piense sin embargo que estamos ante una serie de melodías tan lindillas y cursis como insustanciales. Por el contrario, hay en ellas profundidad, delicadeza, buen gusto, pero sobre todo mucha alma. Un buen ejemplo es la pieza abridora, “Morning”, suntuosa en su sencillez, directa en su exuberancia. Hay un tono íntimo, una atmósfera conmovedora, una intención emocional que refleja paz y sosiego en el autor e intérprete.
  Lo mismo podemos decir del resto de los cortes, entre los cuales habría que destacar joyitas como “Heart Is a Drum”, “Say Goodbye”, “Country Down”, “Unforgiven”, Wave”, “Don’t Let It Go” y “Blue Moon”.
  Da gusto saber que Beck está de regreso y aunque había realizado estupendos trabajos en sus colaboraciones con Charlotte Gainsbourg, Thurston Moore y Stephen Malkmus & the Jicks, siempre será bienvenido un trabajo suyo, como solista, en especial si posee la calidad de este Morning Phase, quizá no su mejor disco pero sí uno de los más luminosos, apacibles y serenos.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

lunes, 3 de marzo de 2014

Los Beatles en la BBC

(o del arte de exprimirlo todo hasta la última gota)

Hay muertos que jamás descansan en sus tumbas. Sobre todo si tuvieron la gracia (o la desgracia) de haber sido talentosos en vida. Los artistas de todas las épocas lo han sufrido (y por artistas me refiero, estricta y simplemente, a aquellos que hacen arte). Por tanto, los músicos no son la excepción. Tampoco los músicos de rock.
  Ahí está el caso más que notorio de Jimi Hendrix, cuyos herederos no se detienen en su afán de buscar las más recónditas grabaciones que dejó en escondidos rincones, muchas de ellas incluso de mala calidad, todo con tal de ponerlas en circulación y extraerles hasta el último centavo de regalías. Frank Zappa es otro buen (mal) ejemplo de ello.
  Es claro que la agrupación más popular y trascendente del rock a nivel masivo tampoco podía escapar de ese destino. Los Beatles fueron una mina de oro desde que surgieron, en 1962, y continúan siéndolo más de medio siglo después y a más de cuatro décadas de su disolución como cuarteto. Incluso las muertes de John Lennon en 1980 y de George Harrison en 2001 hicieron más redituable el negocio, tanto para las disqueras a las que pertenecieron como para los dos sobrevivientes del conjunto: Paul McCartney y Ringo Starr.
  No se entienda lo anterior sin embargo como una admonición moralista. Sencillamente apunto cosas y situaciones que suceden y lejos estoy a estas alturas de escandalizarme porque alguien explota económicamente la obra de otro. Se trata de algo legal, válido y perfectamente acorde con las leyes de una sociedad capitalista. Si hay consumidores que quieren comprar un producto y este puede ponerse a la venta, ya es cosa de cada quién si lo hace o no.
  Pero vayamos al grano y al tema del presente texto: la aparición del álbum doble On Air – Live at the BBC Volume 2 de los Beatles. Se trata de una serie de grabaciones que los de Liverpool realizaron “en directo” (como se dice ahora) en los estudios de la BBC de Londres, en 1963 y 1964. Ya en 1994 había aparecido una primera entrega, The Beatles Live at the BBC, que había tenido (sobra decirlo) un gran éxito de ventas en todo el planeta.
  Respecto a aquellos momentos, McCartney explica: “Había muchísimo entusiasmo. En ese tiempo íbamos por todo, nada nos detenía, intentábamos realizar cada vez la mejor actuación de nuestra vida”. Esto se nota a lo largo del nuevo álbum. Al escucharlo, se percibe una muy especial energía, una fuerza que estaba a punto de traducirse en lo que hoy conocemos como la beatlemanía, primero en Gran Bretaña y Europa y más tarde en los Estados Unidos y el mundo entero.
  Las grabaciones fueron realizadas en la BBC, en ocasiones con público y en otras con el estudio solo. Se trata de interpretaciones hechas en vivo con el único fin de ser trasmitidas por radio, algo que estilaba mucho la emblemática empresa, tal como lo demuestran otros discos similares con grupos como The Who, The Kinks o Led Zeppelin.
  Entre las novedades que presenta este On Air hay algunas piezas inéditas, como las versiones de los Beatles a “Beautiful Drimmer” de Stephen Foster, “I’m Talking to You” de Chuck Berry o la clásica “Lucille” de Little Richard. Pero el fuerte del doble plato son las hoy más que populares “Please Please Me”, “She Loves You”, “I Want to Hold Your Hand”, “Do You Want to Know a Secret”, “And I Love Her” y “Please Mister Postman”, en versiones provistas de una gran frescura, además de otras igualmente entrañables como “Twist and Shout”, “Money”, “Boys” o “If I Fell”.
  El álbum contiene también diversas intervenciones habladas de los cuatro integrantes del grupo y de algunos locutores de la BBC.
  Se trata sobre todo de una obra para fanáticos empedernidos del cuarteto liverpooliano, pero también será del gusto de quienes simplemente disfrutan de su música. De igual manera, puede verse como un testimonio de lo que se gestaba y estaba a punto de producirse: el surgimiento de la llamada ola inglesa que aterrizó en el continente americano en 1964, hace justo cincuenta años, con todas las consecuencias que conocemos.

(Publicado este mes en el No. 1 del periódico mensual De largo aliento que dirige Víctor Roura).

domingo, 2 de marzo de 2014

Math rock: cuando las cuentas no salen del todo

Battles.
El gusto por dividir al rock (que es un género) en una cantidad enorme de subgéneros y a estos mismos de subgenerizarlos hasta la náusea es un fenómeno típico de esta época post-posmoderna. Hoy todo es post: desde el post rock hasta el post punk, pasando por el post pop, el post trip hop, el post grunge, el post soul, el post r&b, el post hip-hop y hasta el post dub-step. No es de extrañar entonces que también se hable del post math rock. Esto implica, entonces, que haya existido un “antes” de este sub-subgénero y que, por tanto, cuente con una historia propia.
  Pero, ¿qué demonios es el math rock, es decir, el rock matemático?

Orígenes cronológicos y geográficos
Para el musicólogo mexicano Sergio Monsalvo C., “el math rock (es) un subgénero encabezado por Sweep the Leg Johnny, cuyo estilo se caracteriza por lo intrincado de sus ritmos y la experimentación y rareza de las estructuras, los espacios y los tempos (y cuyo nombre se debe a que los músicos utilizan a las matemáticas para encontrar la creatividad en el momento de escribir)”.
  Si esta definición es correcta y Sweep the Leg Johnny resulta ser la agrupación pionera del math rock, este estilo habría nacido en 1996, en la ciudad de Chicago, lo cual nos daría una certeza cronológica y geográfica que siempre es buena para comenzar. No obstante, hay quienes consideran que en realidad los orígenes del math se remontan a la primera mitad de los años ochenta del siglo pasado, con los álbumes que en esa época produjeron, por un lado, King Crimson (Discipline, 1981; Beat, 1982; Three of a Perfect Pair, 1984) y, por el otro, el músico minimalista Steve Reich (Tehillim, 1982, The Desert Music, 1985).
  En lo personal, me atrevería a lanzar una hipótesis más arriesgada y a sugerir que el math rock tuvo sus primeros esbozos en la década de los sesenta, con Frank Zappa, cuyo estilo para escribir música fue siempre extraordinariamente preciso y, podría decirse, matemático. Zappa hacía notaciones de cada una de sus composiciones, a fin de que sus músicos las reprodujeran de la manera exacta como él las había concebido, sin una nota de más o una nota de menos. Con una gran capacidad para escribir las partes armónicas y sobre todo las secciones de percusión (no olvidemos su enorme admiración por el compositor Edgar Varese y la gran influencia que su música tuvo sobre él), el autor de álbumes como Hot Rats (1969) o  Waka/Jawaka (1972), entre muchos otros, siempre mantuvo a sus músicos bajo una férrea disciplina musical e incluso virtuosos como Steve Vai se sujetaron a lo que exacta y matemáticamente les pedía el buen Frank.
  Otros antecedentes remotos del math rock estarían en los principios del rock progresivo, con proyectos como Emerson, Lake & Palmer, Genesis, Kansas, Jethro Tull, Yes, Gentle Giant, Gong, Pink Floyd e incluso la Mahavishnu Orchestra. Sin embargo, hay que decir que en aquella época nadie hablaba de un rock matemático y, para ser justos, nadie podría asegurar que este subgénero de tintes cuasi científicos viera la primera luz hace treinta, cuarenta o cincuenta años. De otra manera, vamos a acabar diciendo que los verdaderos pioneros del math rock son Bela Bartok e Igor Stravinsky.

El origen consciente
Tendríamos que acudir entonces al momento en que alguien nombró al math rock como tal (a final de cuentas, muchas veces es la palabra, el nombre, lo que da sustancia y presencia real a algo).
  Tal vez de manera un tanto arbitraria –y para volver con Monsalvo–, podríamos apuntar que el subgénero, en efecto, nació como tal en los años noventa, en la zona central de los Estados Unidos, y que además de Sweep the Leg Johnny (y su álbum debut 4.9.21.30 de 1998), también habría que nombrar a grupos como Dazzling Killmen (Dig Out the Switch, 1992) Polvo (en especial con su álbum Today’s Active Lifestyles de 1993), Craw (Lost Nation Road, 1995) o Colossamite (Economy of Motion, 1998).
  Alguien que jugó un papel muy importante en la consolidación del math rock en los noventa fue el productor Steve Albini, quien trabajó con numerosas agrupaciones (entre ellas Shellac, Rapeman y Big Black) a las que logró otorgar un sonido uniforme. Igualmente trascendentes fueron la disquera Touch and Go y los subsellos Quarterstick y Skin Graft, para los cuales firmaron numerosas bandas de math rock.

Battles y el math rock del siglo XXI
Hoy día, cuando se habla de math rock, el primer nombre que viene a la mente es el de Battles, el cuarteto originario de Nueva York que, gracias a su disco de 2007, el sensacional Mirrored, y su sucedáneo de 2011, el no menos bueno Gloss Drop, logró que el término math rock volviera a la palestra y saliera de la semioscuridad en la que lo tenían sumido especialistas y etiquetadores (o especialistas etiquetadores).
  Battles es lo que técnicamente se conoce como un supergrupo, ya que tres de sus integrantes provienen de agrupaciones importantes. Así, el baterista John Stanier pertenece nada menos que a Helmet y Tomahawk, el guitarrista y tecladista Ian Williams forma parte de Don Caballero y Storm & Stress, mientras que el también guitarrista David Konopka proviene de Lynx. Por su parte, el front man del combo es el músico avant-garde y jazzista Tyondai Braxton. Al juntar sus talentos y dar forma a Battles, ofrecieron desde su debut un math rock lleno de frescura, humor y energía, con influencias tanto del progresivo como del krautrock, especialmente en su primer álbum, cuyo tema “Atlas” es emblemático del rock matemático de la nueva centuria.
  Con influencias de grupos añejos como Magma y Van der Graaf, el sonido de Battles hace un gran incapié en los ritmos percutidos y marcados con poderosas síncopas. El crítico estadounidense Thom Jurek lo define como el equivalente musical de las novelas de ficción científica de Philip K. Dick y lo relaciona con el neoprogresivo y, por supuesto, con el post rock.

Otros exponentes matemáticos
Son muchísimos los grupos que hoy siguen produciendo math rock. Elaborar una lista ocuparía demasiado espacio, pero podemos mencionar a By the End of Tonight, Coptic Light, Fond of Tigers e incluso a Foals, aunque esta agrupación de Oxford, Inglaterra, coquetea más con el pop, el dance y el post punk.
  Mathrockeros los hay también en Australia (My Disco), Irlanda (Adebisi Shank), Polonia (Kobong), Italia (Uzeda) y Japón (Aburadako). Desconozco si existen bandas de este estilo en países de habla hispana. Aunque como dato curioso cabría apuntar que a mediados de los años sesenta del siglo pasado, hubo un conjunto mexicano, originario de Nuevo Laredo, Tamaulipas, llamado Los Matemáticos, cuyo cantante era un tal Johnny “El Matemático”. Su mayor éxito a nivel nacional fue el tema “La niña Bu”. ¿Serán ellos en realidad los verdaderos pioneros mundiales del math rock?

(Publicado este mes en la sección "De fondo" de la revista Marvin).

sábado, 1 de marzo de 2014

La inchi mafia del poder

Es todopoderosa. Capaz de aplastar la voluntad de millones. Una aplanadora monstruosa e implacable. Puede engañar, atracar, dominar, enajenar, mentir, cooptar, reprimir, seducir. Es perversa, ruin, feroz, desalmada, turbia, sediciosa, corrupta, violenta, corrosiva, pecadora, impía. No tiene límites cuando trata de salirse con la suya. Pero, sobre todo, es la mayor experta en el arte de levantar cortinas de humo. En eso no hay quién le gane. Sí, adivinó usted: estoy hablando de (aquí entra una música tétrica y se escucha una voz tenebrosa que pronuncia las siguientes cuatro palabras de manera lenta y escalofriante) ¡LA-MA-FIA-DEL-PO-DER!
  De dónde salió, quién la creó, de cuál parto de los montes surgió cual gigantesco pterodáctilo destructor. Estas son cuestiones que inquietan a los hombres de bien, al pueblo bueno, y muy en especial a sus guías espirituosos y a su Pastor Mayor (así, con mayúsculas), quien es no sólo el descubridor de esa horripilante y viciosa criatura, sino su principal enemigo y quien habrá de combatirla sin cuartel hasta librarnos de ella tarde o temprano (al menos eso es lo que aseguran las morenas y santas escrituras).
  Porque no hay mal en este país que no sea culpa de esa maldita mafia. ¿Que hay un huracán? Fue por la mafia del poder. ¿Un temblor? La mafia del poder. ¿Una inundación? La mafia del poder. ¿Se fue la luz? La mafia del poder. ¿Qué se paró la mosca? La mafia del… y así, ad infinitum. Incluso cuando se logra la captura del hombre más buscado del mundo, ahí está el Pastor Mayor para desenmascarar el circo y denunciar la gran cortina de humo: “(el Chapo Guzmán) no juega en las grandes ligas; hay quienes tienen mucho más dinero y lo han obtenido saqueando al país, destruyendo a México, como sucede con los integrantes de la mafia del poder, del bandidaje oficial”.
  La verdad, yo me siento muy tranquilo por tener a alguien que nos cuida de esa mafia tan fea, tan gacha y tan malvada. Me reconforta saberlo ahí, tan cerca, cuidando de sus polluelos.
  Un superhéroe siempre será bienvenido.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).