… o menos pesimista, como se prefiera.
Luego de seis años de ausencia discográfica (su álbum anterior, Modern Guilt, apareció en 2008), Beck ha retornado al terreno de las grabaciones con un álbum de corte más acústico y tranquilo, muy en la vena de Mutations (1998) y, sobre todo, de Sea Changes (2002), pero con algunas diferencias notables.
Morning Phase (Capitol/Virgin EMI, 2014) es una obra mucho más amable y colorida, a pesar de mantener el tono austero de aquel Sea Changes tan marcadamente melancólico. Todo lo que era tristeza en ese plato, aquí es un esbozo de sonrisa y en momentos, incluso una sonrisa abierta.
Beck suele reflejar sus estados de ánimo personales en varias de sus obras y Morning Phase es una de ellas. Si en los álbumes mencionados venía de cruzar por una complicada problemática personal que incluía una separación amorosa, ahora parece que la vida lo trata mejor y eso queda claro al escuchar estas trece canciones (doce en realidad, ya que la inicial “Cycle” es más bien una obertura de escasos cuarenta segundos).
No se piense sin embargo que estamos ante una serie de melodías tan lindillas y cursis como insustanciales. Por el contrario, hay en ellas profundidad, delicadeza, buen gusto, pero sobre todo mucha alma. Un buen ejemplo es la pieza abridora, “Morning”, suntuosa en su sencillez, directa en su exuberancia. Hay un tono íntimo, una atmósfera conmovedora, una intención emocional que refleja paz y sosiego en el autor e intérprete.
Lo mismo podemos decir del resto de los cortes, entre los cuales habría que destacar joyitas como “Heart Is a Drum”, “Say Goodbye”, “Country Down”, “Unforgiven”, Wave”, “Don’t Let It Go” y “Blue Moon”.
Da gusto saber que Beck está de regreso y aunque había realizado estupendos trabajos en sus colaboraciones con Charlotte Gainsbourg, Thurston Moore y Stephen Malkmus & the Jicks, siempre será bienvenido un trabajo suyo, como solista, en especial si posee la calidad de este Morning Phase, quizá no su mejor disco pero sí uno de los más luminosos, apacibles y serenos.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).
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