(o del arte de exprimirlo todo hasta la última gota)
Hay muertos que jamás descansan en sus tumbas. Sobre todo si tuvieron la gracia (o la desgracia) de haber sido talentosos en vida. Los artistas de todas las épocas lo han sufrido (y por artistas me refiero, estricta y simplemente, a aquellos que hacen arte). Por tanto, los músicos no son la excepción. Tampoco los músicos de rock.
Ahí está el caso más que notorio de Jimi Hendrix, cuyos herederos no se detienen en su afán de buscar las más recónditas grabaciones que dejó en escondidos rincones, muchas de ellas incluso de mala calidad, todo con tal de ponerlas en circulación y extraerles hasta el último centavo de regalías. Frank Zappa es otro buen (mal) ejemplo de ello.
Es claro que la agrupación más popular y trascendente del rock a nivel masivo tampoco podía escapar de ese destino. Los Beatles fueron una mina de oro desde que surgieron, en 1962, y continúan siéndolo más de medio siglo después y a más de cuatro décadas de su disolución como cuarteto. Incluso las muertes de John Lennon en 1980 y de George Harrison en 2001 hicieron más redituable el negocio, tanto para las disqueras a las que pertenecieron como para los dos sobrevivientes del conjunto: Paul McCartney y Ringo Starr.
No se entienda lo anterior sin embargo como una admonición moralista. Sencillamente apunto cosas y situaciones que suceden y lejos estoy a estas alturas de escandalizarme porque alguien explota económicamente la obra de otro. Se trata de algo legal, válido y perfectamente acorde con las leyes de una sociedad capitalista. Si hay consumidores que quieren comprar un producto y este puede ponerse a la venta, ya es cosa de cada quién si lo hace o no.
Pero vayamos al grano y al tema del presente texto: la aparición del álbum doble On Air – Live at the BBC Volume 2 de los Beatles. Se trata de una serie de grabaciones que los de Liverpool realizaron “en directo” (como se dice ahora) en los estudios de la BBC de Londres, en 1963 y 1964. Ya en 1994 había aparecido una primera entrega, The Beatles Live at the BBC, que había tenido (sobra decirlo) un gran éxito de ventas en todo el planeta.
Respecto a aquellos momentos, McCartney explica: “Había muchísimo entusiasmo. En ese tiempo íbamos por todo, nada nos detenía, intentábamos realizar cada vez la mejor actuación de nuestra vida”. Esto se nota a lo largo del nuevo álbum. Al escucharlo, se percibe una muy especial energía, una fuerza que estaba a punto de traducirse en lo que hoy conocemos como la beatlemanía, primero en Gran Bretaña y Europa y más tarde en los Estados Unidos y el mundo entero.
Las grabaciones fueron realizadas en la BBC, en ocasiones con público y en otras con el estudio solo. Se trata de interpretaciones hechas en vivo con el único fin de ser trasmitidas por radio, algo que estilaba mucho la emblemática empresa, tal como lo demuestran otros discos similares con grupos como The Who, The Kinks o Led Zeppelin.
Entre las novedades que presenta este On Air hay algunas piezas inéditas, como las versiones de los Beatles a “Beautiful Drimmer” de Stephen Foster, “I’m Talking to You” de Chuck Berry o la clásica “Lucille” de Little Richard. Pero el fuerte del doble plato son las hoy más que populares “Please Please Me”, “She Loves You”, “I Want to Hold Your Hand”, “Do You Want to Know a Secret”, “And I Love Her” y “Please Mister Postman”, en versiones provistas de una gran frescura, además de otras igualmente entrañables como “Twist and Shout”, “Money”, “Boys” o “If I Fell”.
El álbum contiene también diversas intervenciones habladas de los cuatro integrantes del grupo y de algunos locutores de la BBC.
Se trata sobre todo de una obra para fanáticos empedernidos del cuarteto liverpooliano, pero también será del gusto de quienes simplemente disfrutan de su música. De igual manera, puede verse como un testimonio de lo que se gestaba y estaba a punto de producirse: el surgimiento de la llamada ola inglesa que aterrizó en el continente americano en 1964, hace justo cincuenta años, con todas las consecuencias que conocemos.
(Publicado este mes en el No. 1 del periódico mensual De largo aliento que dirige Víctor Roura).
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