Acabamos de pasar por tres días de puente vacacional y la palabra “puente” me hizo acordar de un tema imperecedero, una composición escrita hace casi cuarenta y cinco años y que sigue conservando su enorme profundidad y belleza. La pieza da nombre y abre el quinto y último disco de Simon y Garfunkel, el maravilloso Bridge Over Troubled Water de 1970.
“Puente sobre aguas turbulentas”, como se conoce en español a la canción, es una de las más hermosas melodías no sólo de Paul Simon, sino de la música popular de todos los tiempos. Es como una elegía, una especie de gospel lento y profundamente triste que inicia con nada más que un piano (tocado por Larry Knechtel, más tarde tecladista del grupo Bread) y la tersa voz de Art Garfunkel, para irse elevando en un intenso crescendo y culminar con un conmovedor acompañamiento de cuerdas. En un principio Simon pretendía cantarla, pero muy pronto se dio cuenta de que su compañero lo haría mejor y a pesar de las fuertes diferencias que para ese entonces ya había entre ambos y que los llevarían a un pronto rompimiento artístico, Garfunkel la interpretó como un dios.
El corte está basado en una canción religiosa de Reverend Claude Jeter and the Swan Silvertones (“Oh, Mary Don’t You Weep for Me”). Sin embargo, no se trata de una copia, sino de una obra perfectamente escrita y desarrollada por el autor de “The Sounds of Silence”, “The Boxer” y tantos temas más a lo largo de su prolífica y aún vigente carrera.
Debido al mensaje esperanzador de su letra (“Cuando estés cansado y te sientas empequeñecido, cuando las lágrimas broten de tus ojos, las secaré todas. Estaré a tu lado cuando los tiempos se pongan rudos y no puedas encontrar amigos. Como un puente sobre aguas turbulentas, yo me tenderé”), la canción puede ser comparada con otras similares de su época como “You’ve Got a Friend” de Carol King, “Let It Be” de los Beatles o “Hallelujah” de Leonard Cohen. No obstante, conserva una personalidad tan propia que la hace inconfundible.
Un puente sobre aguas turbulentas, eso le vendría muy bien a nuestro país y al mundo en estos tiempos.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).
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