Es todopoderosa. Capaz de aplastar la voluntad de millones. Una aplanadora monstruosa e implacable. Puede engañar, atracar, dominar, enajenar, mentir, cooptar, reprimir, seducir. Es perversa, ruin, feroz, desalmada, turbia, sediciosa, corrupta, violenta, corrosiva, pecadora, impía. No tiene límites cuando trata de salirse con la suya. Pero, sobre todo, es la mayor experta en el arte de levantar cortinas de humo. En eso no hay quién le gane. Sí, adivinó usted: estoy hablando de (aquí entra una música tétrica y se escucha una voz tenebrosa que pronuncia las siguientes cuatro palabras de manera lenta y escalofriante) ¡LA-MA-FIA-DEL-PO-DER!
De dónde salió, quién la creó, de cuál parto de los montes surgió cual gigantesco pterodáctilo destructor. Estas son cuestiones que inquietan a los hombres de bien, al pueblo bueno, y muy en especial a sus guías espirituosos y a su Pastor Mayor (así, con mayúsculas), quien es no sólo el descubridor de esa horripilante y viciosa criatura, sino su principal enemigo y quien habrá de combatirla sin cuartel hasta librarnos de ella tarde o temprano (al menos eso es lo que aseguran las morenas y santas escrituras).
Porque no hay mal en este país que no sea culpa de esa maldita mafia. ¿Que hay un huracán? Fue por la mafia del poder. ¿Un temblor? La mafia del poder. ¿Una inundación? La mafia del poder. ¿Se fue la luz? La mafia del poder. ¿Qué se paró la mosca? La mafia del… y así, ad infinitum. Incluso cuando se logra la captura del hombre más buscado del mundo, ahí está el Pastor Mayor para desenmascarar el circo y denunciar la gran cortina de humo: “(el Chapo Guzmán) no juega en las grandes ligas; hay quienes tienen mucho más dinero y lo han obtenido saqueando al país, destruyendo a México, como sucede con los integrantes de la mafia del poder, del bandidaje oficial”.
La verdad, yo me siento muy tranquilo por tener a alguien que nos cuida de esa mafia tan fea, tan gacha y tan malvada. Me reconforta saberlo ahí, tan cerca, cuidando de sus polluelos.
Un superhéroe siempre será bienvenido.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario