miércoles, 8 de mayo de 2013

Algunos productos que extraño

Hace algunos años descubrí el vino tinto Castillo de Liria. De origen español (Valencia), es muy barato y muy bueno. Lo compraba en el Superama que está cerca de mi casa y cuando lo ponían en oferta (¡tres botellas por cien pesos!) adquiría lo más que podía (llegué a tener doce botellas en mi cava: bueno, más que cava es el lugar de la cocina donde pongo los licores, pero suena interesante llamarlo así). De unas semanas para acá, no lo han traído y seriamente angustiado (ahorita sólo tengo cinco botellas), pregunté al encargado si ya no lo iban a traer y me dijo que no, que sus jefes le habían dado la orden de no venderlo más. Pésima noticia, porque en verdad es muy bueno (muchas amigas mías lo pueden atestiguar). No sé si en otros Superamas lo vendan (en La Naval y la Europea no lo tienen al parecer), pero me pondré a averiguar (si alguien me da alguna información, lo agradeceré sobremanera).
  Esto del Castillo de Liria me lleva a recordar otros productos que yo solía adquirir y que ya no existen más (al menos hasta donde sé). Como el jabón neutro Marsella, una maravilla con la cual solía bañarme a diario y que era excelente para lavar el cabello (creo que a ese jabón le debo no haberme quedado calvo, porque con shampoos y enjuagues se me caía muchísimo el cabello). Era un jabón en forma cúbica que al parecer dejó de ser fabricado, lamentablemente.
  De igual modo, extraño el más o menos reciente refresco Naturel de la Peñafiel. Era buenísimo y realmente sabía a fruta (el de toronja era una delicia y con el de limón se podía preparar una sangría sensacional). ¿Por qué de pronto lo sacaron del mercado? No lo entiendo.
  Ya en forma más remota, extraño los primeros Tweenkies de la Wonder que eran una delicia y los viejos Gansitos de Marinela (los de hoy saben a petróleo).
  Nostalgias de un consumidor.

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