viernes, 6 de julio de 2012

Vergüenza

Vi una película muy dura, muy seca, muy fuerte, pero muy buena. Shame, se intitula, dirigida en 2011 por Steve McQueen y estelarizada por Michael Fassbender y Carey Mulligan. Es la historia de un híper adicto al sexo y cómo lleva su vida sórdida, solitaria e infeliz, a pesar de tener una posición acomodada. La cinta se desarrolla en Nueva York y en ella vemos cómo a pesar de sus constantes encuentros sexuales (incluso con hombres) y su obsesión por masturbarse varias veces al día en casa, en los baños de la oficina o de los bares, Brandon (así se llama el personaje) jamás parece disfrutarlo e incluso lo sufre. Egoísta, antisociable, mezquino, tiene una relación horrible con su hermana menor Sissy, una cantante inestable a la que da asilo por un tiempo; pero ella es casi igual de ninfómana y él parece sentirse celoso (hay una latente relación incestuosa que nunca se vuelve evidente). Filmada con austeridad y tensión, con diálogos inteligentes y tremendos, el filme es desolador, triste, amargo (el momento más dulce, cuando Sissy canta una versión lenta y estupenda de "New York New York" en un bar, al final resulta igualmente deprimente). No es ciertamente una película para salir de ella contento y sonriente, pero vale mucho la pena.

2 comentarios:

camabron dijo...

A mi me pareció que la película aborda la temática de manera por demás superficial e incluso morbosa, nunca ahonda en el por qué los personajes son quienes son.

camabron dijo...

A mi me pareció que la película aborda la temática de manera por demás superficial e incluso morbosa, nunca ahonda en el por qué los personajes son quienes son.