martes, 24 de marzo de 2015

La melancolía de Mark Knopfler

Aunque lo primero que viene a la mente al escuchar el nombre de Mark Knopfler es el recuerdo de los Dire Straits, la obra de este guitarrista escocés, nacido en 1949, va mucho más allá de lo que hizo con el grupo que él mismo fundó y lideró desde fines de los años setenta del siglo pasado. Su carrera como solista es tanto o más amplia que con el quinteto y abarca desde álbumes propios hasta las bandas sonoras de varias películas, además de colaboraciones con músicos tan importantes como JJ Cale, Eric Clapton, Emmylou Harris y Chet Atkins entre otros.
  Este mes ha visto el regreso discográfico de Knopfler con el álbum Tracker (Verve, 2015), su octavo opus en solitario (eso de “en solitario” es una muletilla que usamos los reseñistas de música y que en realidad casi siempre resulta falso; como en este caso, ya que el buen Mark se rodeó de un buen número de músicos para grabar el nuevo plato).
  Se trata de un trabajo sobrio, muy en el estilo de Mark Knopfler, con ese sonido que abreva lo mismo del rock puro y del blues que del folclor británico. Conformado por una oncena de canciones (quince en la edición de lujo), Tracker arranca con “Laughs and Jokes and Drinks and Smokes”, una pieza cuyos primeros compases remiten al jazz de Dave Brubeck (en especial al tempo de 5/4 de “Take Five”), para pasar a un estilo folkie en una composición tan amable como tabernariamente evocadora.
  El resto de los cortes son igualmente buenos y van de la tranquilidad acústica de “Basil” a la serena belleza de “River Towns”, de la sabrosa modorra de “Skydiver” (un poco en el mood de “Sunny Afternoon” de los Kinks) a la hermosa solemnidad de “Mighty Man”, del minimalismo funk de “Broken Bones” a la delicadeza sutil de “Long Cool Girl”, de la nostalgia melancólica de “Lights of Taormina” a la tristeza transparente de “Eagle”.
  Tracker culmina con una pieza muy a la Dire Straits (la espléndida “Beryl”, con ecos de “Sultans of Swing”) y la exultante “Wherever I Go”, en la que Knopfler es secundado por la preciosa voz de Ruth Moody.
  Un excelente disco.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

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