domingo, 1 de marzo de 2015

Naomi

Hay madres legendarias en el cine. La figura de la progenitora es mítica en el cine mexicano, con Sara García como primerísima presencia. Recuerdo también a la madre de Cody Jarrett, el gángster que personifica el enorme James Cagney en la clásica de Raoul Walsh White Heat (1949). Sin embargo, nunca había visto a una madre tan singular y humorísticamente oscurísima como la mamá del personaje masculino principal de Naomi, la película israelí de 2010, dirigida por Eitan Tzur. La manera como la mujer de ochenta años reacciona ante las desventuras y las estupideces de su hijo Anton (nada menos que un profesor de filosofía sesentón), cuando este se entera de que su treintañera y hermosa mujer lo engaña, es de antología.
  Historia de celos llevados al máximo -como Él de Luis Buñuel (1952) o El infierno de Claude Chabrol (1994)-, Noemi tiene más elementos de los que la sola trama cuenta y su desenlace en tan sorprendente como satisfactorio, en especial para quienes odiamos los finales convencionales y moralistas.
  Cuento de amor, odio, celos, sexo, pasión, muerte y mucho humor negro, Noemi es una cinta muy grata con sus elementos de thriller judío crítico y no resulta en absoluto autocomplaciente.
  Búsquenla, se las recomiendo.

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